Las penas del infierno

“Comienza el capítulo siguiente del cuarto libro de la Suma contra los gentiles con una dificultad sobre el castigo de los condenados, porque: «puede llegarse a dudar de cómo el diablo, que es incorpóreo, y las almas de los condenados antes de la resurrección, puedan sufrir a causa del fuego corporal, por el que padecen en el infierno las almas de los condenados, como dice el Señor: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles» (Mt 25, 41)». ¿Cómo la resuelve el Aquinate?”

Haz clic aquí!

¿Dios presenta también en el infierno?

Hola Padre Nelson. Tengo una duda. ¿En el infierno está Dios? Tal vez parece tonta la pregunta pero el Padre Fortea dice que sí. Y he escuchado a varios. Pero, el catecismo dice que es el lugar donde no está Dios. No entiendo bien. Gracias — J.B.

* * *

La pregunta no es tonta y, bien entendida, nos lleva a conocer un poco mejor sobre la presencia y la obra de Dios. El punto central es: ¿en dónde y de qué manera podemos decir que Dios está presente? La clave está en el verbo estar, y en el tema de las maneras de estar.

Por ejemplo: es evidente que sólo Dios es creador; y es claro que sólo Él sostiene en el ser. De modo que allí donde hay algo–cualquier cosa que exista–es necesario que hay una acción y una presencia de Dios que sostiene en el ser. Esto, por supuesto, vale también para los seres que se han condenado, de modo que en se sentido se puede descubrir la presencia de Dios entre los condenados, en la medida en que siguen existiendo.

Otro punto interesante es que ninguna maldad corrompe del todo el ser. Ello significa que puede verse algo bueno, alguna cualidad, aunque retorcida y afeada, en los condenados, y por supuesto ello habla de que solo Dios es bueno. Es como cuando uno ve un criminal terrible y sin embargo debe admitir que la persona era muy inteligente, o cosas parecidas.

Finalmente, como dicen algunos santos, y entre ellos, Santa Catalina de Siena, la misericordia de Dios se puede detectar en el infierno porque los condenados no se hacen entre ellos, ni a sí mismos, todo el daño que quisieran hacerse.

De modo que sí hay vestigios del infinito poder, sabiduría y bondad de Dios, incluso en lo más profundo del infierno; aunque por supuesto, Dios no está padeciendo ni cosa parecida. Se dice que “está” en la medida en que hay acción y obra suya allí, como en todo lo creado.

¿Hay pecadores por los que NO hay que orar?

Estimado Padre Nelson, que la paz del Señor esté siempre con usted. Tengo la siguiente inquietud: Nuestra Santa Madre Iglesia nos exhorta a orar constantemente por la conversión del mundo, en especial de los pecadores. No obstante, me llama la atención una cita respecto al tema, de la primera carta de Juan que dice: “pues hay un pecado de muerte; por ése no digo que pida” (1 Jn 5,16). Yo identifico este pecado “de muerte” con lo que Jesús denomina el pecado contra el Espíritu Santo, el único que no será perdonado (Mt. 12,31), por tanto, es obvio que no tendría sentido orar por esta persona. No sé si mi razonamiento sea el correcto, pero aun así me llevó a plantear la siguiente cuestión ¿Existe un límite respecto a la oración que uno pueda hacer por la conversión de tal o cual persona que vive en pecado? ¿Cómo saber si una persona, por muy mala que sea, todavía no ha cruzado ese umbral de iniquidad sin retorno y, por tanto, puede aún convertirse? Bien es cierto que la Iglesia nunca ha declarado de manera solemne que algún ser humano estuviera condenado, no obstante ¿Tendría sentido orar por las almas de seres humanos con conductas tan abominables como Adolf Hitler, Antoin LeVay, o George Soros? Le agradezco de antemano por sus respuestas. — D.R.

* * *

El pasaje que mencionas, de 1 Juan 5,16, ha sido siempre considerado como de muy difícil comprensión. Para intentar dar una interpretación debe tenerse en cuenta que aquí entran varias cosas:

1. Existe la libertad humana que, en teoría, puede obstinarse en pecar cada vez más y cada vez peor. Negar esa posibilidad es negar la verdad del acto creador de Dios. En el último extremo esto significa que la condenación eterna es una realidad espantosa pero posible y que negar que algún humano pueda condenarse es como afirmar que Dios obliga a todos a salvarse, aún en contra de lo que ellos quieran.

