Sin pareja, pero llenas de amor… de amor verdadero.
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Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
Sin pareja, pero llenas de amor… de amor verdadero.
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Mike Barnett, de 28 años murió haciendo el bien. Fue a ayudar a su abuelo, cuya casa se estaba anegando rápidamente por las torrenciales lluvias que han azotado el centro y sur de Inglaterra estos días de finales de junio de 2007. Mientras el nivel de agua subía, Mike intentó destapar un drenaje que debería aliviar la situación. Desafortunadamente su pie quedó atrapado en una reja y aunque muchas personas, incluyendo vecinos, bomberos y guardias hicieron esfuerzos desesperados durante cuatro horas, Mike murió no por ahogamiento sino por hipotermia. Todo se intentó, incluyendo el esfuerzo de buzos, darle un aparato de respiración de buceo, e incluso se consideró amputarle la pierna, pero el rápido ascenso del agua bajó la temperatura de su cuerpo demasiado pronto y el buen hombre colapsó y falleció ante los ojos impotentes de vecinos y de todos los que se esforzaron minuto a minuto por salvarle la vida.
Irlanda tiene entre las glorias de su fe católica ser el hogar que vio nacer a la Legión de María, una organización de laicos que se adelantó en muchos aspectos al Concilio Vaticano II. Yo mismo he recibido inmenso bien de su apoyo y del espacio que me han brindado para predicar el Evangelio aquí en Dublín de dos maneras: en retiros anuales de un día y en reflexiones mensuales que ofrezco como director espiritual de una de las Curias, la de Bethlehem.
Esos lazos de amistad y de mutuo apoyo en la evangelización se han fortalecido aún más en fecha reciente, del 22 al 24 de Mayo, gracias a un evento que el Consejo Superior de la Legión organizó, un Encuentro de Laicos y Sacerdotes en torno a la Nueva Evangelización. Yo fui invitado a ese evento que resultó un éxito en muchos aspectos: asistimos más de ciento cincuenta sacerdotes de muchas partes de Irlanda. Hasta donde he podido saber, yo era el único de Latinoamérica. El ambiente no podía ser más cordial pero, más que el aspecto de camaradería, me impacto la sencillez con que muchos se sentían a gusto compartiendo de su fe, el origen de su vocación, el lugar que la Virgen ha tenido en sus vidas, los amigos que han hecho en torno a la misma Legión. Mi sensación es que detrás de toda la organización, que brilló en todo momento, había una tremenda cantidad de oración, y que la Virgen misma quería que ese encuentro se realizara.
Cuando éramos estudiantes de filosofía y de teología, pocas puertas nos resultaban tan amables como la del Padre Marco Tulio Prieto, a quien poco a poco todos nos acostumbramos a llamar “Prietico.” Su puerta era como una entrada al mundo de la misericordia, porque sin nombramiento oficial, él se había convertido en confesor de muchos de nosotros. Había quien decía que Prietico asentaba su popularidad en su proverbial sordera o avanzada edad–dos factores que lo harían atractivo para que uno completara la tarea siempre difícil de confesarse. La verdad es que, aunque tuviera limitaciones para escuchar, uno sentía bien que a través de esos oídos se llegaba sin dificultad a un corazón sabio y bondadoso, bien dispuesto a devolver la paz perdida y a brindar el consejo oportuno.
Por supuesto, yo era uno de esos consuetudinarios visitantes de la habitación o “celda” de Prietico, y puedo decir por cuenta propia que del ministerio de este dominico aprendí a querer más tanto la práctica de mi confesión como el ministerio de oír y absolver las faltas de otros.
Mamá,
Cada día envío mensajes electrónicos a miles de personas. Cada día respondo mensajes personales de decenas de personas. Cada día siento el cariño y el apoyo de muchos hombres y mujeres que me dejan saber, a través de Internet, cuánto aprecian la obra que se hace aquí, en FRAYNELSON.COM.
