Si la gracia no es merecida, ¿no implica eso que la Llena de Gracia cometió pecado?

Fray Nelson en una ocacion un familiar q se a separado de la iglesia catolica me dijo q a la Sma.Virgen (ella solo dijo Maria) se le habia concedido la GRACIA de tener a Nuestro Señor Jesus porq asi Dios lo quizo pero q la palabra GRACIA significa REGALO NO MERECIDO sabiendo q esta palabra es continua en la Iglesia le pido de favor me ayude porq uno entiende q uno no meresca algo de Dios por pecador pero para Nuestra Madre y aun asi se q los hermanis separados siempre diran algo en contra de la manera en q vemos a la Santisima Virgen en la Iglesia Catolica. Un fuerte abrazo de L.L. Gracias.

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Uno puede no merecer algo por dos razones. Si uno se portó mal y le dan un regalo, claramente uno no merece ese regalo. Pero si uno no se ha ganado algo, y tampoco ha hecho nada malo, recibir el regalo es recibir algo que uno no merece.

Ejemplo de lo primero: un rey llega al trono, y sin que lo merezcan, concede el perdón y la libertad a algunos presos que no habían terminado de pagar sus condenas. El rey hace eso por generosidad y como un gesto de bondad. Ellos no merecían eso.

Ejemplo de lo segundo: el rey llega al trono y decide regalarle una mansión a uno de los guardianes del palacio. Este hombre no había cometido ningún crimen pero su sueldo tampoco daba para pagar semejante mansión. ¡Nunca lo habría imaginado! Ese guardía no merecía esa mansión pero tampoco había cometido falta alguna.

O sea que lo de no merecer no implica que haya habido maldad o formal alguna de pecado.

La Virgen María recibió amor, dones y gracias que superan todo lo que ella, en cuanto creatura de Dios, hubera podido haberse “ganado” o sea, hubiera podido merecer. Dios la amó de un modo sublime y altísimo, y en razón de ese amor, la asoció de una manera única a la misión de su Divino Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Sobre la resurrección corporal de Jesucristo

Padre Nelson, recientemente he leído declaraciones de algunos sacerdotes, entiendo que muy respetados y con muchos títulos, que dicen cosas raras. Y por raras quiero decir que afirman que la resurrección de Cristo era una metáfora, o que en realidad no importa si su cuerpo se corrompió o no en la tumba. Tiene la Iglesia Católica una posición clara al respecto? — J.H.

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Por supuesto que la tiene. Está en varias partes del Catecismo:

988 El Credo cristiano —profesión de nuestra fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y en su acción creadora, salvadora y santificadora— culmina en la proclamación de la resurrección de los muertos al fin de los tiempos, y en la vida eterna.

989 Creemos firmemente, y así lo esperamos, que del mismo modo que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos, y que vive para siempre, igualmente los justos después de su muerte vivirán para siempre con Cristo resucitado y que Él los resucitará en el último día (cf. Jn 6, 39-40). Como la suya, nuestra resurrección será obra de la Santísima Trinidad: «Si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros (Rm 8, 11; cf. 1 Ts 4, 14; 1 Co 6, 14; 2 Co 4, 14; Flp 3, 10-11).

990 El término “carne” designa al hombre en su condición de debilidad y de mortalidad (cf. Gn 6, 3; Sal 56, 5; Is 40, 6). La “resurrección de la carne” significa que, después de la muerte, no habrá solamente vida del alma inmortal, sino que también nuestros “cuerpos mortales” (Rm 8, 11) volverán a tener vida.

991 Creer en la resurrección de los muertos ha sido desde sus comienzos un elemento esencial de la fe cristiana. “La resurrección de los muertos es esperanza de los cristianos; somos cristianos por creer en ella” (Tertuliano, De resurrectione mortuorum 1, 1): «¿Cómo andan diciendo algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación, vana también vuestra fe […] ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como primicias de los que durmieron» (1 Co 15, 12-14. 20).

Sobre por qué muchos niegan esta verdad esencial de nuestra fe, basta recordar que herejías, negaciones y defomraciones de la fe, sobre todo por querer complacer al mundo y acomodarse a lo que el mundo acepta, han existido siempre. Transcribo aquí lo que escribía hace unos años:

Desde el siglo XIX ha tomado impulso peculiar una verdadera guerra contra el Resucitado. O para ser más exactos: oposición abierta, pero vestida de racionalidad, al dato tan sencillo y tan fundamental que nos traen los Evangelios: el que murió en la Cruz no ha quedado sujeto a la corrupción de los cadáveres; vive, está lleno de la gloria del Padre, y la muerte ya no tiene poder sobre Él.