2. Existe la misericordia divina, que sabemos que puede manifestarse en la vida de cualquier pecador, sin que importe cuál sea su condición, porque es más poderoso Dios que cualquier pecado o intención de pecar. Sin embargo, debe quedar claro que Dios no está “obligado” a actuar en ningún sentido y por eso no puede calificarse ni de injusto ni de absurdo el modo como él dispone soberanamente de su gracia.

3. Existe finalmente nuestra imposibilidad de conocer en su verdad profunda el estado de un alma ante Dios, incluyendo, hasta cierto punto, estado de la propia alma, de modo que no podemos estar del todo ciertos de si alguien tiene atenuantes que hacen menos graves sus culpas o si ya hay (o hubo) en esa persona semillas de arrepentimiento que le permitirían acoger la gracia perdonadora de Dios.

Si tenemos en cuenta todas estas consideraciones, parece que debemos entender el texto de 1 Juan en este sentido: No deben hacerse oraciones por las personas que están condenadas porque escogieron el camino de la condenación, si bien, nosotros no podemos tener nunca certeza absoluta de quiénes puedan ser esas personas.

Como se ve, el texto trata de prohibir una oración “hipotética” por aquellas personas que uno sabe con certeza que han escogido, por su propia voluntad, su condenación, en la medida en que han rechazado a Dios y sus mandamientos. No debemos pensar sin embargo que conocemos quiénes son específicamente tales personas.

¿Son lo mismo el Hades y el infierno?

Padre: El Señor le bendiga. Quisiera preguntarle, ¿qué diferencia hay entre el Hades y el infierno? –JGP.

* * *

Aunque en ocasiones se traten como sinónimos, se trata de dos realidades diferentes. La expresión “hades” viene de la cultura griega antigua. Es un término que hace referencia al modo misterioso de existencia que aquellos griegos pensaban que tenían las personas después de la muerte. Las descripciones literarias y poéticas que han llegado hasta nosotros, hablan de un sitio de sombras, desprovisto de alegría, como un sopor profundo, en el cual, sin embargo, tampoco parece que haya sufrimientos permanentes. En resumen: ir “al hades” al final equivale simplemente a morir.

Cuando hablamos de “infierno” en cambio, hablamos de un destino eterno de condenación por el rechazo voluntario, firme y permanente a Dios. Sobre el descenso de Cristo a los infiernos, que es un tema distinto a esta pregunta, conviene leer el catecismo de la Iglesia Católica, en los números 632 a 635.

¿Tiene sentido obligar a la gente a ir al Cielo?

“Nada disgusta más a la mentalidad moderna que la idea del Infierno y su eternidad. Las advertencias de Dios a los hombres sobre la condenación eterna como castigo del pecado sobrevuelan las Sagradas Escrituras de principio a fin, pero esa verdad literalmente ha desaparecido de la predicación católica en los últimos sesenta años…”

Haz clic aquí!

¿Hay esperanza alguna para los que se condenan en el infierno?

Como es de esencia de la bienaventuranza saciar la voluntad, es también de esencia de la pena que contraríe a la voluntad aquello por lo que se inflige el castigo. Ahora bien, nada ignorado puede aquietar o contrariar a la voluntad. Por eso dice San Agustín en Super Gen. ad litt. que los ángeles no pudieron ser perfectamente bienaventurados en el primer instante antes de la confirmación ni miserables antes de su caída, por no saber su porvenir. En verdad, para la verdadera y perfecta bienaventuranza se requiere estar ciertos de la perpetuidad de su felicidad; de lo contrario no se aquietaría la voluntad. De igual modo, formando parte de la pena de los condenados la perpetuidad de la misma, tampoco tendría razón de pena si no contrariara a la voluntad, lo cual sucedería en realidad si ignoraran su perpetuidad. Por eso, a la condición de miseria de los condenados atañe saber ellos mismos que de ningún modo podrán evadir la condenación y alcanzar la bienaventuranza. Por eso se lee en Job (15,22): No confía escapar de las tinieblas a la luz. De todo eso resulta evidente que no pueden aprehender la bienaventuranza como un bien posible, ni tampoco los bienaventurados como un bien futuro. Por eso, ni en los bienaventurados ni en los condenados hay esperanza. Pero los viadores, estén en esta vida o estén en el purgatorio, pueden tener esperanza: unos y otros la conciben como un futuro posible. (S. Th., II-II, q.18, a.2, resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

Infierno e Infiel

INFIERNO E INFIEL

Dos palabras bastante similares

Todo pecado trae consigo consecuencias, pero la infidelidad es tal vez, uno de los pecados que mayores heridas deja en quien la comete y en todo su entorno.

