Estoicismo y cristianismo

¿Puede un católico practicar el estoicismo? — B.N.

* * *

Como suele suceder con las enseñanzas de los filósofos, y de las escuelas de filosofía, hay elementos que se pueden aprovechar y otros en cambio que son incompatibles con nuestra fe.

Del estoicismo se puede aprovechar la confianza en la racionalidad del universo y de la vida humana: es decir, la convicción de que no pierde su tiempo el que trata de reflexionar sobre lo que sucede y así busca una ruta sobre lo que es más conveniente. También es valioso el énfasis en la virtud como un bien estable que podemos y debemos hacer nuestro para ser mejores seres humanos. Y hay otros elementos positivos.

La más grave deficiencia del estoicismo es la incapacidad de afirmar un Dios personal, y por lo tanto, el valor incomparable que tiene la oración, en sus diversas expresiones. Muchos estoicos no creían en ninguna vida posterior a esta vida, y no pocos veían con cierta simpatía el suicidio, casi como un ejercicio supremo de la libertad personal. Se echa también de menos, entre otros elementos propiamente cristianos, la falta de una auténtica misericordia, que vaya más allá de una benevolencia general, y llegue al sacrificio por el bien del prójimo.

Por eso, aunque es verdad que podemos aprender lecciones útiles de estos filósofos, como también de muchas otras personas, una y otra vez descubrimos la belleza y utilidad de nuestra fe.

¿Falta un versículo en la Biblia Católica?

Buenos días Padre Fray Nelson, tengo una duda con respecto a algo que se hace en la sagrada eucaristía, resulta que luego de que rezamos el Padre nuestro que se encuentra en San Mateo capitulo 6 desde los versículos 9 al 13, el padre hace una corta oración y nosotros respondemos “porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por todos los siglos”; esto ultimo que decimos no lo encuentro en la biblia católica pero sí en la biblia de Gedeón, reina valera entre otros pues dentro del versículo 13 esta “porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos” lo he encontrado en mi estudio de apologética. Me puede sacar de esa duda: ¿en dónde se encuentra en la biblia católica dicha oración o esta en la tradicion de los apóstoles? — A.Q.

* * *

Las traducciones que tenemos se basan en antiguos manuscritos, que son diversos en su calidad y en la cantidad de texto que ofrecen. Por eso hay que ser estudios arduos, complejos, para tratar de ver qué es texto original y qué pudo ser agregado, quizás con buena intención, por copistas posteriores. Al conjunto de estos estudios se le llama crítica textual e incluye muchas disciplinas: conocimiento de lenguas antiguos, arqueología, historia, y mucho más.

No es extraño entonces que una traducción tenga algunas palabras, o más raramente, algún versículo, que no aparece en otra. Tales variaciones no son numerosas ni extensas pero existen. Todo depende de las opciones, siempre razonadas, que hayan tomado los traductores. Por supuesto, es de esperar que se presenten mayores variaciones entre el conjunto de las traducciones católicas y el conjunto de las traducciones protestantes.

En cuanto al caso que mencionas, hay que observar que la mayor parte de los mejores manuscritos no tienen las palabras que Reina Valera y otras traducciones ponen como parte del texto del Evangelio. En la Iglesia Católica el texto se conserva pero en su función litúrgica de alabanza, no como parte misma del Evangelio.

El Papa es el “Santo Padre”

¿Por qué le dicen Santo Padre al Papa? Alguien me puede decir, por favor. — J.E.

* * *

SANTO: En los primeros siglos, era el nombre común para referirse a los cristianos, por haber recibido al Espíritu Santo. Todavía en las Iglesias Ortodoxas se usa ese término al dar la Sagrada Comunión: “Lo Santo para los santos”

PADRE: Expresión que San Pablo se dio a sí mismo para indicar su servicio de sembrar y cuidar el tesoro de la fe; puede verse por ejemplo 1 Corintios 4,15-17. Fue común también en los primeros siglos llamar “Abá” o “Abad” (padre) a los monjes que cumplían esa misma labor de los apóstoles a través de la dirección espiritual.

Adán y el Espíritu Santo

P . Fray Nelson pregunto : Adan y Eva tenian o mejor dicho, Dios les habia dado el Espiritu Santo o no, por el hecho que se paseaban con EL? ¿Tenian EL Espíritu Santo como nosotros los bautizados? — E.H.

* * *

La presencia viva del Espíritu Santo en el hombre se identifica con la acción de la gracia santificante. Ahora bien, es doctrina propia de la Iglesia Católica (enseñada expresamente en el Concilio de Trento, por ejemplo) que Adán, antes del pecado, gozó del don de esa gracia que expresaba nada menos que su unión de amistad con Dios. por ello debemos decir que, aunque los dones expresos del Espíritu Santo se manifestaran de otra manera en nuestros primeros padres, lo esencial de la obra del Espíritu, que es su gracia que santifica, estaba en ellos.

¿Cómo es que algunos ángeles, por propia decisión, se volvieron demonios?

Una pregunta, si los ángeles no pueden cambiar, ¿por qué cambiaron de algo bueno a algo malo? Es decir de ángeles a demonios. — I.V.

* * *

No es exacto decir que los ángeles “no pueden cambiar,” si esa frase se entiende en el sentido de que, así como salieron de las manos de Dios Creador, así están hoy y estarán para siempre. Si tal fuera el caso, no podría hablarse de ningún tipo de libertad en ellos. Sin embargo, sabemos que Dios les ha dotado de inteligencia y voluntad, y por consiguiente sí tienen alguna forma de libertad.

