ALIMENTO 20170411

Alimento del Alma
Martes 11 de abril de 2017

Convento de Santo Domingo, Bogotá, COLOMBIA.
Tel. +57 (1) 249-3385

No. 9186
Cada día tiene su gracia…

 

 

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* Para el MARTES: Pensamientos de San Josemaría *

En búsqueda de la verdadera vida interior

¡A ver cuándo te enteras de que tu único camino posible es buscar seriamente la santidad! Decídete -no te ofendas- a tomar en serio a Dios. Esa ligereza tuya, si no la combates, puede acabar en una triste burla blasfema.

Unas veces dejas que salte tu mal carácter, que aflora, en más de una ocasión, con una dureza disparatada. Otras, no te ocupas en aderezar tu corazón y tu cabeza, con el fin de que sean aposento regalado para la Santísima Trinidad… Y siempre, acabas por quedarte un tanto lejos de Jesús, a quien conoces poco… -Así, jamás tendrás vida interior.

Jesucristo, perfecto Dios y perfecto Hombre. Muchos son los cristianos que siguen a Cristo, pasmados ante su divinidad, pero le olvidan como Hombre…, y fracasan en el ejercicio de las virtudes sobrenaturales -a pesar de todo el armatoste externo de piedad-, porque no hacen nada por adquirir las virtudes humanas.

Más pensamientos de San Josemaría.

Fr. Nelson M.
amigos@fraynelson.com

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La Foto de Hoy


Un partidito de tenis…

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Santo del Día

Santa Gemma Galgani.-

Santa Gemma nació el 12 de marzo de 1878 en el pueblo de Borgonovo de Capannori, Italia. Tuvo como padres a Enrique Galgani y Aurelia Landi, quienes tuvieron 8 hijos: Carlos, Guido, Héctor, Gino, Antonio, Angelina y Julita.

De ellos, Gemma fue la cuarta en nacer y la primera niña de la familia. Al día siguiente, fue bautizada por el Padre Pedro Quilici, Párroco de San Miguel, bajo los nombres de Gemma Hipólita Pía.

Luego de un mes, toda la familia se mudó a Lucca, donde vivió el resto de su vida. Desde muy niña, Gemma mostró signos de santidad.

A la edad de cuatro años, estaba de visita en la casa de su abuelita, cuando ésta, al entrar en su cuarto, la encontró de rodillas frente a una imagen de la Virgen.

La abuela corrió a llamar al tío, quien la contempló por largos minutos. Luego le dijo: “¡Gemmita! ¿Que estás haciendo?” La niña, sin inmutarse, contestó: “Estoy rezando el Ave María. Salid que estoy en oración”.

Desde esta tierna edad, la oración era ya para ella el sostén de su vida y de sus virtudes.

Nos podríamos preguntar: ¿Quién enseñó a Gemma a amar a Jesús y a María? Su primera y gran maestra en la escuela del amor a Jesús fue su madre, Doña Aurelia, quien inculcó en el corazón de la hija lo que sería el distintivo especial de toda su vida:

El amor a Cristo Crucificado, del que llegaría a ser como imagen viva, y un amor a la Santísima Virgen, que hizo su santidad tan dulce y atrayente.

Al hablar sobre su infancia, Santa Gemma señaló: “De lo primero que me acuerdo es que mi mamá, cuando yo era pequeñita, acostumbraba tomarme a menudo en brazos, y llorando, me enseñaba un crucifijo. Me decía que Él había muerto en la Cruz por los hombres.”

Hubo también entre ellas, diálogos como éste: – “Hija mía”, -me decía mamá-, “yo moriré pronto y tendré que dejarte. Si pudiera, te llevaría conmigo. ¿Te gustaría venir?”

-“Y, ¿a dónde vamos?”, le preguntaba yo. -“Al Paraíso con Jesús y con los Ángeles.”

A los siete años de edad, el 26 de Marzo de 1885, Gemma recibió la confirmación por medio de Monseñor Nicolás Ghilardi, Arzobispo de Lucca.

Durante la Ceremonia se desarrolló entre el Espíritu Santo y Gemma este diálogo: “De repente, una voz me dijo al corazón: -¿Quieres darme a tu mamá?”

-“Sí”, respondí, “pero, llévame también a mí”. -“No”, me replicó la voz, “dame generosamente a tu mamá. Tu debes quedar por ahora con papá. Llevaré a tu mamá al Cielo, ¿sabes? ¿Me la entregas de buena gana?”

