El otro don de lenguas

Encomiendo de todo corazón, a diario, que el Señor nos conceda el don de lenguas. Un don de lenguas, que no consiste en el conocimiento de varios idiomas, sino en saber adaptarse a la capacidad de los oyentes. -No se trata de “hablar en necio al vulgo, para que entienda”; sino de hablar en sabio, en cristiano, pero de modo asequible a todos. -Este don de lenguas es el que pido al Señor y a su Madre bendita para sus hijos.

Más pensamientos de San Josemaría.

Por qué los buenos y los grandes libros son hoy tan necesarios

“No sé si ustedes se habrán apercibido, pero últimamente se ha hecho muy común un grave vicio del intelecto: muchas personas, incluido en ocasiones yo mismo, hacemos poco uso de la reflexión, y además, en las cada vez más escasas ocasiones en que nos ponemos a pensar, esta operación con frecuencia no responde a un proceso racional. Gran cantidad de gente se lanza hoy a actuar movida por impulsos y sentimientos, bajo el dominio de sus apetitos, que son quienes se han adueñado de su voluntad. Así vemos, día sí día también, socavarse impunemente los más básicos principios de la lógica…”

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20 novelas en PDF para avanzar en el estudio del inglés

“Leer libros fáciles en inglés puede abrir tu mente a mundos nuevos y asombrosos, además de ayudarte a alcanzar niveles más altos en tu camino para aprender el idioma. Quizás parezca un proceso lento, pero es efectivo. Adoptar libros en inglés como herramienta de aprendizaje puede ayudarte a alcanzar la fluidez más rápido de lo que crees…”

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Lectura crítica y comprensión de lectura

“La lectura crítica, parte de las pruebas del nuevo examen Saber 11, no es una actividad que se limita únicamente a opinar sobre el contenido de un texto, sino que integra la lectura comprensiva, pues requiere la previa comprensión integral del texto leído para poder asumir luego una postura o punto de vista personal y reflexivo ante él, a partir del cual puedan emitirse juicios y valoraciones…”

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El reto de las lenguas indígenas en la evangelización

En el antiguo imperio de los incas se hablaban innumerables lenguas. El padre Acosta, al tratar de hacer el cálculo, pierde la cuenta, y termina diciendo que unos centenares (De procuranda Indorum salute I,2; 4,2 y 9; 6,6 y 13; Historia natural 6,11). Ya en 1564 se disponía de un Arte y vocabulario de la lengua más común, el quechua, libro compuesto por fray Domingo de Santo Tomás y publicado en Valladolid.

Pero los padres y misioneros, fuera de algunas excepciones, no se animaban a aprender las lenguas indígenas, pues eran muy diversas y había poca estabilidad en los oficios pastorales, de manera que la que hoy se aprendía, mañana quizá ya no les servía. De hecho, a la llegada de Santo Toribio al Perú, todavía los indios aprendían la doctrina «en lengua latina y castellana sin saber lo que dicen, como papagayos». La acción misionera en México había ido mucho más adelante en la asimilación de las lenguas.

«Fue arduo el problema lingüístico del Perú, observa Rodríguez Valencia. Pero era necesario resolverlo, por gigantesco que fuera el esfuerzo. Y es de justicia y de satisfacción mencionar a los Virreyes, Presidentes y Oidores de Lima, que prepararon con su pensamiento y su denuedo de gobernantes el camino a la solución misional de Santo Toribio» (I,347). Solórzano sintetiza la posición de aquéllos: «No se les puede quitar su lengua a los indios. Es mejor y más conforme a razón que nosotros aprendamos las suyas, pues somos de mayor capacidad» (Política indiana II,26,8). Muchas veces se discutió en el Consejo de Indias la posibilidad de unificar toda América en la lengua castellana. La tentación era muy grande, si se piensa en la escuela y la administración, la actividad económica y la unidad política. Pero «triunfó siempre el criterio teológico misional de llevar a los indios el evangelio en la lengua nativa de cada uno de ellos. Se vaciló poco en sacrificar el castellano a las necesidades misionales» (Rgz. Valencia I,347). De hecho, sólamente «en 1685 se toman providencias definitivas para unificar la lengua de América en el castellano, pues hasta entonces, por fuerza de la evangelización en lengua nativa, estaba “tan conservada en esos naturales su lengua india, como si estuvieran en el Imperio del Inca”» (I,365).