Ya San Mateo (28,11-15) cuenta de un primer intento, muy burdo, de negar la victoria postrera del Crucificado: los soldados que guardaban la tumba deben testificar que, mientras ellos dormían, los discípulos robaron el cadáver.

Uno puede leer la historia de las herejías cristológicas como un esfuerzo continuado de robar su sentido y significado real a la resurrección. Por ejemplo: Si Cristo es un ser altísimo distinto de Dios y creado por Dios, como cree el arrianismo, entonces no es Dios pero tampoco es hombre, luego su muerte es falsa, o no es la muerte nuestra, y su resurrección no dice en verdad nada a nosotros.

Si hay un Cristo “hijo de Dios” distinto de otro Cristo “hijo de María,” como quiere el nestorianismo, entonces la resurrección es, a lo sumo, la reanimación de un cadáver: una especie de segunda encarnación. Por supuesto, ello tampoco dice nada a nuestra esperanza porque nosotros no contamos con que el Lógos se una a nosotros después de que muramos.

Si en Cristo sólo hay una naturaleza, la naturaleza divina, como pretende el monofisismo, entonces su muerte es un holograma repleto de efectos especiales
que nada dicen a la realidad cruda y dura de nuestra propia muerte.

Al revisar las principales herejías uno pronto entiende la sabiduría del dictum de San Ireneo: Caro cardo salutis: la verdad y realidad de la carne de Cristo, y por ende, de su plena naturaleza humana, unida en la única persona del Verbo, es el fundamento para creer en el amor que se desplegó en la Cruz, y para dar fundamento a la esperanza que se despliega con la resurrección.

Así las cosas, una oleada de escepticismo hacia los milagros en general, y hacia la resurrección de Cristo en particular, ha llevado a tratar de reinterpretar los Evangelios desde ideas ajenas y artificales, como aquello de que Cristo resucitó “en la fe de los discípulos,” es decir, algo completamente semejante a lo que un entusiasta de Mao Tse-Tung puede gritar en una manifestación callejera: “¡Mao Vive!” Y si le preguntamos al del grito: de qué modo vive Mao, él admite que el cadáver de Mao siguió el destino de todo cadáver, y que lo que se conserva es por obra de un proceso de embalsamamiento. Pues así pretenden estos sedicentes teólogos que pensemos de Cristo: que lo que está vivo es “su proyecto,” “su causa,” la cual después se interpreta como luchar por unos “valores del Reino,” que al final se reducen a un humanismo horizontal y buenista bien salpicado de socialismo.

¿Por qué la Semana Santa cambia de fecha cada año?

Es algo que seguramente nos hemos preguntado desde pequeños, y yo mismo he sido interrogado varias veces en ese sentido: ¿Por qué cambia de fecha la Semana Santa? Alguien sugería si era el Papa el que cambiaba tanto las fechas, y con qué criterio.

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Un excelente artículo de Aciprensa resume bien la respuesta:

Cada año varían las fechas del Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado de Gloria y Domingo de Resurrección, y existe una razón histórica para ello cada año.

En Semana Santa los cristianos celebramos la resurrección de Cristo, la fiesta más importante del calendario litúrgico. De hecho, durante los tres primeros siglos de la fe era la única fiesta que se celebraba.

El origen de la fecha se debe a que la muerte de Cristo ocurrió cerca a la Pascua Judía. Los Evangelios se refieren a esta celebración en el pasaje bíblico de la Última Cena, cuando Jesús se reúne con sus discípulos para celebrar la fiesta en la que los judíos recordaban su salida de Egipto.

Los judíos, de acuerdo a sus normas, deben renovar cada año esta celebración el día 15 del mes de Nisan, que empieza con la primera luna nueva de primavera: es decir, el primer plenilunio de primavera, independientemente del día de la semana que toque.

Luna llena

Con el paso del tiempo y aunque algunas regiones en el mundo se resistían, la Iglesia comenzó a unificar la fecha de la Pascua. Desde el I Concilio Ecuménico de Nicea en el año 325, la Semana Santa se celebra el primer domingo de luna llena después del equinoccio primaveral (alrededor del 21 de marzo).

Al principio se tenía en cuenta que no coincidiera con la celebración de la Pascua Judía, pero con el paso del tiempo se fue perdiendo esta costumbre, al menos en Occidente.

Así el Domingo de Pascua acontece en un paréntesis de 35 días, entre el 22 de marzo y el 25 de abril.

