¿Por qué los judíos no hacían imágenes de sus profetas, y los católicos sí hacemos de los santos?

Pregunta para los católicos (circula en Internet): ¿Por qué los judíos no realizan imagen de Dios, de Moisés, de Abraham? ¿Por qué ellos no realizan imágenes para venerarlos? ¿No será que la razón es porque ellos sí entienden la Ley y no hacen sino lo que Dios les mandó?

* * *

La llegada del Mesías no es un acontecimiento menor. No debemos pensar que fue algo leve que dejó intacta a la Ley de Moisés. Nos damos cuenta que lo prescrito para el sábado, para la circuncisión o para definir qué se puede comer y qué no, todo ello cambió en el régimen de la Nueva Alianza. Así que la pregunta no es: “¿Por qué los cristianos empezaron ya desde la época de las catacumbas a hacer imágenes esculpidas de Cristo, por ejemplo, como Buen Pastor?” La verdadera pregunta es: “¿Tenían que sentirse ellos vinculados al precepto de no hacer representaciones de Dios después de que Dios mismo se había revelado plenamente en Cristo (Juan 14,9), y después de que el apóstol Pablo había enseñado que Cristo es “imagen VISIBLE del Dios invisible” (Colosenses 1,15)?”

Quienes ponen el mandamiento de Moisés por encima de la revelación plena y perfecta del misterio de Dios en Cristo tratan a Cristo, por lo menos con respecto a este asunto, como si fuera un profeta más. ¿No dice la Escritura que “el Verbo se hizo carne y puso su morada entre nosotros” (Juan 1,14)? Ver a Cristo, y por extensión: representar a Cristo para que esa representación nos lleve al recuerdo cercano de él, es ver en su plenitud la misericordia salvadora y transformante de Dios. Y no se quite importancia al verbo “ver” porque ya había dicho la Escritura: “Mirarán al que traspasaron” (Zacarías 12,10; Juan 19,37).

Alguien podrá preguntar qué sucede con la Santísima Virgen o los demás santos y bienaventurados, así reconocidos por la autoridad de la Iglesia, ya desde los primeros siglos. La respuesta es sencilla. El apóstol Pablo dice en 2 Corintios 3,18: “Nosotros llevamos en nuestro rostro descubierto la gloria de Cristo.” esto se demuestra también por el hecho de que el apóstol Pedro, para sanar al paralítico del templo (Hechos 3), le manda: “¡Míranos!” El rostro de quien está unido a Cristo refleja la gloria de Cristo. Por eso también cuando Esteban estaba a punto de ser martirizado “todos los que estaban sentados en el Sanedrín, cuando fijaron los ojos en él, vieron su cara como si fuera la cara de un ángel” (Hechos 6,15).

Por esa comunión de espíritu que hay entre Cristo y sus santos sabemos que todo cuanto hay de bueno y bello en ellos proviene de Él. Y tal es el significado de las imágenes de esos bienaventurados hombres y mujeres: mostrar las infinitas facetas de la santidad del único Cristo.

Por otra parte, llama la atención que el protestante que hace la pregunta ya admite que el mismo Dios sí mandó hacer algunas imágenes, como en efecto es el caso de los querubines puestos encima del arca. Lo curioso es que al final dice: “Sólo hacen (en cuanto a imágenes) lo que Dios les mandó.” La idea que este protestante tiene es que el mandato de Dios termina en el Antiguo Testamento, es decir, que ya no podía venir un cambio en las disposiciones divinas, siendo así que la Biblia misma muestra que, en cuanto a muchas costumbres y preceptos de la Ley, ciertamente hubo cambios, y no pequeños.

Necesitamos muchos y buenos rebeldes

INTRODUCCIÓN

* Toda sociedad humana depende, para su existencia en el tiempo, del recurso a dos fuerzas: la fuerza de la continuidad y la fuerza de la renovación. De modo más corto y gráfico las podemos llamar: tradición y rebeldía.

* Si una sociedad descuida sus tradiciones quiere decir que:

(1) Está recomenzando y volviendo a aprender siempre las mismas lecciones. Desperdicia recursos, talentos y energía.

