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En un período de dos años, siete jóvenes florentinos, miembros de las familias más importantes de la ciudad, se asociaron a la Confraternidad de la Santísima Virgen.
Popularmente conocidos como los "Ludesi" o los alabadores, vivieron en una época en que Florencia estaba acosada por alborotos políticos y perturbada por la herejía.
Pese a algunas dificultades, los jóvenes, por revelación divina, decidieron alejarse del mundo. Tras conseguir la aprobación del Obispo, se mudaron a una casa llamada "La Carmazia", en las afueras de la ciudad, donde decidieron llevar una vida de penitencia y oración.
Sin embargo, los continuos visitantes florentinos comenzaron a distraerlos, por lo que resolvieron retirarse a las laderas desiertas del Monte Senario. Allí se construyó una sencilla Iglesia y una ermita, en la que llevaron vida de austeridad casi increíble.
No obstante, tras una nueva visión de la Virgen en oración profunda, los jóvenes, por indicación de Nuestra Señora-, formaron la Orden Siervos de María, vistiendo un hábito negro y siguiendo la regla de San Agustín.
A partir del año 1240, se les llamó Siervos de María o Servitas, quienes rápidamente extendieron su labor apostólica por toda Florencia, llegando a fundar varios conventos e iglesias.
Chitré, Panamá (1958) - Siempre es bendito Dios en la fecha del cumpleaños de una persona, con mayor razón en la fecha de un sacerdote, puesto que ha nacido nuevamente en la gracia para Dios y para los hombres, al ser ordenado y cumplir sus años.
Aguadulce, Panamá - Bendito sea Dios por la consagración de los 6 primeros hermanos de la OFS de Aguadulce el 17 de Febrero de 2008 y que esta semilla crezca, de frutos para Dios en abundancia y sea esparcida por Su misericordia a través de todas las poblaciones panameñas y del mundo entero, para Gloria del Altísimo. Dios nos ha bendecido como franciscanos seglares; bendito sea Nuestro Señor por la fundación de esta amadísima fraternidad franciscana de Aguadulce y La Pintada. San Francisco y Santa Clara: por favor orad por nosotros a los pies de Jesús hacia donde siempre querremos dirigir nuestras vidas. Amén!
Queridos hermanos: Dichoso el hombre que soporta la prueba, porque, una vez aquilatado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo aman. Cuando alguien se ve tentado, no diga que Dios lo tienta; Dios no conoce la tentación al mal y él no tienta a nadie. A cada uno le viene la tentación cuando su propio deseo lo arrastra y seduce; el deseo concibe y da a luz el pecado, y el pecado, cuando se comete, engendra muerte. Mis queridos hermanos, no os engañéis.
Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni períodos de sombra. Por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas.
Dichoso el hombre a quien tú educas, / al que enseñas tu ley, / dándole descanso tras los años duros. R.
Porque el Señor no rechaza a su pueblo, / ni abandona su heredad: / el justo obtendrá su derecho, / y un porvenir los rectos de corazón. R.
Cuando me parece que voy a tropezar, / tu misericordia, Señor, me sostiene; / cuando se multiplican mis preocupaciones, / tus consuelos son mi delicia. R.
Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor. (Salmo 93)
Evangelio
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían más que un pan en la barca. Jesús les recomendó: "Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes." Ellos comentaban: "Lo dice porque no tenemos pan." Dándose cuenta, les dijo Jesús: "¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?" Ellos contestaron: "Doce." "¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?" Le respondieron: "Siete." Él les dijo: "¿Y no acabáis de entender?"
Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes (Marcos 8,14-21)
Como los fariseos, es bien posible que también nosotros tengamos dificultades para liberarnos de nuestros esquemas y para aceptar la lógica maravillosa de Cristo. 4 min. 35 seg.
Purifiquemos el corazón para que en todo lo que hagamos busquemos la gloria divina, que el nombre de Dios sea santificado, que su voluntad se realice y que su reino venga. 5 min. 13 seg.
Dios me ha llamado a vencer y cada dificultad, incluyendo la que me puede llevar al pecado, tiene un propósito: crecer la victoria del Señor en mi vida. 5 min. 46 seg.
El mal proviene de la lamentable capacidad que tenemos los humanos de ir por el camino de la tentación por lo que la victoria sobre el mal implica la educación del deseo, es decir deseando el bien que se encuentra solamente en Dios. 4 min. 48 seg.
Dios no me empuja al pecado, junto a la tentación Él dará la gracia para vencerla; en el Padrenuestro reconocemos nuestra debilidad, sin el Señor nada podemos; la mejor defensa contra la tentación es la huida a tiempo. 8 min. 32 seg.
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1.1 La pedagogía del apóstol Santiago es bien conocida por su cierta rudeza. Su estilo de redacción sin embargo no proviene de la rabia contenida o de una actitud de superioridad; no nace del desprecio ni es un olvido del gran tema neotestamentario de la gracia.
1.2 Santiago utiliza extensamente un método judío de argumentación, que es la diatriba. El propósito con este método es desarmar toda posible objeción contraria a la tesis que se quiere plantear. El que habla usa un estilo demoledor no porque quiera demoler a sus opositores sino porque quiere mostrar de una vez por todas que no hay excusas ni impedimentos para asumir con toda el alma lo que se está predicando.
2. Tentaciones, pruebas, autoengaños...
2.1 Dentro de esa lógica, la lectura de hoy aborda el tema de las tentaciones. Es fácil buscar excusas y decir cosas como: "Dios me puso una prueba tan difícil que no la pude soportar." Y entrar luego a quejarnos de la dureza de la vida o cobijarnos todos en la fragilidad humana.
2.2 Santiago nos quiere ante todo honestos: no le echemos la culpa a Dios; no nos disculpemos tan fácilmente; vayamos al centro y raíz real de nuestras faltas. Según este apóstol, esa causa está en lo que deseamos; en nuestros deseos, concupiscencias o pasiones, pues de todas estas formas se traduce ese término del griego.
2.3 Reconocer el origen de nuestros males no es suficiente si no atendemos también al origen de nuestros bienes. Por eso él escribe: "Todo regalo valioso y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de las luces, en quien no hay cambios ni períodos de sombra." De este modo, el capricho de la concupiscencia queda vencido por la libre voluntad del que nos rescata de la concupiscencia, y la locura del pecado con la locura de su amor redentor.
3. Preocupaciones Falsas y Preocupaciones Verdaderas
3.1 El evangelio de hoy nos ayuda a distinguir entre preocupaciones falsas y preocupaciones verdaderas. Jesús advierte sobre un peligro: la influencia perniciosa de los fariseos; los discípulos le entienden poco y mal, y creen que se refiere al hecho de haber olvidado llevar consigo pan para el viaje.
3.2 Detrás de este hecho tan elemental y accidental hay algo más profundo, sin embargo. Hay riesgos que vemos fácilmente, como aquello de "nos vamos a quedar sin que comer;" otros riesgos en cambio son menos visibles. Por ejemplo: "nos están cambiando la mente." Lo primero es lo que alcanzan a ver los discípulos; lo segundo, lo que ve el Señor.
3.3 Esas distinciones son importantes cuando pensamos por ejemplo en todo lo que nos preocupamos por el costo de la vida o la tasa de desempleo (cosas reales y muy visibles), en contraste con lo que nos preocupa el descenso en la moral o el desinterés generalizado por los problemas políticos (cosas también reales, aunque menos visibles). Jesús nos advierte y nos apremia a tener los ojos abiertos para lo invisible.