Las fechas de Pascua se repiten en un periodo de 5.700.000 años y en ese intervalo de tiempo la fecha más frecuente es el 19 de abril. La mayoría de las veces la Semana Santa cae durante la primera o segunda semana de abril.

Las lecturas de la Vigilia Pascual

Padre, ¿por qué son tantas las lecturas de la Vigilia Pascual? ¿Se supone que hay que hacerlas todas? — AYB

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La Vigilia Pascual es la celebración más antigua, más importante y más solemne de nuestra Iglesia Católica porque apunta al centro y corazón de toda nuestra fe: la victoria de Jesucristo sobre el pecado, el demonio y la muerte. Toda la ceremonia, y no sólo las lecturas, tiene el propósito de ayudarnos a vivir lo que celebramos con la mayor conciencia, gratitud y entrega que sea posible.

Por supuesto, lo central es al resurrección de Jesucristo; pero sin el adecuado contexto, la resurrección misma queda casi reducida a un hecho exótico y aislado que parece más próximo a la fantasía que a la realidad. Es ahi donde tienen su enorme importancia las lecturas cuidadosamente escogidas por la Iglesia. Al ver el camino, el proceso de revelación y salvación, que ha conducido al pueblo de Dios hasta la conciencia de su pecado y la necesidad de ser renovados completamente, los ojos de nuestra mente se disponen para reconocer, hasta donde es posible, el esplendor de la gloria del Resucitado.

Por eso la Vigilia Pascual no es una “misa” más–y por favor, sépase muy bien que cada eucaristía es comunión plena con el sacrificio redentor del Calvario. La Vigilia Pascual quiere conducirnos, más allá de los siglos, las culturas, y las múltiples diferencias que tenemos unos con otros, a fundirnos en el mismo amor poderoso y redentor que proviene de la victoria del Señor. Por eso hay que asistir a esta Vigilia con una gran preparación de alma, con tiempo suficiente, con el corazón sediento de la verdad y el amor que sólo están en el Hijo de Dios, que se ofreció por nosotros en la Cruz.

Es ideal entonces que se proclamen, escuchen y mediten todas las lecturas, con sus respectivos salmos y oraciones. Una buena predicación es importante también para que se vea la conexión que estas lecturas tienen entre sí, y también la que tienen con nuestra vida, nuestro aquí y ahora. Por razones extremas, que me cuesta trabajo imaginar, se pueden hacer menos lecturas, pero hay algunas que son inamovibles: la del Éxodo, que nos une a la Pascua de los judíos, la Epístola de San Pablo, y por supuesto el Evangelio.

Quiera Dios que crezca en todos nosotros el amor por sus misterios y el deseo de celebrarlos con fe, con devoción, con gratitud.

Numeración extraña de algunos libros de la Biblia

Buenos días Pbro Nelson. Lo saludo cordialmente y lo felicito por su excelente labor pastoral. Tengo la siguiente pregunta: Porque el libro de la Biblia Ester, se encuentran los capítulos intercalados. Y porque los salmos traen dos números? -A.A.R.

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Tu pregunta es una muy buena ocasión para recordar cómo ha sido de larga y de compleja a la historia de ese texto maravilloso que nosotros llamamos la Biblia. Como sabemos, la Biblia es una colección de escritos que pertenecen a una sola historia y a un solo pueblo pero que provienen de culturas muy distintas e incluso de idiomas diferentes.

Miremos un poco el caso del Libro de Ester. Podemos decir que este libro de la Biblia es como una especie de parábola; es una narración edificante que se apoya indudablemente en hechos reales pero que construye su relato con un propósito específico: Mostrar la fuerza de la oración y de la fe, a partir de una situación que podría parecer desesperada: la de una mujer sin defensa y sin apoyo visible.

Hay que tener en cuenta en todo esto que los autores de la antigüedad no tenían las mismas ideas que nosotros con respecto a lo que significa escribir una obra; para ellos no existía propiamente el concepto de derechos de autor, Y por eso no consideraban que estuvieran corrompiendo una obra si aumentaban algo de texto que pudiera expresar o completar el pensamiento original. No cualquier persona ni por cualquier motivo podía aumentar texto pero es un hecho que esto sucedía y en el caso del Libro de Ester es un hecho que sucedió. Una primera versión del Libro de Ester fue hecha completamente en lengua hebrea. muchos años después lo que nosotros llamamos el Antiguo Testamento fue traducido al griego y ya en la lengua griega se agregaron algunos pasajes al antiguo texto que originalmente estuvo en hebreo.

