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San Alejandro, cuyo nombre significa "el que protege con fuerza", nació en Milán en 1535. A los 17 años entró como religioso en la Comunidad de los Padres Barnabitas.
Luego de ordenarse como sacerdote, empezó a predicar con elocuencia y con tan formidable doctrina, que San Carlos Borromeo, Arzobispo de Milán, lo invitó a la predicación de la Cuaresma en su Catedral.
Fue nombrado Superior General de la Comunidad, y San Carlos Borromeo lo designó como su confesor. Su fama llegó hasta el Santo Padre Pío V, el cual lo nombró Obispo de la Isla de Córcega, siendo consagrado por el Arzobispo San Carlos.
San Alejandro encontró a Córcega en el más lastimoso estado moral. Los sacerdotes eran poco instruidos y el pueblo tenía muchas supersticiones. Los campos estaban infectados por bandoleros y entre las familias había terribles venganzas.
Se propuso evangelizar el lugar y lo consiguió. Visitó una por una todas las parroquias, exigiendo que se enseñara el Catecismo y se diera buen ejemplo.
Predicaba en todas partes con gran entusiasmo y mucho fruto. El Santo trabajó en Córcega durante veinte años, consiguiendo la reforma.
Dios, Nuestro Padre, le concedió a San Alejandro la gracia de hacer milagros, y fueron muchos los que este Santo obró en aquella isla.
San Alejandro murió en 1592, y también después de su muerte, siguió realizando milagros.
Nuestra tercera hermosa hija. Cuando te vemos dormir, tu padre y yo nos preguntamos cuánto nos ama el Señor para habernos hecho este maravilloso regalo que no se compara con nada.
Nuestro mayor deseo: que tengas siempre al Señor como dueño de tu vida. Te amamos. Tus padres y hermanos.
Choachi, Colombia (1994) - Verito, que la presencia de mamita María hoy y siempre en tu vida hagan que brilles en la oscuridad como un faro para los que te rodean. Ruego al Espíritu Santo por tu alma para que sea llena de todos los dones del cielo y que alcances la salvacion. Tu mami
Bogotá, Colombia (1990) - Bendiciones a la comunidad en sus cumpleaños, que la gracia de Dios se haga siempre, y que nuestros corazones le correspondan.
Houston-Texas, USA (1976) - Gracias Señor por estos 36 años de vida matrimonial. Bendícenos siempre día a día, sin ti no lo pudieramos lograr. gracias.
Ordenación Sacerdotal. Comodoro-Rivadavia, Argentina - Dios te bendiga ahora y siempre, acreciente en vos su amor, para que continues siendo un buen administrador de su gracia. Marta
Bogotá, Colombia (2010) - Se invita a la consagración de las personas y familias al Corazón Inmaculado de María el próximo sábado 6 de noviembre del año en curso, a partir de las 2:00 de la tarde en la Capilla del Convento de La Anunciaciòn ubicada en la Carrera 28 No. 45 A 59, a espaldas de la Universidad Nacional de Colombia. Cordialmente invitados.
Los Angeles, California (2011) - A toda nuestra familia en Cristo Jesús, les compartimos la noticia de nuestro próximo regreso a nuestro país natal Colombia.Fueron 10 años de misión en estas bellas tierras de USA, un tiempo de búsqueda, de espera, de discernimiento y crecimiento. Gracias mil, a todos los corazones que nos brindaron la posibilidad de abrazar una nueva amistad, gracias por vuestro apoyo espiritual que ha sido el baluarte, que sostiene este llamado ministerial. la misión debe continuar es lo que resuena en nuestros corazones, hoy desde aquí manaña desde donde la voluntad divina nos quiera llevar, lo mas importante es siempre poder estar unidos en el corazón de Cristo. \"Pues los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como aguilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán\" Isaias 40,31. Gracias al Señor que sigue renovando en su pueblo, el deseo de amarle y servirle. !Aleluya! www.jesusydiana.com
La sabiduría es radiante e inmarcesible, la ven fácilmente los que la aman, y la encuentran los que la buscan; ella misma se da a conocer a los que la desean. Quien madruga por ella no se cansa: la encuentra sentada a la puerta. Meditar en ella es prudencia consumada, el que vela por ella pronto se ve libre de preocupaciones; ella misma va de un lado a otro buscando a los que la merecen; los aborda benigna por los caminos y les sale al paso en cada pensamiento.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, / mi alma está sedienta de ti; / mi carne tiene ansia de ti, / como tierra reseca, agotada, sin agua. R.
¡Cómo te contemplaba en el santuario / viendo tu fuerza y tu gloria! / Tu gracia vale más que la vida, / te alabarán mis labios. R.
Toda mi vida te bendeciré / y alzaré las manos invocándote. / Me saciaré como de enjundia y de manteca, / y mis labios te alabarán jubilosos. R.
En el lecho me acuerdo de ti / y velando medito en ti, / porque fuiste mi auxilio, / y a la sombra de tus alas canto con júbilo. R.
Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío. (Salmo 62)
2a.
