Doctrina Espiritual de Santa Catalina, 08 de 10: Conocimiento de sí, parte 4 de 4

[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]

Tema 8 de 10: Conocimiento de sí, parte 4 de 4

* El conocimiento de sí mismo no es un ejercicio en la pasividad o la sola introspección. Hay por lo menos cinco sugerencias específicas y prácticas que deben tenerse en cuenta:

(1) Salir del río. En el lenguaje de Santa Catalina: permanecer en la celda del conocimiento de sí mismo. Esta resolución interior va más allá de las circunstancias puramente externas. Supone en todo caso, distancia frente al barullo, arrogancia y seducción que son propios del “río,” y que envuelven a tantos.

(2) Meditación “sazonada.” La carne sin sazón no es agradable. El sazón puro no es agradable. Hay que saber combinarlos. Esa es la imagen, completamente doméstica, con que Catalina desea inculcar que al recordar quiénes somos no podemos olvidar qué ha hecho Dios, y quién ha sido para nuestro bien. Y al saber un poco más de Él, o sentir que avanzamos hacia Él, no podemos olvidar de dónde nos ha sacado Él, y en cuánta fragilidad vivimos continuamente.

(3) La Ruta de la Palabra. Al examinar qué papel cumple el don del lenguaje humano con respecto a la fe, Catalina descubre, iluminada por el Señor, que tres son las funciones de la palabra: acusar las propias faltas; darle alabanza a Dios; y edificar al prójimo. Esa misma ruta marca la vida de aquel que practica el conocimiento de sí mismo, de modo que todo en nosotros mire a esos objetivos.

(4) No perder de vista las verdaderas virtudes. Son una referencia directa, bastante objetiva, que evita que el mero subjetivismo se convierta en criterio de crecimiento espiritual.

(5) Cultivar espíritu de familia. nuestra familia son los “amigos fuertes de Dios,” que decía la Doctora de Ávila, es decir: los ángeles y santos.

Doctrina Espiritual de Santa Catalina, 07 de 10: Conocimiento de sí, parte 3 de 4

[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]

Tema 7 de 10: Conocimiento de sí, parte 3 de 4

* Si se superan, por lo menos en su mayor parte, el anillo exterior de maleza, y el anillo interior de oscuridad que rodean el santuario interior de la conciencia, allí donde Dios deja oír más claramente su voz, ¿qué es en ese momento conocerse a sí mismo? El proceso puede ser descrito en ocho etapas, que tienen como fundamento común el propio ser, descubierto como:

(1) Recibido. “Yo soy la que no soy; tú eres el que eres,” exclama Catalina, con certeza que no es simplemente metafísica sino que hunde su raíz en la experiencia de gratuidad que está en la base de todo su ser. Al saber que no nos hemos dado el ser, sabemos también que quien conoce mejor nuestro ser, y quien puede llevarlo a plenitud, es quien lo ha dado.

(2) Profanado. De Dios todo ha salido bien. “Vio todo lo que había hecho, y todo era bueno” (Génesis, capítulo 1). La maldad entonces, la que se aposenta en nuestra vida, equivale a ensuciar la hermosa obra de Dios: es como una profanación que distorsiona e inutiliza el bien recibido.

(3) Necesitado. Si no se deja llevar por el cinismo o la desesperación. el hombre llega a reconocer su indigencia. Se trata de una profunda insatisfacción que tiene en sí la semilla para movernos a nuestra condición más auténtica y verdadera.

(4) Iluminado. La luz de la razón alcanza incluso para dejarnos saber que en la raíz de nuestro descontento hay hechos, actos y actitudes específicas que deben cambiar. He aquí el comienzo del interés por las verdaderas virtudes, en las cuales uno encuentra algo qué admirar y algo en qué trabajar.

(5) Compadecido. No hay razón de mérito que explique por qué Cristo ha venido a nuestra tierra, participando en todo de lo que somos, menos en el pecado, que no tiene ser. En Cristo encuentro a la vez uno que tiene todo para ser admirado pero que además ha hecho camino junto a mí: es sumo sacerdote perfecto y compasivo a la vez, como indica la Carta a los Hebreos.

(6) Restaurado. A través del perdón y el amor, el ser humano experimenta un primer sorbo de alegría, de reconciliación y de paz. Puede hablarse de una conversión, y sobre todo, de un gran deseo de avanzar por el Puente.

