Por qué hay que oponerse a la pena de muerte para Saddam Hussein

La extrema crueldad y la fría planificación de sus crímenes horroriza el alma. Estamos ante un hombre que impedía a los parientes hacer luto por un fallecido pues el luto por un enemigo del gobierno era considerado una señal de rebelión contra el gobierno, y por lo tanto podía ser castigado con cárcel, tortura o lo que considerara el tirano. Decenas de fosas sin nombre, que sólo aparecerán con los años, contienen el testimonio de una sevicia sistemática que en su silencio grita clamando justicia. Todos los errores de los Estados Unidos en esta guerra no pueden hacernos equivocar en una cosa: Hussein pertenece al tenebroso club de los déspotas ávidos de sangre humana; es uno de esos seres que desafían el sentido de la palabra “humanidad.”

Y sin embargo, es inoportuno y torpe condenarlo a muerte. Me siento orgulloso de mi Iglesia Católica que pronto se ha pronunciado para decir palabras como estas: “no se pude pagar un crimen con otro crimen.” Por boca del Cardenal Renato Martino, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, quien evocó la enseñanza de Juan Pablo II al respecto, nuestra Iglesia ha recordado que las sociedades actuales cuentan con los medios para evitar que un convicto vuelva a delinquir y “no hay necesidad de la pena capital”.

Pero además de las razones teológicas y éticas en contra de la pena de muerte hay numerosas razones prácticas que hablan en su contra. He aquí lo que sucederá si el derrocado presidente de Iraq es ejecutado.
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Austin

Camina despacio y tiene Alzheimer.
Ya lo sabe, y sus ojos tienen el aspecto de una perpetua despedida.
Austin sabe que su propio ser le huye.
Cada día desconoce un poco más de lo que ahora es.
Cada día, lo último que recuerda de sí mismo está más lejos.

Pero no hay amargura en su mirada.
Se aferra a lo esencial.
Sonríe si se equivoca; pide ayuda con frecuencia.
Si recuerda un buen chiste no duda en contarlo.
Convive con su propia perplejidad; ha hospedado sin rencor al absurdo.

Hoy se me humedecieron los ojos.
El pobre viejo se ve angustiado: no sabe dónde dejó el bastón.
Pocas cosas le acompañan tanto como ese recio bastón.
¿De qué sirve un bastón firme que ya no está?
Como tanteando el aire camina por el convento, y de pronto me lo encuentro.

Me pregunta por su bastón; es su angustia en este momento.
Los ojos reflejan grave preocupación: sin el bastón su movilidad se reducirá aún más.
Suspendo lo que estoy haciendo.
Nada me importa; sólo sé que él necesita su bastón.
Intento imaginar dónde lo ha dejado; subo, bajo, y no acierto a encontrarlo.

Mientras busco frenético, el hombre se aleja.
Anochece, es avanzado el otoño, y entre las sombras, Austin se me aleja.
Va camino de su habitación sujetando el aire, pidiendo permiso a la tarde.
No se acuerda de mí, ni recuerda que yo busco su bastón.
Pero le hace falta, le hace mucha falta, y se me parte el alma.

Pido a Dios que me ilumine, y mi plegaria es escuchada.
Colgando de una caneca, camino de uno de los baños, está el bendito bastón.
Llevo mi trofeo a la habitación de Austin.
Está de pie y mira por la ventana.
Luego me mira, sonríe y agradece. Pero sé que no sabe cómo me llamo.

Agarra su bastón como un niño su juguete.
“Haz una lista de los tontos,” me dice.
“Ponme de primero en esa lista,” agrega.
Siento dolor de que se maltrate y le digo muy serio:
“Eso no lo digas nunca, Austin.”

Entonces sonríe y se corrige, como un niño recién regañado.
Me repite que está agradecido.
Le repito que no ha sido nada.
Levanta la mano y me bendice en latín. Creo que no recuerda la bendición en inglés.
Y me voy llorando porque Cristo me ha bendecido.

Cor ad Cor Loquitur

El buen amigo, Luis F. Pérez, tiene ya su blog católico, que pertenece a mi selecto grupo de recomendados (ver en la columna de la derecha). Y la historia es que el hombre me ha pedido que escriba algo para su blog. El link es este, y puede ser puerta de entrada para que muchos amigos lean las reflexiones y comentarios de este español creyente como pocos.