“Tuve que decir que sí. Acabada la misa fui corriendo a casa. ¡Dios mío! Miraba a mamá y lloraba; no podía contenerme”.

Mi Madre, Santa María.

Al morir su mamá, Gemma indicó: “Al perder a mi madre terrena, me entregué a la Madre del Cielo. Postrada ante su imagen, le dije: ¡María! Ya no tengo madre en la tierra; sé tú desde el Cielo mi Madre”.

Y también expresó: “¡Oh, cuántas veces, depositando en mi Mamá del Cielo las angustias y penalidades de mi corazón afligido, Ella me consolaba! ¡Sí! Yo recuerdo que hallándome en las mayores angustias, huérfana de madre en la tierra, me tendió cariñosamente los brazos la Madre del Cielo”.

Primera Comunión.

Para Santa Gemma, la Eucaristía era el centro de su vida. Este deseo de recibir a Jesús en la Sagrada Hostia, iba en aumento mientras pasaban los años.

Si bien era cierto que ya estaba confirmada, no podía recibir la Primera Comunión. No poseía la edad requerida en ese momento para el Sacramento. Santa Gemma tenía 9 años.

Fue su confesor, el Obispo de Lucca, Monseñor Volpi, quien conociendo el anhelo tan grande del corazón de la Santa, le dijo a su padre que si no le daba el permiso para recibir la Comunión, Gemma moriría de dolor.

Por tanto, Don Enrique dio la autorización para que las religiosas del Colegio de Santa Zita, -donde Gemma asistía-, la preparasen con el fin de merecer este Sacramento.

Inmediatamente, comenzó un retiro de quince días con las demás niñas del colegio. Dice Santa Gemma: “Apenas me vi en el Convento, rebosaba de felicidad. Corrí a la Capilla para dar gracias a Jesús, y le pedí con gran fervor la gracia de instruirme bien para la Primera Comunión”.

Hizo confesión general tres veces sucesivas con Monseñor Volpi, quien sería su confesor ordinario.

Llegó, por fin, el día tan anhelado, 17 de Junio 1887, Fiesta del Sagrado Corazón. Las vivencias de Santa Gemma, sólo ella las puede explicar:

“Me siento incapaz de describir la experiencia de aquel encuentro. En ese momento comprendí que las delicias del Cielo no son como las de la tierra. Hubiera anhelado no interrumpir nunca aquella unión con mi Dios”.

“Me sentía cada vez más desprendida del mundo y más dispuesta para la unión con el Señor. Aquella misma mañana, Jesús despertó en mí un gran deseo de ser religiosa”.

A raíz de la Primera Comunión, se afianza la vocación de Gemma. Ella misma lo afirma: “Sentía desarrollarse en mí un ardiente anhelo de padecer y de ayudar a Jesús a sobrellevar la Cruz”.

Más adelante, fallece su papá, situación dolorosa que produce la separación de los hermanos. Héctor emigra al Brasil, donde muere. Guido abandona la práctica religiosa e interrumpe sus estudios de farmacia en Pisa, que más tarde concluye.

Julia y Angelina se quedan con las tías Elena y Elisa. Gemma y Antonio se refugian en Camaiore con los tíos Carolina Galgani y Domingo Lencioni.

Gemma, poco a poco se fue alejando del Señor, aunque Él nunca la dejó de proteger y librar de pecados graves. Esta crisis se da hasta cuando tenía 20 años.

En este momento, Jesús permite una enfermedad grave para que Gemma retorne a Él con todo su corazón y nunca más se distraiga con las cosas del mundo.

Ella cuenta: “De repente comencé a andar jorobada y a sentir dolores de riñón. Resistí durante algún tiempo, pero como la cosa iba peor, pedí permiso a la tía para regresar a Lucca”.

Al continuar el dolor, el médico la atendió y diagnosticó osteítis en las vértebras lumbares con sucesivo absceso frío en los ingüinales. Se quedó paralítica de ambas piernas.

El 28 de Enero de 1899 le sobreviene un dolor insoportable en la cabeza, fruto de una otitis media purulenta aguda con participación del mastoide.

Los médicos, viendo que los remedios no producían mejoría y que la enfermedad avanzaba, la desahuciaron. Sólo por cumplimiento, acuden de cuando en cuando a verla.

