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El 11 de febrero de 1858, tres niñas, Bernadette Soubirous, de catorce años, su hermana Marie Toinete, de once, y su amiga Jeanne Abadie, de doce, salieron de su casa en Lourdes para recoger leña.
Camino al río Gave, pasaron por una gruta natural, donde Bernadette escuchó un murmullo y divisó la figura de una Joven vestida de túnica blanca, muy hermosa, ceñida por una banda azul y con un rosario colgado del brazo. Se acercó y comenzaron a rezar juntas, para luego desaparecer.
Por un período de cinco meses, la Virgen se le presentó a la Santa, en medio de multitudes que se acercaban para rezar y poder observar a la hermosa Señora.
Pero, la Santísima Virgen sólo se le aparecía a la niña. En reiteradas ocasiones, Bernadette fue víctima de desprecios y burlas por parte de las autoridades eclesiales y civiles del pueblo.
No obstante, la pequeña se mantuvo firme en su fe mariana, sobre todo en el especial pedido que la Virgen le había encargado: la construcción de una Capilla sobre la gruta y la realización de una procesión.
Luego de la última aparición, ocurrida el 16 de julio, Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, Bernadette ingresó a la orden religiosa de las Hermanas Enfermeras, a la edad de 22 años. Permaneció allí hasta su muerte a los 34 años de edad.
Cúcuta, Colombia (1950) - Nuestra Señora de Lourdes, bendice a la familia de Rubén Darío Zafra Peñaranda (maestro de la guitarra y compositor nortesantandereano) y Rosa Elvira Rincón Aguado, con el 5º de 11 hijos, Pachito, Miguel Francisco, honesto y sencillo abogado, perteneciente al movimiento Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cúcuta, Colombia. Es violinista, guitarrista y colabora en el esplendor de la Liturgia Sagrada.
Asistió al I Congreso Internacional Mariano y Ecuménico en Chiquinquirá-Boyacá, Colombia, para aprender mas de Nuestra Reina y Señora. Dos hijos, una en el Cielo ya, Lisseth Raquel -murió de 8 años-, y un hijo estudiante de Derecho, José.
Feliz Cumpleaños, Miguel Francisco, te deseamos tu esposa y tus hijos!!!
Houston, TX, Estados Unidos (1961) - Hoy hace 50 años estaban casándose en Argentina, esta pareja, a quien les agradezco su amistad, su ejemplo de entrega del uno por el otro y con el amor que le tienen al Señor. Dios les bendiga muchos años juntos. Los quiere sinceramente. Olga
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.
Y dijo Dios: "Que exista la luz." Y la luz existió. Y vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla; llamó Dios a la luz "Día"; a la tiniebla, "Noche". Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero. Y dijo Dios: "Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas." E hizo Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima de la bóveda. Y así fue. Y llamó Dios a la bóveda "Cielo". Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo. Y dijo Dios: "Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezcan los continentes." Y así fue. Y llamó Dios a los continentes "Tierra", y a la masa de las aguas la llamó "Mar". Y vio Dios que era bueno. Y dijo Dios: "Verdee la tierra hierba verde que engendre semilla, y árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra." Y así fue. La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero.
Y dijo Dios: "Que existan lumbreras en la bóveda del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años; y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra." Y así fue. E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche, y las estrellas. Y las puso Dios en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra; para regir el día y la noche, para separar la luz de la tiniebla. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.
Bendice, alma mía, al Señor, / ¡Dios mío, qué grande eres! / Te vistes de belleza y majestad, / la luz te envuelve como un manto. R.
Asentaste la tierra sobre sus cimientos, / y no vacilará jamás; / la cubriste con el manto del océano, / y las aguas se posaron sobre las montañas. R.
De los manantiales sacas los ríos, / para que fluyan entre los montes; / junto a ellos habitan las aves del cielo, / y entre las frondas se oye su canto. R.
Cuántas son tus obras, Señor, / y todas las hiciste con sabiduría; / la tierra está llena de tus criaturas. / ¡Bendice, alma mía, al Señor! R.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, terminada la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.
Las lecturas nos hablan de comienzos: el comienzo absoluto de todo cuanto existe, gracias al poder de Dios, y el nuevo comienzo, en gracia y santidad, que Jesucristo hace posible a través de su obra de sanación y misericordia. 4 min. 17 seg.
El propósito de la Sagrada Escritura es llevarnos al encuentro con Aquel que es la causa primera de todo cuanto existe y mostrarnos cómo Él ha querido revelarse a nosotros. 6 min. 0 seg.
Gocémonos en la Palabra que nos esclarece la presencia del Señor en la naturaleza y no permitamos que nuestro corazón vaya detrás de ningún otro dios sino detrás del Dios verdadero. 6 min. 39 seg.
