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Nació en la localidad de Oropesa, Diócesis de Ávila, en el año de 1500, y desde temprana edad sintió el fervoroso deseo de consagrarse al servicio de Dios.
Realizó sus estudios en Talavera y en Toledo, para luego continuarlos en la Universidad de Salamanca, donde gracias a los sermones de Santo Tomás de Villanueva, tomó los hábitos de la Orden de los Ermitaños de San Agustín a la edad de 22 años.
Tras su Ordenación, Fray Alfonso se entregó en cuerpo y alma a la enseñanza, la predicación y otras actividades de su apostolado. Su profundo conocimiento del alma humana y su evidente bondad, le hicieron muy solicitado como confesor.
En cuatro ocasiones, sirvió como Prior de otras tantas Casas de agustinos. Dos años más tarde, fue nombrado predicador de la corte. En seguida, comenzó a ejercer su influencia sobre la nobleza, a quienes atraía tanto por la elocuencia de sus sermones como por la calidad exquisita de su música, a la que era muy afecto, destacándose por su destreza.
Durante treinta años realizó el trabajo de mantener la vida cristiana en su más alto nivel de entre la nobleza y la gentilidad, así como entre la servidumbre de la corte española.
Falleció a la edad de noventa años. Fue beatificado en 1881 y canonizado en el 2002 por Juan Pablo II.
Bogotá, Colombia - Que el Señor te bendiga, te guíe en tu caminar y en todo cuanto hagas, pienses y sientas, que seas bendición para todos los que tratas, que en tu corazón reine el amor a Dios, la paz, la alegría, la bondad, la fé y la caridad. Que se cumpla en tí la voluntad de Dios, te dé docilidad para que así se cumpla.
"Señor dale la gracia de crecer en la fé bajo tu santo temor y amor, de fortalecerse en los sacramentos y vivir los mandamientos. Permítele que a traves del Espíritu Santo pueda ver y seguir siempre el camino que conduce a tí y escuchar y vivir tu palabra en medio de la sodidez de este mundo de pecado.
Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras está cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos -oráculo del Señor-. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes.
Día tras día, te bendeciré / y alabaré tu nombre por siempre jamás. / Grande es el Señor, merece toda alabanza, / es incalculable su grandeza. R.
El Señor es clemente y misericordioso, / lento a la cólera y rico en piedad; / el Señor es bueno con todos, / es cariñoso con todas sus criaturas. R.
El Señor es justo en todos sus caminos, / es bondadoso en todas sus acciones; / cerca está el Señor de los que lo invocan, / de los que lo invocan sinceramente. R
Cerca está el Señor de los que lo invocan. (Salmo 144)
2a.
Hermanos: Cristo será glorificado abiertamente en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger. Me encuentro en ese dilema: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros. Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia por que yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.
Puede leerse la parábola del Evangelio de hoy como la historia de los llamados que Dios hace a distintas épocas de la vida, o como un retrato del descontento de los fariseos que no terminan de aceptar que Dios es mayor y más bueno de lo que ellos creían. 4 min. 19 seg.
Hay varios modos de leer la parábola de los trabajadores que fueron contratados a distintas horas: nos habla de las actitudes de los fariseos, o del camino de conversión en la vida, o de la historia de la evangelización. 22 min. 1 seg.
Descubrir que mis planes no son los mismos de Dios me hace humilde porque no lo entiendo todo, discípulo al disponerme a escucharlo y obediente sin pedirle cuentas. 5 min. 49 seg.
La justicia humana llega hasta la simple transacción: sólo recibo lo que soy capaz de dar; la bondad de Dios va más allá porque al final resulta que con la sola justicia uno jamás podría recibir el don que es la presencia de Dios mismo. 22 min. 54 seg.
Dios quiere que vivamos en la gratuidad, que veamos nuestro trabajo en su Reino un regalo, que sintamos el privilegio de trabajar para Él. 6 min. 8 seg.
El pecado y la ignorancia nos alejan de Dios; pero Él ha salido a nuestro encuentro y nosotros somos llamados a invocarlo, dejar nuestras culpas, olvidar la arrogancia y así acercarnos a Él. 21 min. 24 seg.