Y buen título tiene el blog del hombre: “El corazón habla al corazón.” Así es Luis Fernando, y así es su blog.

Testimonio de Adhemar Cuéllar

Mi nombre es Adhemar Cuéllar, soy de Bolivia; por gracia de Dios tengo 33 años, quiero contarles lo que el Señor Jesús hizo en mi vida, y estoy seguro de que también puede hacer en sus vidas.

Mi vida de vicios y placeres comenzó a los 14 años cuando tuve mi primera “borrachera” luego de eso me hice adicto al alcohol. Recuerdo que además fumaba un promedio de 20 cigarrillos por día. En fin mi vida era un caos, ya que sufría yo y hacia sufrir a todos mis seres queridos. Para rematar todos mis males, un día se me ocurrió abrir un “extraño” negocio. Armé una tienda donde alquilaba y vendía películas pornográficas; eso sí que ya estaba mas grave. El negocio era muy bueno, ya que los clientes para ver y comprar ese tipo de material abundan. Así transcurría mi vida en medio del vicio del alcohol, el cigarrillo y la pornografía; no tenia tiempo para Dios; es más, no me agradaba la idea de asistir a la Misa, recuerdo que en más de 10 años no fui ni 7 veces a la iglesia.
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John Walsh, diácono

El tiempo que hace que estoy en Irlanda no había estado en ninguna ordenación. La primera fue ayer, cuando John Walsh, un joven estudiante que está acabando su ciclo teológico en Oxford, recibió el diaconado.

Fue una ceremonia bella con muy poca asistencia de fieles. Presidió uno de los obispos auxiliares de Dublín, Mons. Dermot O’Mahony. El evangelio fue hermosamente proclamado en canto por un diácono inglés, de nombre Dominic.

En su predicación, Mons. Dermot destacó la actitud de los sabios de Oriente, que supieron reconocer en adoración al Mesías que no era de su pueblo; invitó también a seguir el ejemplo de Cristo, que no excluyó a ningún pueblo y que a todos incluyó en su amor. Dijo que tal era el modelo de los ministros de Cristo: nadie debía sentir que estaba afuera del corazón de un diácono o sacerdote.

Este obispo brilla no sólo por su predicación sino por su sencillez y alegría. Al final de la misa comentó que hacía muchos años que no podía presidir una ordenación, porque, como es sabido, padece un cáncer que lo ha postrado muchas veces. Parece que ahora es él quien está venciendo a la enfermedad, y desde su experiencia de marginación y de dolor, es notable cuánto ha crecido su alma y cómo es de ancho su corazón de pastor.

En fin, ha sido un día de gracia, y de él sólo podemos dar gracias.

Esto tiene que saberse

Hay historias muy tristes de abusos de poder o de abusos sexuales causados por sacerdotes o religiosas. Esas verdades, dolorosas como son, deben ser conocidas. Pero debe saberse también que hay muchas calumnias. Y sobre todo, debe saberse que incluso en lo más espeso del barro hay espacio para muestras de virtud cristiana de proporciones heroicas.

Lo que sigue es de la vida real. Aconteció aquí en Irlanda y lo que ofrezco es traducción de partes de The Irish Times del 2 de diciembre de 2005, página 3.

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Nos duele Guatemala, nos duele Paquistán

Noticias desgarradoras de dolor nos obligan a hacer un alto, reflexionar, orar y colaborar en todo cuanto podamos. El Sur de México, Guatemala y El Salvador han sido severamente golpeados por el huracán Stan. Decenas de nuestros Amigos en la Fe han quedado incomunicados, o han tenido severas pérdidas humanas o materiales.

Entre tanto, nos alcanzan las noticias de un devastador terremoto en el Sur de Asia. Siempre estas noticias causan dolor, pero en este caso hay un motivo adicional: cientos de niños y niñas han perecido al derrumbarse sobre ellos sus propias escuelas.

Por estas intenciones unimos nuestros corazones y nuestras oraciones.

Nos escribe la Presidenta de Irlanda

Dublin, 4 de Octubre de 2005

M. R. P.

Larry Collins, O.P.,

Vicario del Provincial

St. Mary’s, Tallaght

Querido P. Larry,

Ha sido motivo de gran tristeza para mí saber de la muerte del P. Fergal O’Connor, en su tiempo un verdadero modelo de ayuda a los desposeídos y de lucha por los Derechos Humanos.

