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San Ambrosio, cuyo nombre significa "Inmortal", es uno de los más famosos Doctores que la Iglesia de Occidente tuvo en la antigüedad, junto con San Agustín, San Jerónimo y San León.
Cuando apenas tenía 30 años, fue nombrado gobernador de todo el norte de Italia con residencia en Milán, y posteriormente elegido Obispo de esta ciudad por clamor popular.
San Ambrosio se negó a aceptar el cargo, pues no era sacerdote. Pero, se hicieron memoriales, y el Emperador mandó un decreto señalando que el Santo debía aceptarlo.
Desde entonces, se dedicó por horas y días a estudiar las Sagradas Escrituras, hasta llegar a comprenderlas maravillosamente.
Ambrosio componía hermosos cantos y los enseñaba al pueblo. Además, escribió muy bellos libros, explicando la Biblia y aconsejando métodos prácticos para progresar en la santidad. Especialmente famoso se hizo un Tratado que compuso acerca de la virginidad y de la pureza.
Además de su sabiduría para escribir, tenía el don de la diplomacia, siendo llamado muchas veces por el alto gobierno como embajador del país, para obtener tratados de paz cuando se suscitaba algún conflicto.
San Ambrosio falleció el Viernes Santo del año 397, a la edad de 57 años.
Floridablanca ,Santander del Sur, Colombia (1996) - El verdadero amor en Cristo, que nos une, es la fortaleza mas grande para la eternidad de nuestra entrega, con su bendición.
Yauco, Puerto Rico - A mis queridos hermanos Luisito y Mirtha: Hoy es su Feliz Aniverario de bodas #47.
Doy Gracias a Dios por este hermoso regalo de Dios de tantos años juntos. Sus dos maravillosos hijos, José Luis y Mirta Lissette (Lissy) y sus maravillosos nietos. Muchas Felicidades, que el Señor derrame sus bendiciones sobre ustedes y su familia y tengan un hermoso dia hoy 7 de diciembre. Un abrazo de todo corazón de Mayda, sus hermanos y toda la familia.
Medellín, Colombia (2005) - Hijos que el Señor y la Santísima Virgen los ayuden siempre a sostener ese hogar con mucho amor y respeto mutuo con sus hijitas para mayor Gloria de Dios,los ama. María Sánchez Y.
Torreon-Coah, México (1990) - Gracias Señor Jesús, por permitirnos perseverar todos estos años, aun en las pruebas. Síguenos llenando con tu amor y luz para poder así, hacer siempre tu voluntad. Gracias por Andrea nuestra hijita. Dios Bendiga a todos los matrimonios.
Ordenación Sacerdotal - Santa Cruz de la Sierra, Bolivia (1985) - Que el Señor siga derramando sabiduría, siga ayudando a los más débiles. Gracias por el ejemplo de vida que transmite.
Zipaquirá, Colombia (1976) - Abuelita, gracias por todo lo que me enseñaste, gracias por darme a mi mamá, gracias por cada Rosario que me invitaste a rezar, por los juegos, los regaños y el amor que me tienes.
El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría. Tiene la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios. Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, decid a los cobardes de corazón: "Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará."
Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará. Porque han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa; el páramo será un estanque, lo reseco, un manantial. En el cubil donde se tumbaban los chacales brotarán cañas y juncos. Lo cruzará una calzada que llamarán Vía Sacra: no pasará por ella el impuro y los inexpertos no se extraviarán. No habrá por allí leones, ni se acercarán las bestias feroces; sino que caminarán los redimidos y volverán por ella los rescatados del Señor. Vendrán a Sión con cánticos: en cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán.
Voy a escuchar lo que dice el Señor: / "Dios anuncia la paz / a su pueblo y sus amigos." / La salvación está ya cerca de sus fieles, / y la gloria habitará en nuestra tierra. R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran, / la justicia y la paz se besan; / la fidelidad brota de la tierra, / y la justicia mira desde el cielo. R.
El Señor nos dará la lluvia, / y nuestra tierra dará su fruto. / La justicia marchará ante él, / la salvación seguirá sus pasos. R.
Un día estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor lo impulsaba a curar.
Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y trataban de introducirlo para colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo, a causa del gentío, subieron a la azotea y, separando las losetas, lo descolgaron con la camilla hasta el centro, delante de Jesús. Él, viendo la fe que tenían, dijo: "Hombre, tus pecados están perdonados."
Los escribas y los fariseos se pusieron a pensar: "¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados más que Dios?" Pero Jesús, leyendo sus pensamientos, les replicó: "¿Qué pensáis en vuestro interior? ¿Qué es más fácil: decir "tus pecados quedan perdonados", o decir "levántate y anda"? Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados -dijo al paralítico-: A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa." Él, levantándose al punto, a la vista de ellos, tomó la camilla donde estaba tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios.
