¡Qué poco listo parece el diablo!, me comentabas. No entiendo su estupidez: siempre los mismos engaños, las mismas falsedades… -Tienes toda la razón. Pero los hombres somos menos listos, y no aprendemos a escarmentar en cabeza ajena… Y satanás cuenta con todo eso, para tentarnos.
Así, tonteando, con esa frivolidad interior y exterior, con esas vacilaciones ante la tentación, con ese querer sin querer, es imposible que avances en la vida interior.
Siempre he pensado que muchos llaman “mañana”, “después”, a la resistencia a la gracia.