[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]
Tema 16 de 16: Buscar las cosas de arriba, donde está Cristo
* Toda vocación cristiana apunta a una realidad que supera o trasciende al mundo presente. Lo más puro y vigoroso de nuestro impulso hacia Dios no puede ser frenado por la muerte. Ser cristiano no es simplemente una manera entre muchas de mejorar este mundo.
* Partícipes de la trascendencia misma de Dios, los cristianos hacen bien en atender la monición de san Pablo: Buscar las cosas de arriba, donde está Cristo (véase Colosenses 3). No es desinterés por las cosas del mundo. Tampoco es, como denunciaba Marx, que la predicación cristiana justifique las injusticias actuales con el magro consuelo de que el cielo será un banquete magnífico de alegría interminable.
* De lo que se trata es de obrar en las cosas de la tierra con motivaciones que van más allá de lo terreno. Hacemos un bien terrenal con una motivación celestial.
* ¿Y qué es buscar los bienes de arriba? Siguiendo el esquema antropológico de San Agustín y también de Santa Catalina, buscamos respuesta para las tres potencias del alma:
(1) La inteligencia ha de buscar la verdad y no limitarse a opiniones. Ayuda el ejercicio dialéctico de preguntarse en qué tienen razón nuestros adversarios.
(2) La voluntad ha de preferir el bien al simple gusto. Ayuda el ejercicio del dominio de sí, y una medida suficiente de austeridad y ascetismo.
(3) La memoria ha de orientarse de una manera pascual, es decir, no detenerse en los momentos oscuros o bajos sino ver qué bien surgió de allí.