Y sin embargo, mamá, entre todas las direcciones electrónicas con las que me conecto a diario no está la tuya, y por eso será otra persona, alguno de nuestros miles de suscriptores, quien te lea estas palabras o quien te cuente que te escribí. Tú no tienes un e-mail pero tu conexión con mi alma y con mi palabra son tan evidentes para mí que casi me parece que sabes lo que te voy a decir antes de que lo diga.
La extrema crueldad y la fría planificación de sus crímenes horroriza el alma. Estamos ante un hombre que impedía a los parientes hacer luto por un fallecido pues el luto por un enemigo del gobierno era considerado una señal de rebelión contra el gobierno, y por lo tanto podía ser castigado con cárcel, tortura o lo que considerara el tirano. Decenas de fosas sin nombre, que sólo aparecerán con los años, contienen el testimonio de una sevicia sistemática que en su silencio grita clamando justicia. Todos los errores de los Estados Unidos en esta guerra no pueden hacernos equivocar en una cosa: Hussein pertenece al tenebroso club de los déspotas ávidos de sangre humana; es uno de esos seres que desafían el sentido de la palabra “humanidad.”
Y sin embargo, es inoportuno y torpe condenarlo a muerte. Me siento orgulloso de mi Iglesia Católica que pronto se ha pronunciado para decir palabras como estas: “no se pude pagar un crimen con otro crimen.” Por boca del Cardenal Renato Martino, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, quien evocó la enseñanza de Juan Pablo II al respecto, nuestra Iglesia ha recordado que las sociedades actuales cuentan con los medios para evitar que un convicto vuelva a delinquir y “no hay necesidad de la pena capital”.
Pero además de las razones teológicas y éticas en contra de la pena de muerte hay numerosas razones prácticas que hablan en su contra. He aquí lo que sucederá si el derrocado presidente de Iraq es ejecutado.
Continuar leyendo “Por qué hay que oponerse a la pena de muerte para Saddam Hussein”
Camina despacio y tiene Alzheimer.
Ya lo sabe, y sus ojos tienen el aspecto de una perpetua despedida.
Austin sabe que su propio ser le huye.
Cada día desconoce un poco más de lo que ahora es.
Cada día, lo último que recuerda de sí mismo está más lejos.
Pero no hay amargura en su mirada.
Se aferra a lo esencial.
Sonríe si se equivoca; pide ayuda con frecuencia.
Si recuerda un buen chiste no duda en contarlo.
Convive con su propia perplejidad; ha hospedado sin rencor al absurdo.
Hoy se me humedecieron los ojos.
El pobre viejo se ve angustiado: no sabe dónde dejó el bastón.
Pocas cosas le acompañan tanto como ese recio bastón.
¿De qué sirve un bastón firme que ya no está?
Como tanteando el aire camina por el convento, y de pronto me lo encuentro.
Me pregunta por su bastón; es su angustia en este momento.
Los ojos reflejan grave preocupación: sin el bastón su movilidad se reducirá aún más.
Suspendo lo que estoy haciendo.
Nada me importa; sólo sé que él necesita su bastón.
Intento imaginar dónde lo ha dejado; subo, bajo, y no acierto a encontrarlo.
Mientras busco frenético, el hombre se aleja.
Anochece, es avanzado el otoño, y entre las sombras, Austin se me aleja.
Va camino de su habitación sujetando el aire, pidiendo permiso a la tarde.
No se acuerda de mí, ni recuerda que yo busco su bastón.
Pero le hace falta, le hace mucha falta, y se me parte el alma.
Pido a Dios que me ilumine, y mi plegaria es escuchada.
Colgando de una caneca, camino de uno de los baños, está el bendito bastón.
Llevo mi trofeo a la habitación de Austin.
Está de pie y mira por la ventana.
Luego me mira, sonríe y agradece. Pero sé que no sabe cómo me llamo.
Agarra su bastón como un niño su juguete.
“Haz una lista de los tontos,” me dice.
“Ponme de primero en esa lista,” agrega.
Siento dolor de que se maltrate y le digo muy serio:
“Eso no lo digas nunca, Austin.”