(7) Peregrino. En compañía de sus hermanos en la fe, y alimentado con la doctrina y los sacramentos, el hombre avanza en Cristo. Comprende que su horizonte y destino sólo puede ser Dios. En las dificultades y caídas tiene a la Madre y Maestra, que es la Iglesia.

(8) Unido – unificado. Deseablemente, es el término de esta historia. Es allí donde el hombre descubre que no le engañaba su conciencia cuando lo empujaba una y otra vez a la conversión, a l amor y a la esperanza.

Doctrina Espiritual de Santa Catalina, 06 de 10: Conocimiento de sí, parte 2 de 4

[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]

Tema 6 de 10: Conocimiento de sí, parte 2 de 4

* Hay una especie de anillo exterior de maleza que rodea la casa del conocimiento de sí. Pero una vez dentro de la casa, hay también obstáculos interiores, sobre todo máscaras y prejuicios. Estos obstáculos suelen venir de nuestro pasado. Son comportamientos a los que nos hemos acostumbrado por la presión de situaciones o personas, y que luego se han quedado a vivir en nuestra casa interior.

* Este tipo de comportamientos asumen el control sobre una parte o mucho de lo hacemos, pensamos o decimos. Son como tiranos que frenan el señorío de Cristo en la propia vida. Son como piezas de absurdo que se instalan como contradicciones permanentes de nuestros mejores propósitos.

* Sin pretender hacer una lista exhaustiva, deben contarse entre los obstáculos interiores los siguientes:

(1) Desquites: Tendencias a hacer justicia en la propia vida de las carencias o injusticias padecidas.

(2) “Inversiones”: Conjunto de actos y comportamientos con los que uno intenta “comprar” la atención, el cariño o la aprobación de otros.

(3) Temores: Heridas permanentes que el miedo dejó en la propia vida.

(4) “Demostraciones”: Actitudes y comportamientos que intentan probarle a alguien, incluso ya ausente o difunto, que uno no era lo que ellos pensaban de uno.

(5) “Urgencias”: Dependencias, de tipo orgánico o emocional, que generan deseos irreprimibles e ingobernables.

(6) Inseguridades: Marcas profundas que la duda o la desaprobación dejaron en la vida.

* A medida que estos obstáculos, que son como un “anillo interior,” van siendo desenmascarados y superados, se despeja el camino hacia el verdadero conocimiento de sí mismo.

Doctrina Espiritual de Santa Catalina, 05 de 10: Conocimiento de sí, parte 1 de 4

[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]

Tema 5 de 10: Conocimiento de sí, parte 1 de 4

* De nada sirve el Puente si no lo usamos. Pero descubrir el valor del Puente no es un asunto externo sino que tiene que ver con descubrirse uno mismo llamado hacia la plenitud en Dios y bloqueado en su camino hacia esa plenitud.

* Por eso es necesario “entrar” en sí mismo: porque sólo en uno mismo, en la propia historia, puede uno llegar a la convicción profunda de cuánto se necesita ese Puente y qué saludable es ir a través de Él.

* Además, el pecado es siempre olvido de Dios, o dar la espalda a Dios, por volverse hacia los bienes parciales que nos ofrecen las creaturas. En tal sentido, la vida de pecado está volcada hacia afuera, según aquello que reflexionaba San Agustín en sus Confesiones, ya tiempo después de la conversión: “Tú estabas dentro de mí, Señor, y yo afuera…” Si pecar es quedarse retenido “afuera” parece lógico afirmar que convertirse implica entrar en sí mismo y descubrir allí a Dios. Es lo que propone Santa Catalina.

* Pero para llegar a esa casa interior del conocimiento de sí mismo es preciso salir del agua del río. Aunque uno no puede llegar a la orilla de Dios por las propias fuerzas, sí puede y debe volver a la verdad de su condición de ser humano, con todas las limitaciones y pecados. Hay obstáculos externos a nuestra verdad profunda, que quieren impedir que lleguemos a esa verdad. Los principales son:

(1) Inmadurez: cuando uno pretende que la responsabilidad de la propia vida recaiga siempre en otras personas, usualmente del propio pasado: lo que los papás fueron o hicieron, etc.

(2) Ignorancia, que puede ser salvable o insalvable.

(3) Error, cuando uno ha llegado a convencerse de algo que no es cierto, por ejemplo, por repetición del entorno.

(4) Cinismo: cuando, agotado de luchar por cambiar lo que parece reprobable, uno intenta convencerse, y convencer a los demás, que ello no tiene nada de malo.

