El concepto cristiano de persona

“La llegada del Cristianismo supone un cambio radical. El Cristianismo se ha esforzado desde hacer siglos por hacernos comprender que el Reino de Dios está en nosotros, que también el Mal está en nosotros, y que el campo de batalla no es otro que el de nuestros corazones. Es, de alguna manera, la oposición entre un pensamiento mágico, primitivo y un pensamiento más maduro. Primitivismo y madurez que no corresponden a épocas distintas de la historia, sino que siguen conviviendo en nuestros días como dos formas de concebir al mundo y al hombre. Aquí (en la concepción de la persona como autónoma, responsable y, en última instancia, libre) radica lo que me parece que es una de las mayores aportaciones del Cristianismo a la cultura universal…”

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¿Podemos considerar a Marciano Vidal un moralista Católico?

“Marciano Vidal es un profesor de moral español, religioso redentorista. Ha escrito numerosas obras, de las cuales, la más conocida es su “Moral de actitudes”, cuya primera edición (si no me equivoco) es de 1974; muy pronto fue traducida a otras lenguas, al punto tal que en 1994 en Italia se traducía la 8ª edición española. Desde la década del ’70 y más aún en las del 80 y 90 ha sido un libro muy usado en institutos superiores de teología, seminarios y universidades católicas. Sin embargo esta obra, como muchas que la siguieron, están plagadas de enseñanzas contrarias a la doctrina moral católica. Durante años la Congregación para la Doctrina de la Fe examinó sus escritos y entabló un diálogo con su autor para que clarificara sus posiciones y el sentido de sus doctrinas. Finalmente, el 15 de mayo de 2001, la Congregación para la Doctrina de la Fe comunicó en una Notificación que esa obra y otras dos más “no pueden ser utilizadas para la formación teológica”…”

Marciano Vidal

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Por que la Iglesia?

“Cuando dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo presente en medio de ellos» (Mt 28,30), ha dicho Jesús. Bossuet concluye: «la Iglesia es Jesús extendido y comunicado».

¿Cuántos de nuestros contemporáneos suscribírian este aserto? ¿No estamos viendo en estos días, por parte de algunos, un intento de enfrentar a Jesús con la Iglesia?

Sobre el episodio del camino de Damasco, San Pablo dirá más tarde: «yo perseguía a la Iglesia», pues Jesús le ha dicho: «¿por qué me persigues?» (Hch 9,4).

¿Cuál es el origen de la Iglesia?

La misión de Jesús no se agota en el anuncio del reino de Dios a sus contemporáneos. Él ha querido edificar una Iglesia que prosiga su misión a través de los siglos. No se trata de una sociedad anónima de ascensores individuales, que lleva a los hombres hacia Dios; se trata de un pueblo, de una comunidad, verdadera réplica –dentro de la historia humana– de la invisible comunión de las tres personas de la Santísima Trinidad; ésta es la comunión que es cauce, modelo y fin de la Iglesia. «Como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, a fin de que el mundo crea que tú me has enviado» (Jn17,21). Así la Iglesia universal se nos presenta como un «pueblo que consigue su unidad de la unidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo» (San Cipriano).

¿Para que sirve la Iglesia?

La Iglesia, esposa de Cristo, tiene la misión de servir al mundo, invitando a la humanidad a estos esponsales, para felicidad de los hombres y la gloria del Padre, dos realidades inseparables.

San Ireneo dice de manera breve y densa: «La gloria de Dios es el hombre viviente en Dios».

¿Es la Iglesia una democracia?

Comunidad espiritual, y cuerpo místico de Cristo, la Iglesia es regida en la corresponsabilidad y colegialidad de sus miembros. Pero ello no es óbice para que al mismo tiempo se trate de una institución jerárquica fundada por su Señor.

Desde el principio, Jesús escoge sus doce apóstoles para que le ayuden a realizar su obra, y de entre ellos da un lugar especial a Simón, al que cambiará el nombre por el de Pedro, para significar claramente que él es la roca sobre la que edificará su Iglesia.

Dando a esta institución una misión de alcance universal, Jesús le otorga una estructura de dimensiones históricas: «Id y enseñad a todas las naciones… Yo estoy con vosotros hasta el fín de los tiempos» (Mt 28,19-20).

De esta manera los ministerios o servicios que ejercen los sacerdotes, los obispos y el Papa están dentro de las enseñanzas del Evangelio. Su tarea es anunciar la buena nueva, dispensar los sacramentos y conducir al pueblo de Dios en su tránsito por la tierra.

¿Quién forma parte de la Iglesia?

La Iglesia puede ser comparada con un iceberg, signo visible de una realidad parcialmente invisible. La parte visible es la institución, la parte sumergida es el reino invisible, que necesariamente sobrepasa las fronteras sociológicas e históricas de la Iglesia; pero todo es una sola cosa. Y hay más, como dirá San Agustín: «No basta formar parte del cuerpo de la Iglesia para pertenecer a su corazón».