Como por otra parte, su forma de conocimiento no es deductiva sino completamente intuitiva (hasta el punto de ser instantánea, independiente del tiempo) entonces sabemos que en ellos no hay propiamente deliberación ni posibilidad de conversión, o sea, tomar una decisión y luego otra. De esto se concluye que ellos tienen una sola decisión en su vida. Es una decisión libre, mucho más libre que cualquier idea de libertad que nosotros tengamos, pero es una sola decisión por toda la eternidad.

Claramente esa decisión, que es de máxima trascendencia, debe implicar lo que es de máxima importancia y primero en toda creatura, a saber, su relación con su Creador. Por eso sabemos que el único acto libre, inmensamente libre, de cada espíritu creado por Dios contiene la respuesta personal de cada uno de ellos frente a esta pregunta: ¿Con Dios o contra Él? Una vez tomada esa decisión, queda en ellos por toda la eternidad.

Si en el ejercicio de esa libertad, un ángel opta contra Dios, eso es lo que llamamos un ángel caído o demonio. Es algo triste pero es una posibilidad para ellos, así como para nosotros existe la posibilidad, desastrosa pero real, de optar contra Dios.

¿Qué puede llevar, a un ángel o a un ser humano, a optar contra Dios, o sea, a no reconocer el señorío de su poder, su sabiduría y su bondad en uno mismo? Según los grandes doctores de la Iglesia, es simplemente la soberbia: la pretensión de agrandar el propio yo y ponerlo en el trono del máximo amor quitando así a Dios. Pidamos al Señor que tal tragedia nunca suceda en nosotros.

Preguntas sobre María en el misterio de la Encarnación

Me gustaría las respuestas a las siguientes preguntas fundamentadas en la Biblia. Agradezco su colaboración para mi catequesis: ¿Cómo fue la concepción humana del Hijo de Dios? ¿Cómo eligió Dios a María y no a otra mujer…? ¿Fue libre María al responder a los planes que Dios tenía sobre Ella? ¿Qué significa que María es llena de gracia? — A.C.

* * *

Son preguntas profundas, que gravitan en torno al gran misterio de la Encarnación del Señor en las entrañas de la Virgen María. Intentemos, en el Nombre del señor, abordarlas.

1. Concepción humana del Hijo de Dios. La clave de esta pregunta es la palabra “humana.” Si entendemos por concepción “humana” algo que sea como hemos sido concebidos los demás seres humanos, eso no es lo que nos enseña la Escritura ni eso es lo que creemos en nuestra fe. La concepción de Cristo no fue por relación íntima entre hombre y mujer: ese es el testimonio de la Escritura y negarlo significa simplemente rechazar lo que hemos recibido.

Nuestra fe proclama que hay hechos que superan a los principios y leyes que descubrimos en la naturaleza–y esto incluye lo propio de la concepción entre hombre y mujer. Tales hechos los solemos llamar “milagros” y la concepción de Cristo fue milagrosa en ese sentido. Si una persona no cree en milagros, esa persona no cree que Dios sea realmente Señor de la creación, o simplemente no cree en Dios. La conversación o discusión con esa persona debe entonces partir de la existencia y los atributos de Dios.

2. Elección de María, la Llena de Gracia. En toda elección, incluso puramente humana, entra una cantidad inmensa de consideraciones que no es fácil describir. ¿Quién por ejemplo podría dar las razones completas y definitivas por las que prefiere un color determinado, o un perfume específico? Cuando se trata de elegir personas, sea por agrado o por una misión particular, esas razones se hacen aún más difíciles de aclarar. Lo que sí está claro es que las voluntades de ambas partes entran en juego.

Es como una especie de danza o de espiral: hay una iniciativa de Dios, que otorga una bendición de amor a María y hay una respuesta generosa de María, que acoge, agradece y hace fecundo ese regalo del amor divino; a su vez, esta respuesta de María abre la puerta a una nueva acción y bendición de Dios, que suscita otra respuesta, que a su vez trae nuevas gracias y bendiciones. En el origen de todo este hermoso proceso místico está un primer querer de Dios, que en el fondo es tan inexplicable como todos los actos de su querer. Si nos preguntamos el por qué del amor sólo llegaremos a que el amor es respuesta de sí mismo, como dijo San Bernardo: “amor porque amo; amo por amar.”

Ahora bien, todo ese proceso tenía un propósito, un bien inmenso que no era solamente para ella: se trataba de nuestra redención. Quiero decir: Dios nos ama y espera respuesta de amor de todos nosotros, según la vocación que cada uno de nosotros tiene en su plan de salvación, pero lo que falla en nuestro caso es la lentitud y mediocridad de nuestras respuestas. Ninguno de nosotros es ni debe ser una repetición de María pero todos podemos aprender de ella y recibir de los bienes y gracias que Dios le otorgó, y que por su propio amor llegan también a nosotros en forma de una eficaz y continua intercesión.

Eso es lo que significa que ella es “llena de gracia”: que el amor de Dios hizo obra preciosa en ella, y que ella respondió a ese amor con generosidad, prontitud y perfección. Ella es llena de gracia porque esa especie de “diálogo de amor” entre ella y Dios no cesó nunca y fue cada vez más pleno y perfecto.

