John Walsh, diácono

El tiempo que hace que estoy en Irlanda no había estado en ninguna ordenación. La primera fue ayer, cuando John Walsh, un joven estudiante que está acabando su ciclo teológico en Oxford, recibió el diaconado.

Fue una ceremonia bella con muy poca asistencia de fieles. Presidió uno de los obispos auxiliares de Dublín, Mons. Dermot O’Mahony. El evangelio fue hermosamente proclamado en canto por un diácono inglés, de nombre Dominic.

En su predicación, Mons. Dermot destacó la actitud de los sabios de Oriente, que supieron reconocer en adoración al Mesías que no era de su pueblo; invitó también a seguir el ejemplo de Cristo, que no excluyó a ningún pueblo y que a todos incluyó en su amor. Dijo que tal era el modelo de los ministros de Cristo: nadie debía sentir que estaba afuera del corazón de un diácono o sacerdote.

Este obispo brilla no sólo por su predicación sino por su sencillez y alegría. Al final de la misa comentó que hacía muchos años que no podía presidir una ordenación, porque, como es sabido, padece un cáncer que lo ha postrado muchas veces. Parece que ahora es él quien está venciendo a la enfermedad, y desde su experiencia de marginación y de dolor, es notable cuánto ha crecido su alma y cómo es de ancho su corazón de pastor.

En fin, ha sido un día de gracia, y de él sólo podemos dar gracias.

Esto tiene que saberse

Hay historias muy tristes de abusos de poder o de abusos sexuales causados por sacerdotes o religiosas. Esas verdades, dolorosas como son, deben ser conocidas. Pero debe saberse también que hay muchas calumnias. Y sobre todo, debe saberse que incluso en lo más espeso del barro hay espacio para muestras de virtud cristiana de proporciones heroicas.

Lo que sigue es de la vida real. Aconteció aquí en Irlanda y lo que ofrezco es traducción de partes de The Irish Times del 2 de diciembre de 2005, página 3.

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Nos duele Guatemala, nos duele Paquistán

Noticias desgarradoras de dolor nos obligan a hacer un alto, reflexionar, orar y colaborar en todo cuanto podamos. El Sur de México, Guatemala y El Salvador han sido severamente golpeados por el huracán Stan. Decenas de nuestros Amigos en la Fe han quedado incomunicados, o han tenido severas pérdidas humanas o materiales.

Entre tanto, nos alcanzan las noticias de un devastador terremoto en el Sur de Asia. Siempre estas noticias causan dolor, pero en este caso hay un motivo adicional: cientos de niños y niñas han perecido al derrumbarse sobre ellos sus propias escuelas.

Por estas intenciones unimos nuestros corazones y nuestras oraciones.

Nos escribe la Presidenta de Irlanda

Dublin, 4 de Octubre de 2005

M. R. P.

Larry Collins, O.P.,

Vicario del Provincial

St. Mary’s, Tallaght

Querido P. Larry,

Ha sido motivo de gran tristeza para mí saber de la muerte del P. Fergal O’Connor, en su tiempo un verdadero modelo de ayuda a los desposeídos y de lucha por los Derechos Humanos.

Quiero ofrecer a Ud. y a la Comunidad Dominicana mis sinceras condolencias. Por favor, esté seguro que Ustedes estarán en mis pensamientos y oraciones, mientras poco a poco llega la aceptación ante esta gran pérdida.

Le pido que extienda éste, mi saludo de condolencia, a Filomena, hermana del P. Fergal.

Ar dheis Dé go rhaib a anam dhilís.

Con gran aprecio,

Mary McAleese

Presidenta de Irlanda

[Traducción mía del original en inglés. La frase final, en gaélico irlandés, me han dicho que significa: On the right side of God may be his sweet soul, es decir: Su dulce alma esté a la Diestra de Dios.]

Carta a las Vírgenes

Carta a las Vírgenes Seglares Dominicas

con motivo del fallecimiento de

Myriam Marlen López, O.P.

Dublín, 4 de Octubre de 2005

Queridas Hermanas,

Separado por la distancia, pero no por el tiempo ni por el afecto, les dirijo estas palabras a la hora misma en que algunas de ustedes, a nombre de todos nosotros, participan de la celebración de las exequias de nuestra muy recordada Myriam Marlen.

