Vaciarte de ti; llenarte de ÉL

Estás lleno de ti, de ti, de ti… -Y no serás eficaz hasta que no te llenes de El, de El, de El, actuando «in nomine Domini» -en nombre y con la fuerza de Dios.

¿Cómo pretendes seguir a Cristo, si giras solamente alrededor de ti mismo?

Una impaciente y desordenada preocupación por subir profesionalmente, puede disfrazar el amor propio so capa “de servir a las almas”. Con falsía -no quito una letra-, nos forjamos la justificación de que no debemos desaprovechar ciertas coyunturas, ciertas circunstancias favorables… Vuelve tus ojos a Jesús: El es “el Camino”. También durante sus años escondidos surgieron coyunturas y circunstancias “muy favorables”, para anticipar su vida pública. A los doce años, por ejemplo, cuando los doctores de la ley se admiraron de sus preguntas y de sus respuestas… Pero Jesucristo cumple la Voluntad de su Padre, y espera: ¡obedece! -Sin perder esa santa ambición tuya de llevar el mundo entero a Dios, cuando se insinúen esas iniciativas -ansias quizá de deserción-, recuerda que también a ti te toca obedecer y ocuparte de esa tarea oscura, poco brillante, mientras el Señor no te pida otra cosa: El tiene sus tiempos y sus sendas.

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