ROSARIO de las Semanas 20170329

#RosarioFrayNelson para el Miércoles:
Contemplamos los Misterios de la Infancia de Jesús

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la infancia contemplamos la Anunciación a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios.
  2. En el segundo misterio de la infancia contemplamos la visita de la Virgen Madre a su pariente Isabel.
  3. En el tercer misterio de la infancia contemplamos el sufrimiento que pasó San José, y la fe amorosa que tuvo.
  4. En el cuarto misterio de la infancia contemplamos el Nacimiento del Hijo de Dios en el humilde portal de Belén.
  5. En el quinto misterio de la infancia contemplamos la Epifanía: Jesús es luz para las naciones, y así es adorado por unos magos venidos de Oriente.
  6. En el sexto misterio de la infancia contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén.
  7. En el séptimo misterio de la infancia contemplamos a Jesús Niño en el templo, ocupado de las cosas de su Padre del Cielo.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

Rasgos de un enamorado de Dios

Consolador y apóstol

El Beato Pedro, por otra parte, no limitó su caridad al cuidado de los cuerpos enfermos, sino que desempeñó siempre un ministerio de consolación muy singular, ayudando a sanar, con el amor de Cristo, los corazones heridos y afligidos. En aquellas noches cálidas y estrelladas de Guatemala, era una costumbre muy personal del Hermano Pedro salir a callejear por la ciudad en busca de pecadores o desgraciados. Mientras tocaba una campanilla, lanzaba su pregón: «¡Un padrenuestro y un avemaría por las benditas ánimas del purgatorio y por los que están en pecado mortal!»; y añadía como cantilena: «Acordaos, hermanos, / que un alma tenemos, / y si la perdemos, / no la recobramos»…

En este extraño ministerio el Hermano Pedro dio, por la gracia de Cristo, frutos muy notables. Una vez halló en la noche una prostituta, y él le dijo sólamente: «Lástima os tengo». Eso bastó para que ella rompiera a llorar con amargura, marchara a su casa y dejara su mala vida. La humildad no daba al Hermano Pedro ninguna timidez o encogimiento a la hora de obrar el bien de sus hermanos; al contrario, le quitaba todo temor y le hacía libre.

En otra ocasión, con la excusa de repartir unas cedulitas de difuntos, se entró en la casa de una mala mujer, y alejando a los admiradores de la bella, se limitó a decirle en privado «de parte de Dios» que estaba «condenada» si no cambiaba de vida, cosa que ella hizo luego. Es algo muy cierto que los santos con acciones apostólicas mínimas han conseguido grandes efectos de conversión, mientras que las actividades apostólicas de los pecadores, aun cuando sean numerosas -que no suelen serlo-, apenas causan nada, como no sea ruidos y gastos.

La caridad sin límites del Hermano Pedro llegaba también, y muy especialmente, a los difuntos. El padre Lobo decía que Pedro «fue tan solícito procurador de las almas del purgatorio, que parece que no daba paso ni hacía obra que no fuese ordenada a abreviarles las penas y trasladarlas a la gloria». El Hermano escribía en pequeñas cédulas los nombres de los difuntos, las metía en un bolso, y pedía a los fieles que sacaran alguna cédula, y que se encargaran de encomendar a aquel difunto. Por las ánimas del purgatorio, como hemos visto, pedía oraciones de noche, por las calles, a toque de campanilla. Y para procurar la salvación de los difuntos construyó dos ermitas en las salidas principales de la ciudad, con aposentos para los guardianes, y las limosnas que se recogían en ellas daban para más de mil misas anuales en favor de los difuntos.

Devoto de la Virgen María

Iniciado de niño en la devoción a Nuestra Señora de la Candelaria, fue el Beato Pedro por la vida siempre acogido al amparo de la Virgen, venerándola en sus santuarios y diversas advocaciones. En el Hospital de Belén tenía entronizada la pequeña y hermosa imagen que, en aquel mismo lugar, cuando apenas era un tugurio, había recibido ya culto privado de María Esquivel. A esta Virgen de Belén, del 24 de enero al 2 de febrero, la Candelaria, se le rezaba a dos coros un rosario continuo, y Pedro se encargaba de que siempre hubiera fieles rezándolo.

