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La Fundadora de las ursulinas, primera Congregación femenina dedicada a la enseñanza, nació el 21 de marzo de 1470 en el Desenzano, Lombardía.
Los padres de la Santa, más piadosos que ricos, la educaron cristianamente. Ambos murieron cuando Ángela tenía 10 años, quien junto con sus dos hermanos, se mudó a la casa de un tío suyo.
A la edad de 25 años regresó a su pueblo natal. Quedó muy sorprendida por la ignorancia de los niños, a quienes sus padres no podían o no querían enseñar, ni siquiera lo más elemental del Catecismo.
Sintiéndose llamada a resolver este problema, decidió hablar con algunas amigas, que de inmediato siguieron generosamente a Ángela. Las buenas mujeres, con la Santa a la cabeza, empezaron a reunir a las niñas de la ciudad y educarlas sistemáticamente.
Pronto, la obra empezó a tener sus frutos, y Santa Ángela fue invitada a fundar otra escuela en Brescia. Hacia el año 1533, comenzó a formar a varias jóvenes selectas en una especie de noviciado informal. Doce de esas jóvenes se fueron a vivir con ella a una casa en las cercanías de la Igleisa de Santa Afra.
Dos años después, 20 jóvenes se consagraron al servicio de Dios, y Ángela de Merici las puso al servicio de Santa Úrsula, la Patrona de las universidades medievales. Por ello, las hijas de Santa Ángela han conservado el nombre de ursulinas.
El 25 de noviembre de 1535 se fundó la Orden de las Ursulinas. Las ursulinas se reunían para la enseñanza y la oración, ejecutaban trabajos que se les encomendaban, y procuraban llevar vida de perfección en la casa paterna.
Sin embargo, pese a los cambios, ellas conservan hasta el día de hoy la finalidad para la que fueron creadas: la educación de las niñas, sobre todo de las niñas pobres.
En las primeras elecciones, la Santa resultó ser nombrada Superiora, y ejerció ese cargo durante los últimos cinco años de su vida.
A principios de enero de 1540, cayó enferma y murió el 27 del mismo mes. En 1544, una bula de Paulo III confirmó la Compañía de Santa Úrsula, y la reconoció como Congregación.
Bogotá, Colombia - Felicitaciones en este hermoso dìa. Dios te bendiga y proteja por siempre. Un gran beso y abrazo de tu tia y abuela.... Olga Lucia y Teresa
En otro tiempo el Señor humilló el país de Zabulón y el país de Neftalí; ahora ensalzará el camino del mar, al otro lado del Jordán, la Galilea de los gentiles. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, y el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián.
En la Galilea de los gentiles el pueblo vio una luz grande (Isaías 8,23b-9,3)
Salmo
El Señor es mi luz y mi salvación, / ¿a quién temeré? / El Señor es la defensa de mi vida, / ¿quién me hará temblar? R.
Una cosa pido al Señor, / eso buscaré: / habitar en la casa del Señor / por los días de mi vida; / gozar de la dulzura del Señor, / contemplando su templo. R.
Espero gozar de la dicha del Señor / en el país de la vida. / Espera en el Señor, sé valiente, / ten ánimo, espera en el Señor. R.
Os ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo: poneos de acuerdo y no andéis divididos. Estad bien unidos con un mismo pensar y sentir. Hermanos, me he enterado por los de Cloe que hay discordias entre vosotros. Y por eso os hablo así, porque andáis divididos, diciendo: "Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de Cristo." ¿Está dividido Cristo? ¿Ha muerto Pablo en la cruz por vosotros? ¿Habéis sido bautizados en nombre de Pablo? Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.
Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que habla dicho el profeta Isaías: "País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló." Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: "Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos."
[Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: "Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres." Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.]
Se estableció en Cafarnaún. Así se cumplió lo que había dicho Isaías (Mateo 4,12-23)
Allí donde el pecado creía tener seguro su terreno, es decir en la que se llamaba "Galilea pagana" o "de los gentiles," allí inicia su predicación Jesucristo, invitando a todos a la conversión. 4 min. 18 seg.
El primer espacio de misión de Cristo es Galilea: así sirve a sus próximos pero también a aquellos que eran considerados más alejados de Dios. 4 min. 56 seg.