3. Libertad de María. Nosotros somos obra de Dios y Dios no se contradice. nuestra libertad, entendida como capacidad de desear y obrar según la la verdad que conocemos por la luz de la razón y la luz de la fe, es regalo de Dios. Y su gracia, su amor que nos visita y nos capacita, es también regalo suyo. Estos dones suyos no se contradicen sino que se complementan y fortalecen mutuamente: el llamado gratuito del amor de Dios encuentra respuesta en nuestra libertad, y nuestra libertad, al responder, se llena de mayor claridad y fuerza para mejor desear el bien que Dios le propone. Esto sucede en todos nosotros pero sucedió de un modo especial y eminente en la Santa Virgen María, de modo que ella obró con suprema y altísima libertad, escogiendo así lo que era, de modo absoluto, lo mejor para sí misma.

Lo que los católicos necesitan saber sobre las vacunas

Muchos nos han preguntado sobre los cuestionamientos éticos y de otro orden que surgen con respecto a las vacunas para COVID-19. Un artículo bien documentado y reciente del portal católico Aleteia nos da la siguiente información:

“Este artículo resume la doctrina oficial católica romana sobre la vacunación con vínculos a los documentos originales. El lector puede ver más abajo una lista actualizada de las diferentes vacunas contra el coronavirus y su asociación con líneas celulares derivadas de tejido fetal abortado.

Este documento no valora los riesgos y beneficios médicos de cada vacuna. En definitiva, la decisión final de vacunarse depende de cada individuo, pero los católicos están llamados a discernir esta elección tanto intelectualmente como desde la oración y considerar honestamente la orientación de la Iglesia.

¿Cuál es la doctrina católica sobre la vacunación? ¿Algunas vacunas están relacionadas con el aborto? ¿Qué sucede con la vacuna contra el coronavirus/COVID?

En un esfuerzo por ayudar a los fieles en su discernimiento en relación a la vacunación, la Iglesia católica ha ofrecido enseñanzas específicas sobre el uso de vacunas, incluyendo las vacunas producidas con y/o desarrolladas empleando líneas o cepas celulares derivadas de tejido fetal abortado. Estas vacunas también se conocen como “vacunas de línea celular fetal” o “vacunas de cultivo en células diploides humanas”.

La pandemia de COVID-19 ha generado una tremenda publicidad a la inquietud por las vacunas asociadas con tejidos fetales abortados, pero las cuestiones morales y éticas implicadas también se aplican a algunas vacunaciones infantiles rutinarias y otras vacunas en adultos. El Vaticano abordó formalmente este asunto por primera vez en 2005, cuando la Pontificia Academia para la Vida emitió el documento Reflexiones morales acerca de las vacunas preparadas a partir de células procedentes de fetos humanos abortados. La Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe también aprobó este documento.

En 2017, la Pontificia Academia para la Vida publicó un breve documento titulado Clarifications on the medical and scientific nature of vaccination(“Aclaraciones sobre la naturaleza científica y médica de la vacunación”). Esta aclaración se escribió en colaboración con la Conferencia episcopal italiana y la asociación de médicos católicos italianos Ufficio per la Pastorale della Salute. El documento de 2017 señala el descenso en los índices de vacunación en Italia, anima a vacunarse y concluye: “Creemos que se pueden aplicar todas las vacunas clínicamente recomendadas con la conciencia clara de que recurrir a dichas vacunas no significa una especie de cooperación con el aborto voluntario. Si bien nos comprometemos conjuntamente a garantizar que ninguna vacuna emplee material biológico procurado de abortos voluntarios para su preparación, reiteramos la responsabilidad moral de vacunarse, para que los niños y la población en general no corran graves riesgos para la salud”.

En respuesta a las vacunas contra la COVID-19, la Conferencia Episcopal católica de Estados Unidos (USCCB) publicó dos documentos nuevos, Moral Considerations of the New COVID-19 Vaccines (“Consideraciones morales de las nuevas vacunas contra la COVID-19”, el 11 de diciembre de 2020) y Answers to Key Ethical Questions About COVID-19 Vaccines (“Respuestas a cuestiones éticas clave sobre las vacunas contra la COVID-19”, el 1 de enero de 2021). Estos documentos reiteran los mismos conceptos debatidos en documentos anteriores con un énfasis específico sobre las vacunas contra la COVID-19. La Conferencia episcopal estadounidense llama a los católicos a elegir las marcas de vacunas que eviten el uso de vacunas asociadas con tejidos fetales abortados, peropermite el uso de vacunas con una asociación remota con el mal siempre y cuando no haya vacunas alternativas disponibles y la intención sea preservar la vida.

Mientras tanto, el Vaticano también ha hecho declaraciones sobre las vacunas contra la COVID-19. El 21 de diciembre de 2020, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó una Nota sobre la moralidad del uso de algunas vacunas contra la COVID-19. En este documento, reiteran los conceptos de documentos anteriores, declarando que es lícito emplear vacunas contra la COVID-19 que estén asociadas con tejidos fetales abortados si no existe una alternativa razonable y que “el uso lícito de esas vacunas no implica ni debe implicar en modo alguno la aprobación moral del uso de líneas celulares procedentes de fetos abortados. Por lo tanto, se pide tanto a las empresas farmacéuticas como a los organismos sanitarios gubernamentales, que produzcan, aprueben, distribuyan y ofrezcan vacunas éticamente aceptables que no creen problemas de conciencia, ni al personal sanitario ni a los propios vacunados”.

El 29 de diciembre de 2020, la Comisión Vaticana COVID-19 y la Pontificia Academia para la Vida publicaron una declaración conjunta de 20 puntos sobre las vacunas contra la COVID-19 con el título: Vacuna para todos. 20 puntos para un mundo más justo y sano. Este artículo aborda amplias cuestiones relacionadas con las vacunas, desde la investigación y el desarrollo hasta las patentes y la explotación comercial, incluyendo la aprobación, distribución y administración.