En sus continuas correrías, era el Hermano Pedro un peregrino incansable de todos los templos y altares de la Virgen, aunque también él tenía sus preferencias, por ejemplo, hacia la Virgen de las Mercedes, a la que dedicaba todos los meses una noche entera. «Sus negocios leves, decía su amigo, el sacerdote Armengol, los ventilaba Pedro ante la imagen de su oratorio; pero en siendo negocio grave se iba a Nuestra Señora de las Mercedes».

Poco después de 1600, con motivo de la disputa teológica sobre la Inmaculada, en España y también en América muchas personas, e incluso Cabildos enteros, se comprometieron con el voto de sangre a defender la limpia Concepción hasta la muerte. Así lo hizo también el Beato Pedro, escribiendo la firma con su propia sangre en el año 1654. Pocos años más tarde llegó noticia de que el papa Alejandro VII, en una Bula de 1661, había declarado a la Virgen María inmune de toda mancha de pecado desde el primer momento de su concepción. Hubo con este motivo muchos festejos religiosos en Guatemala, y muy especiales entre los franciscanos, que en esto siempre habían seguido la sentencia de Duns Scoto. ¿Y el Hermano Pedro qué hizo en esta ocasión?

«Lo que hizo, cuenta su biógrafo Vázquez de Herrera, fue perder el juicio; andar de aquí para allí, componiendo altares, ideando símbolos, practicando ideas, saltando, corriendo, suspendiéndose, hablando solo, escribiendo en el aire, componiendo coplas, cantando a voces, alabando la concepción purísima, sin acordarse de comer, beber, dormir en todo el tiempo que duraron las fiestas, que no fueron pocos días. Y esto es lo que vimos que hacía; lo que no vimos, Dios lo sabe»…

El Hermano Pedro veía la devoción a María como el camino real para la perfecta unión con Dios, y así decía a todos: «Buscad la amistad de Dios por medio de la Virgen». Habiendo apreciado que no siempre los fieles atendían con devoción el toque nocturno de las campanas, fue de casa en casa exhortando a que «en amor y reverencia de Nuestra Señora» se rezase el avemaría de rodillas al toque de prima noche, «en la calle o en su casa o donde le cogiere», y lo mismo pidió a los sacerdotes que fomentasen en sus feligreses.

La devoción del Rosario perpetuo, que los dominicos iniciaron con los fieles de Bolonia en 1647, y que comenzó en 1651 en Guatemala, recibió del Hermano Pedro un impulso decisivo, pues él animó a muchas personas y familias, para que en días y horas señalados, se comprometieran a mantener siempre viva la corona de oraciones a la Virgen.


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

LA GRACIA del Jueves 30 de Marzo de 2017

Recibo los regalos del amor de Dios al volverme sensible y agradecido al amor de Dios, buscando su gloria y haciendo que otros lo conozcan, lo amen y lo obedezcan.

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ROSARIO de las Semanas 20170328

#RosarioFrayNelson para el Martes:
Contemplamos los Misterios de la Antigua Alianza

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la Antigua Alianza contemplamos la paciencia de Dios, que no detuvo su amor ante el pecado de los hombres.
  2. En el segundo misterio de la Antigua Alianza contemplamos el camino de fe de Abraham.
  3. En el tercer misterio de la Antigua Alianza contemplamos el éxodo de la tierra de Egipto.
  4. En el cuarto misterio de la Antigua Alianza contemplamos el don de la Ley hecho a Moisés y a su pueblo junto al Monte Sinaí.
  5. En el quinto misterio de la Antigua Alianza contemplamos la gran promesa de Dios al rey David: que el cetro real no se apartaría de su descendencia.
  6. En el sexto misterio de la Antigua Alianza contemplamos la valiente vocación de los profetas, por quienes el Espíritu Santo nos habló de muchas maneras.
  7. En el séptimo misterio de la Antigua Alianza contemplamos a el pequeño resto de Israel, que permaneció fiel y fue semilla de la Nueva y Eterna Alianza.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

Numeración extraña de algunos libros de la Biblia

Buenos días Pbro Nelson. Lo saludo cordialmente y lo felicito por su excelente labor pastoral. Tengo la siguiente pregunta: Porque el libro de la Biblia Ester, se encuentran los capítulos intercalados. Y porque los salmos traen dos números? -A.A.R.