El 8 de Diciembre, Fiesta de la Inmaculada, Santa Gemma indicó: “Le dije a Jesús que no rezaría más si no me curaba. Y le pregunté, qué pretendía teniéndome así. El Ángel de la Guarda me respondió: -Si Jesús te aflige en el cuerpo, es para purificarte cada vez más en el espíritu”.

San Gabriel de la Dolorosa.

Su antigua profesora, Sor Julia Sestini, le contó la biografía de un joven pasionista, llamado Gabriel de la Dolorosa.

Una señora piadosa, Cecilia Giannini, acudió a practicar una obra de misericordia con Gemma. Un día la visitó, y para que se distrajera, le prestó la biografía de Gabriel de la Dolorosa, escrita por un desconocido Padre Germán de San Estanislao, C.P.

¡Cómo son las cosas del Señor! Estas dos personas serían para Santa Gemma en los últimos años de su vida, dos grandes regalos de Dios.

Doña Cecilia sería la que cuidaría de ella y estaría al tanto de sus éxtasis y experiencias místicas. El Padre Germán sería el director espiritual que el mismo Señor le enviaría, para que guiara su alma y confirmara luego la autenticidad de su vida.

Dice Santa Gemma: “Tomé el libro con desprecio y lo puse debajo de la almohada. Un día estaba sola. Serían como las doce. Me sobrevino una fuerte tentación y me decía para mí que estaba aburrida de todo”.

“El demonio se valió de esto para tentarme, diciéndome que si le hacía caso me curaría. Estuve a punto de sucumbir. Pero, de repente me vino una idea. Recurrí al Venerable Gabriel y le dije: Primero el alma, después el cuerpo”.

Superada esta tentación, comenzó a leer el libro de la vida del Venerable Gabriel y quedó maravillada. No se cansaba de admirar sus virtudes.

Cuando doña Cecilia volvió para recoger su libro, le costó mucho a Gemma devolvérselo. Aquella misma noche, “se me apareció Gabriel vestido de blanco. No lo reconocí. Se quitó la túnica blanca y se apareció vestido de pasionista.”

Me dijo: “Ya ves qué agradable ha sido tu sacrificio. He venido yo mismo a verte. Procura ser buena y volveré.”

En otra ocasión se le apareció de nuevo el Venerable Gabriel. Esta vez le dijo que hiciese un voto de convertirse en religiosa, pero que no añadiera nada más.

“-‘¿Y por qué?’ Le pregunté. Me sonrió y me miró. Me puso el escudo pasionista y repitió: ‘Hermana mía…’, y desapareció.”

La curación.

Su salud empeoraba, y le sugirieron que le pidiera a la Beata Margarita María por el milagro de su sanación. Ella inició la novena al Sagrado Corazón varias veces, pero su debilidad no le permitía continuarla.

El día 23 de Febrero 1899, recomenzó en serio la novena. En la noche del día primero al dos de Marzo, ocurrió esto:

Faltando algunos minutos para la media noche, Gemma escuchó el rozar de las cuentas de un rosario y sintió una mano que se le posó en la frente. La voz que escuchaba rezar, le preguntó:

“-‘¿Quieres curarte?’ -‘Todo me da igual’, le respondí. -‘Te curarás. Ruega con fervor al Sagrado Corazón.’ -‘¿Y a la Beata Margarita?’, pregunté. -‘Añade en su honor tres veces el Gloria’.” La Beata Margarita es hoy Santa Margarita María.

“En el penúltimo día de la Novena quería recibir la Comunión, ya que terminaba en Primer Viernes del mes de marzo. Comulgué muy temprano”.

“¡Qué momentos tan deliciosos pasé con Jesús! El me repetía:- ‘¿Quieres curarte?’. No pude contestar por la emoción. ¡Pobre Jesús! La gracia había sido concedida. ¡Estaba curada!”.

Al amanecer del 2 de marzo se levantó con sus propios pies y toda la familia al verla, lloraba de alegría ante aquel milagro de Dios. Este milagro es la antesala de otras grandes gracias que Santa Gemma recibiría durante su vida.

Su amor por Cristo crucificado y el anhelo de ser sólo para Jesús, la llevarían cada vez más a ofrecerse al Señor como víctima de amor.

Los estigmas.

El 8 de Junio 1899, Víspera de la Fiesta del Sagrado Corazón, luego de haber sido rechazada en varias comunidades religiosas a causa de su frágil salud, Jesús la eleva en este día a la categoría de “Víctima”.