El Virrey Toledo, que visitó el Virreinato casi entero, fue en esto el «adalid seglar de la lengua indígena, “que [según decía] es el instrumento total con que han de hacer fruto [los sacerdotes] en sus doctrinas”» (I,348). Bajo su influjo, el rey Felipe II prohibió la presentación de clérigos para Doctrinas si no sabían la lengua indígena.

Por otra parte, si ya Loaysa en 1551 había iniciado en su propia catedral limeña una Cátedra de lengua indígena, en 1580 el rey dispuso que en Lima y en todas las ciudades del Virreinato se fundaran estas Cátedras, que tenían finalidad directamente misional. En efecto, en ellas habían de hacer el aprendizaje necesario el clero y los religiosos, y por ellas se pretendía que los naturales «viniesen en el verdadero conocimiento de nuestra santa fe católica y Religión Cristiana, olvidando el error de sus antiguas idolatrías y conociendo el bien que Nuestro Señor les ha hecho en sacarlos de tan miserable estado, y traerlos a gozar de la prosperidad y bien espiritual que se les ha de seguir gozando del copioso fruto de nuestra Redención» (19-9-1580). La dignidad cristiana de esta cédula real está a la altura del Testamento de Isabel la Católica.

Llegó al Perú la real cédula en la misma flota que trajo al arzobispo Mogrovejo, quien procuró en seguida su aplicación, como veremos, en el Concilio III de Lima (1582-83). No muchos años después, pudo escribir al rey elogiando al clero: «procuran ser muy observantes… y aprender la lengua que importa tanto, con mucho cuidado» (13-3-1589). Y en una relación de 1604, hay en el arzobispado «ciento veinte Doctrinas de Clérigos, y figura una relación de un centenar de sacerdotes seculares de la Diócesis que saben la lengua… Esa cifra da idea de la marcha rápida e implacable de la imposición de la lengua indígena en el Arzobispado de Lima» (Rgz. Valencia I,364).

Puede, pues, decirse que «el esfuerzo misional de las lenguas indígenas retrasó en más de un siglo la unificación de idioma en América. Prevaleció el criterio teológico y se sacrificó el castellano» (I,364). Ésa es la causa histórica de que todavía hoy en Hispanoamérica sigan vivas las lenguas aborígenes, como el quechua, el aymará o el guaraní.

A cada uno en su lengua

El mismo Santo Toribio, que ya quizá en España estudiara el Arte y vocabulario quechua, a poco de llegar, usaba el quechua para predicar a los indios y tratar con ellos -«desde que vine a este Arzobispado de los Reyes», le informa al Papa-. Siendo tantas las lenguas, solía llevar intérpretes para hacerse entender en sus innumerables visitas. No poseía, pues, el santo arzobispo el don de lenguas de un modo habitual, pero en algunos casos aislados lo tuvo en forma milagrosa, como la Sagrada Congregación reconoció en su Proceso de beatificación.

En una ocasión, por ejemplo, según informó un testigo en el Proceso de Lima, entró a los panatguas, indios de guerra infieles. Salieron éstos en gran número con sus armas y le rodearon, «y su Señoría les habló de manera que se arrojaron a sus pies y le besaron la ropa». Uno de los intérpretes quiso traducir al señor arzobispo lo que los indios le decían «en su lengua no usada ni tratada», pero éste le contestó: «Dejad, que yo los entiendo». Y comenzó a hablarles en lengua para ellos desconocida «que en su vida habían oído ni sabido… y fue entendido de todos, y vuelto a responder en su lengua». En esta forma asombrosa «los predicó y catequizó y algunos bautizó y les dió muchos regalos y dádivas, con que quedaron muy contentos». Fundó allí una Doctrina, dejando un misionero a su cargo.


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

¿Hasta qué punto es correcto usar el lenguaje no sexista?

