ROSARIO de las Semanas 20191122

#RosarioFrayNelson para el Viernes:
Contemplamos los Misterios de la Dolorosa Pasión

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús, que vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron.
  2. En el segundo misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos la agonía de Jesús en el huerto de Getsemaní intercediendo por nosotros los pecadores.
  3. En el tercer misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús, juzgado por el sanedrín, y luego por la autoridad romana, y así condenado a muerte.
  4. En el cuarto misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos la flagelación de Nuestro Señor Jesucristo, porque sus heridas nos han curado.
  5. En el quinto misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús coronado de espinas: Rey humilde y Príncipe de Paz.
  6. En el sexto misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús que carga con su cruz.
  7. En el séptimo misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús que muere en la Cruz.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

ROSARIO de las Semanas 20191121

#RosarioFrayNelson para el Jueves:
Contemplamos los Misterios de la vida pública del Señor

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que es bautizado por Juan en el Jordán y recibe la unción del Espíritu Santo.
  2. En el segundo misterio de la vida pública contemplamos que el diablo tienta a Jesús en el desierto pero al final tiene que retirarse derrotado.
  3. En el tercer misterio de la vida pública contemplamos las bodas en Caná de Galilea, donde Cristo dio su primera señal como Mesías.
  4. En el cuarto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que predica la Buena Nueva a los pobres.
  5. En el quinto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que llama a algunos discípulos para que estén con él y sean sus apóstoles.
  6. En el sexto misterio de la vida pública contemplamos la transfiguración del Señor, verdadero anuncio de su pasión y de su pascua.
  7. En el séptimo misterio de la vida pública contemplamos la institución de la Eucaristía y el mandamiento de amar como Jesús nos ha amado.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

Oración y penitencia en la vida de Pedro Claver

Oración y penitencia

Una vida así, llevada sin descanso durante cuarenta años, parece cosa increíble, no tiene explicación humana, es un milagro diariamente sostenido. Efectivamente, la vida de San Pedro Claver es una prodigiosa manifestación continuada del amor de Cristo a los hombres: Cristo estaba en Pedro amando a los hombres de modo sobrehumano, porque Pedro había muerto totalmente a sí mismo, y dejaba que Cristo se manifestara y actuara plenamente en él. Esa es la clave de Claver, como la de todos los santos.

San Pedro Claver podía realizar esa milagrosa entrega diaria de caridad no a pesar de las horas que pasaba cada día con Cristo en oración, sino precisamente por ello.

«Todos los días -dice el hermano Nicolás- tenía continuadas cinco horas enteras de oración antes de salir a los ministerios, porque tomaba un ligero sueño al principio de la noche, y de las doce a la una se levantaba a gozar, como él decía, del silencio y quietud que Dios le daba, cuando todos dormían, y se ponía en oración hincado de rodillas o postrado en el suelo… y perserveraba de esta manera en la oración hasta que la tenían todos en la comunidad, empezando a la una y acabando a las seis de la mañana». El mismo hermano informa que «a veces se iba al coro, con más frecuencia quedaba en su cuarto». Solía orar sobre los salmos o el evangelio, y cuando la meditación era sobre el evangelio, abría la Vita Christi del padre Ricci, y ponía sus ojos sobre la estampa que ilustraba el pasaje. Siete testigos del Proceso afirmaron haberle visto en éxtasis.

San Pedro Claver podía realizar esa milagrosa entrega diaria de caridad no a pesar de las grandes penitencias con que se castigaba, uniéndose a la pasión del Crucificado, sino precisamente por ello.