Al respecto, Santa Gemma cuenta: “Después de la Comunión, Jesús me avisó de que por la tarde me haría una gracia grandísima. Se lo dije a Monseñor Volpi, y éste me manifestó que estuviese atenta y que se lo contara luego”.

“Llegó la tarde. De repente me asaltó un fuerte dolor de mis pecados. Me sentí recogida. Al recogimiento sucedió la pérdida de los sentidos y me hallé en presencia de mi Madre Celestial y del Ángel de la Guarda, quien me mandó hacer un acto de contrición”.

“Luego, mi Madre me dijo: -‘Hijita, en Nombre de Jesús te sean perdonados tus pecados. Mi Hijo te ama mucho y quiere hacerte una gracia muy grande. Sabrás hacerte digna de ella. Yo seré tu Madre. Sabrás mostrarte como verdadera hija’.”

“Me cubrió con su manto, y en ese instante, apareció Jesús. De sus llagas no salía sangre sino llamas de fuego, que vinieron a cerbarse en mis manos, pies y costado. Creía morir, y habría caído al suelo si mi Madre no me hubiera sostenido”.

Permanecí así varias horas. Más tarde, mi Madre me besó en la frente, desapareció y me hallé de rodillas. Seguía sintiendo un dolor fuerte en las manos, pies y costado. Me levanté para acostarme, pero noté que de estas partes manaba sangre.”

Santa Gemma, la víctima de Jesús, comenzaba a “suplir en su carne lo que le faltaba a la Pasión de Cristo”.

Este hermoso regalo se repetiría en las tardes del jueves al viernes, todas las semanas. Para disimular las llagas, usaría guantes.

Su Confesor.

Conversando con la señora Cecilia Gianni, Gemma oye hablar del Padre Germán de San Estanislao. Le pide a Jesús que se lo muestre, y el Señor lo hace en un éxtasis.

Le dice que éste es el sacerdote que guiará su alma. Efectivamente, el Padre Germán se convierte en el confesor y director extraordinario de Gemma, quien es testigo de las obras de Dios en su alma.

Muchos fenómenos relacionados con la Pasión se dieron en la vida de Santa Gemma. Además, de los estigmas, tuvo sudor y lágrimas de sangre. Se la vio padeciendo la flagelación.

Recibió un regalo que apreció con todo su corazón. Su Ángel de la Guarda, un día le mostró dos coronas y le pidió que escogiese la que ella quisiera. Escogió “la de Jesús”.

El Ángel de la Guarda.

Santa Gemma tenía una relación muy particular con su Ángel de la Guarda, que siempre le acompañaba y le protegía. Incluso muchas veces le servía de “cartero”, llevando sus cartas al Padre Germán.

Se asegura que también tenía el don de leer los corazones. En varias ocasiones, le dijo a algunos religiosos que abandonarían la religión, cosa que sucedió mas tarde, confirmando este don de su corazón.

Hay una anécdota muy preciosa que le sucedió a Santa Gemma en la casa Giannini. En el comedor de la casa hay un crucifijo grande, al que toda la familia tenía gran devoción. También Gemma, en muchas ocasiones, le hacía pequeñas “visitas”, orando frente a él.

Un día, al tiempo que Gemma preparaba la mesa, alzó los ojos hacia su Jesús y le dijo que tenía hambre y sed de Él. Sentía ansias de dar un beso a la imagen. Pero, no alcanzaba, porque estaba alta.

Jesús le sale al encuentro. Desprendiendo un brazo de la Cruz, la atrae, la abraza muy estrechamente, permitiéndole apagar su sed en la fuente viva del costado abierto.

El combate contra el enemigo.

Jesús dijo cierto día a Gemma: “Prepárate, pues, el demonio será quien dé la última mano a la obra que en ti deseo ejecutar”. Y estas palabras del Señor se cumplieron al pie de la letra.

El demonio detestaba a Gemma. Le daba golpes, la tentaba contra la pureza con pensamientos e imágenes sugestivas y grotescas. Trataba de impedir que comulgase, e incluso llegó a aparecérsele bajo la apariencia del mismo Jesús.

Por todos los medios trataba de privarla de la dirección espiritual, insinuándole cosas malas acerca de sus confesores, o haciéndose pasar por ellos. Se trataba de una guerra constante y continua que duró hasta su misma muerte.