* * *

Tu pregunta es una muy buena ocasión para recordar cómo ha sido de larga y de compleja a la historia de ese texto maravilloso que nosotros llamamos la Biblia. Como sabemos, la Biblia es una colección de escritos que pertenecen a una sola historia y a un solo pueblo pero que provienen de culturas muy distintas e incluso de idiomas diferentes.

Miremos un poco el caso del Libro de Ester. Podemos decir que este libro de la Biblia es como una especie de parábola; es una narración edificante que se apoya indudablemente en hechos reales pero que construye su relato con un propósito específico: Mostrar la fuerza de la oración y de la fe, a partir de una situación que podría parecer desesperada: la de una mujer sin defensa y sin apoyo visible.

Hay que tener en cuenta en todo esto que los autores de la antigüedad no tenían las mismas ideas que nosotros con respecto a lo que significa escribir una obra; para ellos no existía propiamente el concepto de derechos de autor, Y por eso no consideraban que estuvieran corrompiendo una obra si aumentaban algo de texto que pudiera expresar o completar el pensamiento original. No cualquier persona ni por cualquier motivo podía aumentar texto pero es un hecho que esto sucedía y en el caso del Libro de Ester es un hecho que sucedió. Una primera versión del Libro de Ester fue hecha completamente en lengua hebrea. muchos años después lo que nosotros llamamos el Antiguo Testamento fue traducido al griego y ya en la lengua griega se agregaron algunos pasajes al antiguo texto que originalmente estuvo en hebreo.

El problema está en que la mayor parte de los judíos solamente aceptan como Escrituras Sagradas los textos que tuvieron su versión original en hebreo. Los protestantes han seguido la decisión de los judíos (aunque por supuesto los judíos no son cristianos) y eso quiere decir que tampoco aceptan aquellos libros sagrados o aquellas partes de los libros sagrados que tuvieron como lengua original el griego. Por eso las Biblias de los protestantes no tienen los libros de los Macabeos ni el libro eclesiástico ni tampoco el libro de la sabiduría, entre otras cosas. Varios libros o partes de libros que tienen como lengua original el griego son en cambio aceptados plenamente por la Iglesia Católica lo cual quiere decir que hay una diferencia entre el Libro de Ester como aparece en una Biblia protestante y como aparece en una Biblia católica. Esto también implica que hay una numeración en capítulos y versículos del texto hebreo mientras que las adiciones provenientes de la lengua griega tienen que ser intercaladas en el texto hebreo para que el conjunto del relato tenga sentido. Por eso este libro de la Biblia tiene esa numeración tan extraña. Lo mejor es no hacerse tanto problema con los números y tomar en cambio la riqueza de enseñanzas de esta narración.

Sobre la numeración de los salmos te transcribo una respuesta muy clara del autor católico Frank Morera: Los salmos tienen dos numeraciones debido a la diferente numeración de la Biblia hebrea y la griega, en las que se dividen en dos los salmos 9 y 147, respectivamente. En la traducción Septuaginta/Vulgata, el Salmo 9 y el 10 del hebreo forman uno solo, por lo tanto, a partir del 11, todos los salmos tienen un número menos que en la numeración hebrea: el 11 es 10, el 12 es 11, el 51 es 50 etc… hasta el salmo 146 (es decir: 147 del hebreo), que se divide en dos, por tanto la segunda parte del 146 se llama 147, y como el hebreo no divide ese salmo, desde el 148 las dos numeraciones se igualan, y siguen igual hasta el 150. Otras Traducciones han corregido esto.