El problema está en que la mayor parte de los judíos solamente aceptan como Escrituras Sagradas los textos que tuvieron su versión original en hebreo. Los protestantes han seguido la decisión de los judíos (aunque por supuesto los judíos no son cristianos) y eso quiere decir que tampoco aceptan aquellos libros sagrados o aquellas partes de los libros sagrados que tuvieron como lengua original el griego. Por eso las Biblias de los protestantes no tienen los libros de los Macabeos ni el libro eclesiástico ni tampoco el libro de la sabiduría, entre otras cosas. Varios libros o partes de libros que tienen como lengua original el griego son en cambio aceptados plenamente por la Iglesia Católica lo cual quiere decir que hay una diferencia entre el Libro de Ester como aparece en una Biblia protestante y como aparece en una Biblia católica. Esto también implica que hay una numeración en capítulos y versículos del texto hebreo mientras que las adiciones provenientes de la lengua griega tienen que ser intercaladas en el texto hebreo para que el conjunto del relato tenga sentido. Por eso este libro de la Biblia tiene esa numeración tan extraña. Lo mejor es no hacerse tanto problema con los números y tomar en cambio la riqueza de enseñanzas de esta narración.

Sobre la numeración de los salmos te transcribo una respuesta muy clara del autor católico Frank Morera: Los salmos tienen dos numeraciones debido a la diferente numeración de la Biblia hebrea y la griega, en las que se dividen en dos los salmos 9 y 147, respectivamente. En la traducción Septuaginta/Vulgata, el Salmo 9 y el 10 del hebreo forman uno solo, por lo tanto, a partir del 11, todos los salmos tienen un número menos que en la numeración hebrea: el 11 es 10, el 12 es 11, el 51 es 50 etc… hasta el salmo 146 (es decir: 147 del hebreo), que se divide en dos, por tanto la segunda parte del 146 se llama 147, y como el hebreo no divide ese salmo, desde el 148 las dos numeraciones se igualan, y siguen igual hasta el 150. Otras Traducciones han corregido esto.

El desánimo y los ataques del demonio

He sentido que Dios a veces me llama a cosas buenas, por ejemplo, un retiro espiritual, y se me presentan tantos obstáculos, que al final me desanimo y después me da cólera conmigo mismo porque pienso que le estoy dando gusto al diablo, o que más bien fue él quien me atacó y no me dejo ir. ¿Cómo puedo salir de ese círculo vicioso que me desgasta? – F.H.G.

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En general, nuestra Iglesia Católica es muy prudente en eso de atribuir directamente al demonio acciones o incluso sensaciones que podamos tener nosotros. El demonio es enemigo del alma pero no es el único enemigo. La Carta de Santiago, por ejemplo, habla de las pasiones que batallan en nuestro interior, y entre ellas incluye codicias y envidias. Es evidente que nuestras mañas costumbres, vicios y pecados hace la guerra a todo lo que es bueno, valioso y virtuoso. Entonces es un mal diagnóstico atribuir todo directamente al demonio porque es como casi quitarnos nuestra responsabilidad de conversión personal.

Con respecto al “desánimo” hay que tener aún más prudencia. Detrás del desánimo puede haber muchas cosas, desde simple pereza hasta miedo a enfrentar verdades que nos pueden resultar incómodas o dolorosas. Por algo Santa Catalina de Siena nos invita a pedir la gracia de conocernos más y mejor como Dios nos conoce, precisamente para no caer en esas simplificaciones.

Como norma general, el camino es: asumir la propia responsabilidad. Hacer uno lo que uno debe hacer y no mirar ni a derecha ni a izquierda sino sólo a agradar a Dios, y amar y servir a nuestro prójimo, sin confusiones, dobleces o aplazamientos.

¿Desconectar a una persona en cuidados intensivos implica eutanasia?

Padre Nelson, mi familia está viviendo una situación muy difícil. Una tía mía, muy mayor, está en cuidados intensivos hace ya bastantes días. Su condición es estable pero los médicos han sido claros en decir que está con muerte cerebral total y que en realidad son los aparatos de respiración y demás los que la mantienen viva, de modo que han pedido que se reúna la familia y decida si se procede a desconectarla. Pero, ¿eso no es eutanasia, lo que prohíbe la Iglesia? Gracias por su enseñanza. –F.G.H.

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Ante todo, me uno al dolor que ustedes deben estar padeciendo al ver a una persona tan cercana en esa condición.

La Iglesia distingue muy bien tres situaciones que son semejantes pero bien diferentes: (1) Cuidados paliativos; (2) Encarnizamiento terapéutico; (3) Eutanasia o suicidio asistido.