Dios es quien hace la vida posible. Él abre un espacio para que tengas firmeza, para que tengas donde apoyarte cuando sientes que lo de arriba te aplasta y lo de abajo no te sostiene. 7 min. 2 seg.
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1.1 Al principio, Dios. Al principio, un acto de Dios. No hay nadie con él. Mas, sin él, todo resulta impensable y anónimo, y por ello el autor del Génesis utiliza términos negativos para describir lo que no podía estar cuando nada estaba. La mente cae en un abismo y no puede formar palabras, y por eso dice: "soledad, caos, tinieblas...". No hay nadie. Sólo Dios. Sólo su libertad. Sólo su sabiduría. Sólo su amor. Y un mundo que no existe ni tiene nombre, a punto de salir de sus manos.
1.2 "Creó Dios el cielo..." dice Gén 1,1. Pero luego se narra la historia del firmamento. Algunos autores ven en esa brevísima frase una alusión a la creación del mundo que no vemos, pues todo lo que se cuenta después versa sobre el mundo que vemos. Según esta bella interpretación ese "Dios creó el cielo" es el momento de los ángeles.
1.3 Lo primero que proclama la Biblia es la perfecta, absoluta y permanente soberanía de Dios sobre todo y sobre todos. La Biblia predica en primer término que Dios es Señor. Único Señor. La expresión de su voluntad es la realización de su voluntad, porque él dice y se hace.
2. Vio Dios que era bueno
2.1 La creación, en este relato, lleva una secuencia. Alguien ha dicho que parece una "procesión", pues en ella aparecen por su orden, dando alabanza con su existencia, todos los seres, hasta llegar al hombre. Bella imagen del mundo, tan diversa de la náusea del ateísmo sartriano, de la férrea tiranía del comunismo igualante, o de la rapacidad del capitalismo salvaje.
2.2 En su creación Dios ha plasmado de su propia bondad. No son nuestros deseos ni nuestros negocios los que hacen bueno al mundo. Lo recibe de su Hacedor. Las cosas con su sólo existir irradian ese bien. Por eso el intento fundamental del demonio en su guerra contra Dios es enamorarnos de la nada. Hacer prevalecer la apariencia, imponer la fuerza de lo efímero, confundir todo para desvalorizarlo todo, erigirse como emperador de un imperio... vacío, tales serán sus estrategias hasta el fin de los siglos.
2.3 Mas Dios vio que todo era bueno. Y esa mirada divina necesitamos recuperarla porque en ella está nuestra única posibilidad de ser puros, felices, serenos y generosos.
3. Fuerza de sanación
3.1 Jesús trae de nuevo al mundo la mirada de Dios. De nuevo, a través de los ojos de Jesús, podemos experimentar que "todo es bueno", que hay una posibilidad de bien incluso en las cavernas y oquedades de nuestros males y dolores.
3.2 Jesús convoca a los afectados por el mal. Tiene un poderoso atractivo para los que están mal. Dura cosa para él y para los que quieran estar con él. Bella y buena cosa para los que quieran encontrarlo.
3.3 ¿Imaginas qué decían aquellos hombres que le reconocieron y que traían a los enfermos? Sería algo como: "¡Apresúrate, apresúrate! ¡Vamos a llevar a papá donde ese profeta! No importa el camino, le llevamos entre varios. ¡Vamos, a prisa!". Y uno piensa: Gracias, Jesús. Por traer una luz a ese pobre paralítico; por darle lágrimas de gozo al que sólo conocía llanto de amargura; por llenar de cantos las alcobas que estuvieron repletas de lamentos... ¡Gracias, Señor Jesucristo!
Alégrense con Jerusalén, gocen con ella todos los que la aman, alégrense de su alegría todos los que por ella llevaron luto, para que se alimenten de sus pechos, se llenen de sus consuelos y se deleiten con la abundancia de su gloria. Porque dice el Señor:
«Yo haré correr la paz sobre ella como un río y la gloria de las naciones como un torrente desbordado. Como niños serán llevados en el regazo y acariciados sobre sus rodillas; como un hijo a quien su madre consuela, así los consolaré yo. En Jerusalén serán ustedes consolados. Al ver esto se alegrará su corazón y sus huesos florecerán como un prado. Y los siervos del Señor conocerán su poder».
Hijas de reyes salen a tu encuentro, / de pie a tu derecha está la reina, / enjoyada con oro de Ofir. R.
Escucha, hija, mira: inclina el oído, / olvida tu pueblo y la casa paterna; / prendado está el rey de tu belleza: / póstrate ante él, que él es tu Señor. R.
Las traen entre alegría y algazara, / van entrando en el palacio real. R.
De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir. (Salmo 44 )
Evangelio
En aquel tiempo había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino y la madre de Jesús dijo:
«No les queda vino».