Era de esperar esta guerra de parte del demonio, ya que serían muchas las almas que se beneficiarían de los sufrimientos y oraciones de Santa Gemma, y más aún, ella sólo quería conformarse con la voluntad de Dios para su vida. Esto hacía que el demonio se revolcara de rabia, porque no podía vencerla.

Tanta era la rabia que sentía hacia la pureza de Santa Gemma, que un día la tentó visiblemente, de tal modo que no pudiendo huir de él, hizo la señal de la Cruz y se arrojó en un pozo de agua helada en el jardín. Su Ángel la sacó y la felicitó por su gran amor a la pureza, por su valentía y por su triunfo.

En otra ocasión, cuando la Santa, por orden del Padre Germán, escribía su vida: “Dándose cuenta el demonio del fruto que podía hacer el libro de su vida, se lo robó gritando: ‘¡Guerra, guerra a tu Padre! Tu escrito está en mis manos’. Se relamía y se revolcaba en el suelo de la satisfacción.”

El Padre Germán, enterado por una carta de Gemma, se fue al sepulcro de San Gabriel de la Dolorosa, y allí leyó los exorcismos, ordenando al demonio que volviese el manuscrito a su lugar.

El demonio lo devolvió todo chamuscado, aunque perfectamente legible, como se conserva todavía hoy en el Convento de los Pasionistas de Roma, produciendo honda impresión en cuantos lo ven.

Escribe la Santa: “El demonio me hace sufrir mucho, pero siempre terminan por vencerle Jesús y María, o bien el Ángel, o San Pablo de la Cruz, o el hermano Gabriel. Siempre son estos tres.”

“¡Si viera cómo escapa tan luego como se presenta alguno de ellos!”

Más adelante, al despedirse por última vez del Padre Germán, el demonio no reconoció límites a su bestialidad durante siete largos meses. Perturbaba su imaginación con horribles fantasmas, con el fin de producirle estados de ansiedad, tristeza, amargura y temor, que la indujeran a la desesperación.

Le decía muchas veces: “Ahí tienes lo que has conseguido con tus fatigas en el servicio de Dios”. Y le presentaba tales figuras contra la pureza, que escribió al Padre Germán: “Padre mío, pídale a Jesús que me cambie esta cruz por cualquier otra. Haga desde ahí los exorcismos para que este perverso se vaya, o mande a su Ángel para que lo ahuyente”.

Viendo que con tentaciones no podía vencerla, empezó a maltratarla con los golpes más brutales y en forma de bestias feroces, que amenazaban despedazarla.

Dirigiéndose entonces a María Santísima, le decía: “Madre mía. Me encuentro bajo el poder del demonio que quiere arrancarme de las manos de Jesús. Ruéguele por mí. ¡Viva Jesús!”.

Jesús y María, complacidos al ver cómo luchaba, le enviaban a San Pablo de la Cruz o a San Gabriel, para animarla. El mismo Jesús le dijo: “Hija mía, humíllate bajo mi mano poderosa y lucha, que tu lucha te conducirá a la victoria”.

Entrega su vida por un pecador.

Le escribía al Padre Germán: “Usted siempre me recomienda paz. Gracias a Dios la tengo, aunque a veces en lo exterior parezca seria. Y tendré mayor aún, cuando se convierta mi pecador”.

Este pecador al que se refiere la Santa, era un sacerdote que había dejado el sacerdocio hacía ya doce años y daba escándalo con su vida, haciendo que muchos se perdieran.

Santa Gemma, viendo que los sacrificios que ofrecía no eran suficientes, pidió permiso a su director para ofrecerle al Señor la mitad de la vida por su conversión. El padre dijo que sí, y Jesús aceptó el intercambio.

Este sacerdote se convertiría dos días antes de la muerte de Gemma, dándole a ella un gran consuelo, exactamente en el plazo que ella había ofrecido al Señor: pasados los doce años que aquel sacerdote andaba descarriado. Doce años y medio es la mitad de la vida de Santa Gemma, quien morirá a sus 25 años.

El tránsito hacia el Padre Celestial.

Gemma había pedido a Jesús morir crucificada con Él, y crucificada moriría. Como a las diez de la mañana, doña Cecilia pensaba retirarse un poco, y Gemma le dijo: “No me dejes, mamá, mientras no esté clavada en la cruz, pues Jesús me ha dicho que tengo que morir crucificada como Él”.

Momentos después, entró en éxtasis profundo, extendió un poco sus brazos, y en esta posición permaneció hasta mediodía. Su semblante era mezcla de amor y dolor, de calma y desolación. ¡Agonizaba como Jesús en la Cruz! Los presentes la contemplaban atónitos.