A continuación, resumimos los aspectos éticos de las diferentes vacunas contra la COVID-19, además de otras vacunas comunes de la infancia y la adultez.

1. Pfizer: La vacuna contra el coronavirus o COVID de Pfizer/BioNTech, conocida como “BNT162b2”, se desarrolló empleando secuenciación genética en ordenadores sin recurrir a células fetales. La línea celular HEK-293 relacionada con el aborto se empleó en investigación relacionada con esta vacuna, pero no en los ensayos de la vacuna. Dicha línea celular derivó de células de riñón de un feto que fue abortado en 1973. Para la actual producción de esta vacuna no se requiere ninguna línea celular, fetal o de cualquier otro tipo. Esta vacuna se está utilizando actualmente y requiere de dos dosis. La vacuna de Pfizer/BioNTech necesita un almacenamiento “ultrafrío”, lo cual dificulta su distribución. Hoy en día, solamente se están considerando hospitales y grandes instalaciones como centros de distribución para esta vacuna.

2. Moderna: La vacuna “mRNA-1273” de Moderna no requiere cepas celulares fetales abortadas para su producción, pero sí se usaron cepas celulares fetales abortadas tanto en el desarrollo como en los ensayos de esta vacuna. Esta vacuna se usa actualmente y es más fácil de distribuir que la de Pfizer debido a sus menores exigencias de frío. También requiere dos dosis.

3. Johnson & Johnson:La vacuna contra la COVID-19 de J&J/Janssen sí usa la línea celular PER.c6 relacionada con el aborto para su producción en curso. Esta línea celular también se usó en el desarrollo y los ensayos de la vacuna. PER.c6 es una línea celular registrada propiedad de Janssen, una subsidiaria de Johnson & Johnson, que fue desarrollada a partir de células retinianas de un feto de 18 semanas abortado en 1985. Esta vacuna se usa en la actualidad. Se trata de una vacuna monodosis, a diferencia de las otras vacunas contra la COVID, que requieren 2 dosis.

4. AstraZeneca: La vacuna “AZD1222” de AstraZeneca/Universidad de Oxford sí emplea la línea celular HEK-293 en su producción. Esta línea celular también se usó en el desarrollo y los ensayos de la vacuna. La vacuna de AstraZeneca no está aprobada en Estados Unidos. Ha sido aprobada previamente en otros lugares, pero retirada de su uso en Estados Unidos debido a preocupaciones por su seguridad y eficacia.

5. Sanofi/GlaxoSmithKline: La vacuna Sanofi/GSK “COVAX” no está asociada con líneas celulares fetales abortadas en sus ensayos, desarrollo o producción. GSK produce esta vacuna empleando un virus modificado cultivado en células de insectos. Es probable que esta vacuna esté disponible al público en verano de 2021. La empresa Sanofi también está desarrollando una vacuna diferente contra la COVID que sí empleó en su fase de investigación la línea celular HEK-293 relacionada con el aborto.

¿Existen diferencias morales y/o éticas entre las vacunas que precisan de líneas celulares fetales para su producción en curso frente a las que usaron estas líneas celulares para sus ensayos o desarrollo? De ser posible, ¿deberían los católicos hacer una elección de marca para evitar la vacuna de Johnson & Johnson (que emplea líneas celulares fetales para su producción actual)?

Algunos obispos de Estados Unidos han realizado declaraciones formales respondiendo a esta pregunta. El 5 de marzo de 2020, un grupo de obispos en puestos de liderazgo dentro de la USCCB publicaron una declaración en el sitio web de la Conferencia episcopal estadounidense donde expresaban: “Si una persona puede elegir entre vacunas contra la COVID-19 de igual seguridad y efectividad, entonces debería escoger la vacuna con menos conexiones con líneas celulares derivadas de abortos. Por tanto, si se tiene la capacidad de elegir una vacuna, las vacunas de Pfizer o Moderna deberían escogerse antes que la de Johnson & Johnson”. Otros obispos han hecho declaraciones oficiales que no abordan la cuestión de la elección de marca y enfatizan que todas las vacunas disponibles contra la COVID-19 pueden usarse con la conciencia tranquila.

El Vaticano no ha hecho ninguna declaración oficial en relación a la vacuna contra la COVID-19 de Johnson & Johnson, aunque un miembro correspondiente de la Pontificia Academia para la Vida sí publicó una declaración personal donde decía que todas las vacunas son moralmente aceptables.

En un esfuerzo por disipar la confusión, el 5 de marzo, un grupo de destacados académicos católicos provida publicó una declaración que abordaba este asunto en profundidad en el sitio web del Centro de Ética y Políticas Públicas (Ethics and Public Policy Center) de Estados Unidos. Esta declaración fue publicada de nuevo por la Pontificia Academia para la Vida en su sitio web. En el texto dicen: “Como cuestión descriptiva, algunos defensores provida pueden preferir utilizar una vacuna en lugar de otra para dar testimonio contra el mal del aborto o para señalar un respeto especial por los bebés no nacidos cuyas vidas se perdieron. Insistimos en que coincidimos con el obispo Rhoades en que dicha elección es una cuestión de conciencia personal. Sin embargo, consideramos un error decir que estas vacunas son moralmente permisibles para su uso y al mismo tiempo que algunas son preferibles a otras. Nos parece que no hay ninguna distinción real entre las vacunas en cuanto a su conexión con un aborto que sucedió hace muchas décadas y, por tanto, el punto de partida moral es de equivalencia”.