Se hiere de gravedad un compromiso hecho ante Dios por medio del sacramento; se lastima a la pareja, se hieren con la infidelidad a los hijos, se les escandaliza y se les enseña que el amor verdadero es una mentira.Se les enseña a engañar y a mentir.

La infidelidad trae consigo ruina económica, resentimiento y enfermedad y como última consecuencia, la condenación eterna.

Conocí hace algunos años a una mujer piadosa e intachable que terminó muriendo de un SIDA producto de las constantes infidelidades de su marido.

Es también conocida una posesión que tuvo que lidiar un famoso exorcista Español, pues una mujer compartía el lecho con su marido, mientras el sostenía una relación con su amante, con el agravante que “la otra” hacia espiritismo y brujería, lo cual desató un verdadero infierno en ese hogar que terminó destruido.

En algunas zonas o culturas, la infidelidad no es tan mal vista, a tal punto que las amantes o queridas se conocen y conviven entre si. Esas costumbres, no dejan de ser pecados de gravedad, ni dejan tampoco de oponerse rotundamente al querer de Dios.

Si somos conscientes que la infidelidad es pecado, y que Dios la aborrece, es necesario también comprender, que quien cae en la infidelidad a su pareja, retira de si las bendiciones del Señor y rompe su amistad con El.

¿Que hacer si se ha caído en infidelidad?

Arrepentirse, pedir perdón a Dios y a la pareja, huir de toda situación o amistades que puedan conducir a este pecado. Reconocer la gravedad de esta falta y buscar la ayuda de los sacramentos, orar y reparar.

“¿Como dejo a mi secretaria sin trabajo?”, insistía un empresario que había hecho de las suyas con su empleada, lo grave no es que ella se quede sin trabajo, más trabajos se consiguen, lo grave es perder a su familia, a su esposa y sus hijos, perder el alma y quedarse eternamente sin el amor de Dios.

Hoy las mujeres caen en infidelidad casi con la misma frecuencia que los hombres, muchos han dejado entrar al “usurpador” a sus hogares.

El mal viene a destruir a muchas familias disfrazado de un falso amor. Disfrazado de “los mejores amigos”, de intimar con quien no se debe.

Nunca olvidemos la exclusividad del amor entre esposos.

Es tiempo de arrepentirse, de romper con los lazos que nos atan al pecado. Y si aún no se ha caído en la infidelidad, hay que estar alertas, estar escarbando en internet páginas de pornografía, enviarse vulgaridades en los chats con los amigos o sostener amistades con personas sin escrúpulos que ven con buenos ojos este grave pecado, son puertas abiertas a caer presas de este mal tan común y de tanta gravedad. Un mal amigo puede traer sobre nosotros la maldición, pero también los buenos amigos son un escudo contra todo mal y peligro.

Infiel e Infie-rno, son palabras bastante similares.

Dios nos proteja y perdone toda infidelidad. Es tiempo de volver nuestros ojos a Dios. Es tiempo de ser fieles porque Dios es fiel.

[Una reflexión de FELIPE GÓMEZ].

Cielo, Infierno y Purgatorio, explicados a los niños

CORDIAL SALUDO FRAY NELSON Y A LA VEZ MI GRATITUD POR LA GENEROCIDAD DE SU CONOCIMIENTO A LA LUZ DE LA FE. ¿COMO HAGO PARA DARLE A “ENTENDER” A LOS NIÑ@S SOBRE LA EXISTENCIA DEL PURGATORIO, EL CIELO EL INFIERNO…PROFESADO EN EL CREDO?

