Si amas al Señor, “necesariamente” has de notar el bendito peso de las almas, para llevarlas a Dios.
Para quien quiere vivir de Amor con mayúscula, el término medio es muy poco, es cicatería, cálculo ruin.
¡Dios mío, enséñame a amar! -¡Dios mío, enséñame a orar!
Debemos pedir a Dios la fe, la esperanza, la caridad, con humildad, con oración perseverante, con una conducta honrada y con costumbres limpias.