(5) Desesperación: cuando, agotado de luchar, y aveces también: agotado de tratar de convencerse de que no está mal lo que sí está mal, la persona renuncia a la esperanza y se enclaustra en su pasado.

* Esos diversos obstáculos forman una especie de anillo de maleza que impide entrar en la “casa” del propio conocimiento.

Doctrina Espiritual de Santa Catalina, 04 de 10: El puente, parte 2 de 2

[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]

Tema 4 de 10: El puente, parte 2

* Algunas características de Cristo-Puente:

(1) Hay unos escalones; tres en total. Uno “hace suyo” el Puente subiendo por los escalones. El Puente es inútil si uno no lo usa. Los escalones indican el proceso que va de la imperfección a la perfección: la vida en el Puente, la vida en Cristo, es camino y supone avance. El Puente es gratuito pero implica un cambio en nosotros: una conversión.

(2) Hay una venta; un lugar donde se dispensan bienes a los caminantes. Para Catalina, esa dispensa representa la Iglesia, que nos da alimento porque para nosotros, lo mismo que para el profeta Elías, el camino es superior a nuestras fuerzas. Nótese que la Iglesia forma un todo con Cristo: son inseparables.

* ¿Hay condiciones para el uso de este Puente? En contraste con lo que era usual en los puentes del tiempo de la Santa, Cristo-Puente no pone ninguna condición. Pero hay que fundarse en las verdaderas virtudes, que se unen por la argamasa de la Sangre misma del Señor.

* El Puente nunca se cierra. No se defiende: es el Dios que para estar siempre con nosotros se ha hecho vulnerable. Por eso las santísimas llagas de Cristo son las declaraciones de un amor que ha llegado hasta el extremo.

Doctrina Espiritual de Santa Catalina, 03 de 10: El puente, parte 1 de 2

[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]

Tema 3 de 10: El puente, parte 1

* Las solas fuerzas humanas no alcanzan para cruzar el “río,” es decir: para vencer sobre todo el cieno del pecado, y la impetuosidad con que los pecados propios y ajenos se imponen sobre la voluntad. Sin la gracia divina es imposible salvarse.

* Esa gracia, ese auxilio que viene de la pura benevolencia del Padre Celestial, se ha hecho presente y eficaz en Jesucristo, que en razón de ello es llamado “puente” por Santa Catalina: es el puente que nos permite superar el obstáculo del río.

* En cuanto a su estructura, el Puente es ALTO porque no negocia con el mundo. Es SÓLIDO porque está hecho de piedras firmes y bien acopladas.

* En cuanto a los materiales: para Catalina, estas piedras corresponden a las verdaderas virtudes, que tienen que complementarse. Así por ejemplo: la humildad sin valor puede ser pusilanimidad; el valor sin humildad puede ser arrogancia.

Doctrina Espiritual de Santa Catalina, 02 de 10: El río, parte 2 de 2

[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]

Tema 2 de 10: El río, parte 2

* El río del pecado, el río de la “lógica” del mundo, no discurre tranquilo, sino impetuoso y arrogante. El pecado sucede de modo tal que su paso por la vida humana parece prácticamente obligatorio: como si quisiera salir de su cauce e invadirlo todo.

* El río es, pues, implacable: su propósito es destruir y anegar; su fruto es la muerte, ya experimentada en esta tierra, y luego consumada en la eternidad.

* Pero se presenta como “natural.” Esto sucede, en nuestro tiempo de varios modos. Por ejemplo:

(1) Cuando se legaliza un acto moralmente desordenado, como el llamado matrimonio igualitario, o el aborto, o el consumo “recreativo” de drogas alucinógenas.

(2) Cuando se toma como normal lo que es estadísticamente abundante.

(3) Cuando se apela a lo que sucede en otras especies de la naturaleza: como decir que hay homosexualidad entre los pingüinos.

* Con estas y otras estrategias, el río se quiere hacer ver como inevitable, y quiere que ni siquiera intentemos luchar contra el imperio del pecado.

Doctrina Espiritual de Santa Catalina, 01 de 10: El río, parte 1 de 2

[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]

Tema 1 de 10: El río, parte 1

* La plenitud humana está más allá del hombre: está en Dios mismo. No se llega a ser plenamente hombre encerrándose en la propia humanidad sino en la unión con Aquel cuya imagen y semejanza somos.