Dentro de las estrategias para introducir confusión y presiones neomarxistas es frecuente escuchar hoy voces que califican de “machista” todo lenguaje que no repita todas las cosas dos veces. Es el famoso lenguaje “inclusivo” del “todos y todas.” La pregunta que sirge es: ¿De verdad es una estrategia que ayude a la mujer o estamos ante pura ideología, con otros intereses?

* * *

Una respuesta excelente de Édgar Francisco Bermúdez Mojica la hemos leído en Quora:

Lenguaje “no sexista” no significa ausencia de machismo cultural como lo prometen y proclaman a los cuatro vientos las feministas de tercera ola, los progresistas y los posmodernos… quienes a su vez, a sabiendas o sin saberlo, se basan en la errónea forma fuerte de la Hipótesis Sapir-Whorf.

La forma fuerte de la Hipótesis Sapir-Whorf afirma, en resumen, que el lenguaje modifica el modo de pensar del individuo, y en consecuencia, cómo éste lidia con el mundo. La evidencia empírica demuestra que este postulado es erróneo como veremos a continuación.

Idiomas como el húngaro, el turco, el farsi, el mandarín o el japonés carecen de género gramatical, inclusive algunos (húngaro y turco) solo tienen un pronombre de tercera persona para todos los géneros… pero las culturas húngara y turca no son ni más ni menos machistas que las demás de Occidente.

Por ejemplo, en húngaro el pronombre de tercera persona ö significa “él”, “ella” y “ello”; su plural, ök, significa “ellos” y “ellas”.

En turco pasa lo mismo con o y onlar.

En farsi, el idioma oficial hablado en el muy islámico (y por ende, MUY MACHISTA) Irán los pronombres de tercera persona en singular y plural, para todos los géneros, son “u” (u) y “unhá” en sus formas habladas.

En chino mandarín el pronombre de tercera persona no distingue sexo en el lenguaje hablado pero sí en el escrito. Me explico, “él”, “ella” y “ello” se pronuncian tá pero en el lenguaje escrito se escriben [de modos diferentes]. Y para el plural solo añaden el ideograma men. Así pues, “ellos” y “ellas” se pronuncian támen…

Esto no ha hecho a los chinos menos machistas que antes. De hecho ésto, combinado con la Política del Hijo Único provocó que muchos chinos abortaran o mataran a las bebés y dejaran vivir a los bebés, de modo que hoy en día hay una generación entera de chinos que nunca encontrarán pareja para casarse… se estima en 30 millones el número de condenados a la “soltería perpetua” y a eso hay que sumarle el que la mujer china, después de los 30 años, “ya no es casable”.

¿Cómo lograron esos idiomas prescindir del género gramatical hasta en los pronombres de tercera persona? No fue gracias a activismo político o social sino, simplemente, a la EVOLUCIÓN LINGÜÍSTICA natural de todo idioma. En algún momento de la Historia, esos idiomas posiblemente distinguían género; sin embargo, en algún momento esa distinción se fue perdiendo NATURALMENTE.

Sin Social Justice Warriors de por medio.

Pero sus culturas siguieron siendo machistas.

Teología de la Palabra – Tema 01: Fundamento antropológico de la comunicación

2016-08-23-12-07-43* Nuestro curso tiene dos partes: Dios habla y el hablar sobre Dios.

* Cuando decimos que “Dios habla,” el primer impulso es imaginar una especie de “dictado” que Dios pronuncia desde el Cielo, y que de alguna manera es captado por algunas personas, que después lo ponen por escrito. Para superar esa imagen necesitamos un concepto más profundo sobre lo que son los fundamentos antropológicos de la comunicación humana. Continuar leyendo “Teología de la Palabra – Tema 01: Fundamento antropológico de la comunicación”

Los ciudadanos y las ciudadanas, los niños y las niñas

Enseña la Real Academia de la Lengua Española:

Este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: Todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho a voto.

La mención explícita del femenino solo se justifica cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto: El desarrollo evolutivo es similar en los niños y las niñas de esa edad. La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos.

El uso genérico del masculino se basa en su condición de término no marcado en la oposición masculino/femenino. Por ello, es incorrecto emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia del número de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto. Así, los alumnos es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones.