Los doce grados del orgullo

“No es infrecuente tener que escuchar aquella tontería de que la fe impide el pleno desarrollo de la capacidad de razonar. Se han llenado páginas y más páginas sobre el tema, demostrando que la realidad es justa la contraria: la fe ilumina el intelecto y nos abre a perspectivas de conocimiento que sin ella no alcanzaríamos. No voy a insistir sobre ello. Me limitaré a compartir con ustedes lo que he descubierto en el libro de Ernest Hello, Fisonomías de santos, en el capítulo que el autor dedica a san Bernardo…”

Haz clic aquí!

LA GRACIA del Viernes 25 de Enero de 2019

FIESTA DE LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO

Cuidado con el exceso de seguridad. Preguntémonos en qué puede tener razón la persona que no piensa cómo nosotros, qué nos puede estar diciendo Dios a través de esa persona.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA en redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios. Tu donación hace fuerte la evangelización católica. ¡Dona ahora!]

¿De dónde nace la presunción en el corazón humano?

Como ya hemos expuesto (a.1), la presunción es doble. Una se funda en el propio poder, intentando como posible lo que excede la propia capacidad. Esta presunción es evidente que procede de la vanagloria, pues quien desea ardientemente la gloria acomete para conseguirla lo que sobrepuja su capacidad. Y entre las cosas que persigue está sobre todo lo que reviste novedad, por causar mayor admiración. Por eso hizo expresamente San Gregorio a la presunción de novedades hija de la vanagloria.

Hay otra presunción que se apoya de manera desordenada en la misericordia o en el poder divino, por el cual se espera obtener la gloria sin mérito y el perdón sin arrepentimiento. Esta presunción parece proceder directamente de la soberbia: el hombre se tiene en tanto, que llega a pensar que, aun pecando, Dios no le ha de castigar ni le ha de excluir de la gloria. (S. Th., II-II, q.21, a.4, resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

Nueve meditaciones sobre la Virgen Inmaculada, 6 de 9: María y la humildad

* Cuando Dios obra sin obstáculos en un corazón le hace partícipe de la belleza eterna e infinita que es Él mismo. Es lo que contemplamos y celebramos de modo particular en la Virgen Inmaculada.

* Por eso se ha hablado de Ella como de un místico huerto en el que solo Dios tuvo entrada, según la expresión del Cantar 4,12-16. Y tal es el significado espiritual de la perpetua virginidad física de la Madre de Jesucristo.

* En ese jardín y nuevo paraíso, que es el Corazón Inmaculado de María, pueden encontrarse en su sazón los frutos gratos de todas las virtudes. Todo discípulo de Cristo puede ver en Ella su aliada y maestra, su hermana y guía hacia una mayor fidelidad en su propio camino.

* Conviene sin embargo destacar algunas de esas virtudes, bien porque la Biblia les ha dado un lugar particular, bien porque parecen más necesarias hoy en día. En esta meditación y las siguientes nos fijaremos especialmente en las virtudes de la humildad, la fe, la esperanza y la caridad.

* Para comprender la importancia de la humildad hay que asomarse al daño que causa el pecado opuesto, que es la soberbia, y para ello nos guía un buen número de textos de la Escritura. Por ejemplo:

Salmo 138,6 : Porque el SEÑOR es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo conoce de lejos.

Proverbios 8,13 : El temor del SEÑOR es aborrecer el mal. El orgullo, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa, yo aborrezco.

Jeremías 50,31 : He aquí, estoy contra ti, arrogante, –declara el Señor, DIOS de los ejércitos– porque ha llegado tu día, la hora en que te castigaré.

Amós 6,8 : El Señor DIOS ha jurado por sí mismo, ha declarado el Señor, Dios de los ejércitos, Aborrezco la arrogancia de Jacob, y detesto sus palacios; por tanto entregaré la ciudad y cuanto hay en ella.

Isaías 2,12 : Porque el día del SEÑOR de los ejércitos {vendrá} contra todo el que es soberbio y altivo, contra todo el que se ha ensalzado, y será abatido.

2 Samuel 22,28 : Salvas al pueblo afligido, pero tus ojos están sobre los altivos {a quienes} tú humillas.

Salmo 18,27 : Porque tú salvas al pueblo afligido, pero humillas los ojos altivos.

Salmo 119,21 : Tú reprendes a los soberbios… que se desvían de tus mandamientos.

Salmo 94,2 : Levántate, Juez de la tierra; da {su} merecido a los soberbios.

Jeremías 13,9 : Así dice el SEÑOR: De la misma manera haré que se pudra la soberbia de Judá y la gran soberbia de Jerusalén.

Santiago 4,6 : Pero El da mayor gracia. Por eso dice, DIOS RESISTE A LOS SOBERBIOS PERO DA GRACIA A LOS HUMILDES.

1 Pedro 5,5 : Asimismo, {vosotros} los más jóvenes, estad sujetos a los mayores; y todos, revestíos de humildad en vuestro trato mutuo, porque DIOS RESISTE A LOS SOBERBIOS, PERO DA GRACIA A LOS HUMILDES.

* No extraña entonces que María Virgen, una hija de Israel, eleve su canta diciendo en Lucas 1,51 : Ha hecho proezas con su brazo; dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes.