* Pero el hombre esta lejos de Dios. En vez de sinceridad, abunda la mentira. En vez de justicia, abundan la crueldad y el egoísmo. No sólo eso: los pecados que nos separan de Dios adquieren fuerza; aparecen de modo imprevisible y potente; seductor y engañoso.

* El pecado no es un hecho aislado: gana fuerza en una especie de red o complicidad que absorbe las potencias del ser humano y que enreda la humanidad de unos y otros. Esto lo describe Santa Catalina con la imagen de un río que separa la “orilla” del hombre y la “orilla” de Dios.

Santa Catalina de Siena, vida y obra, 04, Biografía desde los 30 hasta su muerte

[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]

La muerte de Santa Catalina de Siena

Tema 4: Escenas de su biografía, de los 30 años hasta su muerte

* El final de la vida de Catalina debe leerse en paralelo con el drama que vive la Iglesia de su tiempo. Entre 1309 y 1378 los Papas de la Iglesia Católica no residieron en el lugar de su sede, sino en la ciudad francesa de Aviñón. La inestabilidad política de Italia, a la cual faltaban seis siglos para llegar a constituirse como un país unificado, y las tensiones en torno a los Estados Pontificios hacían muy riesgosa la estancia en Roma. Esto creó una situación que, aunque daba alguna seguridad física a los pontífices, corrompía las costumbres de la curia romana haciéndola cada vez más semejante a las cortes de la época. Además, los reyes franceses no dejaban de ejercer presión sobre decisiones de los Papas, y entre ellas, el hecho mismo de auentar el porcentaje de cardenales franceses.

* Lograda la paz con Florencia, Catalina se retira a un tiempo de más oración. A instancia suya, sin embargo, el Papa Gregorio XI cumple un voto privado que había hecho, y regresa a Roma. Su prematura muerte precipita a la Iglesia a una situación compleja porque el pueblo italiano prácticamente exige que el Papa que se elija sea romano. Ese deseo no se cumple pero sí se elige a un Papa italiano, el hasta entonces arzobispo de Bari, que adopta el nombre de Urbano VI.

* Pero entonces sucede lo impensable: un buen grupo de los mismos cardenales que han elegido a Urbano VI se reúnen en Fondi y eligen a otro Papa, que adoptó el nombre de Clemente VII, aduciendo como argumento que las presiones de la plebe romana habían impedido que el voto fuera libre, y por consiguiente, válido. Se dio así que hubo dos Papas: Urbano VI, en Roma, y Clemente VII, que se estableció en Aviñón. Como podía temerse, esta división de la cabeza de la Iglesia llevó a numerosas divisiones en comunidades religiosas y en el mapa político de Europa. La confusión y el descrédito de la Iglesia cundieron por todas partes y de hecho dejaron profundas heridas para los siglos subsiguientes.

* En ese contexto, Catalina definió su camino espiritual con estas palabras: “Si muero, muero de amor por la Iglesia.” Deteriorada su salud por las penalidades y la mala alimentación; entregada a menudo a duras penitencias o jornadas extenuantes, Catalina se apaga rápidamente como un cirio que se consume en intercesión. Su dolor más intenso fue ver así profanada y malherida a la Iglesia; pero no fue su único tormento: traiciones y decepciones cayeron sobre su corazón acercando más su camino al de su amado Esposo, Cristo, el Señor. A finales de Abril de 1380 sufre un síncope, y el día 29 del mismo mes entrega su alma al Creador. Su última invocación, para sí misma, sin duda, y para la Iglesia, es la Sangre de Cristo, expresión e instrumento máximo de la misericordia transformante de Dios.

Santa Catalina de Siena, vida y obra, 03, Biografia de los 23 a los 30

[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]

Florencia

Tema 3: Escenas de su biografía, de los 23 a los 30 años

* Hacia los 23 años de edad, Catalina recibe una serie de visiones sobre el infiero, el purgatorio y el cielo, y tiene también varias experiencias de muy alta espiritualidad, incluyendo el matrimonio místico con Cristo. Sin embargo, el desenlace de estas gracias tan singulares vino a ser una sorpresa incluso para la misma santa. Dios la llama a salir de su dura vida de ermitaña penitente para ejercer de un modo cada vez más frecuente e intenso el amor al prójimo.

* Es cierto que ya la caridad estaba presente de varios modos en la vida de Catalina: a través del servicio en muchas tareas de casa en su propio hogar; con mendigos y menesterosos que se acercaban a la puerta de los Benincasa; con sus Hermanas de Comunidad (las Dominicas de la Tercera Orden, o “mantellate”); con alguno parientes y amigos de familia que sabían de su existencia y que tenían algunas conversaciones con ella; en fin, con algunos sacerdotes y religiosos, especialmente de los Predicadores.

