Lecciones prácticas sobre la pureza

La castidad -la de cada uno en su estado: soltero, casado, viudo, sacerdote- es una triunfante afirmación del amor.

El “milagro” de la pureza tiene como puntos de apoyo la oración y la mortificación.

Más peligrosa se demuestra la tentación contra la castidad, cuanto más disimulada viene: por presentarse insidiosamente, engaña mejor. -¡No transijas, ni siquiera con la excusa de no “parecer raro”!

Más pensamientos de San Josemaría.

Nueve meditaciones sobre la Virgen Inmaculada, 8 de 9: La Purísima

* La liturgia católica y la piedad popular coinciden al destacar la virginidad y la pureza como señales propias de la Madre de Cristo. Ella es la “Santísima Virgen María” para la liturgia; Ella es la “Purísima” para el común de nuestros fieles.

* La victoria de la pureza es uno de los rasgos más impactantes en los comienzos del cristianismo. La mentalidad pagana, que idolatra el placer corporal, o lo trivializa con desdén, no logra acertar en el punto justo.

* De hecho, podemos recorrer la mente de las religiones paganas y encontrar que, por una línea, lo propio del cuerpo humano se sacraliza y se exalta, pero a la vez, por otra línea, se le trata como material de reciclaje, vestido que se desprecia, o juguete de placer. Podemos decir que una de las razones de la admiración que causa la pureza es que revela el justo valor, la verdad profunda, del cuerpo humano.

* En otro sentido, la pureza hace genuina la comunicación propia del amor. Lo que caracteriza la relación íntima es la entrega. En su intimidad, los cuerpos hablan de entrega mutua, y por tanto, de donación. El lenguaje del amor destaca esta misma idea a través de oportunos pronombres posesivos que hablan del deseo de poseer y de ser del otro. Es evidente entonces que la infidelidad, la promiscuidad, o la huida al engaño, por ejemplo a través de la prostitución o de la pornografía, son negaciones de esta verdad corporal que llevamos dentro.

* Por eso la pureza hace visible la verdad del cuerpo. El cuerpo que se reserva exclusivamente para el Amado o la Amada hace corresponder el lenguaje de los gestos con el lenguaje de las decisiones. Cualquier otra cosa tiene sabor de mentira.

* La pureza de la Virgen no es solamente una virtud moral sino también una condición para su singular misión. Es evidente que la maternidad otorga un cierto modo de poder sobre la prole, como lo dice la misma Escritura, y por ello es explicable que desde antiguo repugnara a tantos santos predicadores y doctores la idea de que alguna forma de pecado o mancha de pecado tuviera lugar en la Virgen María. Es aquí donde tiene su sitio el razonamiento de Duns Scoto: “Potuit, decuit ergo fecit.” Dios podía hacerlo; era conveniente que lo hiciera; luego, lo hizo.

La desnudez de la Pureza en la Cruz

Desnudaron a Cristo en la Cruz, para avergonzarlo; pero Él entregó sus ropas para cubrir con piedad nuestra vergüenza.

Lo que no pudo Adán en el paraíso, tejiendo con torpes manos un vestido con las hojas del pecado, eso se lo concedió el Nuevo Adán, Cristo vivo, revistiéndonos a todos con su piedad y con el valor infinito de su Sangre.

Porque el ornamento único de este Sumo Sacerdote era su propia Sangre; y su liturgia era de silencios, dolor y plegarias; y su altar, el pecho abierto; y sus acólitos, miríadas de angeles en reverencia infinita.

Pureza del abrazo de Cristo, renueva en nosotros la capacidad de amar tu Amor, y recibirlo sin excusas.

Pureza de la mirada de Cristo, renueva en nosotros la luz que permite reconocer y agradecer la belleza que el mundo ignora o profana.

Pureza del Corazón de Cristo, renueva en nosotros el gozo de la fidelidad y la paz serena de las amistades limpias y los hogares felices.

Pureza del Cuerpo de Cristo, renueva en toda la Iglesia el sentido profundo de la adoración a tu Divina Presencia en la Eucaristia.