La versión completa de este artículo se publicó originalmente en MyCatholicDoctor y se vuelve a publicar aquí con su amable permiso.”

¿Sufre Dios Padre?

Hola Fray Nelson, soy de Costa Rica. Muchas gracias x estas formaciones. Tengo una duda, en un video hablo de que Dios Padre no sufre como si lo hace Jesús. Habló de una blasfemia [Nota: es el Patripasianismo]. Entonces, ¿cómo es que el Padre nos ama con amor de Padre y diseña el Plan de redención, si no sufre? — F.S.M.

* * *

Dios Padre nos ama desde la eternidad en que vive pues la única Persona Divina que se encarnó fue el Hijo.

Esto significa que el amor del Padre es amor en plenitud que contiene todas las dimensiones del amor verdadero, las cuales dimensiones nosotros conocemos sólo parcial y procesualmente: nosotros sabemos lo que es alegrarse por amor, sufrir por amor, esperar con amor, ofrecerse por amor… pero todo esto lo vamos viviendo poco a poco, como en sucesión y sólo de modo parcial. Dios Padre, en cambio, vive todo lo que es el amor de una vez, en perfección y plenitud, y por ello lo que nosotros descubrimos en un momento dado, por ejemplo, el dolor por el pecado, Dios Padre no lo conoce ni lo vive del mismo modo nuestro sino que desde la eternidad lo vive todo en toda perfección.

Es incorrecto entonces imaginar al Padre sometido a la condición temporal, como si fuera otra Persona Divina Encarnada. Sólo podemos decir que Él ama, que en Él están todas las dimensiones del amor a la vez y en su perfección más alta.

Y por supuesto, es en razón de ese amor soberano, estable, imperturbable, omnipotente y sapientísimo, que Él ha dispuesto nuestra salvación a través del camino de la Cruz que realizó su único y Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo.

¿Qué dones te ha dado Dios?

Espero este bien, quisiera hacerle algunas preguntas para que me brinde su orientacion. Algunos tips que sirvan de guia para reconocer los dones personales, lo que Dios nos ha dado a cada uno, como saber que es lo que yo puedo aportar al mundo, como reconocer mi mision. – M.M.

* * *

Hay varios modos complementarios de reconocer los dones de Dios; revisemos algunos de ellos.

1. El Método de las INTERSECCIONES. Considera tres círculos que se intersectan entre sí, como en los libros que nos hablan de conjuntos. Un círculo lo llamas “Cosas que me gustan”; otro lo llamas “Cosas que hago bien” y el último lo llamas “Necesidades y oportunidades en el mundo que me rodea.” Trata de llenar esos círculos atendiendo a las intersecciones. Por ejemplo, si hay algo que te gusta ya demás lo haces bien, ponlo en la intercesión correspondiente. Lo más interesante y lo más diciente de ese esquema es mirar qué tipo de cosas quedan en la intersección de los tres círculos.

2. El Método de la MEMORIA. Trata de recordar, y ojalá poner por escrito, aquellas ocasiones en que tu presencia, o tu ayuda, o tus palabras marcaron una diferencia positiva en la vida de alguna o algunas personas. Intenta ser específico; por ejemplo, no digas simplemente: “Creo que escuchar a Andrea le hizo bien” sino todavía más preciso: “Creo que las preguntas que le hice a Andrea sobre su relación con sus padres le ayudaron a ver las cosas de otra manera.”

3. El Método BÍBLICO. Toma la saludable costumbre de leer un pasaje de los Evangelios dada día. Y cada vez que leas, haz dos cosas: fíjate en alguno de los personajes (incluyendo a Jesús, claro está) y escribe algo breve sobre qué te llama la atención de lo que esa persona dice o hace. Después de un tiempo haciendo esto, vuelve a leer lo que has escrito y busca e ello una dirección sobre qué quieres y puedes hacer con tu vida cristiana.

4. El Método de los SANTOS. Sin que se te vuelva una simple “tarea” presta atención a cuáles son los santos que tocan más tu corazón; aquellos con los que más te identificas. Examian que tienes en común con ellos. Pregúntate qué cultivaron ellos, en lo concreto, que tú consideras que deberías cultivar.

5. El Método de la DIRECCIÓN ESPIRITUAL. Si tienes un buen director espiritual, que te conozca hace ya un tiempo, puede resultar muy orientador preguntarle directamente sobre qué dones ha visto en ti y cómo podrías cultivarlos mejor.

Estos dos últimos no deberían faltar nunca:

6. El Método de la COMUNIDAD. No cabe duda de que la experiencia real de servicio en una comunidad católica, donde haya oración, formación, evangelización y corrección fraterna es una de las mejores escuelas de conocimiento de sí mismo y de los propios dones.

7. El más importante de todos: El Método de la ORACIÓN. Pidamos siempre la gracia del Espíritu Santo; que la oración sea nuestro guía y nos vaya persuadiendo del camino que Dios quiere para nosotros, y para el cual nos va preparando y guiando.

La fe y el bautismo

Querido Fray Nelson, la fe se recibe en el Bautismo? Tengo dudas. Gracias. Dios lo bendiga / D.I.C.

* * *

En el caso de los niños, antes del uso de razón, que reciben el bautismo, no hay duda: el sacramento les permite compartir, y por tanto, recibir, la fe de sus padres y padrinos, como puro don de Dios.

En el caso de quienes ya han alcanzado uso de razón y se acercan voluntariamente al bautismo, lo que debemos afirmar es que han recibido ya, aunque sea como en semilla, el don de la fe, a través de la predicación.