Entonces sonríe y se corrige, como un niño recién regañado.
Me repite que está agradecido.
Le repito que no ha sido nada.
Levanta la mano y me bendice en latín. Creo que no recuerda la bendición en inglés.
Y me voy llorando porque Cristo me ha bendecido.
El buen amigo, Luis F. Pérez, tiene ya su blog católico, que pertenece a mi selecto grupo de recomendados (ver en la columna de la derecha). Y la historia es que el hombre me ha pedido que escriba algo para su blog. El link es este, y puede ser puerta de entrada para que muchos amigos lean las reflexiones y comentarios de este español creyente como pocos.
Y buen título tiene el blog del hombre: “El corazón habla al corazón.” Así es Luis Fernando, y así es su blog.
Mi nombre es Adhemar Cuéllar, soy de Bolivia; por gracia de Dios tengo 33 años, quiero contarles lo que el Señor Jesús hizo en mi vida, y estoy seguro de que también puede hacer en sus vidas.
Mi vida de vicios y placeres comenzó a los 14 años cuando tuve mi primera “borrachera” luego de eso me hice adicto al alcohol. Recuerdo que además fumaba un promedio de 20 cigarrillos por día. En fin mi vida era un caos, ya que sufría yo y hacia sufrir a todos mis seres queridos. Para rematar todos mis males, un día se me ocurrió abrir un “extraño” negocio. Armé una tienda donde alquilaba y vendía películas pornográficas; eso sí que ya estaba mas grave. El negocio era muy bueno, ya que los clientes para ver y comprar ese tipo de material abundan. Así transcurría mi vida en medio del vicio del alcohol, el cigarrillo y la pornografía; no tenia tiempo para Dios; es más, no me agradaba la idea de asistir a la Misa, recuerdo que en más de 10 años no fui ni 7 veces a la iglesia.
Continuar leyendo “Testimonio de Adhemar Cuéllar”
Dame, Señor, un corazón puro, límpiame y quedare mas blanca que la nieve, renuévame por dentro para el bien de tu pueblo, hazme tolerante, renuévame el amor, dame tus ojos, guía mis pasos, dame oídos para escuchar tu voz y firmeza para hacer tu voluntad, líbrame de mi orgullo, de mi soberbia, de mis complejos, para el bien de tu rebaño.
Continuar leyendo “Oración de una Superiora”
El tiempo que hace que estoy en Irlanda no había estado en ninguna ordenación. La primera fue ayer, cuando John Walsh, un joven estudiante que está acabando su ciclo teológico en Oxford, recibió el diaconado.
Fue una ceremonia bella con muy poca asistencia de fieles. Presidió uno de los obispos auxiliares de Dublín, Mons. Dermot O’Mahony. El evangelio fue hermosamente proclamado en canto por un diácono inglés, de nombre Dominic.
En su predicación, Mons. Dermot destacó la actitud de los sabios de Oriente, que supieron reconocer en adoración al Mesías que no era de su pueblo; invitó también a seguir el ejemplo de Cristo, que no excluyó a ningún pueblo y que a todos incluyó en su amor. Dijo que tal era el modelo de los ministros de Cristo: nadie debía sentir que estaba afuera del corazón de un diácono o sacerdote.
Este obispo brilla no sólo por su predicación sino por su sencillez y alegría. Al final de la misa comentó que hacía muchos años que no podía presidir una ordenación, porque, como es sabido, padece un cáncer que lo ha postrado muchas veces. Parece que ahora es él quien está venciendo a la enfermedad, y desde su experiencia de marginación y de dolor, es notable cuánto ha crecido su alma y cómo es de ancho su corazón de pastor.
En fin, ha sido un día de gracia, y de él sólo podemos dar gracias.
Hay historias muy tristes de abusos de poder o de abusos sexuales causados por sacerdotes o religiosas. Esas verdades, dolorosas como son, deben ser conocidas. Pero debe saberse también que hay muchas calumnias. Y sobre todo, debe saberse que incluso en lo más espeso del barro hay espacio para muestras de virtud cristiana de proporciones heroicas.
