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Los jóvenes esposos Timoteo y Maura, fueron víctimas de las crueles persecuciones de Diocesano, en el Alto Egipto.
Timoteo era lector en la Iglesia de Perapeis, cerca de Antinoe. Y tanto él como su esposa, se dedicaban con ardor al estudio de las Sagradas Escrituras.
El gobernador le ordenó que le entregase los Libros Sagrados para quemarlos públicamente. Timoteo se opuso firmemente a esta orden, y con ánimo de hacerle flaquear en su resolución, fue sometido a severas torturas.
En un último intento llamaron a Maura para disuadirlo. Pero, ella agregó que estaba dispuesta a morir con su esposo.
Los Mártires estuvieron clavados nueve días antes de morir.
Envigado, Colombia - Que el Señor y la Santísima Virgen María la bendigan y le concedan muchísimos años más de Vida en el servicio y amor a la comunidad, con mucha salud, paz y amor.
Virginia, Estados Unidos - God bless everyday of your life, your family and kitty\'s and all the special moments you share each day may the Holy Spirit be between you both Amen.
Bogotá, Colombia (1986) - Nuestras bodas de Plata; colmados de bendiciones, solo vivo dándo gracias a Dios por los frutos de nuestro Amor: Una Fe fortalecida en el Señor de la Misericordia, nuestros dos hijos y una Comunidad donde vivimos nuestra identidad.
Panamá, Panamá (2009)- Hace años un Domingo dedicado al Buen Pastor, se inicio una historia que ha tenido como centro y columna de apoyo a nuestro amado Señor. El tiempo ha transcurrido, y siempre nuestro Señor en medio de esta relación, en octubre de 2010, deciden unir sus vidas ante el altar del Señor, pero siguen recordando y conmemorando el inicio de esta historia, su noviazgo! Gracias Señor por tu Amor!
México D.F., México (2010) - Papito, en este día de tu partida a la Casa del Padre, día de la Santa Cruz, te quiero decir cuánto te agradecemos por los buenos ejemplos que nos diste, sobre todo el ejemplo de tu amor al Señor y tu devoción a la Santisima Virgen. Te vamos a extrañar mucho, pero sabemos que en el cielo tu intercederas por nosotros. te amamos tu esposa, tus hijos, nietos y bisnietos.
En aquellos días, llegado Pablo a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no se fiaban de que fuera realmente discípulo. Entonces Bernabé se lo presentó a los apóstoles. Saulo les contó cómo había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco había predicado públicamente el nombre de Jesús. Saulo se quedó con ellos y se movía libremente en Jerusalén, predicando públicamente en nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los judíos de lengua griega, que se propusieron suprimirlo. Al enterarse los hermanos, lo bajaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso.
La iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea, y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo.
Les contó cómo había visto al Señor en el camino (Hechos 9,26-31)
Salmo
Cumpliré mis votos delante de sus fieles. / Los desvalidos comerán hasta saciarse, / alabarán al Señor los que lo buscan: / viva su corazón por siempre. R.
Lo recordarán y volverán al Señor / hasta de los confines del orbe; / en su presencia se postrarán / las familias de los pueblos. / Ante él se postrarán las cenizas de la tumba, / ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R.
Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá, / hablarán del Señor a la generación futura, / contarán su justicia al pueblo que ha de nacer: / todo lo que hizo el Señor. R.
El Señor es mi alabanza en la gran asamblea. (Salmo 21)
2a.
Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras. En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo. Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios. Y cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.
Éste es su mandamiento: que creamos y que amemos (1 Juan 3,18-24)
Evangelio
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos."
El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante (Juan 15,1-8)
Devuélvele la autoridad a Dios para que Él corte de ti lo que no te hace bien y así poder permanecer en la vida cristiana aún en momentos de burla, desprecio y exclusión. 5 min. 24 seg.
Si permanezco recibiendo la vida de Cristo tarde o temprano mi vida se va haciendo Evangelio y entonces vendrán los frutos que no son consecuencia de mi esfuerzo sino de recibir y acoger al Señor. 6 min. 11 seg.
Estar unidos a Cristo significa que en nosotros circule su vida; ello se nota, en las pruebas, por la perseverancia en la fe y en el amor a los hermanos. 20 min. 11 seg.
Este es el tiempo para permanecer en Nuestro Señor Jesucristo, aunque muchos den la espalda, se vayan o se cansen, que muchos encuentren más cómodo criticar que construir. 4 min. 41 seg.
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1.1 El vino verdadero sólo viene de la vid verdadera. Y el vino verdadero es el que trae la alegría verdadera, no la mentirosa, y trae la fraternidad verdadera, no la fingida, y regala el éxtasis verdadero, no el que acaba en depresión y resaca.
