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Estuvo a punto de vengar con sus propias manos al asesino de su hermano Hugo. Pero, antes de la ejecución, Juan recordó súbitamente que Cristo había orado por sus enemigos en la Cruz. Movido por aquel recuerdo, envainó la espada.
En el Monasterio de San Miniato tuvo una visión: la imagen de Cristo inclinó la cabeza hacia el joven, como si quisiese darle a entender que había aceptado su sacrificio y su sincero arrepentimiento.
Desde aquel momento, la vida de Juan Gualberto cambió radicalmente. La gracia se apoderó de él de tal manera, que fue a pedir al Abad que le admitiese en la vida religiosa.
A la muerte del Abad de San Miniato, Juan abandonó el Convento con un compañero, y partió en busca de un lugar más retirado.
Durante una peregrinación que hizo al Santuario de Camaldoli en un lugar llamado Vallis Umbrosa, fundó una Orden nueva, en la que se observaba la Regla de San Benito.
Juan modificó un tanto la observancia de esta Regla, ya que suprimió el trabajo manual para los monjes de coro, e introdujo a los "conversi", o hermanos legos. Probablemente, el Monasterio de Valleumbrosa fue el primero que tuvo hermanos legos.
Juan Gualberto temía tanto el extremo de la laxitud como el de la dureza. Velaba particularmente por la pobreza y austeridad.
Sin embargo, durante una época de hambre, socorrió milagrosamente a las multitudes que acudían a Rozzuolo. Dios le concedió el don de la profecía y de obrar milagros, ya que curó a varios enfermos.
Murió el 12 de julio de 1073. El Papa Celestino lo canonizó en 1193.
Bogotá, Colombia (1986) - Iglesia Cristo maestro. Tenemos un hijo de 17 años y una nena de 13 años, nuestro hogar es muy bello, es lleno de cordialidad y amor porque esta Dios muy presente en nuestras vidas.
Medellín, Colombia (2003) - Que Nuestro Señor Jesús y la Santísima Virgen te protejan siempre y te ayuden a ser un verdadero hijo de Dios, Ora Siempre y verás las gracias y bendiciones que vendran sobre tu vida y las de tu familia, Bendiciones de tu abuelita Maria D.
Moquegua, Perú - Que Dios te bendiga hijita y que la Virgen María te acompañe siempre, guie tus pasos y los de tu familia. Muchas Felicidades. Te quiero mucho.
Así dice el Señor: "Israel, conviértete al Señor Dios tuyo, porque tropezaste por tu pecado. Preparad vuestro discurso, volved al Señor y decidle: "Perdona del todo la iniquidad, recibe-benévolo el sacrificio de nuestros labios. No nos salvará Asiria, no montaremos a caballo, no volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos. En ti encuentra piedad el huérfano."
Yo curaré sus extravíos, los amaré sin que lo merezcan, mi cólera se apartará de ellos. Seré para Israel como rocío, florecerá como azucena, arraigará como el Líbano. Brotarán sus vástagos, será su esplendor como un olivo, su aroma como el Líbano.
Vuelven a descansar a su sombra: harán brotar el trigo, florecerán como la viña; será su fama como la del vino del Líbano. Efraín, ¿qué te importan los ídolos? Yo le respondo y le miro: yo soy como un ciprés frondoso: de mí proceden tus frutos. ¿Quién es el sabio que lo comprenda, el prudente que lo entienda? Rectos son los caminos del Señor: los justos andan por ellos, los pecadores tropiezan en ellos."
No volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos (Oseas 14, 2-10)
Salmo
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, / por tu inmensa compasión borra mi culpa; / lava del todo mi delito, / limpia mi pecado. R.
Te gusta un corazón sincero, / y en mi interior me inculcas sabiduría. / Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; / lávame: quedaré más blanco que la nieve. R.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, / renuévame por dentro con espíritu firme; / no me arrojes lejos de tu rostro, / no me quites tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación, / afiánzame con espíritu generoso. / Señor, me abrirás los labios, / y mi boca proclamará tu alabanza. R.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: "Mirad que os mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero no os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis; en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre: el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. Creedme, no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre".
