Mejorar la intención

“Deus meus es tu, et confitebor tibi: Deus meus es tu, et exaltabo te”. -Tú eres mi Dios, y te confesaré: Tú eres mi Dios, y te exaltaré. -Hermoso programa…, para un apóstol de tu talla.

Que ningún afecto te ate a la tierra, fuera del deseo divinísimo de dar gloria a Cristo y, por El y con El y en El, al Padre y al Espíritu Santo.

Rectifica, rectifica. -¡Tendría tan poca gracia que ese vencimiento fuera estéril porque te has movido por miras humanas!

Pureza de intención. -Las sugestiones de la soberbia y los ímpetus de la carne los conoces pronto… y peleas y, con la gracia, vences. Pero los motivos que te llevan a obrar, aun en las acciones más santas, no te parecen claros… y sientes una voz allá dentro que te hace ver razones humanas…, con tal sutileza, que se infiltra en tu alma la intranquilidad de pensar que no trabajas como debes hacerlo -por puro Amor, sola y exclusivamente por dar a Dios toda su gloria. Reacciona en seguida cada vez y di: “Señor, para mí nada quiero. -Todo para tu gloria y por Amor”.

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