1.2 El vino verdadero es el que andamos buscando en los viñedos de la tierra pero que sólo podía venir del viñedo del cielo. Sangre de Cielo, amor de Cielo, alegría de Cielo, vida de Cielo. Esa es la ebriedad santa, el gozo sin mancha que nos regala Jesús.
1.3 Nosotros estamos unidos a la vid. Recibimos su Sangre, su propia Sangre, que circula por nosotros y así nos comunica la vida divina. Podemos hacer cosas como las que hacía Jesús porque tenemos la vida de Jesús circulando en nuestras venas. Podemos entonces dar fruto, como los frutos que dio Jesús.
1.4 Nuestro Señor distingue entre los frutos "que permanecen" y los que no permanecen. Todo lo que no permanece indica en su fragilidad que está bajo el imperio de la muerte. No importa qué tan bella sea una flor si sólo va a saludarme un día para luego hundirse en la nada y dejar una estela de vacío.
1.5 Distingue también nuestro Señor entre los frutos "abundantes", propios de quien tiene vida porque le circula la sangre de la vida, y la esterilidad del que no tiene qué circule en su interior. Y ese es el veredicto que muchos padecen: nada les circula adentro. Su vida no tiene principio interior que anime, sino que son gobernados en todo desde el exterior, es decir, desde las apetencias que otros manipulan. De esa vida sin vida nos ha salvado Cristo, Señor de la vida.
2. NO AMOR DE PALABRAS, SINO DE HECHOS
2.1 "Dar fruto", según enseña el Evangelio, es algo como lo que pide la segunda lectura de hoy: "no amemos solamente de palabra, sino con hechos y de verdad". Santa Catalina de Siena decía que las palabras son como hojas y que un árbol de sólo hojas no satisface al agricultor: se necesitan obras, frutos, hechos.
2.2 Pero esta misma segunda lectura trae otro tema que nos edifica: el papel de la conciencia. Por un lado es verdad que la conciencia sirve de señal cuando no nos reprocha, pues "si nuestra conciencia no nos condena, podemos acercarnos a Dios con confianza, y lo que le pidamos lo recibiremos de él, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada".
2.3 Por otra parte, la condenación que proviene de la conciencia no puede tomarse como un absoluto, "porque si ella nos condena, Dios es más grande que nuestra conciencia y conoce todas las cosas".
2.4 Es, por decir lo menos, extraña esta enseñanza, porque parece contradecir la doctrina más común, que desconfía de las aprobaciones del propio parecer y más bien se fía de los reproches de la propia conciencia.
2.5 Sin embargo, téngase en cuenta que esto que predica el apóstol tiene un prerrequisito, que "no amemos solamente de palabra, sino con hechos y de verdad", pues "en esto sabremos que pertenecemos a la verdad y tendremos la conciencia tranquila ante Dios". Es decir: aquel que realiza en su vida el mensaje de amor del Evangelio tiene en esas obras una señal que le permite atenerse a un criterio que es incluso más fuerte que su propia percepción sobre el estado de su alma ante Dios. El alma no debe fiarse de un juicio al margen de las obras que ve que está realizando, pues obrando así estaría tomando el lugar de Dios. Lo que debe pues hacer es obrar el bien y luego dejar todo juicio a Dios, "que es más grande que nuestra conciencia".
En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo." El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes." Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: "Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpiente quedarán sanos al mirarla." Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.
Si alguno era mordido y miraba la serpiente de bronce quedaba curado (Números 21, 4b-9)
Salmo
Escucha, pueblo mío, mi enseñanza, / inclinad el oído a las palabras de mi boca: / que voy a abrir mi boca a las sentencias, / para que broten los enigmas del pasado. R.
Cuando los hacía morir, lo buscaban, / y madrugaban para volverse hacia Dios; / se acordaban de que Dios era su roca, / el Dios Altísimo su redentor. R.
Lo adulaban con sus bocas, / pero sus lenguas mentían: / su corazón no era sincero con él, / ni eran fieles a su alianza. R.
Él, en cambio, sentía lástima, / perdonaba la culpa y no los destruía: / una y otra vez reprimió su cólera, / y no despertaba todo su furor. R.
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Cristo se humilló a sí mismo, por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas (Filipenses 2, 6-11)
Evangelio
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen el él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él."
En la mayor parte de América hoy se celebra la Exaltación de la Santa Cruz. El texto del libro de los Números nos presenta la serpiente vencida y expuesta sobre el estandarte. es así imagen de la Cruz del Señor. 4 min. 43 seg.
La cruz es odiada porque en ella fue derrotado Satanás desde la humildad, la caridad y la obediencia suprema del Hijo de Dios, Nuestro Señor Jesucristo. 4 min. 59 seg.