¿Falta un versículo en la Biblia?

Padre Nelson: leyendo el Santo Evangelio segun San Mateo, en el capitulo 17, encontré que no esta el capitulo 21. Busqué en otras biblias y pasa lo mismo. Pensé que era un lio de impresión; sin embargo, parece una regla. Mi pregunta, ¿por qué no aparece el versículo 21 en Mateo capitulo 17?Gracias por su atención. — R.M.

* * *

Es una pregunta interesante e importante porque nos habla de la “historia” que el texto ha tenido hasta llegar a nosotros.

Empecemos por esta pregunta: ¿cómo se sabe cuál es el texto de la Biblia? Uno podría responder que basta con ver los originales, que deben estar… en alguna parte. El problema es que “los originales” (que, en ciencias bíblicas, se llaman los “textos autógrafos”) no están disponibles, no existen ya; lo que tenemos son centenares, miles, de “manuscritos”, la gran mayoría en griego, que dan fe de lo que debían haber dicho los autógrafos.

¿Entonces quién y cómo se define el texto? Siempre ha sido un proceso muy complejo pero sus etapas básicas están bastante claras:

1. Se hace un inventario, lo más extenso y completo de manuscritos antiguos que contengan texto bíblico. Algunos de estos manuscritos (breves) se remontan al siglo I pero la mayoría son de siglos posteriores. La ubicación geográfica de procedencia y la datación son claves. Este inventario incluye mucho más de 5000 manuscritos, que se suelen abreviar: MS.

2. Se establecen lazos “generacionales” entre los MS según su cronología y geografía. Así por ejemplo, un MS “A” puede haber sido fuente para ser copiado en los MS “B”, “C” y “D”, y luego es posible que el “C” haya sido copiado en “H”, “Q” y “Z”. Todo esto sirve para construir una especie de árbol de dependencias y de independencias textuales.

3. La calidad misma de los MS, en términos de conservación, cantidad de texto que contienen, calidad gramatical y ortográfica que muestran los copistas, impacto en los “descendientes”, uso por parte de los predicadores y pastores, y otros factores, le dan más autoridad a unos MS que a otros. De ese modo se descubre que en ocasiones los copistas agregaron en Mateo cosas que que estaban en textos paralelos de Marcos; o tal vez lo contrario: quitaron en Marcos lo que no veían en Mateo o Lucas. Los textos presentan variaciones muy explicables entre todos esos MS.

4. El estudio detallado de todos esos factores, hecho a lo largo de décadas, tanto por protestantes como por católicos, va creando un consenso sobre cuál pudo ser el texto original, que por supuesto es que interesa traducir y difundir.

5. Ese consenso puede cambiar a lo largo del tiempo. San Jerónimo, por ejemplo, contaba con muy pocos manuscritos, y solo su conocimiento de las lenguas bíblicas; estudios posteriores pueden entonces llegar a una conclusión distinta  a la que él llegó con respecto a si considerar tal o cual versículo como “de Marcos” o “no de Marcos”, y ello para cada libro de la Biblia. No se trata de conclusiones radicalmente distintas en lo fundamental, pero sí que pueden darse diferencias.

Es lo que ha sucedido con Mateo 17,21. Ese versículo, allí donde se registra (biblias antiguas) es simplemente una copia literal de Marcos 9,29. Según el parecer de los exégetas que han estudiado más extensamente el asunto, no parece probable que ese versículo perteneciera originalmente a Mateo. Es decir, que no tratan de “eliminarlo” sino de quitar una adición que algún copista introdujo.

No son muchos los casos que se presentan como este pero sí suceden.

Y por supuesto, nada de ello disminuye en nada la autoridad y fruto de gracia propios de la Palabra de Dios.

¿Muertos que resucitaron por la fuerza de la resurrección de Cristo?

Padre Nelson. Hoy, me encuentro cara a cara con el relato de Mateo en que dice que en el momento de la muerte de Jesús se abrieron los sepulcros y salieron santos resucitados que subieron a Jerusalén. Bueno. Cual es la doctrina oficial de la Iglesia y la suya. — E.Q.

* * *

Ante todo; yo no tengo una doctrina “mía”: yo bebo de las fuentes que están abiertas para todos, es decir, de la enseñanza común de nuestra Iglesia Católica.

El texto al que te refieres es Mateo 27,50-53: “Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.”

Los acontecimientos portentosos que aquí se describen habían sido anunciados por los profetas (véase por ejemplo Amós 8,9). Resulta difícil para nosotros tener una imagen completamente nítida de qué fue lo que sucedió y por eso algunos han querido presentar las cosas como si todo fuera una especie de expresión literaria sin verdadero fundamento. Pero este modo de ver las cosas presume injustificadamente que los autores antiguos vivían en un mundo fantasioso en que cualquier cosa podía decirse si sonaba agradable a los oídos. Es difícil creer que fuera tan pobre la estima de la realidad en aquellos hombres, dado que la persecución que pronto tuvieron que sufrir, y que incluía torturas horrendas y la muerte, no tenía nada de imaginaria. Es decir: creer en que Cristo puede resucitar muertos no es un asunto de entretenimiento literario: es la fe que se necesita para soportar perderlo todo, incluso la propia vida. Quien tiene ante sus ojos el dolor real y la muerte real no se va a contentar con relatos inventados o con fábulas agradables de leer.