Su salud, hay que reconocerlo, se había deteriorado demasiado en las últimas semanas, pero el corazón tiene sus anhelos, y era el nuestro que ella pudiera recuperarse de tan grave estado, y de nuevo pudiera unirse a nuestra oración y alegrarnos con su sonrisa. No lo quiso así mi Dios, que conoce los corazones y tiene designios que nos superan. Ahora esa sonrisa, espontánea y abierta a todos, se habrá unido al gozo de quienes moran en la Patria. Ahora la alegría de ella es perfecta: ha alcanzado al Amado.

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El adiós a un hermano

Un deber de caridad y de justicia me mueve a hablar sobre los últimos días del P. Fergal, de aquí de mi convento.

Fergal O'Connor, O.P.Fergal sufría de una artritis deformante desde su juventud. Le fue detectada no mucho después de su ordenación sacerdotal. El dolor casi constante y las limitaciones propias de la enfermedad le acompañaron hasta los 76 años que tenía al momento de partir. Pero la artritis no frenó ni su inteligencia sobresaliente, ni su corazón compasivo, ni su alegría fraterna, ni su voz recia, que a menudo llamaba a reflexión o también a disfrutar de las cosas amables de la vida. Fue profesor universitario muchos años en la Universidad Nacional de Irlanda, en las áreas de filosofía y sociología. Sus exalumnos lo recuerdan como alguien que los hacía pensar. De temperanto vivaz y dialéctico, gustaba de tomar siempre la postura contraria a su interlocutor, fuera quien fuera, no por incomodar, sino por llevar a la gente a compartir su propia pasión por la verdad.

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Fergal O’Connor, O.P.

El jueves a mediodía falleció un padre de mi convento, aquí en Dublín; un sacerdote y profesor a quien aprendí a respetar, querer y valorar mucho. Fergal es su nombre.

Como era tan poco amigo de fotografías, por respeto a su preferencia no publicaré aquí su imagen, que sin embargo queda bien grabada en mi recuerdo y mi oración.

Las exequias serán mañana a las 11.00 AM.

Dos Profesiones Solemnes

Dos estudiantes dominicos, Ciaran y Fergus han hecho ayer su profesión solemne, en hermosa ceremonia presidida por el Padre Provincial, Patrick Lucey.

Una alegría adicional fue la presencia de cuatro religiosas colombianas de las Dominicas Nazarenas: la Madre Gloria Isabel, por una parte, y las tres hermanas que se quedarán en Dublín: Hna. Ma. Bernarda, Hna. Mariela y Hna. Alba Luz. Me siento feliz de ver la acogida que los dominicos les han dispensado.

La Niña Morena de los Ojos Bellos

Niña morenaHace unos días fui a comer algo ligero a un restaurante de comidas rápidas. A poco de sentarme, una señora se sentó en la mesa de al lado; iba acompañada de su pequeña hija. Ambas eran bastante morenas.

No podía yo evitar mirar a mis vecinas. La madre, una mujer de unos 40 años, robusta, metida completamente en sus cavilaciones. Un rostro inexpresivo, tal vez con un reflejo de cansancio, desilusión o hastío. Apenas miraba su comida.

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Hno. Roger de Taizé, q.e.p.d.

Hno. Roger

Golpea y colma de tristeza la muerte del Hno. Roger, un verdadero testigo del amor compasivo de Cristo y tabajador incansable de la unidad entre los cristianos.

A los noventa años de edad, en el ocaso de una vida entregada al servicio de los jóvenes de multitud de países y confesiones cristianas, el Hno. Roger oraba junto a miles de jóvenes cuando fue sorpresivamente apuñaleado por una mujer de nacionalidad rumana, que de inmediato fue detenida por los presentes.

Una hermosa semblanza del corazón del Hno. Roger aquí.

Sobre su espiritualidad y su conversión a la Iglesia Católica, aquí

Hasta el final

Ayer pude celebrar la Eucaristía en la Capilla de las Apariciones. Es la primera y única vez que podré hacerlo en este viaje. Fue bonito, por supuesto, pero un poco extraño porque me correspondió la misa en inglés de las tres y media de la tarde y literalmente había sólo dos personas que hablaban inglés, aunque la capilla en sí estaba llena de peregrinos. En cierto momento pensé que era inútil tratar de predicar algo para sólo dos personas, pero después me acordé que cuando celebré mi primera misa solo en Chiquinquirá, después de todos los festejos y agasajos de la ordenación sacerdotal (que fue en Bogotá), asistieron en gran total: dos personas. En ese entonces fue una misa con homilía para dos en español; ahora, misa para dos en inglés. Algo me querrá decir Dios…

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