No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre (Mateo 10, 16-23)
La persecución: (1) Es real, aunque no ocurra en nuestro aquí y ahora; (2) Ya sucede como presión social impía; (3) Se da en nosotros como resistencia al Evangelio. 29 min. 23 seg.
Somos frágiles pero en medio de esa limitación, Cristo nos ha llamado a ser sus discípulos y a alcanzar la victoria por el camino de la prudencia, la humildad, la oración y la sabiduría. 5 min. 12 seg.
Aprendamos la discreción que nos lleva al momento justo de anunciar la Palabra para proponer la conversión sin presumir que somos mejores ni la condenación de otros. 5 min. 52 seg.
Cristo al enviarnos a misión nos advierte que no debemos creernos fuertes ni menospreciar al enemigo, que no todo nos va a salir bien y que habrá personas cercanas que nos van a fallar. 5 min. 59 seg.
El verdadero profeta te debe llamar a la conversión de tu pecado; denuncia pero también anuncia esperanza mostrando el camino que te conduce a Dios. 6 min. 44 seg.
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1.1 Aprender a confiar en el Señor es también aprender que no se puede confiar demasiado ni en las propias fuerzas ni en los recursos que solemos tener a mano, como son nuestras amistades, riquezas o negocios. Tal es la enseñanza principal de la primera lectura de hoy, tomada del profeta Oseas.
1.2 Para situar mejor este texto en su contexto conviene recordar cuán pequeño resultaba Israel en comparación con las potencias económicas y militares que le rodearon siempre: Egipto, por la izquierda, Asiria y Babilonia por la derecha, estaban siempre al acecho para tomar posesión de la tierra de Israel, que, aunque pequeño, resultaba ser un corredor de comercio y lugar de paso de tropas sumamente estratégico.
1.3 Es explicable, entonces, que cuando los reyes de Israel se veían amenazados por algún vecino grande procuraban afianzarse en otro de los vecinos grandes. Así vino a volverse costumbre una especie de política de alianzas políticas, a menudo selladas con matrimonios de conveniencia e intercambios de culto. Los hechos, sin embargo, demostraron que estas alianzas en primer lugar no resultaban gratuitas y en segundo lugar terminaban deteriorando gravísimamente la fe del pueblo elegido.
1.4 Así entendemos cómo el proceso de la fe de los israelitas les llevó a expresiones como las que hemos oído hoy: "Ya no nos salvará Asiria, ya no confiaremos en nuestro ejército, ni volveremos a llamar 'dios nuestro' a las obras de nuestras manos." La respuesta del Señor no se hará esperar: "Yo perdonaré sus infidelidades, dice el Señor; los amaré, aunque no lo merezcan, porque mi cólera se ha apartado de ellos. Seré para Israel como rocío; mi pueblo florecerá como el lirio, hundirá profundamente sus raíces, como el álamo, y sus renuevos se propagarán."
2. La Serpiente y la Paloma
2.1 La advertencia de Jesús a sus discípulos, en el evangelio de hoy, conserva toda su actualidad: astutos como serpientes, sencillos como palomas. Varias cosas podemos aprender de un consejo así.
2.2 Aprendemos que hay una astucia buena, que consiste en estar despiertos a las sinuosidades y trampas del mal; pero esta astucia no debe hacernos ni sinuosos ni tramposos. Y aprendemos que hay una simplicidad buena, que consiste en afianzar nuestra intención en los bienes verdaderos y amarlos con sencillez y corazón indiviso; pero esta simplicidad no debe llevarnos a imaginar que todo el mundo pensará u obrará como nosotros.
2.3 Aprendemos que "la gente" es destinatario del Evangelio y que en ese mismo sentido es un error presumir que obrarán con justicia, sinceridad, gratitud o amor al bien: si tuvieran todo eso no necesitarían quizá ser evangelizados. Precisamente porque no lo tienen queremos anunciarles el Evangelio. Y si no lo tienen, nuestra confianza no puede estar en que van a ser justos, sinceros, agradecidos o bien intencionados. Nuestra confianza estará sólo en Aquel que, sabiendo de qué está hecha esta raza humana, aquí quiso plantar la semilla de la salvación, al precio altísimo de la Sangre de su Hijo.