(2) Por ello mismo, es débil y manipulable.

(3) Su visión es de muy corto plazo y los errores que va acumulando hacen las cosas progresivamente peores.

* Pero una sociedad, incluso si se trata de la sociedad más pequeña que es la pareja o la familia, no puede perder el vigor que le da una sana rebeldía. Sin una dosis apropiada de rebeldía:

(1) Se instala el imperio de que “aquí las cosas siempre se han hecho de tal modo…”

(2) Los jóvenes, que podrían aportar mucho con su energía y creatividad, se sienten relegados y sin esperanza.

(3) Los errores que hagan parte del sistema burocrático establecido quedan sin respuesta y verdadera solución.

* De modo que lo sano e inteligente es poder combinar tradición y rebeldía; dar continuidad a lo que tiene un sentido y autoridad verdadera pero dar espacio para renovar lo que puede y debe ser mejorado.

LA EDAD DE LA REBELDÍA

* Muchos papás se exasperan frente a los actos de rebeldía de sus hijos. Estos actos pueden ser muy diversos:

(1) A veces un silencio de aislamiento: “No cuenten conmigo”

(2) Comportamientos o modas exóticas, incluyendo tatuajes, piercings, ropa que contradice los estándares de los adultos.

(3) Actitudes, vocabulario o música agresiva, ruidosa, provocativa. En todo caso: distinta.

(4) Posturas morales, religiosas o políticas ajenas o contrarias a las propias de los mayores.

(5) Creación de un lenguaje o de caminos de comunicación propios: intento de consolidar un mundo sin adultos.

* También en la Iglesia los movimientos jóvenes y las comunidades cristianas jóvenes tienen sus propias “adolescencias.” El tiempo va demostrando qué de esas actitudes o rituales es verdadero aporte de cambio, y qué tanto es simple rebeldía.

* Es necesario comprender que la rebeldía incluye dos actos:

(1) Tratar de SEPARARSE del mundo de los mayores.

(2) Tratar de PERTENECER a un mundo distinto.

* Por eso es frecuente, aunque siempre doloroso, que la misma persona que es insoportable o aislada en casa, sea comprensiva y comunicativa en su grupo, pandilla o tribu.

LOS RIESGOS DE LA REBELDÍA

* Los que conocen bien estos ciclos de la juventud pueden intentar manipularlos según sus propios intereses y agendas. Grupos políticos, sectas religiosas, pandillas juveniles, incluso personas mayores pueden usar de astucia para dominar a la juventud mientras les hacen creer que los están “liberando” y haciendo más “originales.”

* El riesgo es muy grande sobre todo por lo que ya se ha dicho: el joven típico mide con un estándar de crítica muy alta a su familia mientras que acepta sin dificultad casi cualquier cosa que sienta parte del mundo “nuevo” y “libre” al que cree que está entrando.

* Hay marcas de ropa que se sabe que han usado esta estrategia: es el caso de Desigual. Y también partidos políticos, que suelen incorporar palabras como “nuevo” o “revolucionario.” Y grupos de presión, como los LGBTI, que convencen a muchos usando palabra-bandera como tolerancia o igualdad; o asustándolos con que se van a quedar solos y desprotegidos afectivamente, para lo cual son útiles las palabras-dragón: homofobia, persecución, intolerancia.

¿ES POSIBLE UN EQUILIBRIO?

* La Biblia nos muestra que Jesús tuvo su momento de sana independencia y en cierto sentido rebeldía: “No sabíais que tengo que ocuparme de las cosas de mi padre?” (Lucas 2,49). También nos indica que creció en obediencia, pues así termina el pasaje de su extravío en Jerusalén.

* La rebeldía por la rebeldía es fácil de manipular porque produce una falsa sensación de libertad. La tradición por la tradición es fácil de manipular porque produce una falsa sensación de seguridad. Y en la juventud quisiéramos tener ambas cosas: seguridad, que nos haga firmes, y libertad, que nos conceda novedad y felicidad.