Hermanos, no queremos que ignoréis la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los hombres sin esperanza. Pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo, a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con él. Esto es lo que os decimos como palabra del Señor: Nosotros, los que vivimos y quedamos para cuando venga el Señor, no aventajaremos a los difuntos. Pues él mismo, el Señor, cuando se dé la orden, a la voz del arcángel y al son de la trompeta divina, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar. Después nosotros, los que aún vivimos, seremos arrebatados con ellos en la nube, al encuentro del Señor, en el aire. Y así estaremos siempre con el Señor. Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora."
¿Vives en una espera sin sentido ó te preparas para entrar al banquete del cielo? Cristo quiere que participes de su alegría con perseverancia porque no sabes el día ni la hora. 5 min. 37 seg.
Razones por las que Jesucristo no nos dejó saber la fecha de su venida.incluyendo el hecho de que también la ignorancia es providencia y tiene su modo de sabiduría. 30 min. 43 seg.
Solo el que está profundamente decepcionado de las capacidades del ser humano se da cuenta para qué vino Cristo, y por qué era necesario que padeciera. 5 min. 43 seg.
La diferencia más evidente entre las vírgenes prudentes y las necias es que sólo las primeras tomaron en consideración que la espera podía ser larga. Ser "prudente" incluye, entonces, saber dosificarse sin dejar de entregarse. 22 min. 6 seg.
Nuestra esperanza no es solo aguardar sino conservar viva la fe, la oración, la confianza en Dios, el servicio. Nuestra esperanza tiene como objeto directo la eternidad, esperanza que traspasa el umbral de la muerte. 4 min. 51 seg.
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1.1 La invitación de Jesús es clara: "Estén, pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora" (Mt 25,13). En esta parábola en particular Cristo admite que hay una especie de sueño que nos envuelve a todos, porque la diferencia entre unas y otras doncellas no está en que unas durmieron y otras no. Lo que las diferencia no es en este caso el sueño sino cómo se dispusieron para la hora del banquete, es decir: cómo prepararon su despertar.
1.2 Algunas simplemente no prepararon su despertar. El cansancio, el hastío o la oscuridad de la noche les ganaron y ellas pasivamente entregaron al sueño sin pensar qué podría suceder después. Otras en cambio, aunque sintieran que la noche les podía vencer, hicieron acopio de aceite, de modo que al despertar pudieran contar con algo para vencer a la noche. Es un asunto de conciencia: unas fueron conscientes de que podían dormirse, y tomaron medidas al respecto; otras sencillamente se dejaron ganar del sueño.
1.3 Para nosotros, ¿qué es preparar el despertar? Depende de qué sueño estemos hablando. Uno puede pensar en el sueño de la muerte, cosa que suena muy concorde con el tono escatológico de estos capítulos finales del evangelio de Mateo. Quienes se dejan llevar por este sueño son quienes extinguen su mirada sobre este mundo como si nada realmente fuera a suceder después. Quienes, por el contrario, son previsivos, guardan aceite, que es una manera de guardar luz. Aunque su cuerpo sea vencido por el sueño, hay un poco de luz que no duerme con ellos. ¿Qué luz estamos guardando? ¿Qué puede alumbrar en nosotros cuando ya nos hayamos dormido, esto es, cuando ya la muerte nos haya sometido a su poder?
2. Buscar la sabiduría
2.1 La primera lectura nos habla también de la luz: "radiante e incorruptible es la sabiduría" (Sab 6,12). La sabiduría es incorruptible; es un género de luz que corresponde bien al aceite de que nos habló el evangelio, porque aunque el sueño de la muerte nos atrape, la sabiduría no está sujeta al imperio de la muerte y puede estar con nosotros cuando se escuche la voz: "...¡llega el esposo!" (Mt 25,6).
2.2 Vale la pena recordar que esta sabiduría es mucho más que conocimiento. No se trata de erudición o de capacidad intelectual, aunque tampoco riñe con ellas. Esta sabiduría sale al encuentro de quienes la buscan " y colabora con ellos en todos sus proyectos" (Sab 6,16). Consiste más, entonces, en una ciencia para la vida, un saber vivir. Por consiguiente el mensaje sería: saber vivir el camino de esta vida prepara la vida que vendrá después de este camino.
3. Entrar al banquete
3.1 Por otro lado, no podemos perder de vista qué rostro tienen la hora y el encuentro finales en esta parábola del Señor. Todas aquellas doncellas estaban invitadas a un banquete de bodas. Todas estaban aguardando al Esposo. Este cuadro proviene de las costumbres judías de aquella época pero conserva su validez y una fuerza alegórica inmensa en todos los tiempos. Esperar al Esposo es esperar un gozo que no tiene semejante en esta tierra. Las bodas son el día de la alegría, según expresión del Cantar de los Cantares (3,11).
3.2 Nosotros, pues, no esperemos en el vacío o en la incertidumbre. Somos llamados a compartir el día del gozo del Esposo, el día de la alegría de Cristo. En la intimidad de un banquete, que se anticipa en esta cena eucarística, Cristo nos dará a saborear el gozo de su corazón ante la belleza de su Esposa, la Iglesia.