El hermano Pedro Lomparte afirmó que el padre Claver «tenía un cilicio por todo el cuerpo de la cintura para arriba, como un hombre armado, y esto aun enfermo». El hermano Nicolás dice lo mismo: «Tan estrecho era este cilicio como si amarrasen un fardo para llevarlo de viaje». Y añade: «Tenía tres clases de disciplinas, un verdadero museo, con cuerdas duras que terminaban en pedazos de hierro. No llevaba camisa; la sotana venía directamente sobre el cilicio, que cubría su cuerpo». Andrade refiere que «nunca usó colchón, ni sábanas, ni almohada para dormir. Su cama era una estera vieja tendida en el suelo, y por gran regalo una piel de vaca, y en los últimos años, a causa de la vejez y achaques, se quitó aun esto, durmiendo en el desnudo suelo y con un madero por cabecera, sin piel ni estera». En lo referente a comer, «tomaba de ordinario, cuenta el hermano Nicolás, al mediodía un plato de arroz, una sopa de pan bañada en agua o vino. A la noche, un poco de arroz; hubo días en que su alimento era sencillamente pan en agua».

Sólo un hombre tan extremadamente penitente podía acercarse a los esclavos negros, a los presos, a los apestados, a los sentenciados a muerte, para mostrarles el Crucifijo, para afirmarles el valor redentor de la Cruz, para asegurarles del amor de Cristo. El padre Claver, tan pobre y penitente, situado, por ejemplo, junto a un condenado a la horca, daba la figura de otro desgraciado.

Así nos lo describe el hermano Gónzález: «El reo estaba sentado sobre una silla vecina al palo en donde se le debía colgar. El padre Claver, allí muy cerca en el suelo, con su sombrero desteñido de puro viejo, caídas las alas, rota la badana del forro que le daba en la cara, los ojos profundos enmarcados en dos líneas oscuras de espesas cejas. Estaba más serio que de ordinario». Él era un miserable más entre los miserables, y éstos podían aceptar su consolación, porque le veían hermano en el dolor. Él era, como Jesucristo, «un hombre de dolores, acostumbrado al sufrimiento» (Is 53,3). Por eso precisamente era, como Cristo, «el Consolador» de todos los hombres (Is 40,1; Lc 2,25).


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

ROSARIO de las Semanas 20191120

#RosarioFrayNelson para el Miércoles:
Contemplamos los Misterios de la Infancia de Jesús

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la infancia contemplamos la Anunciación a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios.
  2. En el segundo misterio de la infancia contemplamos la visita de la Virgen Madre a su pariente Isabel.
  3. En el tercer misterio de la infancia contemplamos el sufrimiento que pasó San José, y la fe amorosa que tuvo.
  4. En el cuarto misterio de la infancia contemplamos el Nacimiento del Hijo de Dios en el humilde portal de Belén.
  5. En el quinto misterio de la infancia contemplamos la Epifanía: Jesús es luz para las naciones, y así es adorado por unos magos venidos de Oriente.
  6. En el sexto misterio de la infancia contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén.
  7. En el séptimo misterio de la infancia contemplamos a Jesús Niño en el templo, ocupado de las cosas de su Padre del Cielo.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

ROSARIO de las Semanas 20191119

#RosarioFrayNelson para el Martes:
Contemplamos los Misterios de la Antigua Alianza

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la Antigua Alianza contemplamos la paciencia de Dios, que no detuvo su amor ante el pecado de los hombres.
  2. En el segundo misterio de la Antigua Alianza contemplamos el camino de fe de Abraham.
  3. En el tercer misterio de la Antigua Alianza contemplamos el éxodo de la tierra de Egipto.
  4. En el cuarto misterio de la Antigua Alianza contemplamos el don de la Ley hecho a Moisés y a su pueblo junto al Monte Sinaí.
  5. En el quinto misterio de la Antigua Alianza contemplamos la gran promesa de Dios al rey David: que el cetro real no se apartaría de su descendencia.
  6. En el sexto misterio de la Antigua Alianza contemplamos la valiente vocación de los profetas, por quienes el Espíritu Santo nos habló de muchas maneras.
  7. En el séptimo misterio de la Antigua Alianza contemplamos a el pequeño resto de Israel, que permaneció fiel y fue semilla de la Nueva y Eterna Alianza.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]