Los cuidados paliativos son el conjunto de recursos que ofrece la medicina moderna para hacer más soportables condiciones de sufrimiento físico o moral, ofrecer las mejores posibilidades de recuperación si ello es todavía posible, y mejorar en general la calidad de vida de un enfermo que, por todas las indicaciones, se encuentra en la última fase de su vida mortal. Estos cuidados incluyen de modo muy importante la llamada “clínica del dolor” es decir, el uso dosificado pero en general creciente de anestésicos que permitan sobrellevar cuadros de malestar físico y dolor que sería insoportable. Al respecto, la medicina actual ha evolucionado mucho. Aunque algunas de estas tecnologías médicas puedan apresurar el deceso del paciente, la intención no es causar la muerte sino llevar el último tramo de la vida de la mejor y más humana forma posible; por consiguientes e aplica en este caso el principio moral que se llama del “doble efecto”: una práctica puede tener más de una consecuencia; pero se realiza no por los efectos no deseados, como en este caso que la muerte suceda un poco antes, sino por el efecto deseado: la calidad de vida restante.

El encarnizamiento terapéutico es una situación distinta. Cuando absolutamente toda esperanza de recuperar la conciencia, y todo trazo de vida cerebral ha desaparecido sin posibilidad de retorno, mantener una especie de vida artificial en todo dependiente de unos aparatos sofisticados ya no corresponde ni a la dignidad del paciente ni al proceso emocional de sus parientes o relacionados. Si se pretendiera continuar esa situación indefinidamente, con el único resultado de tener un cuerpo que respira y por el que circula sangre, tendríamos que hablar de encarnizamiento terapéutico, y no es algo que la Iglesia Católica pida a nadie. Hay que tener cuidado, sin embargo, porque no basta lo que se suele llamar “estado de coma” para declarar que la persona puede legítimamente ser desconectada de los aparatos que le permiten vivir. Hay noticias, incluso recientes, sobre casos de personas que han pasado años en coma y luego despiertan. Para que estemos en el caso moral aquí descrito tendría que darse una muerte cerebral completa, de modo que el cerebro ni siquiera envíe a los pulmones la señal de la respiración, pues se considera que ese intercambio de señales nerviosas pertenece a los estratos más profundos de la actividad cerebral.

Tanto la eutanasia como el suicidio asistido suponen, en cambio, una intervención médica que efectivamente procura la muerte de una persona que, sin esa intervención podría vivir, incluso con cierta calidad. La experiencia ha mostrado que las leyes de eutanasia, lo mismo que otras leyes inmorales, se introducen siempre como respuesta a casos emocionalmente extremos. Al poco tiempo, las condiciones ser van ampliando hasta llegar a lo que hay en Suiza, Holanda y otros sitios: muerte a la carta. Por supuesto, esto es moralmente reprobable y así lo ha declarado la Iglesia.

Dios bendiga tu familia y todas las familias de los pacientes en grave condición.

Sobre la profesión de fe los domingos

QUIERO COMENTARLE ALGO QUE ME ESTA PASANDO DURANTE LA EUCARISTÍA DOMINICAL;HAY SACERDOTES QUE NO REZAN EL YO PECADOR NI EL CREDO SI NO QUE DICEN USTEDES CREEN…………Y ESO ME PARECE QUE ASÍ LOS NIÑOS Y AUN ALGUNOS JÓVENES NUNCA SE LOS VAN A APRENDER Y POR ENDE NUNCA LOS VAN A REZAR,ENTONCES A MI ME PARECE QUE NO ESTA BIEN HECHO Y ME PONGO A REZARLOS INTERIORMENTE.

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Cuando se trata de expresar, exponer o celebrar nuestra fe, suele suceder que no hay una forma única y perfecta de hacer las cosas. Eso explica por qué en el mismo Misal Romano se ofrecen alternativas. Para decir el “Señor, ten piedad” hay más 10 introducciones distintas. No es novelería sino conciencia de dos cosas:

1. El misterio de la compasión divina no cabe completo en ninguna de nuestras fórmulas.

2. Usar demasiado una sola fórmula no es buena idea porque lo demasiado repetido tiende a volverse inconsciente y mecánico.

Algo parecido sucede con el Credo, que por eso en todos los misales aparece por lo menos en dos versiones: la “larga” (Credo Nicenoconstantinopolitano) y la “corta” (Símbolo de los Apóstoles).

Es verdad que en el rito de la Misa como tal no se incluye la posibilidad de una versión “dialogada” (preguntas y respuestas) pero también es verdad que en la Misa por excelencia, que es la de la Vigilia Pascual, la “Solemnidad de Solemnidades,” el Credo sólo dice en forma interrogada, con respuestas por parte del pueblo. Eso tiene que decirnos algo.