SABEMOS QUE PODEMOS CONSTRUIR UN PEDACITO DE CIELO O INFIERNO EN ESTA VIDA TERRENAL ATERRIZADAS EN NUESTRA PROPIA EXPERIENCIA DE VIDA; SABEMOS TAMBIEN QUE EL CIELO NO SE HA VISTO POR OJO HUMANO, SINEMBARGO, EXISTIERON SANTOS Y SANTAS QUE TUVIERON UNA VISION PROVIDENCIAL SOBRE EL INFIERNO ( SOR FAUSTINA, SANTA TERESA, SAN JUAN BOSCO…ENTRE OTROS.) DICHA EXPERIENCIA SOBRE NATURAL DE MANERA ENTENDIDA COMO ELLOS LA VIERON NO ES PARA NADA AGRADABLE, DE HECHO EL INFIERNO ES EL “LUGAR PARA EL DIABLO Y SUS ANGELES”, COMO EXPLICAR ESTO A LOS NIÑOS SIN ANIMO DE PERTURBARLOS MENTAL Y ESPIRITUALMENTE… ?

¿COMO EXPLICARLES EL SANTO TEMOR A DIOS Y JUSTICIA DIVINA. DIOS LE BENDIGA. PAZ Y BIEN. — M.B.

* * *

[Respuesta preparada por José Santiago B.] Creo que en primer lugar debes hablarles a los niños con la verdad, aunque debemos buscar imágenes que sean comprensibles en función a su edad. Te anexo la mejor catequesis para niños que encontré en La Verdad Católica, es un texto muy adaptado a lo que ellos pueden entender. Te copio unos fragmentos:

Continuar leyendo “Cielo, Infierno y Purgatorio, explicados a los niños”

Predicar sobre el infierno es un acto de amor

“No podemos justificar nuestro silencio sobre este tema tan importante diciendo que es una verdad por todos aceptada o recurriendo a lo absurdo: «el infierno espanta a la gente, por eso, es mejor no hablar de él». No podemos separar la misericordia de Dios de su inexorable justicia, porque sería engañarle al pueblo que nos fuera confiado por Nuestro Señor…”

predicar sobre el infierno

Click!

Infierno vacio?

Espero se encuentre bien. Mi director espiritual, que estudió patrística en Roma, me dijo que apoyándose en 2 Padres de la Iglesia ( no le pregunté quiénes eran) opina que el infierno está vacío. Yo me fuí al catecismo y no dice nada de eso. También leí las revelaciones de Fátima en que los niños ven caer muchas almas en el infierno¿ Me podría iluminar al respecto? Hna. B.

* * *

Sabemos que el infierno no está vacío porque es irreversible la condena de los ángeles caídos. y es irreversible porque la voluntad de ellos ha quedado lamentablemente fijada en la oposición y desprecio a Dios, y a todo lo que venga de Dios, incluyendo su misericordia. Si hay o no seres humanos es asunto distinto. La Iglesia no ha declarado dogma en una dirección ni en otra. De nadie ha dicho, empeñando su magisterio, que está en el infierno, ni siquiera de Judas Iscariote, o de monstruos morales como Nerón o Hitler. Eso hay que tomarlo en serio en los dos sentidos: que nadie nos diga que tiene certeza de que hay seres humanos condenados, pero que tampoco venga nadie a decirnos que nadie se ha condenado, ni mucho menos, que nadie se condenará.

Por que el infierno? Por que Satanas?

Muchos hoy no creen en el demonio y en el infierno; al menos los dejan en un silencio permanente. Sin embargo, hundirlos en el silencio es olvidar que Cristo nos habla del demonio con bastante frecuencia y avisa acerca del infierno sin ninguna ambigüedad (Mt 25, 31-46; Mt 10,28; Ap 21,8). Nuestros contemporáneos tienen derecho a recibir todo el Evangelio.

–¿Qué es el infierno?

Para observar un precipicio desde lo alto de una montaña es conveniente disponer de una sólida barandilla, que nos preserve del vértigo. Ese parapeto, en el peligroso tema que nos ocupa, es el infinito amor que Dios tiene por nosotros.

El Amor se desarrolla en libertad, y y en la libertad se da el riesgo del rechazo. La vida es para un cristiano un continuo aprendizaje de Amor, y ella implica la posibilidad de rechazar ese Amor.

Dios nos ama. Si al fin de la prueba hemos aceptado su Amor, conseguimos así nuestra felicidad. Si lo rechazamos, encerrándonos en nosotros mismos, eso es el infierno. El infierno es el aislamiento voluntario, el rechazo del Amor.