Pureza del amor de Cristo, enséñanos a amar, sin rehuir la Cruz y sin olvidar la Pascua. Que jamás olvidemos que nuestros cuerpos han sido hechos de tierra pero han sido hechos para el Cielo. Amén.

Editan en EEUU manual para criar hombres católicos castos

“Las madres católicas que se preocupan sobre cómo educar a sus hijos varones en tiempos en que es difícil que deseen vivir una vida virtuosa de acuerdo con la moral de la Iglesia ya cuentan con un llamativo manual. Se trata de Raising Chaste Catholic Men: Practical Advice, Mom to Mom (Criando hombres católicos castos: Consejo práctico de madre a madre), publicado por Leila Miller, escritora y madre de ocho hijos…”

Haz clic aquí!

Teología Moral familiar y sexual, 06: Universo semántico de la castidad

[Conferencias en el curso de Teología Moral familiar y sexual ofrecido en la Facultad de Teología de la Universidad Santo Tomás en el primer semestre de 2015.]

Tema 6: Universo semántico de la castidad

2015-03-12 09.36.18

* Según Santo Tomás, la castidad está relacionada con el “castigar.” Pero no debemos apresurarnos a sacar conclusiones de este hecho etimológico. Para toda la Antigüedad, el educar va unido siempre al castigar; de modo que el sentido real de la etimología es que el cuerpo y el deseo son educables.

* Esto se ve bien en Santo Tomás cuando dice que el gobierno sobre las apetencias del cuerpo no ha de darse a la manera de los déspotas, que con sus abusos engendran y alimentan oposición, sino a la manera de la persuasión, como quien gobierna hombres libres.

* Además, las represiones crean obsesiones, y tan atado está al deseo el lujurioso como el que vive obsesionado con no caer en ninguna impureza. A menudo este tipo de obsesión endurece el alma, lleva a extremos ridículos (como los del victorianismo) y lo que es más grave, seca las fuentes de la caridad.

* Por otra parte, es una gran noticia que l deseo sea educable. Eso indica que no somos esclavos de pasiones ni somos marionetas a las que cualquiera puede gobernar a través de los hilos del deseo.

* Aún más, los espacios “libres de deseo” son necesarios y renovadores. El deseo tiene sentido dentro del camino de unión de la pareja pero fuera de ese propósito, el deseo se convierte en “ruido” que aumenta los malos entendidos y las heridas, y que disminuye el vigor en el camino hacia otras metas. De ahí el valor que tienen los tiempos, las personas y los espacios que quieren centrarse en otros aspectos más trascendentes de la vida humana.

Nociones y conceptos paralelos

* La pureza evoca la idea de evitar lo que contamina el verdadero sentido del amor. Existe sin embargo el peligro de exaltar tanto esta virtud que se la vea como “reina” y como la máxima conquista, siendo así que toda vida cristiana ha de tener como cumbre a la caridad.

* La abstinencia y la represión no son fines en sí mismos y, como ya se explicó, pueden hacer mucho daño; pero es bueno recordar que no hay formación en la castidad para la persona que nunca se dice: NO.

* La modestia y el pudor son virtudes complementarias, de menor grado pero no sin importancia, que nos recuerdan que nadie es dueño absoluto ni de su comportamiento ni de su lenguaje ni de su vestido porque todas estas son realidades sociales que por consiguiente implican derechos y deberes.

* Sobre virginidad y celibato hablaremos más extensamente en sesiones posteriores de nuestro curso.

Nociones contrarias

* La impureza se explica simplemente por su contraste con la pureza; implica siempre una contaminación, y por consiguiente, una falsificación, una mentira.

* La concupiscencia nos ayuda a entender el poder o encanto del mal después de cometido el pecado.

* Interesante en el concepto de lujuria la conexión con el lujo. Dice el apóstol San Pedro a las mujeres: “que vuestro adorno no sea externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino que sea el yo interno, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios” (1 Pedro 3,2-3). El lujo, que es cosa puramente exterior y generalmente vana, nos vuelve vanos y afanosos de satisfacción efímera.