(1) Lo primero es entonces darse cuenta que todos pasamos por estos procesos. La enseñanza de Santa Catalina es clave: hay que buscar el verdadero y santo conocimiento de uno mismo. Que toda crítica empiece por uno mismo.

(2) A su vez, este conocimiento requiere de un deseo profundo de la verdad. El libro de la Sabiduría nos presenta, especialmente en los capítulos 8 y 9 la imagen de un joven que no quiere dejarse embriagar por cualquier vino ni convencer por cualquier teoría.

(3) Hay que tomar conciencia que la propia rebeldía y descontento es algo bueno, incluso muy bueno, pero sólo en la medida en que se vuelve un motor para mejorar las cosas. Hay que entender que criticar por criticar, o contradecir por contradecir a nadie sirve.

(4) Una autocrítica muy importante es la que tiene que ver con el egoísmo y la comodidad. Con frecuencia criticamos muchas cosas con el propósito implícito de que nuestros intereses, gustos y placeres estén a salvo, sin que importe mucho el bien común. Las versiones simplistas del pensamiento político, social, psicológico o religioso son muy peligrosas en este sentido. Uno debe desconfiar de cualquier voz, incluyendo la propia voz, cuando dice: “Todo se arreglaría si…”

(5) Si uno es creyente, orar, y orar de corazón es un deber hermoso y bendito. El no-creyente debe plantearse con renovada seriedad el tema de quién es Dios, y por qué tantos, que no son tontos ni perversos, se entregan a su Santa Voluntad.

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Motores

Dos poderosas turbinas
Mueven al fiel cristiano:
Saberse en verdad amado
En la Cruz que de Sangre brilla
Y tener urgencia de amar
Según el nuevo mandato
Que dejó el Señor dicho y claro
Cuando se dio como Pan.

Consignas de vida cristiana: real y cotidiana

Tarea del cristiano: ahogar el mal en abundancia de bien. No se trata de campañas negativas, ni de ser antinada. Al contrario: vivir de afirmación, llenos de optimismo, con juventud, alegría y paz; ver con comprensión a todos: a los que siguen a Cristo y a los que le abandonan o no le conocen. -Pero comprensión no significa abstencionismo, ni indiferencia, sino actividad.

Por caridad cristiana y por elegancia humana, debes esforzarte en no crear un abismo con nadie…, en dejar siempre una salida al prójimo, para que no se aleje aún más de la Verdad.

La violencia no es buen sistema para convencer…, y mucho menos en el apostolado.

Con la polémica agresiva, que humilla, raramente se resuelve una cuestión. Y, desde luego, nunca se alcanza esclarecimiento cuando, entre los que disputan, hay un fanático.

No me explico tu enfado, ni tu desencanto. Te han correspondido con tu misma moneda: el deleite en las injurias, a través de la palabra y de las obras. Aprovecha la lección y, en adelante, no me olvides que también tienen corazón los que contigo conviven.

Más pensamientos de San Josemaría.

Esta es la síntesis de un tema que te interesa

BENDECIDOS PARA BENDECIR

Míralo en video aquí.

I. Bendiciones y maldiciones en la Sagrada Escritura

Tres principios:

1. La palabra revela el ser. De lo que abunda el corazón habla la boca.

2. “Las palabras de Dios son obras” y “Él sostiene el universo con su palabra poderosa”

3. Toda obra, buena o mala, trae consecuencias que van más allá de la misma obra.

Cuatro ejemplos:

1. Dios bendice a Noé y renueva su bendición sobre la creación.

2. Dios bendice a Abraham y lo convierte en una bendición.

3. Dios enseña a Moisés cómo deben bendecirse los israelitas.

4. Dios nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones.

Cinco contrastes:

1. NO SON PARALELAS la bendición y la maldición. En la bendición actúa el poder y la palabra de DIOS; en la maldición solo la voluntad de una creatura.

2. Dios puede obligar a bendecir. Recordemos el texto de Números 24. Recordemos lo que sucede en muchos exorcismos.

3. Dios transforma en bendiciones las maldiciones. Recordemos a Simei en 2 Samuel 16.

4. Cristo nos enseña a no pagar con la misma moneda. En efecto, quien maldice deja habitar maldad en su corazón, y ya esa es una derrota.