Todo aquel que confunda hacer justicia con tomar venganza es una persona que no está dejando a Dios obrar y que en el fondo mira con desconfianza su bondad. 6 min. 46 seg.
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1.1 Dios llama, Dios invita: ese es el mensaje de este domingo. Nuestro Dios no es uno que se queda cómodo en su casa feliz, ausente de la suerte de sus creaturas. Si Dios llama es porque ama. Nos llama porque le importamos.
1.2 El primer llamado que nos hizo Dios fue a la existencia. El capítulo primero del Génesis describe el acto creador como el fruto de una palabra poderosa que trae de la nada al ser. Dios me llamó cuando me creó.
1.3 Pero Dios me creó libre, esto es, capaz de aceptar su voz o incluso de rechazarla. Por eso, no sólo me habló para crearme, sino que me guía o quiere guiarme con su voz. A través de sus profetas Dios se deja oír, como lo hizo hoy por boca de Isaías: "¡que el malvado abandone su camino y el criminal sus planes!"
1.4 La voz de Dios se dirige a todo nuestro ser. Por consiguiente, no apunta solamente a lo que hemos sido, por ejemplo para denunciar nuestros pecados, sino que mira a lo que podemos llegar a ser. Por eso la palabra divina da fuerza y una razón para la esperanza: "que el malvado regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón..."
2. Una mirada más amplia
2.1 Como nuestra mirada es tan limitada en tantos aspectos, a menudo nos cuesta trabajo adivinar las razones de Dios.
2.2 Si nuestra mirada pudiera ampliarse, si no se limitara solo al pasado y el presente, podríamos, como hace Dios, ver las infinitas posibilidades de la gente que nos rodea. Veríamos que un perseguidor, como Pablo, puede llegar a ser un gran apóstol. Veríamos que un vividor como Francisco de Asís puede llegar a ser un santo maravilloso. Veríamos que un pescador de peces podía llegara ser y llegó a ser "pescador de hombres."
2.3 Pero hay más que eso. Si nuestra mirada se amplía reconocemos que no sólo existe la belleza de no haberse equivocado sino también la belleza de ser perdonado. Es sobre todo esa belleza la que más nos cuesta descubrir, y sin embargo es indispensable descubrirla si queremos entender aunque sólo sea los rudimentos de la inmensidad del amor que Dios nos tiene, pues en nada brilla tanto el amor como en el perdón.
3. Los últimos y los primeros
3.1 Parece cosa comprobada que Jesús utilizó algunos de los recursos "pedagógicos" que eran de uso frecuente entre los maestros rabinos. Expresiones como "los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos" tienen una fuerza mnemotécnica muy grande. Resultan fáciles de recordar por su estilo paradójico y por la multitud de situaciones a los que pueden aplicarse. Jesús utilizó varias de esas expresiones paradójicas. Otra, por ejemplo, es: "el que se humilla será ensalzado y el que se ensalza será humillado". Y otra semejante: "nada hay oculto que no llegue a saberse". Este modo de hablar hacía que las enseñanzas del Señor quedaran grabadas pronta y profundamente en el corazón de sus oyentes, incluso si no podían escuchar completos largos discursos.
3.2 El evangelio de hoy pone en escena un pequeño drama que ilustra por qué hay primeros que resultan últimos y últimos que quedan de primeros.
3.3 Los "primeros" en este caso son los que fueron contratados en primer lugar; consiguientemente, los "últimos" corresponden a los que llegaron al caer de la tarde. Para todos el poder trabajar fue en sí mismo un regalo, porque todos estaban perdiendo la vida sin dirección ni sentido, pero ese regalo dejó de serlo en la mente de aquellos que lo recibieron primero. Para ellos el regalo se volvió tedio, y la oportunidad, una tarea. Llegar de primeros no aumento su gratitud sino su capacidad de crítica y su sensibilidad al propio dolor o incomodidad. Por eso acabaron de últimos.
3.4 A nosotros puede sucedernos lo mismo. En ocasiones sucede que quien ha tenido menos ocasiones de pecar no por ello cuenta en su balance más ocasiones para agradecer. Y pasa también que quien llevó una vida lejana al Señor cuando le descubre avanza más y mejor que los que siempre estuvieron cercanos a él.