Cada día te notas más metido en Dios…, me dices. -Entonces, cada día estarás más cerca de tus hermanos.
Si hasta ahora, antes de encontrarle, querías correr en tu vida con los ojos abiertos, para enterarte de todo; desde este momento…, ¡a correr con la mirada limpia!, para ver con El lo que verdaderamente te interesa.
Cuando hay vida interior, con la espontaneidad con que la sangre acude a la herida, así se recurre a Dios ante cualquier contrariedad.