Jesús le contestó:
«Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora».
Su madre dijo a los sirvientes:
«Hagan lo que él diga».
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo:
«Llenen las tinajas de agua».
Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó:
«Sáquenla ahora y llévensela al mayordomo».
Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí sabían, pues habían sacado el agua); entonces llamo al novio y le dijo:
«Todo el mundo pone primero el vino bueno, y cuando ya están bebidos, el peor; tú en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora».
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en Él.
Pidamos al Señor que Nuestra Señora y Santa Bernardita nos ayuden a vencer el racionalismo, a ser perseverantes en la oración, a la obediencia y a compartir los bienes que Dios nos ha dado. 7 min. 18 seg.
Los enfermos para Cristo son los predilectos, pero en la sociedad actual se les margina diciéndoles que morir es un derecho. No nos dejemos engañar, volvamos al Señor y a su Palabra de salvación. 5 min. 22 seg.
El siglo XIX, caracterizado por el radicalismo y el afán de independencia, recibió de Dios una respuesta inesperada con la ternura y cuidado de Nuestra Señora, en Lourdes. 8 min. 19 seg.
En Lourdes Nuestra Señora nos invita a la oración para conectarnos a la fuente de la vida, a desacomplejarnos y no dejar que el mundo nos gane, a reunirnos en comunidad y asamblea y a peregrinar como pueblo que lleva luz, antorchas para vencer las tinieblas. 7 min. 36 seg.
1.1 Cuando escribo estas reflexiones se cumplen los 150 años de las apariciones de la Virgen María en la entonces remota región de Lourdes, en Francia. Aquellos hechos maravillosos, que dulcemente exhalan perfume del Evangelio, transformaron no sólo el camino de Bernadette, la vidente, sino que cambiaron la vida de aquella aldea y de millones y millones de peregrinos.
1.2 Las apariciones no fueron fáciles de aceptar. Una distancia respetuosa o una indiferencia de hielo fueron la común respuesta a las propuestas de esta campesinita, que decía pedir, de parte del Cielo, que se edificara una gran iglesia en honor de la Madre de Dios. No faltaron los agravios y los insultos contra Bernadette pero ellos fueron ocasión para que se mostrara tanto su sinceridad y humildad como su deseo total de ser fiel a lo que la Virgen le había pedido, sin quitar nada ni agregar nada.
2. Más que una anécdota del pasado
2.1 Y sin embargo, el mensaje de Lourdes trasciende el tiempo, como bien lo demuestran estos más de 150 años. No es que la Virgen haya dado "otro" Evangelio sino que su presencia bellísima nos deja intuir por un momento el esplendor de la gracia y la hermosura de una vida según el plan de Dios. A menudo pasa que reducimos el mensaje de Cristo sólo a una serie de restricciones y permisos, y se nos escapa que Él ha venido a traer vida y que creer es siempre el fruto de un encuentro personal con él mismo. Esa vida divina no es una abstracción: es plenamente visible en las buenas obras de los fieles cristianos y es espectacularmente visible en una experiencia mística como la que tuvo Bernadette.
2.2 Lourdes trae a nuestras vidas, además, varias invitaciones concretas y siempre actuales. Ante todo, la oración, por supuesto, que es precisamente el camino ordinario para aquel encuentro de corazones que es la sustancia de la vida de la gracia en nosotros. Luego, la necesidad de la penitencia y la conversión, que no son sino prolongación del ministerio mismo de Cristo, pues este empezó su propia misión llamando al arrepentimiento. Y luego, los bienes inmensos de una vida sencilla y de un corazón humilde. La misma escogencia de Bernadette así lo testifica.
3. La Virgen María, aliada nuestra
3.1 Lourdes es quizás el santuario mariano más popular en el mundo católico. Muchos se preguntan si ello no pone en peligro la centralidad de Cristo, a quien la Biblia llama "único Mediador" entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2,5). Y sí, es verdad que la figura de María puede convertirse en una especie de ídolo o el culto mariano puede desfigurarse, pero ¿no es eso lo mismo que puede suceder con cualquiera de los bienes que Dios nos ha dado? La Sagrada Escritura es un bien inmenso pero, ¿no se ha usado para justificar lo injustificable? La culpa no la tiene la Biblia ni la culpa la tiene María.
3.2 María en realidad nos ayuda a llegar a Cristo. Como bien dice San Luis Ma. Grignon de Montfort, la Santa Virgen fue el camino que Dios escogió para darnos a Jesús; es apenas normal que nosotros encontremos a Jesús guiados por Ella. Además, ¿no es Ella la persona que mejor conoce y ama a Jesucristo? ¿No es su más perfecta discípula? ¿No es en su Corazón Inmaculado donde se encuentra la biblioteca de amor más completa de toda la creación?