5. Malos entendidos–o darse mal a entender
De lo dicho puede verse que simpatizo por completo con un punto esencial de la TL: los pobres no son sólo receptores de la benevolencia de los poderosos, sino que la presencia cuasi-sacramental de Cristo en ellos y la manera como Dios se ha revelado precisamente desde la periferia, o el reverso de la Historia, nos invitan a descubrir que ellos son el “lugar” privilegiado para acoger, comprender y vivir la fe.
Esta afirmación, cierta y todo como es, no queda exenta de malos entendidos. por ejemplo, alguien puede ver en el hecho de la revelación de Dios a través de los pobres una especie de “Ley de la Historia;” de ahí es fácil creer que hay que revelar a los pobres que ellos son el lugar privilegiado, o quicio fundamental de los transformaciones sociales. Si bien esto es verdad, ya no es verdad con la verdad salvífica del Evangelio sino sólo en el sentido pragmático y utilitarista que ha servido de recurso a tantas revoluciones, sin que al final mejore la vida de los pobres.
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