Todo esto indica que debe haber alguna verdad, también real y verificable, detrás de una afirmación tan extraña (a nuestros ojos) como la que leemos en ese capítulo 27 de San Mateo: “se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a mucho.” Una cosa así no puede decirse sin que de inmediato alguien contemporáneo a esos textos pregunte: “¿Y conocemos a algunos de esos que se encontraron con muertos resucitados?” Si una persona está en el proceso de volverse cristiano, y esa persona sabe que en cuanto cristiano va a ser perseguido y torturado y posiblemente muerto, y le cuentan algo como esto de las resurrecciones de difuntos, ¿es creíble que esa persona siga adelante con su fe mientras sospecha que nada de eso en realidad sucedió? Y si la persona está convencida de que no hubo esas resurrecciones, ¿se sentirá inclinada a aceptar que Cristo SÍ resucitó de entre los muertos, de modo que vale la pena morir por Aquel que ha vencido a la muerte?”

Sólo queda entonces una posibilidad: hubo acontecimientos milagrosos en torno a la muerte de Jesucristo. Después de todo, eso no es tan extraño, una vez que sabemos que en vida Cristo realizó tantos milagros.

¿Qué pudo haber sucedido? Que pocos días después de la crucifixión, algunos parientes de personas que habían muerto tiempo atrás, se encontraron con que sus difuntos habían vuelto a la vida, a la manera como Lázaro también fue resucitado a esta vida, incluso después de que su cadáver ya “olía mal” (Juan 11,39). Estos hechos, absolutamente sorprendentes, ayudaron no poco a que muchos judíos se preguntaran de un modo nuevo y más profundo cuál era el misterio del Mártir del Gólgota, y de alguna forma prepararon el don de la fe en aquellas personas que unos días después, en torno a Pentecostés, abrazaron la fe con entusiasmo (Hechos 2,37-41).

Un caso de conciencia: un crimen, una mentira y una confesión

Alguien nos escribe (por razones obvias no decimos nada de su nombre): Una duda: Si he matado y mentí para no ir a prisión, ¿es posible confesarse y convertirme sin pagar mi pena en vida?

* * *

El propósito de la confesión es, en primer lugar, restablecer la amistad con Dios a través del arrepentimiento y la conversión, sobre la base de los méritos infinitos e inagotables de la redención realizada una vez y para siempre en el sacrificio de Cristo en el Calvario.

Para que esta amistad se restablezca es apenas natural exigir de quien se confiesa los actos proporcionados a su arrepentimiento y su deseo de enmienda y reparación por el mal causado tanto en el tejido de la Iglesia como en la sociedad. Son inadmisibles entonces, de parte del penitente, los actos de superficialidad, cinismo. obstinación en el pecado o falta de deseo por reparar el mal causado. Esto último sucedería por ejemplo si una persona ha robado algo y no quiere devolverlo, ni siquiera bajo la garantía de anonimato.

En el caso que se nos presenta con esta pregunta estamos suponiendo que:

1. Se trata formalmente de un homicidio (y no por ejemplo un accidente ni de un acto en legítima defensa propia);

2. La persona involucrada, que luego será el penitente, es consciente de su responsabilidad directa con ese crimen.

3. La persona ha logrado hábilmente (por recurso a la mentira, según se nos dice) escapar de su responsabilidad penal.

4. Cuando el penitente se confiesa tiene, a juicio del confesor, auténtico arrepentimiento y auténtico propósito de conversión.

En este punto se presentan dos posibilidades:

(A) Que ocultar la autoría de ese crimen conlleve daño grave a otra persona; por ejemplo, la condena de un inocente.

(B) Que ocultar esa autoría no conlleve daño grave para nadie, aunque presumiblemente los parientes y relacionados querrán que se haga justicia en el ámbito civil y penal.

A la vista de las finalidades propias del sacramento de la confesión, mi concepto es que en la situación (A) debe impedirse ese daño grave, incluso si eso supone reconocer la propia culpa y asumir todas las consecuencias. En efecto, no puede haber reconciliación con Dios si se está causando un daño de esa naturaleza a una persona inocente.

En la situación (B) yo creo que el penitente debe recibir una penitencia apropiada, que incluye por supuesto un camino de oración y penitencia por el daño causado y un modo nuevo y concreto de servir a la sociedad, pero no está obligado a inculparse en el campo penal.

¿Hay virtud en permitir la tentación?

Pregunta con relación al Domingo I de Cuaresma… si el Señor nos conduce al desierto a estar con Él y que nos ataquen las tentaciones, ¿debemos también dejarnos tentar, como él se dejó tentar? — E.

* * *

Te comento lo que logro entender, a partir de lo que han enseñado los Padres de la Iglesia:

El “dejarse tentar” de Cristo tuvo, como se dice en la homilía que prediqué este pasado domingo, dos propósitos principales:

1. Mostrar con su ejemplo que la tentación no es omnipotente y que sí puede ser vencida. Este propósito vemos que le corresponde sólo a Cristo, porque nosotros vamos detrás de Él como discípulos suyos, y es sólo de Él de donde viene la fuerza para vencer la tentación. En este sentido, dejarnos tentar no añade nada a lo que Cristo quería y no parece que sea necesario ni conveniente.

2. Producir el ataque del enemigo, que fue engañado por el misterio de la Encarnación, puesto que si hubiera tenido claridad de que Cristo era verdadero Dios nunca lo hubiera atacado. Este otro propósito tampoco nos corresponde a nosotros, porque no tenemos unión hipostática con Dios como solamente sucedía en Cristo.

No parece entonces que nosotros, en ningún caso, debamos adoptar una postura de pasividad, resignación o complacencia frente a la tentación. Lo nuestro ha de ser evitar la tentación, y superarla con el auxilio que solo Dios puede darnos.