Cristo llega a nuestra vida por los aspectos que más nos avergüenzan y a partir de ahí hace brillar su luz trayendo la victoria de nuestro Dios. 5 min. 49 seg.
A Jesús nada lo vence, nada lo acobarda. Cristo se establece en el corazón mismo de las tinieblas, donde el mensaje de confusión y de muerte había echado raíces Él comienza a predicar con fuerza y elocuencia de cielo el Evangelio. 6 min. 21 seg.
La valentía brilla en Cristo, que se establece en lo que había sido tierra de tinieblas; su ejemplo nos invita a ser valientes en la fe y la coherencia. 27 min. 13 seg.
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1.1 Durante los domingos de este año leemos el Evangelio según san Mateo. Los dos primeros capítulos, que corresponden a la infancia de Jesús, ya fueron proclamados durante el Tiempo de Navidad. Ese tiempo terminó con la fiesta del Bautismo del Señor, que también oímos, y ahora nuestra atención se centra en este Jesús que fue bautizado por Juan y que emprende su obra de evangelización.
1.2 Hay que notar el vínculo que une el ministerio de Juan y el de Jesús. Como Juan, también Nuestro Señor tiene un mensaje de conversión en sus labios. La tarea de estos dos predicadores es semejante también en que su palabra se dirige a las multitudes, y particularmente a los despreciados y a los pobres, más que a los poderosos. Por eso vemos a Jesús en tierra considerada prácticamente de paganos, lo que en otro tiempo fue la heredad de las tribus de Zabulón y de Neftalí.
1.3 Pero así como hay parecidos hay diferencias. Juan se dedicaba sobre todo a bautizar, de donde vino su apelativo de "Bautista" mientras que Jesús inicia su obra sobre todo predicando. Juan permaneció junto al Jordán, como gesto profético que empalma con la alianza y la entrada a la tierra prometida; Jesús, en cambio, es itinerante y va como al encuentro de los relegados. Detrás de estos hechos externos hay cambios más profundos, sin embargo, como veremos.
2. Juan en la Cárcel
2.1 No fue una coincidencia que Jesús empezara a predicar cuando Juan fue encarcelado. El evangelista anota que Jesús dejó Nazareth "al enterarse" de la prisión de Juan. Es un momento decisivo de la vida del Señor: lo que solemos llamar su "vida oculta" termina y dejando a su Madre y demás parientes atrás, empieza el camino incierto y duro de la predicación pública. ¿Por qué lo hace?
2.2 Tal vez le mueve el deseo de no dejar apagar el fuego de esperanza que Juan había encendido y que ya no podría alimentar desde la cárcel de Herodes. Tal vez ha "leído" ese signo de la cárcel de su Predecesor y sabe bien que el camino de obediencia a la voluntad del Padre pasa por ser rechazado. Lo que sí queda claro es que Jesucristo no sale de Nazareth a disfrutar del mundo y que tampoco espera algo distinto de lo que ve que le ha sucedido a Juan.
3. Derroche de Luz
3.1 Sin embargo, no debemos imaginar a Cristo como un predicador lúgubre. Él sabe lo poco que puede de veras esta humanidad nuestra y es bastante crecido como para haber conocido de cerca la incoherencia y la perversidad de la que somos capaces los seres humanos. Ello no implica que sus palabras sean ácidas. Sencillamente no son las palabras de un iluso. El amor que él da, desde el día primero de su ministerio, no viene soportado por lo que nosotros hacemos o somos sino por el amor que Dios nos tiene.
3.2 Jesús no depende de nosotros para amarnos. Por eso puede derrochar luz, gracia, bondad. Puede dar porque no está comprando nuestra aceptación ni está esperando nuestra aprobación. Su amor es libre precisamente porque no tiene que esperar a que le amemos para amarnos.
3.3 Aún más: con desbordante generosidad llama a otros a que se asocien a su misión; estos serán sus primeros apóstoles. Pronto se notará el abismo que separa a Jesús de sus compañeros, que están interesados en metas de muy corto plazo, como ser "el más importante" dentro de ese grupo. La paciencia y el amor de Cristo quedarán entonces a la vista, pues a través de esos mismos ignorantes y rudos hombres un día hará llegar la buena noticia a todas las naciones.