Era Viernes Santo, 10 de Abril de 1903.

A las ocho de la mañana del sábado, se le administró la Extremaunción, -hoy día se le llama Unción de los Enfermos-, a cuyo rito sagrado contestó con pleno conocimiento.

A doña Cecilia, que le habló del Padre Germán, le dijo: “Ya he ofrecido a Dios el sacrificio de todo y de todos, para prepararme a morir”.

Tomó entonces el crucifijo en las manos y exclamó: “¡Jesús! En tus manos encomiendo mi pobre alma!” Y volviéndose a la imagen de María, añadió: “¡Mamá mía! Recomienda a Jesús mi pobre alma. Dile que tenga misericordia de mí”.

De repente, toda señal de agonía desapareció, y una sonrisa de Cielo se dibujó en sus labios. Dos lágrimas corrieron de los ojos.

El párroco, que estaba presente, exclamó: “Jamás he presenciado muerte semejante”. Y él mismo puso sobre el pecho de Gemma el escudo pasionista que llevó al sepulcro.

Muere Santa Gemma a la 1:45 p.m. del Sábado Santo, 11 de Abril de 1903.

La profecía de Santa Gemma se cumplió. Los pasionistas la rechazaron en vida, pero después de su muerte la tomaron para sí.

El Señor, que había acrisolado su corazón con el sufrimiento, también había pedido de ella el sacrificio de no entrar en ninguna orden religiosa. Ella lo aceptó y lo ofreció al Señor, como todo lo demás.

Era necesaria una prueba irrefutable que revelara las intimidades del corazón de aquella criatura que había amado ardientemente a Jesús.

La prueba se tuvo, cuando al fin, -y Dios sabe con qué sacrificios-, llegó el Padre Germán a Lucca. Ya habían pasado 14 días de la muerte de Santa Gemma. El Padre anhelaba volver a ver aquel rostro lleno de dulzura.

Pero, quería, sobre todo, verificar los misterios de ese corazón virginal, cuyos secretos en vida nadie mejor que él había profundizado.

“El 24 de Abril se procedió a exhumarlo. Se abrió el cuerpo y se extrajo el corazón, que apareció fresco, lozano, flexible, rubicundo, humedecido de sangre, igual que si estuviera vivo”.

“Los especialistas que practicaban la autopsia, quedaron maravillados. Estaba bastante achatado y dilatado por ambos lados, apareciendo como más ancho que alto. Al abrirlo, fluyó enseguida la sangre, bañando el mármol donde se realizaba la intervención”.

Aquella, que en muchas ocasiones le había pedido al Señor que le ensanchara el corazón para poder amarlo más, recibió esta gracia que tanto pedía. Su corazón se conserva en el Convento Pasionista de Madrid.

El proceso para la canonización se abrió el 3 de Octubre de 1907, cuatro años después de su muerte. El Papa Benedicto XV dispensó el proceso de “fama de santidad”, porque era conocida ya en todo el mundo.

Gemma resultó ser beatificada el 14 de Mayo de 1933, Año Santo del XIX Centenario de la Redención. La beatificó el Papa Pío XI.

La Santa fue canonizada el 2 de Mayo de 1940, día de la Ascensión del Señor, por el Papa Pío XII, quien dijo: “Santa Gemma será la piedra preciosa de nuestro Pontificado”.

Los grandes amores de Santa Gemma durante toda su vida, fueron Jesús Crucificado, la Virgen María, la Eucaristía y la sed de conversión de las almas. Para ellos vivió toda la vida, y por ellos murió como víctima de amor.

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Cumpleaños

Mariana Vidal.- New York, USA

José Castillo.- Panamá

María del Carmen Castro Lastre.- Cartagena de indias, Colombia (1965) – Muchas felicidades en tu santo día de cumpleaños, que la dicha y la prosperidad sean tus mejores aliados por toda la vida. Luis Eduardo Amado

Julio.- Bogotá, Colombia – A mi padre hijo de Chiquinquirá y de la patrona de Colombia le deseo bendiciones en salud en este su cumpleaños. Luzmar

[Añade otro cumpleaños]

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Bautismos
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Aniversario de Ordenación Sacerdotal
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Aniversario de Matrimonio

José Vargas Narváez y Teresa Carrasco de Vargas.- Lima, Perú (1986)

[Añade otro aniversario de matrimonio]

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Grupos, Comunidades, Congregaciones…
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Evangelización Viva para hoy y los próximos días

[Añade otro evento de evangelización: Son bienvenidas fechas futuras, por ejemplo si deseas dar a conocer algún congreso, concierto, retiro, o similares]

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Otras fechas importantes para ti
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Fallecieron en un día como hoy…

Padre Jaime Forero.- Bogotá, Colombia (2007) – Dale Señor el descanso eterno, y que tu luz brille eternamente para él. Gracias Padre por dejarnos conocer cómo actúas en quienes se abandonan a Ti.