5. Los apóstoles nos enseñan que quien está en nosotros es más fuerte que el que está en el mundo (1 Juan 4,4). Y nos enseña a responder a quienes nos maldicen con una bendición: “Procurad todos tener un mismo pensar y un mismo sentir: con afecto fraternal, con ternura, con humildad. No devolváis mal por mal o insulto por insulto; al contrario, responded con una bendición, porque vuestra vocación mira a esto: a heredar una bendición” (1 Pedro 3,8-9). Incluso el padre Amorth decía que su ministerio consistía propiamente en bendecir a las personas, y que al bendecirlas expulsaba al demonio.

II. Hemos sido bendecidos en Cristo

La suma de nuestros delitos es grande; por eso dice el salmo: “Nuestros delitos nos abruman pero tú los perdonas” (Salmo 65,3). Y también dice otro salmo: “Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?” (Salmo 130,3).

Satanás es el acusador. Y según vemos, por la multitud de nuestras desgracias, no le resulta difícil ese oficio.

Por eso San Pablo dice en la Carta a los Colosenses que había una nota de cargo contra nosotros, que fue atajada precisamente por Cristo (Colosenses 2,14).

Hay dos tipos de acusación. Una es la simple condena, que quiere hundir y perder al culpable. Otra es la que hace ver el mal para vencerlo.

Mientras vamos en esta tierra, la primera forma de acusación es propia del demonio, y a ella se refiere Cristo cuando dice que “no juzguemos.”

Mientras vamos en esta tierra, la segunda forma es propia de Cristo y de sus apóstoles. Por eso nos llama a la conversión. Por eso habla fuerte y denuncia con claridad toda clase de pecados.

Acosado por el demonio, el hombre cae a menudo en dos errores: o pretende auto-absolverse y creerse inocente y bueno; o desespera de su situación y se cree un caso perdido. En el primer caso, cree que no necesita de Dios; en el segundo, cree que ni siquiera Dios será suficiente. Es decir, se siente ajeno o excluido: objeto de maldición.

La bondad de Cristo, en sus exorcismos, milagros, ternura, paciencia, generosidad rompe esas dos mentiras.

Cristo nos hace entender que si necesitamos de Dios y que Dios sí se ocupa de nosotros. La plenitud de esta revelación es el misterio de la Cruz.

III. Aptos para bendecir

¿Por qué bendecimos? Porque bendecir es traer la palabra buena de Dios a cada área de nuestra vida.

Bendecimos a Dios cuando proclamamos sus maravillas. Nuestras bendiciones son tomar conciencia de todo el bien que hemos recibido.

Bendecir a Dios es responder con amor a su amor; es hacernos sensibles a sus bienes, que son los únicos verdaderos. Los frutos de esta bendición son la paz, la alegría, la bondad, el deseo de servir al Señor.

A medida que conocemos mejor su fuerza, su sabiduría y su misericordia, crece nuestra certeza de su victoria y somos cada vez más fuertes con la fortaleza que Él mismo nos concede.

Bendecimos a las personas porque sabemos que la única luz, la única gracia, la única noticia realmente importante en cada corazón es la que revela su Palabra.

A los enemigos los bendecimos poniendo la Palabra de Dios entre ellos y nosotros. La oración mejor aquí es: “Señor, cumple tu voluntad en…”

A los amigos, compañeros, socios, colegas, los bendecimos porque queremos que reine Cristo en ellos y entre ellos y nosotros.

A los hijos, alumnos, discípulos los bendecimos porque queremos como Abraham compartirles la gracias que hemos recibido. Más allá de nuestros consejos, ellos necesitan a Jesucristo, el Señor.