Quiero ofrecer a Ud. y a la Comunidad Dominicana mis sinceras condolencias. Por favor, esté seguro que Ustedes estarán en mis pensamientos y oraciones, mientras poco a poco llega la aceptación ante esta gran pérdida.

Le pido que extienda éste, mi saludo de condolencia, a Filomena, hermana del P. Fergal.

Ar dheis Dé go rhaib a anam dhilís.

Con gran aprecio,

Mary McAleese

Presidenta de Irlanda

[Traducción mía del original en inglés. La frase final, en gaélico irlandés, me han dicho que significa: On the right side of God may be his sweet soul, es decir: Su dulce alma esté a la Diestra de Dios.]

Carta a las Vírgenes

Carta a las Vírgenes Seglares Dominicas

con motivo del fallecimiento de

Myriam Marlen López, O.P.

Dublín, 4 de Octubre de 2005

Queridas Hermanas,

Separado por la distancia, pero no por el tiempo ni por el afecto, les dirijo estas palabras a la hora misma en que algunas de ustedes, a nombre de todos nosotros, participan de la celebración de las exequias de nuestra muy recordada Myriam Marlen.

Su salud, hay que reconocerlo, se había deteriorado demasiado en las últimas semanas, pero el corazón tiene sus anhelos, y era el nuestro que ella pudiera recuperarse de tan grave estado, y de nuevo pudiera unirse a nuestra oración y alegrarnos con su sonrisa. No lo quiso así mi Dios, que conoce los corazones y tiene designios que nos superan. Ahora esa sonrisa, espontánea y abierta a todos, se habrá unido al gozo de quienes moran en la Patria. Ahora la alegría de ella es perfecta: ha alcanzado al Amado.

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El adiós a un hermano

Un deber de caridad y de justicia me mueve a hablar sobre los últimos días del P. Fergal, de aquí de mi convento.

Fergal O'Connor, O.P.Fergal sufría de una artritis deformante desde su juventud. Le fue detectada no mucho después de su ordenación sacerdotal. El dolor casi constante y las limitaciones propias de la enfermedad le acompañaron hasta los 76 años que tenía al momento de partir. Pero la artritis no frenó ni su inteligencia sobresaliente, ni su corazón compasivo, ni su alegría fraterna, ni su voz recia, que a menudo llamaba a reflexión o también a disfrutar de las cosas amables de la vida. Fue profesor universitario muchos años en la Universidad Nacional de Irlanda, en las áreas de filosofía y sociología. Sus exalumnos lo recuerdan como alguien que los hacía pensar. De temperanto vivaz y dialéctico, gustaba de tomar siempre la postura contraria a su interlocutor, fuera quien fuera, no por incomodar, sino por llevar a la gente a compartir su propia pasión por la verdad.

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Fergal O’Connor, O.P.

El jueves a mediodía falleció un padre de mi convento, aquí en Dublín; un sacerdote y profesor a quien aprendí a respetar, querer y valorar mucho. Fergal es su nombre.

Como era tan poco amigo de fotografías, por respeto a su preferencia no publicaré aquí su imagen, que sin embargo queda bien grabada en mi recuerdo y mi oración.

Las exequias serán mañana a las 11.00 AM.

Dos Profesiones Solemnes

Dos estudiantes dominicos, Ciaran y Fergus han hecho ayer su profesión solemne, en hermosa ceremonia presidida por el Padre Provincial, Patrick Lucey.

Una alegría adicional fue la presencia de cuatro religiosas colombianas de las Dominicas Nazarenas: la Madre Gloria Isabel, por una parte, y las tres hermanas que se quedarán en Dublín: Hna. Ma. Bernarda, Hna. Mariela y Hna. Alba Luz. Me siento feliz de ver la acogida que los dominicos les han dispensado.

La Niña Morena de los Ojos Bellos

Niña morenaHace unos días fui a comer algo ligero a un restaurante de comidas rápidas. A poco de sentarme, una señora se sentó en la mesa de al lado; iba acompañada de su pequeña hija. Ambas eran bastante morenas.

No podía yo evitar mirar a mis vecinas. La madre, una mujer de unos 40 años, robusta, metida completamente en sus cavilaciones. Un rostro inexpresivo, tal vez con un reflejo de cansancio, desilusión o hastío. Apenas miraba su comida.

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