Silvina Guadalupe.- San Francisco, Argentina (2009)- Pido oración por el alma de mi hija que en esta fecha ha tomado la desición de quitarse la vida, dejando asi dolor y angustia en toda su familia.

[Añade el nombre de personas fallecidas por las que quieres que oremos]

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Enlace recomendado para este día

De practicar abortos a dirigir la mayor clínica provida en Virginia

“Era un reconocido médico abortista en Virginia (Estados Unidos). No tenía escrúpulos a la hora de acabar con la vida de los recién nacidos. Sin embargo, la vida de John Bruchalski dio un giro de 180º grados durante un viaje a Guadalupe (México) cuando experimentó una conversión religiosa…” Haz click AQUÍ.

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Un poco de Humor…

Le preguntaron a una señora…

– Pero, ¿cuántos pares de zapatos tiene?
– Sólo contestaré en presencia de mi abogado.

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Palabra de Dios
para alimentar tu día


Martes Santo


Lecturas de la S. Biblia

Temas de las lecturas: Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra * Mi boca contará tu auxilio * Uno de vosotros me va a entregar… No cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces

Textos para este día:

Isaías 49, 1-6:

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: “Tu eres mi esclavo (Israel), de quien estoy orgulloso”.

Mientras yo pensaba: “En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas”, en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios.

Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel, -tanto me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza-. Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel: te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.

Salmo 70:

A ti, Señor, me acojo: / no quede yo derrotado para siempre; / tú que eres justo, / líbrame y ponme a salvo, / inclina a mí tu oído, y sálvame. R. Sé tú mi roca de refugio, / el alcázar donde me salve, / porque mi peña y mi alcázar eres tú./ Dios mío, líbrame de la mano perversa. R. Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza /Y mi confianza, Señor, desde mi juventud. / En el vientre materno ya me apoyaba en ti, / en el seno, tú me sostenías. R. Mi boca contará tu auxilio, / y todo el día tu salvación. / Dios mío, me instruiste desde mi juventud, / y hasta hoy relato tus maravillas. R.

Juan 13, 21-33. 36-38:

En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.

Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, estaba a la mesa a su derecho. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces el, apoyándose en el pecho de Jesús, le pregunto Señor: ¿quién es?

Le contestó Jesús: Aquél a quien yo le dé este trozo de pan untado. Y untando el pan se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: Lo que tienes que hacer hazlo en seguida.

Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.

Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él (Si Dios es glorificado en el, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará).

Simón Pedro le dijo: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde. Pedro replicó: Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti. Jesús le contesto: ¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.

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Homilías para escuchar

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Más…

1

1996/04/02 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
El desaliento último

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2

1997/03/25 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Aceptar o no aceptar la propuesta de amor de Jesús en cada Eucaristía.

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3

1998/04/07 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
¿Te parece aburrida la Semana Santa?

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4

1999/03/30 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
La traición de Judas es como una grieta por la cual brotó el infinito amor de Jesucristo por nosotros.

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5

2001/04/10 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Vivir la Semana Santa como un reencuentro con la propia vocación.

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6

2010/03/30 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
No cometamos con el Señor los mismos errores que cometió Judas Iscariote. ¡Seamos fieles discípulos suyos!

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7

2011/04/19 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
“Luz de las naciones” es uno de los títulos más hermoso para Cristo. Así le llama proféticamente Isaías. Y así nos llamamos nosotros también, en cuanto miembros del Cuerpo de Cristo, investidos con su espíritu y redimidos por su Sangre.

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8

2012/04/03 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
La frustración más dolorosa dará paso al final a la fecundidad más grande: tal es la promesa del señor para su Siervo.

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2013/03/26 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Llamado a servir a Dios “desde el vientre materno,” el Siervo de YHWH no ve en sí otro horizonte ni otra alegría ni otra fecundidad que ser para Él.