Cuatro tipos de felicidad

Según Santo Tomás, la aspiración más propia y común de los seres humanos es la felicidad. Y aunque hay muchos engaños en esta tierra, es admirable que el genuino bien mayor, esto es, la felicidad que trae la plenitud humana, es también la plenitud de la obra del amor divino: aquello que llamamos santidad. Hay varios tipos de felicidad. La NATURAL, que tuvo su máxima expresión en el paraíso del Edén, corresponde a la satisfacción de aquellas necesidades o el acceso a aquellos placeres que son propios de nuestra naturaleza humana, considerada en su integralidad y jerarquía. Fácilmente los bienes de esta felicidad conducen a la FALSA felicidad, que consiste en reemplazar los bienes mayores, según razón, por bienes menores pero más sensibles o inmediatos. Es este el espacio en que el demonio utiliza su estrategia “D & D,” o sea: llevarnos distraídos por la vida para atraparnos en la desesperación con la muerte. Por eso la grandeza de la felicidad PARADÓJICA, la de la Cruz: la que nadie nos puede quitar y que está a salvo de los engaños del enemigo. Es ella ciertamente el camino cierto a la felicidad ETERNA.

Fecundidad: llamados a dar mucho fruto

Nuestra FECUNDIDAD es deseo expresamente manifiesto de Jesucristo, allí donde dice que nos ha destinado para que demos fruto abundante (Juan 15). Y es que es propio de Dios la abundancia y la diversidad, en cuanto en ella se manifiesta una armonía y belleza que está en todo pero lo trasciende todo. Es lo mismo que Él quiere de su creación: “creced y multiplicaos” (Génesis 2). Según aquellas obras que se atribuyen de modo más frecuente a cada una de las Divinas Personas, uno ve la múltiple fecundidad que Dios quiere para su Iglesia. A Dios Padre se atribuye la creación, que nos habla de la fecundidad en términos de hijos. A Dios Hijo se atribuye sobre todo la redención, que nos habla de la fecundidad que se da en cada conversión, que es vida nueva. A Dios Espíritu se atribuye sobre todo la santificación, que nos habla de la fecundidad que se da en cada santo y cada santa: vida plena, vida eterna. No es extraño que el demonio quiera destruye estos modos de fecundidad pero tampoco es extraño que quien está en Dios vence a toda estrategia del enemigo malo.

Las lecciones de un pastor bueno

(1) Dios ama a cada uno la particularidad de su historia y de su ser. (2) En Comunidad, estamos llamados a cuidar del hermano, de modo que no pierda el camino. (3) Sin olvidar nuestro centro en la Comunidad, somos llamados a salir de nosotros mismos e ir a las “periferias.” (4) El crecimiento espiritual en cierto sentido se puede medir a partir de la configuración con los sentimientos de Cristo: que me alegre lo que a Él le alegra; que me preocupe lo que le preocupa, y así sucesivamente. (5) La evangelización no es “conquista” desde el poder sino llamado desde aquel amor que no excluye la ternura.

Algunas lecciones oportunas para el tiempo presente

Lecciones para el tiempo presente: (1) estar atentos a los brotes: lo que está comenzando, sea bueno o malo. (2) Saber que tras la dificultad y la crisis viene la luz. (3) Aferrarse a la palabra que permanece y no falla, la de Cristo.

LA GRACIA del Miércoles 22 de Noviembre de 2017

Todos hemos recibido en forma diferente y al tiempo hemos recibido igual, lo importante es poner a trabajar lo mucho o poco recibido, porque al final es lo que va a importar.

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LA GRACIA del Lunes 13 de Noviembre de 2017

El camino de vida cristiana está en que mi pecado no sea obstáculo para otro, que perdone el mal del otro para que no sea obstáculo para mi, y que avance con fe hacia la plenitud en Cristo.

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LA GRACIA del Sábado 11 de Noviembre de 2017

El verdadero cristianismo siempre supone el encuentro con el hermano y no olvidemos que como creyentes debemos repasar nuestros fundamentos, volver al origen que es Cristo.

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Un Dios bueno pero no manipulable

La Palabra de Dios nos exhorta con fuerza particular en estas lecturas para que seamos fieles; no se nos olvide ser siempre discípulos; y entendamos que cualquier mediación humana solamente debe lhacernos levantar la mirada hacia Dios, fuente de todo poder, bondad y sabiduría.