El error quizás es hacer esta parte de la misa SIEMPRE en forma interrogada porque eso termina exacerbando la creatividad de los celebrantes y ayuda, como Usted dice al preguntar, a que la gente no fije en la memoria los textos centrales de nuestra fe.

Por otra parte, la forma interrogativa tiene algunos valores: obliga a una atención más vigilante y a una apropiación más personal de aquello que creemos.

En resumen: bien utilizada, y sin que sea el único modo de renovar nuestra fe, la forma dialogada tiene valor.

¿Es pecado tener preguntas sobre la fe?

Fray Nelson, gracias por su apostolado en Internet. Quiero contarle que después de muchos años de distanciarme de la Iglesia e incluso de hablar muy mal de ella, he tenido un camino de conversión, y hoy lo último que quisiera es ofender a Dios. De ahí mi pregunta. Como vi entorno ha sido y es muy racionalista, es inevitable que me surjan preguntas sobre todo cuando la fe nos pide que creamos cosas que científicamente son imposibles, como la concepción de Jesús o la Eucaristía. ¿Es pecado tener dudas o preguntas sobre la fe? De nuevo, gracias por su tiempo. — G.B.

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Hay maneras de dudar y hay maneras de preguntar. La duda que simplemente constata la dificultad para aceptar algo pero que se rinde con amor ante Dios, simplemente porque Dios merece ser creído, no sólo no trae pecado sino que puede incluir mérito. Por el contrario, hay otras dudas que suponen alguna forma de pecado. Por ejemplo: Continuar leyendo “¿Es pecado tener preguntas sobre la fe?”

Por qué siempre Virgen

“Un elemento que en mi opinión dificulta la comprensión del dogma de parte de nuestros hermanos separados y de incluso los no creyentes, es su inmersión en una cultura en la que hemos perdido en gran parte el sentido de lo sagrado y la reverencia debida a Dios y lo consagrado a Él…”

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¿Por qué no nos da Dios a todos la gracia que le dio a la Virgen María?

Fray Nelson Leí en un libro sobre la confesión que la santidad podía entenderse, en un aspecto, como la victoria sobre el pecado venial, por supuesto con la Gracia de Dios, entendiendo que la perfección nunca puede ser conformarse con no pecar mortalmente. A la vez leí, en el mismo libro, que la Iglesia afirma, en Trento: “Nadie está exento de pecar o de perder la gracia, ni de evitar todos los pecados, aún los veniales, salvo especial privilegio de Dios, como la bienaventurada Virgen María.” Mi pregunta es: ¿Por qué Dios no nos da a todos la Gracia de evitar los pecados veniales como lo hizo con la Virgen María? — G.G.

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Es fácil caer en simplificaciones cuando se habla de la gracia. Por ejemplo, sabemos que abstenerse de todo pecado implica una obra singularísima de la gracia pero estoy seguro que muchos interpretan eso como que la persona no sentía ninguna atracción hacia el pecado, es decir, que no podía ser propiamente tentada. Es fácil también suponer que la constante victoria sobre el pecado implicaba una especie de inmunidad ante el dolor que nace del pecado, sea propio o ajeno: algo así como si la persona estuviera un poco, según el dicho, “más allá del bien y del mal.”

La realidad es muy distinta. En primer lugar, la ausencia de pecado no significa ausencia de tentación, y por lo tanto no significa ausencia de esfuerzo para vencer la tentación. Es un esfuerzo que coopera con una gracia magnífica pero es esfuerzo, y esfuerzo descomunal. Lo sabemos ante todo por el mismo nuestro Señor Jesucristo, que tuvo que sudar gotas de sangre venciendo las duras tentaciones de Getsemaní. La Carta a los Hebreos 5,8 dice que él “aprendió sufriendo a obedecer.” No parece tampoco que haya sido sencillo ni dulce el camino de María, a la que le fue anunciado que una espada atravesaría su corazón (Lucas 2,35) como se cumplió no una sino varias veces, y que llegó a realizarse de modo extremo en los dolores indescriptibles de la Pasión de su Hijo.