* Pero a partir de 1370 las cosas cambian. El llamado del amor se extiende a personas que Catalina sólo lejanamente conocía o había tratado. Veamos dos ejemplos concretos.

* En 1374 se presenta una nueva erupción de la peste. Se trata de una de varias modalidades de enfermedad infecciosa y contagiosa, fatal en su desenlace y extremadamente ágil en su propagación. Catalina despliega una labor intensa de atención a contagiados y agonizantes. Hay que subrayar el carácter integral de su modo de amar: cuidados para el enfermo pero también: oportuna preparación para la muerte, no como desgracia inevitable sino como llamado a una eternidad de bienaventuranza. Después de cuidar por días o semanas a un pariente agónico, al verle morir exclama: “A este ya no lo pierdo.” Lo siente seguro porque sabe cómo ha muerto y a dónde se dirige pasado el umbral que a todos nos aguarda. Ese es verdadero amor, que sabe amar desde la tierra y para el Cielo.

* A fines de 1377 se agudiza la tensión entre Florencia, una de las más prósperas ciudades-estado de aquella época, y el Papa. Hay mucho de mundanidad, egoísmo y oportunismo en este tipo de conflicto, y las armas están a la vista cuando el Papa, a la sazón Gregorio XI, envía a Catalina como legada de paz. Su acción diplomática fue efectiva pero sobre todo de enorme enseñanza para nosotros, porque no corresponde a la imagen que uno suele tener de ese tipo de negociaciones. En efecto:

(1) Catalina trata en primer lugar con personas, no con oficios, instituciones o representantes de grupos de presión.

(2) Avanza en su lenguaje hasta el corazón y la verdad de las personas implicadas: la intensidad de esta verdad es la que finalmente tendrá fuerza en los interlocutores.

(3) Se implica ella misma con todas sus consecuencias, hasta admitir e incluso desear la posibilidad del martirio.

Un gracejo con mucho de verdad

En alguna ocasión me decía con gracia un hermano de comunidad: “Cuando Fray Nelson llegue al Cielo, se va a encontrar con Santa Catalina de Siena. Nada más verse, ella le dirá: ¿Qué era todo eso que tú decías que yo enseñaba?”

Creo que hay un elemento de profunda verdad en ese apunte. Si de veras pudiéramos comparar lo que alcanzan nuestras palabras con las realidades que ellas designan descubriríamos que todo lo nuestro es pálida imagen; es apenas reflejo borroso de lo que han vivido y predicado los santos.

Y otra cosa es cierta: después de la Virgen María a ninguna santa debo tanto como a la Dominica de Siena. Su intercesión nos traiga amor y celo por la causa de Jesucristo y el servicio a la Iglesia. Amén.

Santa Catalina de Siena, vida y obra, 02, Biografia hasta los 23

[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]

Catalina de Siena

Tema 2: Escenas de su biografía hasta los 23 años de edad

* A temprana edad Catalina recibe una gracia singular: una visión le muestra a Jesucristo, revestido con ornamentos sacerdotales, dándole la bendición desde arriba de la iglesia de Siena. Este regalo de amor transforma la vida de ella,orientándola de un modo intenso y resuelto hacia la unión con el Señor, de modo que ya no puede verse de otra manera sino como dedicada a Él.

* Años después, la familia hace cierta presión, explicable en aquel contexto de la Italia del siglo XIV, para que ella, apenas adolescente, se adorne y maquille. La respuesta de ella es radical: prefiere cortarse su larga cabellera. Esto engendra tensiones en la familia. Finalmente, una especie de visión que tiene el papá, Jacobo, le convence de la rectitud de intención de Catalina. Dispone él que la niña no sea molestada en su vida de piedad y penitencia.

* La verdad es que Catalina se entrega de un modo absoluto a una vida de ermitaña en su propio hogar, adoptando una pequeña habitación, que será su “celda.” Sus ayunos extremos y su forma de penitencia hablan de un corazón que no conoce fronteras, pero es un hecho que todo ello afectará su salud posteriormente.

* Logra ingresar, no sin reparos y suspicacias, al grupo de Dominicas Seglares que había en Siena, conocidas como “mantellate.” Dios tenía más regalos para su amada: hacia la fecha del carnaval de 1366, a sus diecinueve años de edad, celebra sus bodas místicas con Cristo. El fruto más inmediato de esta experiencia única es un interés inmenso e incontenible por el bien de la Iglesia, a quien ve como la Amada del Señor, y como su Cuerpo mismo.

