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La Iglesia en este día, celebra la veneración a las reliquias de la Cruz de Cristo en Jerusalén, tras ser recuperada de manos de los persas por el emperador Heráclito.
Según manifiesta la historia, al recuperar el precioso madero, el emperador quiso cargar una cruz, como había hecho Cristo a través de la ciudad, pero tan pronto puso el madero al hombro e intentó entrar a un recinto sagrado, no pudo hacerlo y quedó paralizado.
El patriarca Zacarías, que iba a su lado, le indicó que todo aquel esplendor imperial iba en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo cuando iba cargando la Cruz por las calles de Jerusalén.
Entonces, el emperador se despojó de su atuendo imperial, y con simples vestiduras, avanzó sin dificultad seguido por todo el pueblo, hasta dejar la cruz en el sitio donde antes era venerada.
Los fragmentos de la Santa Cruz se encontraban en el cofre de plata dentro del cual se los habían llevado los persas, y cuando el patriarca y los clérigos abrieron el cofre, todos los fieles veneraron las reliquias con mucho fervor, incluso se produjeron muchos milagros.
Gómez Palacio Durango, México (1951) - Gracias Dios porque ese día pase a formar parte de tu hermosa iglesia y sobre todo ser hija tuya y hermana de Jesús tu hijo.
En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo." El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes." Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: "Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpiente quedarán sanos al mirarla." Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.
Si alguno era mordido y miraba la serpiente de bronce quedaba curado (Números 21, 4b-9)
Salmo
Escucha, pueblo mío, mi enseñanza, / inclinad el oído a las palabras de mi boca: / que voy a abrir mi boca a las sentencias, / para que broten los enigmas del pasado. R.
Cuando los hacía morir, lo buscaban, / y madrugaban para volverse hacia Dios; / se acordaban de que Dios era su roca, / el Dios Altísimo su redentor. R.
Lo adulaban con sus bocas, / pero sus lenguas mentían: / su corazón no era sincero con él, / ni eran fieles a su alianza. R.
Él, en cambio, sentía lástima, / perdonaba la culpa y no los destruía: / una y otra vez reprimió su cólera, / y no despertaba todo su furor. R.
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Cristo se humilló a sí mismo, por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas (Filipenses 2, 6-11)
Evangelio
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen el él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él."
En la mayor parte de América hoy se celebra la Exaltación de la Santa Cruz. El texto del libro de los Números nos presenta la serpiente vencida y expuesta sobre el estandarte. es así imagen de la Cruz del Señor. 4 min. 43 seg.
La cruz es odiada porque en ella fue derrotado Satanás desde la humildad, la caridad y la obediencia suprema del Hijo de Dios, Nuestro Señor Jesucristo. 4 min. 59 seg.
El misterio central de la cruz es que en ella hemos sido amados, perdonados, liberados, redimidos y adoptados; y por eso afirmamos que es la cruz de la gloria de Dios Uno y Trino. 4 min. 42 seg.
Descubre la cruz del Señor porque allí está su amor redentor, allí te amó hasta el extremo; luego descubre tu cruz, asociada al misterio de Cristo y que tu sufrimiento no está lejos de su amor. 5 min. 0 seg.
El pan fruto de la cruz es el que nosotros comulgamos en cada Eucaristía, es Cristo que tuvo que ser sometido al bautismo, triturado y torturado, asado al fuego del Espíritu para que pudiéramos alimentarnos de Él. 5 min. 12 seg.
Jamás debemos olvidarnos de la cruz porque en ella el Señor nos demostró cuánto nos ama, se declara la gravedad del pecado, es el lugar de la reconciliación y es el arma más eficaz contra el demonio. 7 min. 10 seg.
La cruz forma parte de la vida del cristiano porque siempre estaremos en combate y porque el sufrimiento llegará, pero al final en el camino de la cruz con la luz de la Pascua al final está nuestra verdadera victoria. 6 min. 5 seg.
De la cruz del Señor brota la claridad de lo que es el pecado y lo que hace, nos muestra que el pecado no tiene la última palabra y nos deja ver el designio del Padre que es una sobre abundancia de amor de Él por nuestra salvación. 6 min. 22 seg.
1.1 El Papa Juan Pablo nos regaló en abril de 1999 una preciosa reflexión sobre el valor de la Cruz como insignia para el mundo. De ese mensaje entresacamos nuestra reflexión de este día. La numeración aquí es nuestra.
1.2 Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu. Éstas son las palabras, este es el último grito de Cristo en la cruz. Con esas palabras se cierra el misterio de la pasión y se abre el misterio de la liberación a través de su muerte, que se realizará en la Resurrección. Son palabras importantes. La Iglesia, consciente de su importancia, las ha asumido en la liturgia de las Horas, que cada día se concluye así: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
1.3 Hoy queremos poner estas palabras en labios de la humanidad. Hoy queremos poner estas palabras de Cristo en labios de todos estos hombres, porque estas palabras, este grito de Cristo sufriente, sus últimas palabras no solamente cierran; también abren. Significan una apertura al futuro.
1.4 Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Estas palabras abren. Esperamos que estas palabras sean también las últimas palabras para cada uno de nosotros, las que nos abran a la eternidad.