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2013/03/26 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
La magnitud del amor de Cristo se muestra en lo más duro de la traición que sufre.

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2014/04/15 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Jesús no es ingenuo: sabe del barro humano; pero aún así, nos ha amado, y así su saber hace más grande su amor.

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2014/04/15 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Lectio Divina sobre el Segundo canto del Siervo de Yahveh, en clave vocacional.

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2015/03/31 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
¿Cómo se conjugan la pésima noticia de la traición y la hermosa noticia de la glorificación de Cristo?

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2016/03/22 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Pidamos a Dios Padre que en medio de las distracciones del mundo actual, nos acerque a su mirada para descubrir su plan divino y el camino de Cristo.

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2016/03/22 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Meditación sobre el Segundo Cántico del Siervo de Dios: Aunque pasemos por momentos bajos, en los que dudamos del sentido de nuestra labor, el que persevere verá el fruto abundante luminoso de su esfuerzo.

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2017/04/11 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
El Cristo que nos ama con su voluntad real, que llega hasta el extremo de la cruz; es el mismo que cuestiona, inspira y sana nuestro corazón.

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Homilía para leer

Temas de las lecturas: Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra * Mi boca contará tu auxilio * Uno de vosotros me va a entregar… No cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces

1. Dos miradas

1.1 Las palabras del Siervo de Yahvé en la primera lectura de hoy reflejan una situación que probablemente hemos vivido todos. La palabra es: desaliento.

1.2 No es duro esforzarse cuando están a la vista los frutos de ese esfuerzo. Lo realmente difícil es trabajar sin recompensa a la vista, porque ello nos hace dudar del sentido mismo de nuestro empeño.

1.3 “¿Para qué perder mi tiempo y gastar mis fuerzas en nada?” : esta pregunta es capaz de frenar a los más valientes. Y quienes no serían frenados por la violencia de las armas ni se atemorizarían ante los obstáculos más fieros, pronto son vencidos por pensamientos de desilusión. Perder el corazón, apagar el amor, sembrar el desaliento son estrategias favoritas del enemigo de las almas, que bien recuerda las victorias que esta estrategia le ha reportado.

2. Valioso para el Señor

2.1 Superada la hora de desaliento viene el descubrimiento maravilloso. La bruma se disipa, la noche cede y amanece la luz: “el Señor defendía mi causa, mi Dios guardaba mi recompensa”.

2.2 Cada tormenta vencida, cada tentación doblegada, cada pequeño triunfo nos ayuda a creer en el triunfo final y la gran victoria, que vendrán de Dios atravesando la espesura de la noche.

2.3 Y entonces un rayo de claridad nos envuelve, como lo expresa el profeta en su cántico: “¡soy valioso para el Señor!”. Así robustecido, el creyente renueva su camino con mayor alegría y fortaleza, sabiendo que volverá la noche… pero no faltará un nuevo día.

3. “Era de noche”

3.1 Y la noche es también tema del evangelio de hoy. Judas, en un acto tenebroso y contradictorio, acepta el pan mojado que Jesús le ofrece con lo que también admite ser el traidor. Un gesto absurdo que le denuncia y que sin embargo no es comprendido por los apóstoles que allí se encuentran. ¿Por qué? Probablemente porque un acto así aleve y traidor no cabía en la mente de aquellos hombres.

3.2 Y cuando él sale, anota san Juan, “era de noche”. Sí, porque el sol ya se había escondido bajo el horizonte. Mas sobre todo “era de noche” porque en aquel corazón atravesado de dudas y codicias, de preguntas nunca formuladas y dolores sin sanar, sólo quedaba ya oscuridad.

3.3 En aquella hora de tinieblas sólo la palabra de Jesucristo es luz. Él permanece el mismo: ama, perdona, declara la verdad; es manso aun ante la avalancha de dolor que ve venir; es puro y sencillo cuando todos van a mostrarse falsos y torcidos; es humilde y caritativo en medio de la peor tempestad de soberbia y de odio. ¡Bendito seas Jesús!

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Video recomendado para este dia!

* El gran problema de nuestro tiempo no es la fe, sino la esperanza. Hoy en día la gente está dispuesta a creer en la que haga falta (ekeko, indio amazónico, buda, Jesús, yoga, …), pero nadie está dispuesto a morir por una causa. El odio a la Iglesia está en la virtud de la esperanza. La Resurrección es la única que da la Esperanza.

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