“Cristo sí, pero la Iglesia no”

Se objetarán, sin duda, las imperfecciones de que ha adolecido la Iglesia a lo largo de la historia, imperfecciones que la desfiguran y le impiden ser la pura transparencia del Dios Vivo.

Pero ya algunas parábolas de Jesús advertían de este drama, como la del trigo y la cizaña. Con todo, la historia nos enseña que la Iglesia encuentra en las situaciones de crisis los antídotos que le permiten recuperar la fidelidad a su vocación.

Tal es el milagro de la Iglesia que, después de veinte siglos, a pesar de sus debilidades, cumple y verifica experimentalmente la profecía de su fundador: «las potencias del infierno no prevalecerán contra ella» (Mt 16,18).

En nuestros días, una Madre Teresa o el mismo Juan Pablo II son testimonios de la vitalidad de la Iglesia y de su fidelidad indefectible. Y con ellos las religiosas, sacerdotes, laicos, niños, jóvenes o adultos, que son entre nosotros signos vivientes de la Iglesia.

«Alabada sea la Madre sobre cuyas rodillas yo todo lo aprendí» (Claudel)

• «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mt 16,18)

Yves Moreau es el autor de Razones para Creer. Texto disponible por concesión de Gratis Date.

Invitacion a la Pneumatologia (12 de 18)

Invitación a la Pneumatología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el primer semestre de 2010. Sesión 12: El Espíritu en la Iglesia – Ministerios y Carismas.

[Si estás leyendo esto en Facebook y deseas escuchar la predicación a la que aquí se hace referencia, haz click en “Publicación Original.”]


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Breviario del Ateismo y el Agnosticismo Contemporaneos

La presente avanzada del dúo ateísmo-agnosticismo es patente y vigorosa. La discusión, seamos claros, se ha planteado en un terreno específico: la racionalidad. El resumen de 200 o 250 años de ateísmo ilustrado se condensa en esta sencilla frase: Creer es lo opuesto a pensar.

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Las formas principales que ese argumento toma son:

A1. Si se trata de conocer el mundo, la fe sólo tiene fábulas y leyendas propias de una etapa inferior y ya superada del conocimiento humano. La ciencia en cambio esclarece de modo progresivo y seguro las leyes que gobiernan el cosmos, los hechos acaecidos en la historia e incluso los factores que determinan la conciencia y el comportamiento humanos.

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Catequesis de Pentecostes

1. En la última cena Jesús dijo a los Apóstoles: «Os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré» (Jn 16, 7). La tarde del día de Pascua, Jesús cumplió su promesa: se apareció a los Once, reunidos en el cenáculo, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo» (Jn 20, 22). Cincuenta días después, en Pentecostés, tuvo lugar «la manifestación definitiva de lo que se había realizado en el cenáculo el domingo de Pascua» (Dominum et vivificantem, 25). El libro de los Hechos de los Apóstoles nos ha conservado la descripción del acontecimiento (cf. Hch 2,14).

Reflexionando sobre ese texto, podemos descubrir algunos rasgos de la misteriosa identidad del Espíritu Santo.

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Por que murio Cristo en la Cruz – Breve Estudio

Cristo en la CruzEstimados amigos, los felicito por la obra que llevan adelante. Es muy útil para los que necesitamos alimento espiritual a diario. Quiero a través de Uds. hacerle llegar una pregunta a fray Nelson: ¿por qué se necesitó el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo para saldar la ofensa a Dios ocasionada por el pecado de nuestros primeros padres y por los pecados personales?, ¿porqué Dios necesitaba “cobrar” esa deuda o “recibir una satisfacción” apropiada que fue la muerte de su propio Hijo? Muchas gracias por su atención. – S. Muñoz.

La muerte de Jesús, precedida y acompañada de tanta violencia es siempre fuente de preguntas muy profundas. Sabemos que es una fuente de amor pero también nos preguntamos si no había otra forma de mostrar ese amor, o de dar ese perdón, o de restaurar a la humanidad caída. San Pablo mismo nos dice que la Cruz es un “escándalo” para los judíos y una “necedad” para los no judíos, como indicando que las solas fuerzas de la inteligencia humana nunca lograrán comprender completamente el por qué de ese modo de salvarnos.