* ¿Cuál es el daño tan grave que causa la soberbia, y que hace que sea tan severamente denunciada y castigada en la Escritura? Su gran daño es que cierra el corazón al plan de Dios; vuelve sordos los oídos a su Palabra; enceguece la mirada, que no reconoce ya sus señales.

* Perdido de Dios, el hombre pierde la capacidad de reconocer luego su propia dignidad. Se le dirá que se contente con lo que ve, lo que huele, lo que palpa. Los profetas del inmanentismo, que es idolatría, le repetirán lo de Nietzsche: “Permaneced fieles a la tierra.” Pero con ello no habrán respondido a su necesidad sino que la habrán esquivado y engañado.

* Perdido de Dios, el ser humano no tiene ojos para su prójimo. El ateo Sartre decía: “el infierno son los otros.” Y Santo Tomás decía: “el malvado no tiene amigos; tiene cómplices.” A medida que el mal se asienta en el corazón, la soledad aprisiona el alma, engañándonos con la fantasía de que son palacios las prisiones de altos muros con que encerramos nuestro ego.

* La humildad, en cambio, abre el corazón desde su única puerta, que es la de la verdad y al realidad. La soberbia empieza por hacernos creer que somos dioses (Génesis 3); la humildad nos recuerda oportuna y saludablemente que somos creaturas, y desde ahí, todo lo demás adquiere su lugar y sus sentido.

Hstoria de un ataque de arrogancia nacional

“Desde 1618, Suecia se encontraba en guerra con Polonia dentro del creciente conflicto de la Guerra de los Treinta Años. El rey Gustavo II Adolfo deseaba mejorar la flota real sueca para lograr un mejor control sobre el mar Báltico. Había hecho una gran apuesta por el poderío naval, que ya le había permitido grandes victorias, como la conquista de Riga y Livonia en 1621. En 1625 mandó construir cuatro grandes naves. Quería que fueran las más poderosas y mejor armadas que existieran. Una de ellas, el “Vasa” sería el símbolo del poderío naval del Imperio sueco. Una vez iniciada la construcción del buque, el rey quiso que se añadiera un nuevo puente de cañones, para que fuese una aún más temible máquina de guerra…”

Haz clic aquí!

Tres remedios para la soberbia

Procura que tu buena intención vaya siempre acompañada de la humildad. Porque, con frecuencia, a las buenas intenciones se unen la dureza en el juicio, una casi incapacidad de ceder, y un cierto orgullo personal, nacional o de grupo.

Si has caído, levántate con más esperanza… Sólo el amor propio no entiende que el error, cuando se rectifica, ayuda a conocerse y a humillarse.

“No servimos para nada”. -Afirmación pesimista y falsa. -Si se quiere, con la gracia de Dios -requisito previo y fundamental-, se puede llegar a servir, como buen instrumento, en muchas empresas.

Más pensamientos de San Josemaría.

En guerra contra la vanidad

¿Por qué imaginas que todo lo que te dicen va con segunda intención?… Con tu susceptibilidad, estás limitando de continuo la acción de la gracia, que te llega por medio de la palabra, no lo dudes, de quienes luchan por ajustar sus obras al ideal de Cristo.

Mientras sigas persuadido de que los demás han de vivir siempre pendientes de ti, mientras no te decidas a servir -a ocultarte y desaparecer-, el trato con tus hermanos, con tus colegas, con tus amigos, será fuente continua de disgustos, de malhumor…: de soberbia.

Detesta la jactancia. -Repudia la vanidad. -Combate el orgullo, cada día, en todo instante.

¿Crees que los demás no han tenido nunca veinte años? ¿Crees que no han estado nunca copados por la familia, como menores de edad? ¿Crees que se han ahorrado los problemas -mínimos o no tan mínimos- con los que tropiezas?… No. Ellos han pasado por las mismas circunstancias que tú atraviesas ahora, y se han hecho maduros -con la ayuda de la gracia-, pisoteando su yo con perseverancia generosa, cediendo en lo que se podía ceder, y manteniéndose leales, sin arrogancia y sin herir -con serena humildad-, cuando no se podía ceder.

Más pensamientos de San Josemaría.

LA GRACIA del Domingo 9 de Julio de 2017

DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO , CICLO A

Los fracasos, frustraciones y barreras son providencias compasivas de Dios, haciendo que nuestro orgullo baje y preparándonos para un encuentro de amor y misericordia con Él.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Ayúdanos a divulgar este archivo de audio en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios.]

La mayor victoria es la victoria sobre el amor propio

Arrancar de cuajo el amor propio y meter el amor a Jesucristo: aquí radica el secreto de la eficacia y de la felicidad.

Aunque afirmas que le sigues, de una manera o de otra pretendes siempre obrar “tú”, según “tus” planes, y con “tus” solas fuerzas. -Pero el Señor ha dicho: «sine Me nihil!» -sin Mí, nada puedes hacer.

Tus comuniones eran muy frías: prestabas poca atención al Señor: con cualquier bagatela te distraías… -Pero, desde que piensas -en ese íntimo coloquio tuyo con Dios- que están presentes los Angeles, tu actitud ha cambiado.

Más pensamientos de San Josemaría.