Mejorar la intención

“Deus meus es tu, et confitebor tibi: Deus meus es tu, et exaltabo te”. -Tú eres mi Dios, y te confesaré: Tú eres mi Dios, y te exaltaré. -Hermoso programa…, para un apóstol de tu talla.

Que ningún afecto te ate a la tierra, fuera del deseo divinísimo de dar gloria a Cristo y, por El y con El y en El, al Padre y al Espíritu Santo.

Rectifica, rectifica. -¡Tendría tan poca gracia que ese vencimiento fuera estéril porque te has movido por miras humanas!

Pureza de intención. -Las sugestiones de la soberbia y los ímpetus de la carne los conoces pronto… y peleas y, con la gracia, vences. Pero los motivos que te llevan a obrar, aun en las acciones más santas, no te parecen claros… y sientes una voz allá dentro que te hace ver razones humanas…, con tal sutileza, que se infiltra en tu alma la intranquilidad de pensar que no trabajas como debes hacerlo -por puro Amor, sola y exclusivamente por dar a Dios toda su gloria. Reacciona en seguida cada vez y di: “Señor, para mí nada quiero. -Todo para tu gloria y por Amor”.

Más pensamientos de San Josemaría.

Aspectos practicos sobre la pureza

Nunca hables, ni para lamentarte, de cosas o sucesos impuros. -Mira que es materia más pegajosa que la pez. -Cambia de conversación, y, si no es posible, síguela, hablando de la necesidad y hermosura de la santa pureza, virtud de hombres que saben lo que vale su alma.

No tengas la cobardía de ser “valiente”: ¡huye!

Los santos no han sido seres deformes; casos para que los estudie un médico modernista. Fueron, son normales: de carne, como la tuya. -Y vencieron.

Aunque la carne se vista de seda… -Te diré, cuando te vea vacilar ante la tentación, que oculta su impureza con pretextos de arte, de ciencia…, ¡de caridad! Te diré, con palabras de un viejo refrán español: aunque la carne se vista de seda, carne se queda.

¡Si supieras lo que vales!… -Es San Pablo quien te lo dice: has sido comprado “pretio magno” -a gran precio. Y luego te dice: “glorificate et portate Deum in corpore vestro” -glorifica a Dios y llévale en tu cuerpo.

Cuando has buscado la compañía de una satisfacción sensual… ¡qué soledad luego!

¡Y pensar que por una satisfacción de un momento, que dejó en ti posos de hiel y acíbar, me has perdido el “camino”!

“Infelix ego homo!, quis me liberabit de corpore mortis huius?” -¡Pobre de mí!, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? -Así clama San Pablo. -Anímate: él también luchaba.

A la hora de la tentación piensa en el Amor que en el cielo te aguarda: fomenta la virtud de la esperanza, que no es falta de generosidad.

No te preocupes, pase lo que pase, mientras no consientas. -Porque sólo la voluntad puede abrir la puerta del corazón e introducir en él esas execraciones.

III-B. Pureza, interior y exterior

116. Por encima de todo cuidado, guarda tu corazón, porque de él brotan las fuentes de la vida. (Pr 4,23)

117. Esta es la voluntad de Dios: que seáis santos. Que os abstengáis de la fornicación; que cada uno sepa usar de su cuerpo con respeto sagrado, no por pura pasión, como los paganos que no conocen a Dios; que en este asunto, nadie ofenda o perjudique a su hermano, porque el Señor castiga tales ofensas, como os lo tenemos dicho e inculcado. Dios no os ha llamado a la impureza, sino a la santificación. (1 Ts 4,3-7)

118. Habéis oído que se dijo: no cometerás adulterio. Pues yo os digo que quien mira a una mujer deseándola ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. (Mt 5, 27-28)

119. Raíz de los pensamientos es el corazón; de él salen cuatro ramas: bien y mal, vida y muerte; pero al final quien decide es la lengua. (Sir 37,17-18)

120. En todos tus actos vela sobre ti. (Sir 32,23)