Hay un caso interesante, sin embargo. Una persona de fe puede entrar en ciertas misiones que suponen algún grado de riesgo o tentación pero no por buscar la tentación o por buscar que suceda y permitirla, sino porque esa misión particular conlleva ese cierto riesgo, y la persona, después de prudente discernimiento, ve que su propio proceso de formación y ante todo el auxilio divino serán suficientes para las tentaciones que se esperan. Pensemos, por ejemplo, en el caso de un misionero que sabe que en tierras de gran oposición a la fe vendrán persecuciones y quizás la tentación de renegar de la fe ante el furor y la crueldad de los opositores. Esa persona no está buscando la tentación sino que sabe que vendrá y se prepara lo mejor posible, con humildad, virtud y oración, para vencerla mientras se centra en su verdadero objetivo, que en el ejemplo citado son las conversiones que espera lograr en el Nombre de Cristo y para su gloria.

Sobre la oración de petición

Fray Nelson un favor grande podría explicarnos por favor el contexto de los versículos de Juan 14:13, Juan 16:23 y Mt 21:22 donde dice Jesús ” todo lo que pidan con fe al padre en mi nombre les será dado”, exactamente a qué se refiere Jesús con estás palabras? En mi experiencia es un versículo que causa mucha confusión a católicos y no católicos, hay mucho material incluso en la nueva era que va en esa línea de:pide, visualiza y cree que ya tienes lo que has pedido y lo conseguirás. — C.Z.

* * *

La unidad de la Sagrada Escritura nos lleva a interpretar, de modo más correcto, todos esos versículos a la luz de uno de ellos que es supremamente claro: 1 Juan 5,13-15. Dice así:

13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna. 14 Y esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. 15 Y si sabemos que Él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho.

Nos damos cuenta entonces que nuestra oración de petición no es “magia” ni es asunto de una especie de “concentración” ni tampoco es cosa de repetir mecánicamente nuestra voluntad para ver si “convencemos” a Dios. Nuestra oración es sintonía progresiva con el querer de Dios, con su plan, con su amor. Y en la medida en que esa sintonía se hace más perfecta, también se cumple que recibimos lo que pedimos.

¿Cómo leer los signos de los tiempos?

Estimado P. Fray Nelson Medina: ¿Qué significa exactamente “leer los signos de los tiempos”? ¿Cuál es la aplicación de este don dentro de la espiritualidad cristiana? ¿Cómo esta forma de examinar la Historia puede ayudar a encaminar, de manera adecuada, el destino no sólo de individuos particulares sino también de toda la sociedad en su conjunto? — D.R.

* * *

Creo que está claro que no hay recetas específicas, al modo de: “Haga esto, luego esto, y luego esto otro, y ya podrá leer cualquier situación…” Pero sí podemos dar algunos principios y también algunas sugerencias:

ALGUNOS PRINCIPIOS

1. El punto de partida es darnos cuenta de que la historia humana es el lugar donde se realiza el “diálogo” entre Dios y el hombre, fundamentalmente a través del ejercicio de nuestra voluntad, que en ocasiones responde y en ocasiones se opone al querer de Dios, que Él ha manifestado a través de las Escrituras, la enseñanza de la Iglesia y sobre todo la voz de nuestra conciencia.

2. Esto significa que podemos captar mejor “qué está sucediendo en el mundo” a partir de una mayor unión con Dios: cuanto más unidos estemos, por fe y amor, a su voluntad, mejor entenderemos qué decisiones del mundo nos llevan a Él o nos apartan de Él. Esta unión con Dios supone una actitud especial de disponibilidad: renuncia de corazón al pecado y también: estar dispuestos a que las ideas y planes de Dios nos superan, nos sorprenden y siempre nos enseñan. Esa es la actitud humilde y de escucha que más nos puede servir.

3. ¿Qué se opone al señorío de Dios? La idolatría, en todas sus formas. El que quiera buscar los signos de los tiempos debe desarrollar una gran sensibilidad para detectar qué se está oponiendo a la gloria de Dios en cada circunstancia. ¿Se trata de una idea, una moda, un placer, un lucro, el ego de alguien? Los ejemplos pueden multiplicarse. Lo importante es que quien quiera “leer” una situación busque de corazón qué puede estarse oponiendo al reinado pleno de Dios: “¿Qué está en guerra contra la gloria de mi Señor aquí?”

ALGUNAS SUGERENCIAS

1. Practicar a menudo el examen de conciencia y procurar la pureza de intención, de cuerpo, de palabra y sobre todo, pureza de corazón.

2. Renovar la oración ferviente, siguiendo el modelo que nos dejó Cristo en el Padrenuestro: “santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu voluntad…”

3. Formar nuestra conciencia, particularmente en aquellos temas que vemos que tienen mayor incidencia en el ambiente que queremos leer: ¿Qué ideas, modas, tendencias, costumbres, líderes… tienen mayor impacto en el conjunto de la gente, y hacia dónde quieren llevarlos?

4. Cultivar la espiritualidad que San Ignacio de Loyola llamaba de la “santa indiferencia” es decir, la disponibilidad a que Dios haga las cosas a su modo, que puede o no coincidir con lo que a mí me gusta, lo que yo entiendo, lo que yo haría, lo que yo acostumbro.

5. Alimentarse con el ejemplo de los mártires y de tantos santos que mostraron con valentía que eran discípulos de Aquel que dijo y realizó: “Yo he vencido al mundo.”