Lo que sigue es de la vida real. Aconteció aquí en Irlanda y lo que ofrezco es traducción de partes de The Irish Times del 2 de diciembre de 2005, página 3.
Noticias desgarradoras de dolor nos obligan a hacer un alto, reflexionar, orar y colaborar en todo cuanto podamos. El Sur de México, Guatemala y El Salvador han sido severamente golpeados por el huracán Stan. Decenas de nuestros Amigos en la Fe han quedado incomunicados, o han tenido severas pérdidas humanas o materiales.
Entre tanto, nos alcanzan las noticias de un devastador terremoto en el Sur de Asia. Siempre estas noticias causan dolor, pero en este caso hay un motivo adicional: cientos de niños y niñas han perecido al derrumbarse sobre ellos sus propias escuelas.
Por estas intenciones unimos nuestros corazones y nuestras oraciones.
Dublin, 4 de Octubre de 2005
M. R. P.
Larry Collins, O.P.,
Vicario del Provincial
St. Mary’s, Tallaght
Querido P. Larry,
Ha sido motivo de gran tristeza para mí saber de la muerte del P. Fergal O’Connor, en su tiempo un verdadero modelo de ayuda a los desposeídos y de lucha por los Derechos Humanos.
Quiero ofrecer a Ud. y a la Comunidad Dominicana mis sinceras condolencias. Por favor, esté seguro que Ustedes estarán en mis pensamientos y oraciones, mientras poco a poco llega la aceptación ante esta gran pérdida.
Le pido que extienda éste, mi saludo de condolencia, a Filomena, hermana del P. Fergal.
Ar dheis Dé go rhaib a anam dhilís.
Con gran aprecio,
Mary McAleese
Presidenta de Irlanda
[Traducción mía del original en inglés. La frase final, en gaélico irlandés, me han dicho que significa: On the right side of God may be his sweet soul, es decir: Su dulce alma esté a la Diestra de Dios.]
Carta a las Vírgenes Seglares Dominicas
con motivo del fallecimiento de
Myriam Marlen López, O.P.
Dublín, 4 de Octubre de 2005
Queridas Hermanas,
Separado por la distancia, pero no por el tiempo ni por el afecto, les dirijo estas palabras a la hora misma en que algunas de ustedes, a nombre de todos nosotros, participan de la celebración de las exequias de nuestra muy recordada Myriam Marlen.
Su salud, hay que reconocerlo, se había deteriorado demasiado en las últimas semanas, pero el corazón tiene sus anhelos, y era el nuestro que ella pudiera recuperarse de tan grave estado, y de nuevo pudiera unirse a nuestra oración y alegrarnos con su sonrisa. No lo quiso así mi Dios, que conoce los corazones y tiene designios que nos superan. Ahora esa sonrisa, espontánea y abierta a todos, se habrá unido al gozo de quienes moran en la Patria. Ahora la alegría de ella es perfecta: ha alcanzado al Amado.
Un deber de caridad y de justicia me mueve a hablar sobre los últimos días del P. Fergal, de aquí de mi convento.
Fergal sufría de una artritis deformante desde su juventud. Le fue detectada no mucho después de su ordenación sacerdotal. El dolor casi constante y las limitaciones propias de la enfermedad le acompañaron hasta los 76 años que tenía al momento de partir. Pero la artritis no frenó ni su inteligencia sobresaliente, ni su corazón compasivo, ni su alegría fraterna, ni su voz recia, que a menudo llamaba a reflexión o también a disfrutar de las cosas amables de la vida. Fue profesor universitario muchos años en la Universidad Nacional de Irlanda, en las áreas de filosofía y sociología. Sus exalumnos lo recuerdan como alguien que los hacía pensar. De temperanto vivaz y dialéctico, gustaba de tomar siempre la postura contraria a su interlocutor, fuera quien fuera, no por incomodar, sino por llevar a la gente a compartir su propia pasión por la verdad.