[Conferencias en el curso de Teología Moral familiar y sexual ofrecido en la Facultad de Teología de la Universidad Santo Tomás en el primer semestre de 2015.]
Tema 7: Castidad y virtudes humanas
Introducción
* Se llaman virtudes “humanas” aquellas que prácticamente en todas partes son reconocidas como cualidades deseables o dignas de encomio. esto puede identificarse con relativa facilidad cuando se ve que los vicios opuestos engendran burla, recelo o desprecio en todas partes. Por ejemplo, en ningún lugar se tiene por grande o notable a una persona que nunca pensó las consecuencias de sus actos y vivía contradiciéndose de una forma tonta y sin motivo. Otro ejemplo: aquellos que, como el tristemente célebre rey Faruk de Egipto, se dedican a complacerse en placeres despiertan conmiseración, repugnancia o desprecio.
* Entre las virtudes humanas se llaman “cardinales” aquellas que sirven de “quicio” o eje a muchas otras. La tradición clásica reconoce cuatro grandes virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza.
Prudencia y castidad
* La prudencia, recta ratio agibilium, (pensar correcto sobre lo que hay que hacer) es considerada la reina de las virtudes humanas. No es difícil darse cuenta del daño que la imprudencia puede traer a una vida casta.
* La prudencia nos lleva a conocernos, y por tanto a tener conciencia de nuestras áreas débiles y tentaciones más fuertes. También, en sentido positivo, nos ayuda a identificar los dones y talentos que tenemos, y los caminos por los que podemos expresar afecto y caridad.
* Es indispensable la prudencia para tener bien presentes las consecuencias o el precio de nuestros actos. Muchas historias de amargura relacionadas con faltas contra la castidad tienen que ver por un momento de pasión en que no se atendieron las posibles consecuencias.
Fortaleza y castidad
* En varios sentidos necesitamos de la fortaleza, en relación con la castidad. Pero con respecto al ordenamiento de nuestros deseos la lucha puede ser paradójica pues, como han anotado tantos autores, en las tentaciones contra la pureza suele vencer el que huye, no en sentido cobarde, sino en sentido de establecer una clara distancia.
* Además del sentido obvio de poner distancia cuando un mismo es tentado, está también el hecho de distanciarse de ambientes, consignas y consensos de pecado que abundan en nuestro tiempo. Por ejemplo, un padre o una madre de familia necesitarán gran fortaleza para no dejarse chantajear por hijos promiscuos u homosexuales que harán mucha presión para que se acepte como normal su forma de vida.
* En otra dirección, se requiere también fortaleza para denunciar o unirse visiblemente a los que denuncian los muchos crímenes y negocios turbios que se alimentan de la impureza, como es el caso de la prostitución o la pornografía.
Justicia y castidad
* Muchos imaginan la justicia como un empeño que tiene conexión casi única con lo económica o lo laboral. Pero es una terrible injusticia usar a un ser humano, como sucede en los negocios de trata de personas. Siempre que una mujer o un hombre es tratada como un objeto (un medio de placer o uso) y no como un fin, se está faltando a la justicia. De modo que, en sentido positivo, en nombre de la justicia hay que lograr que cada vida cuente en su plena dignidad y valor.
* El amor por la justicia debe volvernos sensibles también a los engaños que se dan a nivel del lenguaje, por ejemplo cuando en sentido expreso y explícito se tiene una relación que es de “amigos con derechos.” Aunque eso digan las palabras, los cuerpos están dándose plena e íntimamente. Sin embargo, al llegar una ruptura, el lenguaje íntimo e implícito no se tendrá en cuenta sino sólo excusas dolorosas como “Yo nunca te dije que esto iba a ser eterno…”
Templanza y castidad
* Esta es la virtud cardinal propia de la salvaguarda de la castidad en todos los estados de vida. hay que destacar la importancia que tiene ver la castidad, en cuanto ejercicio de sano dominio propio, con el conjunto de las experiencias y búsquedas de placer y bienestar de una persona. El excesivo confort, la afición a placeres culinarios exóticos, la obsesión por el lujo indudablemente están conectados con una mayor fuerza de las tentaciones de tipo sexual.
* Y por último, destacar el papel de los “espacios libres de deseo” a los que ya hemos aludido antes. Quien conoce la libertad interior de no ser esclavo del deseo aprecia y cultiva mejor la castidad.