* Cerca de los 23 años de edad, Jesucristo la envía a unirse a su familia en alguna de las comidas. Es el comienzo de una nueva etapa que el Señor le explica con estas palabras: “Volarás hacia mí con dos alas, el amor a mí y el amor a tu prójimo.” Ella no entiende al principio pero es obediente y de su cuidado y caridad brotan con abundancia obras de amor en favor de los enfermos y los pobres. Hace labor de enfermera en tiempos de peste y procura unir los cuidados físicos a los espirituales.

* Al mismo tiempo, Dios aumenta en ella, de modo muy visible, el don de la sabiduría, de modo que su palabra, refrendada por una vida transparente, generosa y bella, se convierte en una especie de manantial adonde vienen a saciarse hombres y mujeres de diversa condición, que la ven como la “Mamma.” Las conversiones se multiplican y pronto ese grupo de entusiastas se ve como una especie de familia espiritual.

Santa Catalina de Siena, vida y obra, 01, Contexto Historico

[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]

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Tema 1: Contexto histórico

* Santa Catalina vivió de 1347 a 1380. El siglo XIV en Italia está marcado por una realidad política: lo que podemos llamar una serie de ciudades-estado, entre las que descuellan Florencia, Nápoles, Venecia, y la misma Siena. Los Estados Pontificios son vistos por muchos como una región administrativa más, sujeta a las codicias y contiendas. Las luchas entre las regiones y el abandono de los caminos dejan ver un panorama sombrío en el que abundan el pillaje, el vandalismo y la inseguridad.

* El siglo XIV es también el siglo de grandes epidemias de la llamada “peste.” Los poblados diezmados precipitan en el colapso incluso las actividades económicas más básicas. No sólo murió cerca de una tercera parte de la población de Europa sino que muchos huyeron de las garras de la enfermedad para caer en las de la mendicidad. El efecto fue particularmente devastador en la vida de la Iglesia: monasterios abandonados, ausencia de vocaciones, responsabilidades y puestos que nadie puede asumir. La situación del clero diocesano es aún peor, pues la institución del Seminario como camino de formación institucional sólo surgirá en el siglo XVI de modo que, a una formación muy pobre le sobrevino una escasez dramática. La condición general de la Iglesia es deplorable.

* La señal más visible de ese estado de cosas está en que el Obispo de Roma no vive en Roma. desde 1305 los Papas se han acogido a la protección del reino francés, en la localidad de Avignon. Aunque de un modo práctico eso garantizó cierta estabilidad y protección a la persona del Papa, pero tuvo un efecto destructor en el tono espiritual de la curia, que cada vez se mundanizó más, y un efecto desastroso en el peso que los cardenales franceses consideraron que tenían. A la larga esta será una causa del gran Cisma de Occidente, en 1378.

* Es verdad que la gestión diplomática y sobre todo el testimonio de vida de Santa Catalina lograron que el Papa Gregorio XI regresara a su sede, acabando con muchos desórdenes. Pero este Papa muere en 1378, y la nueva elección, hecha en Roma, recae sobre aquel que escogió el nombre de Urbano VI. Los franceses alegaron que había serias amenazas contra ellos y que por eso habían votado sin libertad, y que por consiguiente su voto era nulo. En ese orden de ideas, ya en Avignon, eligieron de nuevo Papa, que adoptó el nombre de Clemente VII. Catalina misma murió no mucho después, en 1380, pero empeñó lo último de sus fuerzas en apoyar al Papa legítimo, y en orar con ardor inigualable por la Iglesia toda.

Un himno de homenaje a Santa Catalina de Siena

Esta mujer no quiso
tomar varón ni darle su ternura,
selló su compromiso
con otro amor que dura
sobre el amor de toda criatura.

Y tanto se apresura
a zaga de la huella del Amado,
que en él se transfigura,
y el cuerpo anonado
ya está por el amor resucitado.

Aquí la Iglesia canta
la condición futura de la historia,
y el cuerpo se adelanta
en esta humilde gloria
a la consumación de su victoria.

Mirad los regocijos
de la que por estéril sollozaba,
y se lleno de hijos
porque el Señor miraba
la pequeñez humilde de su esclava.

[Del Oficio Común de Vírgenes de la Liturgia de las Horas.]