De modo que lo de evitar pecados veniales suena algo así como un auxilio para portarse bien en todo y estar contento a todas horas. Así serían las ocsas en un universo donde no hubiera la rebeldía de Satanás, y su envidia que hizo entrar la muerte en el mundo (Sabiduría 2,24). Vencer al pecado implica SIEMPRE vencer al demonio, que ha hecho y hará todo lo que esté en su poder angélico para apartarnos con amenazas, dolores, tentaciones o falsas promesas, del camino del Señor. Por supuesto que la gracia da la victoria pero esa gracia no reemplaza la voluntad sino que simplemente la capacita desde dentro, y eso implica que haya una RESPUESTA de parte del hombre. Si la respuesta humana no se necesitara entonces no seríamos seres libres sino robots.

De modo que la gracia, en el fondo, sí que está disponible, porque como bien enseña Santa Catalina de Siena, doctora de la Iglesia, ni el demonio ni creatura alguna puede forzar al hombre a cometer el más mínimo pecado. ¡La gracia existe y está! Lo que falla es nuestro sí a la gracia; los que fallamos somos nosotros, que no respondemos como María pero que de ella, y del auxilio de su oración, podemos obtener una respuesta cada vez más próxima al querer de Dios. Es lo que han hecho los santos.

¿Por qué faltan algunos versículos en mi biblia católica?

Hola padre,…perdóneme padre pero quiero que me ayude con una duda que tengo…..porque la biblia no tiene el versículo de mateo17,21? –A.A.V.

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Los textos bíblicos que tenemos provienen de antiguos manuscritos. Estos textos antiguos coinciden en prácticamente todo pero hay algunos casos, muy pocos, en que unos manuscritos tienen versículos que no aparecen en otros.

Teniendo en cuenta que la numeración por versículos apenas viene del siglo XVI, es natural que quien dividió en versículos el texto, para citarlo más convenientemente, podía tener un texto que provenía de manuscritos que tenían cosas que otros manuscritos no tenían. Eso fue lo sucedido con Mateo 17,21.

“Fijar” el texto bíblico, es decir, llegar a una conclusión sobre cuál puede ser el texto que nos lleva más cerca del original es una tarea muy ardua y muy difícil pero hay grandes estudiosos que han llegado a conclusiones firmes al respecto. Y así hay ocasiones en que el texto que parece más seguro no coincide con el texto que se usó cuando se dividió en versículos.

¿Quién fue San Valentín?

Padre, he visto que todas las costumbres del país del Norte nos las quieren imponer, supongo que por razones comerciales, y así resulta que cada ao se vuelve más importante el supuesto día de San valentín, o día de los enamorados. Yo supongo que habrá algún fondo de verdad en esa tradición y que hay un santo de ese nombre. Pero quién fue y por qué se le relaciona con las relaciones de pareja? –N.H.

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La siguiente respuesta es de Javier López, del “Web católico de Javier”:

San Valentín era un sacerdote que hacia el siglo III ejercía en Roma. Gobernaba el emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras . El sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador. Celebraba en secreto matrimonios para jóvenes enamorados (de ahí se ha popularizado que San Valentín sea el patrón de los enamorados). El emperador Claudio se enteró y como San Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, el emperador lo llamó a Palacio. San Valentín aprovechó aquella ocasión para hacer proselitismo del cristianismo.

Aunque en un principio Claudio II mostró interés, el ejército y el Gobernador de Roma, llamado Calpurnio, le persuadieron para quitárselo de la cabeza.

El emperador Claudio dio entonces orden de que encarcelasen a Valentín. Entonces, el oficial Asterius, encargado de encarcelarle, quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín. Le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y en nombre del Señor, le devolvió la vista.

Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo. De todas formas, Valentín siguió preso y el débil emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de Febrero del año 270. La joven Julia, agradecida al santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos.

La fecha de celebración del 14 de febrero fue establecida por el Papa Gelasio para honrar a San Valentín entre el año 496 y el 498 después de Cristo. Los restos mortales de San Valentín se conservan actualmente en la Basílica de su mismo nombre, que está situada en la ciudad italiana de Terni (Italia). Cada 14 de febrero se celebra en dicho templo, una acto de compromiso por parte de diferentes parejas que quieren contraer matrimonio al año siguiente.

La costumbre de intercambiar regalos y cartas de amor el 14 de febrero nació en Gran Bretaña y en Francia durante la Edad Media, entre la caída del Imperio Romano y mediados del siglo XV.

Los norteamericanos adoptaron la costumbre a principios del siglo XVIII. Los avances de la imprenta y el bajón en los precios del servicio postal incentivaron el envío de saludos por San Valentín. Hacia 1840, Esther A. Howland comenzó a vender las primeras tarjetas postales masivas de San Valentín en Estados Unidos.