Todos quedaron asombrados, y daban gloria a Dios, diciendo llenos de temor: "Hoy hemos visto cosas admirables."
Al entregarle y abrirle el corazón a Jesús, Él nos devuelve el esplendor y la hermosura; porque por Él fuimos creados y sólo Él puede restaurarnos. 5 min. 21 seg.
Cristo quiere que experimentemos las maravillas de su amor, sanando la raíz de todas nuestras desgracias, el pecado; dándonos mucho más de lo que podemos esperar, pensar o desear. 3 min. 41 seg.
Preguntémonos qué estamos dispuestos a hacer por nuestros amigos, si los acercamos a los pies de Cristo para que encuentren en Él la salud del alma y el cuerpo. 4 min. 54 seg.
Al ver a cada personaje de esta escena del paralítico curado en circunstancias tan peculiares podemos de cada uno aprender algo sobre qué hacer y qué evitar en nuestra vida cristiana, que toda ella es como un adviento. 33 min. 32 seg.
Debemos ser perseverantes y creativos a la hora de ayudar a cargar al hermano para llevarlo a Jesús, dándole toda la gloria al Señor porque solo Él es quien puede obrar en su vida. 5 min. 42 seg.
La parte de nosotros es ponernos en camino, la parte de Dios es también el camino, Cristo que es Dios viniendo a nosotros. ¡Haz tu parte y recibe el abrazo de Dios! 5 min. 48 seg.
La conversión y el llamado a la fe requieren de admiración y los que creemos en Cristo estamos llamados a ser admirables, a ser luz. Jesús nos llama para que brillen nuestras buenas obras y así darle la gloria al Padre del Cielo. 6 min. 15 seg.
Tu fe puede liberar a otros, es activa y recuerda que para Jesús la peor parálisis es el pecado. El tamaño de la fe a igual que el tamaño del amor se nota en los obstáculos que vence. 6 min. 48 seg.
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1.1 He aquí que Dios en persona viene y rescata a su pueblo. La noticia no puede ser mayor en su contenido y en su carga de esperanza. Vamos a ver la gloria de Dios, vamos a presenciar su formidable poder y a ver en acción su justicia.
1.2 Para los judíos este texto significaba algo muy concreto: el tiempo del destierro acabará, y las tierras áridas del camino que nos llevó a Babilonia ahora tendrán que presenciar la hermosa caravana de los rescatados. La "gloria de Dios" no era otra cosa que ese noble espectáculo en que brillaba con la elocuencia de los hechos quién era y es el Dios verdadero.
1.3 De allí podemos tomar enseñanza nosotros. Nosotros somos la gloria de Dios; nosotros somos la expresión visible de su poder; nosotros somos la señal de su compasión y de la hondura de su ciencia. Nuestra existencia redimida es un canto al que nos redimió, y por donde vayan nuestros pasos resonará el ritmo del corazón que nos amó hasta el extremo.
2. Cristo hace visible a Dios
2.1 La expresión conmovida y conmovedora de la multitud en el evangelio de hoy hace eco maravilloso de lo anunciado por el profeta. "Hoy hemos visto cosas extraordinarias" (Lc 5,26). La salud del paralítico engendra este grito de admiración. El paralítico sanado es "gloria" de Dios, y el lugar donde esa sanación ha sucedido, esto es, la palabra y el corazón de Cristo, son la fuente reveladora de esa gloria.
2.2 El profeta decía: Dios en persona viene a salvarnos, y eso es lo que experimenta el paralítico. Cristo, pues, es el Dios que viene, y así de hecho le llama el Apocalipsis. Mientras que la bestia que allí se describe es la que "era y ya no es" (Ap 17,8.11), Cristo es "el que era, que es y que ha de venir" (Ap 1,4.8: 4,8). Es el que estuvo, está y estará.
2.3 No debemos, sin embargo, leer esa expresión como una fórmula metafísica o como una circunlocución poética. "El que estuvo, el que está, el que vendrá" es una descripción no tanto del ser sino del obrar revelador de Cristo. No es una alusión sencillamente a su eternidad sino una alabanza de su actuar que nos revela la gloria de Dios, como sucedió con el paralítico.
3. En la Eucaristía
3.1 ¿Cómo es Cristo en la Eucaristía? Una visión verdadera pero demasiado escueta sólo afirma que "él está". Y eso es cierto, desde luego, pero no es todo. En la Eucaristía él es también el Dios que estuvo y el Dios que vendrá. No comulgamos solamente con la "presencia" de Cristo, sino también con su "ausencia", pues él no tiene sólo "presente" sino también "pasado", porque estuvo; y futuro, porque vendrá.
3.2 La "ausencia" de Cristo en la Eucaristía es tan importante como su presencia, porque él, en cuanto ausente se sitúa más allá de lo que pueden atrapar nuestros pensamientos o pueden pretender nuestros deseos. Frente a toda manipulación, Cristo es el que saluda nuestro día desde la majestad de su Día.