–¿Habrá muchas personas en el infierno?

Lo que podemos decir sobre este delicado asunto es lo siguiente:

1) La Iglesia, que se ha pronunciado infaliblemente sobre la gloria eterna de la que gozan muchos de sus fieles –canonizaciones de santos–, jamás se ha pronunciado sobre la condenación de ningún hombre.

2) Nunca la Iglesia ha prohibido rogar a Dios por la salvación de todos los hombres. Por el contrario, es ésta una costumbre piadosa, como la tenía el Padre Ch. de Foucauld, que repetía aquella frase de San Pablo: «Dios quiere que todos los hombres se salven» (1Tm 2, 4).

3) No se puede negar, sin embargo, que la condenación eterna es una posibilidad real, de la que Cristo quiere salvarnos a toda costa. Los sufrimientos voluntarios de su Cruz nos prohiben dudarlo.

–¿De verdad existe el Demonio?

Si bien la Iglesia no se ha pronunciado sobre la condenación eterna de ningún hombre, por el contrario sí lo ha hecho sobre ciertos ángeles a los que llamamos demonios.

No se trata aquí de recaer en el error maniqueo, doctrina antigua rechazada por la Iglesia, según la cual el bien y el mal habrían dado origen al mundo, como un doble principio contrapuesto. Satanás es una simple criatura, que se cierra al Amor. Pero se equivoca gravemente aquel que subestima la potencia del demonio, cuya astucia le lleva a confundirse tan sutilmente con el corazón del hombre y las realidades del mundo, que hay peligro de no creer ni en su acción ni en su presencia (Jn 8, 44).

–¡La Iglesia es muy pesimista!

Denunciando la existencia de Satanás, el Evangelio no deja de ser una Buena Noticia. Con esa verdad ilumina singularmente a la condición humana. El hombre no es fundamentalmente malo; por el contrario, lleva en sí mismo la huella de su bondad original, que procede de Dios. Pero su naturaleza ha sido herida por el mal ,y ha quedado débil: es el pecado original.

Proponiéndonos entrar en el ámbito de Cristo por el camino de la fe, el Evangelio nos permite escapar de la esfera del influjo demoníaco. Nos convierte así en los grandes vencedores, como dice San Pablo, gracias a «Aquél que nos ha amado» (2Tes 2,16; Ef 1,6).

Es de lamentar que nuestra generación, con su política del avestruz, esté haciéndole el juego al Adversario. Rechazando la existencia del espíritu del mal y su acción sobre nosotros, se ve obligada a oscilar entre dos extremos:

–o bien sobrevalora la debilidad del hombre, exonerándole de toda responsabilidad: todo se justifica por mecanismos psicológicos y presiones sociales; y el hombre así, despojado de responsabilidad, pierde toda su dignidad;

–o bien, sensible a la gravedad del mal que pesa sobre el mundo, no solamente se acusa el hombre, sino que se le ahoga en el odio y la desesperanza, y se le hunde en la náusea de un mundo absurdo, que no tiene remedio.

En ambos casos, el mal triunfa sin apelación. El mensaje del Evangelio es mucho más verdadero y humano. Jesús no viene ni a exculparnos, haciéndonos irresponsables, ni a abrumarnos y condenarnos. Viene realmente a salvarnos. Volviéndonos a Él por la fe, nos permite participar de su victoria:

«Ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí», dice San Pablo (Gál 2,20).

• «Temed a quien puede precipitar vuestra alma y cuerpo en la gehenna» (Mt 10,28).

Yves Moreau es el autor de Razones para Creer. Texto disponible por concesión de Gratis Date.

razones

Cielo, Infierno, Purgatorio

Padre, hay almas ya en el infierno? o habrá hasta el juicio final, o acaso aquellos que ya han muerto y en verdad fueron malos ya están condenados?, y aquellos que se arrepintieron estan en el purgatorio?, y los buenos en el cielo? como sera? – Preguntado en formspring.me/fraynelson

* * *

Tu pregunta es preciosa oportunidad para recordar lo que nos trae el Compendio oficial del Catecismo de la Iglesia Católica sobre estos temas. Los números que aparecen antes de cada respuesta remiten al texto del Catecismo de la Iglesia, es decir, ya no el Compendio sino el Catecismo completo.

Continuar leyendo “Cielo, Infierno, Purgatorio”