Lecciones prácticas sobre la pureza

La castidad -la de cada uno en su estado: soltero, casado, viudo, sacerdote- es una triunfante afirmación del amor.

El “milagro” de la pureza tiene como puntos de apoyo la oración y la mortificación.

Más peligrosa se demuestra la tentación contra la castidad, cuanto más disimulada viene: por presentarse insidiosamente, engaña mejor. -¡No transijas, ni siquiera con la excusa de no “parecer raro”!

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