Aunque sean los enamorados los que principalmente celebran este día, sin embargo hoy en día se festeja también a todos aquellos que comparten la amistad, ya sea maestros, parientes, compañeros de trabajo y todo el que siente, tenga la edad que tenga, el olor del amor que, como flor de primavera, nunca debe perder su agradable perfume.

Sobre el designio de Dios Padre en la Pasión de su Hijo Jesucristo

Querido Padre! Espero se encuentre bien y Dios este con usted. Estoy leyendo – de a poco- un libro de S. Alfonso M de Ligorio, titulado: “Reflexiones sobre la Pasión de Jesucristo” y un párrafo me quedo como demasiado profundo para entenderlo.., dice : ” La pasión de nuestro Redentor no fue obra de los hombres, sino de la Justicia Divina, que quería castigar al Hijo con todo el rigor que merecían los pecados de los hombres”. En el libro de Santa Faustina, recuerdo que leí de que la Voluntad de Dios siempre se cumple ¿era Voluntad de Dios que el Hijo de Dios padeciera en la Cruz y el enemigo malo no vino sino a cumplir con esa Voluntad? perdóneme Padre si interpreto mal. — C.A.

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Hay en tu pregunta dos temas estrechamente relacionados. Uno es: ¿Cuál es el lugar de la justicia divina en la muerte de su Hijo, inocente y santo, en la Cruz? El otro es: ¿De qué modo o en qué sentido se cumplía la voluntad de Dios con que su Hijo muriera de esa forma infame e injusta?

Hay que notar que muchos pretenden salir de la dificultad que entrañan estas cuestiones planteando todo en un nivel puramente humano y terrenal. Quienes así piensan ofrecen típicamente argumentos como estos: Continuar leyendo “Sobre el designio de Dios Padre en la Pasión de su Hijo Jesucristo”

¿Por qué el 2 de febrero se llama Fiesta de la Candelaria?

En muchos lugares al 2 de febrero se le conoce como Fiesta de la Virgen de la Candelaria pero en la liturgia de la Iglesia veo que se le conoce como “Fiesta de la Presentación del Señor.” ¿Por qué esa disparidad o desacuerdo entre lo popular y lo que celebra oficialmente la Iglesia? — N.A.

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En realidad, no hay disparidad. En el pasaje del Evangelio que se lee con motivo de la Presentación de Jesús en el templo, el anciano Simeón llama a Cristo “Luz para alumbrar a las naciones,” de modo que la luz está en este día a partir del texto mismo del Evangelio. La página católica corazones.org añade explicaciones pertinentes:

Procesión con las candelas, “Candelaria”

“luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel” (Lc 2,32). La procesión con velas nos recuerda que La Virgen da luz a Jesucristo, Luz del Mundo, quien se manifiesta a su pueblo por medio de Simeón y Ana.

No se sabe con certeza cuando se iniciaron las procesiones en relación a esta fiesta, pero en el siglo X ya se celebraban con solemnidad. Después de la procesión los cirios se llevan a las casas para encenderse cuando hubiese necesidad de oración especial.

Historia de la Fiesta

A mediados del siglo V esta fiesta se conocía como “La Candelaria” o “Fiesta de las Luces”. La Virgen Maria ha dado luz a la Luz del Mundo, Jesucristo y en esta fiesta El se manifiesta a Simeón y Ana.

Hasta el siglo VI se celebraba a los cuarenta días de la Epifanía, el 15 de febrero. Ahora se celebra el 2 de febrero, por ser a los cuarenta días de la Navidad.

De origen oriental, esta fiesta no se introdujo en la liturgia del Occidente hasta el siglo VII. Al final de este siglo ya estaba extendida en toda Roma y en casi todo Occidente. En un principio, al igual que en Oriente, se celebraba la Presentación de Jesús más que la Purificación de María.

El Concilio Vaticano II restaura esta fiesta a su origen primariamente Cristológico, celebrándose como la Presentación de Jesús en el Templo.

¿De verdad cabe llamar a Lutero “Testigo del Evangelio”?

Padre Nelson: me siento muy confundido por recientes declaraciones oficiales que hablan de Lutero como “Testigo del Evangelio.” Yo entiendo el asunto del esfuerzo diplomático propio del ecumenismo, pero ¿en qué momento la diplomacia empieza a falsificar la Historia, y en ese sentido a traicionar el esfuerzo de quienes se opusieron a la doctrina incompleta de Lutero? Una palabra de clarificación parece necesaria. Y no tenga temor por mí, que de ninguna manera dejaré mi Iglesia Católica. Precisamente es el amor a Ella el que me mueve a preguntar esto que pregunto. — J.C.G.

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