Has llegado a una gran intimidad con este nuestro Dios, que tan cerca está de ti, tan dentro de tu alma…, pero, ¿procuras que aumente, que se haga más honda? ¿Evitas que se metan por medio pequeñeces que puedan enturbiar esa amistad? -¡Sé valiente! No te niegues a cortar todo lo que, aunque sea levemente, cause dolor a Quien tanto te ama.
La vida de Jesucristo, si le somos fieles, se repite en la de cada uno de nosotros de algún modo, tanto en su proceso interno -en la santificación- como en la conducta externa. -Agradécele su bondad.