Un gracejo con mucho de verdad

En alguna ocasión me decía con gracia un hermano de comunidad: “Cuando Fray Nelson llegue al Cielo, se va a encontrar con Santa Catalina de Siena. Nada más verse, ella le dirá: ¿Qué era todo eso que tú decías que yo enseñaba?”

Creo que hay un elemento de profunda verdad en ese apunte. Si de veras pudiéramos comparar lo que alcanzan nuestras palabras con las realidades que ellas designan descubriríamos que todo lo nuestro es pálida imagen; es apenas reflejo borroso de lo que han vivido y predicado los santos.

Y otra cosa es cierta: después de la Virgen María a ninguna santa debo tanto como a la Dominica de Siena. Su intercesión nos traiga amor y celo por la causa de Jesucristo y el servicio a la Iglesia. Amén.