Sobre la profesión de fe los domingos

QUIERO COMENTARLE ALGO QUE ME ESTA PASANDO DURANTE LA EUCARISTÍA DOMINICAL;HAY SACERDOTES QUE NO REZAN EL YO PECADOR NI EL CREDO SI NO QUE DICEN USTEDES CREEN…………Y ESO ME PARECE QUE ASÍ LOS NIÑOS Y AUN ALGUNOS JÓVENES NUNCA SE LOS VAN A APRENDER Y POR ENDE NUNCA LOS VAN A REZAR,ENTONCES A MI ME PARECE QUE NO ESTA BIEN HECHO Y ME PONGO A REZARLOS INTERIORMENTE.

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Cuando se trata de expresar, exponer o celebrar nuestra fe, suele suceder que no hay una forma única y perfecta de hacer las cosas. Eso explica por qué en el mismo Misal Romano se ofrecen alternativas. Para decir el “Señor, ten piedad” hay más 10 introducciones distintas. No es novelería sino conciencia de dos cosas:

1. El misterio de la compasión divina no cabe completo en ninguna de nuestras fórmulas.

2. Usar demasiado una sola fórmula no es buena idea porque lo demasiado repetido tiende a volverse inconsciente y mecánico.

Algo parecido sucede con el Credo, que por eso en todos los misales aparece por lo menos en dos versiones: la “larga” (Credo Nicenoconstantinopolitano) y la “corta” (Símbolo de los Apóstoles).

Es verdad que en el rito de la Misa como tal no se incluye la posibilidad de una versión “dialogada” (preguntas y respuestas) pero también es verdad que en la Misa por excelencia, que es la de la Vigilia Pascual, la “Solemnidad de Solemnidades,” el Credo sólo dice en forma interrogada, con respuestas por parte del pueblo. Eso tiene que decirnos algo.

El error quizás es hacer esta parte de la misa SIEMPRE en forma interrogada porque eso termina exacerbando la creatividad de los celebrantes y ayuda, como Usted dice al preguntar, a que la gente no fije en la memoria los textos centrales de nuestra fe.

Por otra parte, la forma interrogativa tiene algunos valores: obliga a una atención más vigilante y a una apropiación más personal de aquello que creemos.

En resumen: bien utilizada, y sin que sea el único modo de renovar nuestra fe, la forma dialogada tiene valor.