A veces se utiliza con excesiva preferencia uno de los conceptos que a veces se han propuesto para explicar el misterio de la Cruz: su muerte fue una manera de “pagar” una deuda. Ante todo hay que tener en cuenta que esta manera de hablar es sólo eso: una de las varias propuestas de explicación que se han dado. No es ni la más antigua ni probablemente la mejor. Cuando el Catecismo de la Iglesia Católica aborda este interesantísimo tema casi lo primero que dice es esto:

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JESUCRISTO: EL HOMBRE NUEVO

JESUCRISTO: EL HOMBRE NUEVO

(1Cor 15, 45-50; Rm 5, 12-19;Ef 4, 26-32; Col 3, 9-11)

Les invito a que reflexionemos sobre Jesucristo, Hombre perfecto, más aún, como “Hombre nuevo”. Durante la vida terrena de Jesús, nadie pensó en poner en duda la realidad de la humanidad de Jesús. Eran muy conocidos su patria, su oficio, su madre, sus hermanos. Soportó el sufrimiento, la angustia, la tentación, la duda. Jesús fue un hombre perfecto. Pero el NT quiere mostrar la novedad de ese Hombre perfecto, al llamar a Cristo “Hombre nuevo”, “Nuevo Adán”, semejante en todo a nosotros, menos en el pecado, pues este no pertenece a la esencia del hombre. Entremos, pues, a reflexionar en qué consiste ese “Hombre nuevo”.

San Pablo habla de Jesús como del “último Adán”, es decir “el hombre definitivo”, del cual el primer Adán era una especie de realización imperfecta. Así lo expresa la primera carta a los Corintios: “Adán, el primer hombre, fue creado un ser viviente; el último Adán, como un como espíritu que da vida” (1Cor 15, 45), Cristo es la revelación del hombre nuevo, “creado según Dios en la justicia y en la santidad verdadera” (Ef 4,26).

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Espiritualidad Trinitaria

(Gen 1,26-27; Hech 2, 1-47)

Les invito a reflexionar sobre la espiritualidad que surge de la vida Trinitaria de Dios, espiritualidad esencial y primera del ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, creado para la comunión con Dios y con sus semejantes. Para que pudiera vivir la unidad, Dios le dotó: de sentidos, ellos le ayudan a comunicarse con el hombre y con el mundo material; de virtudes teologales o sentidos sobrenaturales: fe, esperanza y caridad, para que pudiera comunicarse con Dios y con el mundo sobrenatural. Ha sido estructurado para dar y recibir amor. Si esto no acontece en su vida, se frustrará en una de las necesidades fundamentales de su ser. Es por esto que: “La pobreza de comunicación debilita la persona, debilita la comunidad y convierte en extraño al hermano y en anónima la relación” (VFC 32).

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La vida de la Trinidad es vida de amistad

(Lc 10,21-22; Jn 14,5-17; 15, 1-17)

Les invito a reflexionar sobre la vida de amistad en la Trinidad, el más alto grado de comunión vivido entre personas. La Escritura nos ofrece material para nuestra profundización. La amistad es el sacramento primario de toda solidaridad entre personas. Por esto, entre las Personas divinas se vive la amistad. Más aún, ellas son la fuente de la amistad. Hay personas que viven juntas toda una vida y no llegan a ser amigos: padres que no han podido ser amigos de sus hijos; hermanos entre los cuales no ha podido florecer la amistad; religiosos que se han quedado en los inicios del amor, sin llegar a saborear la amistad. Pero, también hay encuentros entre personas, que se convierten en amistades muy hondas.

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Notas de Teologia, 04

La afirmación de un Dios “personal” resulta difícil de admitir para aquellos que ven en ella sólo una proyección de nuestra propia manera de ser, o de nuestras necesidades o deseos. Dos respuestas–insuficientes–han sido: (1) La de Einstein, o sea, reconocer un misterio y una trascendencia pero sin nombre, y sin una revelación posible. (2) La del averroísmo (por Averroes): sostener que hay como dos ámbitos de lo verdadero: la verdad de la inteligencia y la verdad de la fe–o en el caso de nuestro mundo postmoderno, la verdad de la ciencia y la de la emoción/devoción/tradición.

Notas de Teologia, 03

¿Cuál podría ser una categoría central para la teología y la vida de la Iglesia en el siglo XXI, que estamos empezando? Es posible que sea la noción de “persona” y las razones por las que este nombre se postula tienen que ver con muchos frentes, empezando por la crítica del ateísmo reciente que abomina de la idea de un Dios que diseña detalles e interviene en los asuntos del universo.

La Vida Religiosa en las raices de la Vida Trinitaria

La Comunión entre las Personas divinas “se realiza” mediante la participación; sin ella no hay comunión. Entre ellas hay una participación infinita de conocimiento y amor, desde toda la eternidad. Cuando se afirma que “la Trinidad es un misterio inaccesible,” se puede pensar que es muy distante de nuestra vida. Si así fuese, no sería el misterio principal de nuestra fe. Y gracias a Dios no es así. La Santísima Trinidad no es algo frío, abstracto, lejano. Al contrario, siendo amor infinito, es un misterio íntimo, próximo, sorprendentemente vital, generador de comunión y referencia obligatoria de toda comunión (de la Iglesia, de la humanidad, del cosmos).

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Notas de Teologia, 02

La nota característica del siglo XX, en cuanto a la teologia, puede ser la relacion entre la Iglesia y el Mundo.