2. La Cruz, lugar de amor y profecía
2.1 Cristo por nosotros se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Flp 2, 8). Con estas palabras, la liturgia resume lo que aconteció en el Gólgota, hace ahora dos mil años. El evangelista Juan, testigo ocular, narra los acontecimientos dolorosos de la pasión de Cristo. Cuenta su dura agonía, sus últimas palabras: Todo se ha consumado (cf. Jn 19, 30) y cómo un soldado romano traspasó su costado con una lanza. Del pecho atravesado del Redentor salió sangre y agua, prueba inequívoca de su muerte (cf. Jn 19, 34) y don extremo de su amor misericordioso.
2.2 Despreciado y evitado. como dijo Isaías, está Cristo en el hombre afrentado y aniquilado en la guerra y en cualquier lugar donde triunfe la cultura de la muerte; triturado por nuestros crímenes está el Mesías en las víctimas del odio y del mal de todos los tiempos y en cualquier lugar. Como ovejas errantes parecen a veces los pueblos divididos y marcados por la incomprensión y la indiferencia.
3. Luz de esperanza
3.1 Sin embargo, en el horizonte de este escenario de sufrimiento y de muerte, brilla para la humanidad la esperanza: A causa de los trabajos de su alma, verá y se hartará (...); mi Siervo justificará a muchos. La cruz, en la noche del dolor y del abandono, es antorcha que mantiene viva la espera del nuevo día de la resurrección. Miramos con fe hacia la cruz de Cristo, mientras por medio de ella queremos proclamar al mundo el amor misericordioso del Padre por cada hombre.
3.2 Sí, hoy es el día de la misericordia y del amor, el día en el que se ha llevado a cabo la redención del mundo, porque el pecado y la muerte han sido derrotados por la muerte salvífica del Redentor.
4. Oración
4.1 Divino Rey crucificado, que el misterio de tu muerte gloriosa triunfe en el mundo.
4.2 Haz que no perdamos el valor y la audacia de la esperanza ante los dramas de la humanidad y ante cada situación injusta que mortifica a la criatura humana, redimida con tu sangre preciosa.
4.3 Al contrario, haz que con renovada fuerza proclamemos: Tu cruz es victoria y salvación, porque con tu sangre y tu pasión has redimido al mundo.
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por disposición de Dios, nuestro salvador, y de Jesucristo, nuestra esperanza, a Timoteo, verdadero hijo en la fe. Te deseo la gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro. Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mí y me confió este ministerio. Eso que yo antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero Dios tuvo compasión de mí, porque yo no era creyente y no sabía lo que hacía. El Señor derrochó su gracia en mí, dándome la fe y el amor en Cristo Jesús.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; / yo digo al Señor: "Tú eres mi bien." / El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; / mi suerte está en tu mano. R.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, / hasta de noche me instruye internamente. / Tengo siempre presente al Señor, / con él a mi derecha no vacilaré. R.
Me enseñarás el sendero de la vida, / me saciarás de gozo en tu presencia, / de alegría perpetua a tu derecha. R.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola: "¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Un discípulo no es más que su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Hermano, déjame que te saque la mota del ojo", sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano."
Pídele a Cristo que te libere de las vigas que no te dejan conocer tus defectos, reconocer tus errores y lo que te impide recobrar la confianza. 6 min. 26 seg.
Somos ciegos al no reconocer nuestra condición de necesidad y de pecado; somos doblemente ciegos si estando así creemos que tenemos luz. 5 min. 41 seg.
Para ser fieles discípulos del Señor, cambiar nuestra realidad y la del mundo no debemos creernos más sabios que Jesús; más bien hemos de examinarnos y dejar de considerarnos maestros de otros. 5 min. 2 seg.
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1.1 En la primera lectura de hoy hay una expresión sorprendente, especialmente si la tomamos en su texto original griego. Pablo habla de un Dios "pistón me hegésato", literalmente: "me tuvo por fiel" o "por digno de confianza".
1.2 Es sorprendente que pueda hablar así quien fue elegido por Dios en el tiempo en que estaba obrando en abierta y violenta oposición al mensaje de Dios. Hay un contraste total entre lo que Pablo hacía y lo que Dios veía en él. Y lo sorprendente, y maravilloso, es que lo que finalmente se impone no es lo que Pablo hacía sino lo que Dios veía.
1.3 De aquí aprendemos varias cosas: ante todo, que Dios ve cosas que nosotros no vemos. Luego, que es la visión de Dios la que se impone. ¡Bendita la mirada del Altísimo! ¡Bendita su voluntad!
2. Otros que se consideraban muy dignos
2.1 Si la primera lectura nos ha hablado de uno que se supo completamente indigno, y pudo reconocer la misericordia divina, el evangelio de este día nos deja ver, como en contraste, a esos que se consideraban dignos y justos, al punto de creer que podían guiar a otros.
2.2 Ciertamente son fuertes las palabras de Cristo: un ciego no puede guiar a otro ciego. Debieron de restallar con fuerza estas palabras de Cristo en los oídos de aquellos que se consideraban luz. Y para que no nos quede duda, el texto aclara bien de qué ceguera se trata: es la ignorancia de la propia oscuridad. El pero ciego no es el que no quiere ver, sino el que no quiere saber si está ciego.
2.3 De otro lado: con alguna frecuencia Nuestro Señor utiliza la palabra "hipócrita" en sus denuncias a los fariseos. Es interesante el origen de esta palabra. El "hypocrités" es, en su origen, el que está "representando un papel bajo una máscara". Aquello, pues, que reclama Jesucristo es sencillamente: "deja de hacer un papel".