El misterio central de la cruz es que en ella hemos sido amados, perdonados, liberados, redimidos y adoptados; y por eso afirmamos que es la cruz de la gloria de Dios Uno y Trino. 4 min. 42 seg.
Descubre la cruz del Señor porque allí está su amor redentor, allí te amó hasta el extremo; luego descubre tu cruz, asociada al misterio de Cristo y que tu sufrimiento no está lejos de su amor. 5 min. 0 seg.
El pan fruto de la cruz es el que nosotros comulgamos en cada Eucaristía, es Cristo que tuvo que ser sometido al bautismo, triturado y torturado, asado al fuego del Espíritu para que pudiéramos alimentarnos de Él. 5 min. 12 seg.
Jamás debemos olvidarnos de la cruz porque en ella el Señor nos demostró cuánto nos ama, se declara la gravedad del pecado, es el lugar de la reconciliación y es el arma más eficaz contra el demonio. 7 min. 10 seg.
La cruz forma parte de la vida del cristiano porque siempre estaremos en combate y porque el sufrimiento llegará, pero al final en el camino de la cruz con la luz de la Pascua al final está nuestra verdadera victoria. 6 min. 5 seg.
De la cruz del Señor brota la claridad de lo que es el pecado y lo que hace, nos muestra que el pecado no tiene la última palabra y nos deja ver el designio del Padre que es una sobre abundancia de amor de Él por nuestra salvación. 6 min. 22 seg.
1.1 El Papa Juan Pablo nos regaló en abril de 1999 una preciosa reflexión sobre el valor de la Cruz como insignia para el mundo. De ese mensaje entresacamos nuestra reflexión de este día. La numeración aquí es nuestra.
1.2 Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu. Éstas son las palabras, este es el último grito de Cristo en la cruz. Con esas palabras se cierra el misterio de la pasión y se abre el misterio de la liberación a través de su muerte, que se realizará en la Resurrección. Son palabras importantes. La Iglesia, consciente de su importancia, las ha asumido en la liturgia de las Horas, que cada día se concluye así: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
1.3 Hoy queremos poner estas palabras en labios de la humanidad. Hoy queremos poner estas palabras de Cristo en labios de todos estos hombres, porque estas palabras, este grito de Cristo sufriente, sus últimas palabras no solamente cierran; también abren. Significan una apertura al futuro.
1.4 Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Estas palabras abren. Esperamos que estas palabras sean también las últimas palabras para cada uno de nosotros, las que nos abran a la eternidad.
2. La Cruz, lugar de amor y profecía
2.1 Cristo por nosotros se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Flp 2, 8). Con estas palabras, la liturgia resume lo que aconteció en el Gólgota, hace ahora dos mil años. El evangelista Juan, testigo ocular, narra los acontecimientos dolorosos de la pasión de Cristo. Cuenta su dura agonía, sus últimas palabras: Todo se ha consumado (cf. Jn 19, 30) y cómo un soldado romano traspasó su costado con una lanza. Del pecho atravesado del Redentor salió sangre y agua, prueba inequívoca de su muerte (cf. Jn 19, 34) y don extremo de su amor misericordioso.
2.2 Despreciado y evitado. como dijo Isaías, está Cristo en el hombre afrentado y aniquilado en la guerra y en cualquier lugar donde triunfe la cultura de la muerte; triturado por nuestros crímenes está el Mesías en las víctimas del odio y del mal de todos los tiempos y en cualquier lugar. Como ovejas errantes parecen a veces los pueblos divididos y marcados por la incomprensión y la indiferencia.
3. Luz de esperanza
3.1 Sin embargo, en el horizonte de este escenario de sufrimiento y de muerte, brilla para la humanidad la esperanza: A causa de los trabajos de su alma, verá y se hartará (...); mi Siervo justificará a muchos. La cruz, en la noche del dolor y del abandono, es antorcha que mantiene viva la espera del nuevo día de la resurrección. Miramos con fe hacia la cruz de Cristo, mientras por medio de ella queremos proclamar al mundo el amor misericordioso del Padre por cada hombre.
3.2 Sí, hoy es el día de la misericordia y del amor, el día en el que se ha llevado a cabo la redención del mundo, porque el pecado y la muerte han sido derrotados por la muerte salvífica del Redentor.
4. Oración
4.1 Divino Rey crucificado, que el misterio de tu muerte gloriosa triunfe en el mundo.
4.2 Haz que no perdamos el valor y la audacia de la esperanza ante los dramas de la humanidad y ante cada situación injusta que mortifica a la criatura humana, redimida con tu sangre preciosa.
4.3 Al contrario, haz que con renovada fuerza proclamemos: Tu cruz es victoria y salvación, porque con tu sangre y tu pasión has redimido al mundo.