Mi fe, mi familia, mi tesoro, 3 de 5, La historia fascinante de un gran creyente

[Retiro de adviento para la población hispanohablante de la Parroquia de N. S. del Perpetuo Socorro, en Bernardsville, NJ, Diciembre de 2012.]

Tema 3: La historia fascinante de un gran creyente

Pablo de Tarso fue educado y asumió personalmente la tradición del grupo de los fariseos. Lo que él buscaba como fariseo era el perfecto y estricto cumplimiento de la Ley de Moisés, sobre la base de que si el pueblo era fiel a Dios, también Dios sería fiel a sus promesas de bendición. eso, en concreto, debía significar que el Pueblo Elegido recobrara su independencia, soberanía y prosperidad, empezando por derrotar a los arrogantes romanos. Dentro de esa forma de pensamiento el mensaje de Cristo aparece como un ruido que distrae y un mensaje que estorba. En la mente de los fariseos la extensión del cristianismo equivale a la propagación de un error que retrasa la hora del Reino de Dios. Pero Pablo recibió la gracia de la conversión. Llegó a entender que las fuerzas humanas dan para descubrir qué debería hacerse pero no dan para hacerlo de manera coherente, permanente y de corazón. Para llegar a ese corazón y transformarlo hace falta mucho más que buenos propósitos. Dios lo sabe, y por eso nos ha dado a su Hijo, el cual se ha constituido en sacrificio de propiciación y puerta abierta de su amor. La fe no es otra cosa que aceptar ese regalo y esa gracia.

Mi fe, mi familia, mi tesoro, 2 de 5, Pasos para transmitir la fe

[Retiro de adviento para la población hispanohablante de la Parroquia de N. S. del Perpetuo Socorro, en Bernardsville, NJ, Diciembre de 2012.]

Tema 2: Pasos para transmitir la fe

La fe no se puede ni se debe imponer pero sí se puede y debe ofrecer. La palabra que ofrecemos desde nuestra fe es como la acción externa. La persuasión que da el Espíritu es la acción interna. El conjunto de esas dos acciones despierta una respuesta de fe frente a la propuesta de Dios; esta propuesta se resume en la persona adorable de Jesucristo. Para ofrecer la fe hay que seguir cuatro pasos: (1) Orar, pues entendemos que sólo Dios abre el alma. (2) Ser coherentes con nuestra vida, de modo que nuestras acciones anuncien y confirmen lo que decimos. (3) Presentar de manera oportuna, humilde y caritativa una palabra explícita de Evangelio, cuando la gente baja sus barreras y prejuicios, pues en eso consiste la oportunidad. (4) Llevar hacia la comunidad, es decir, hacia la vida sacramental y el compromiso real con nuestras parroquias y grupos.

Mi fe, mi familia, mi tesoro, 1 de 5, El regalo de la fe

[Retiro de adviento para la población hispanohablante de la Parroquia de N. S. del Perpetuo Socorro, en Bernardsville, NJ, Diciembre de 2012.]

Tema 1: El regalo de la fe

Empezamos a apreciar la fe cuando descubrimos que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre (Hebreos 13,8). En medio de las dificultades y contratiempos de la vida, el creyente sabe conservar un Norte, un rumbo y la serenidad que vienen de su fe. Por el contrario, donde falta la fe sólo rige la ley de la propia conveniencia o el imperio del miedo. Han de saber los jóvenes que su fe los hace distintos de sus compañeros pero esa diferencia es la de una mirada más amplia y unos valores más sólidos.

Estudiar y creer

Al que pueda ser sabio no le perdonamos que no lo sea.

Estudio. -Obediencia: “non multa, sed multum” [No saber muchas cosas sino saberlas bien.]

Si has de servir a Dios con tu inteligencia, para ti estudiar es una obligación grave.

Frecuentas los Sacramentos, haces oración, eres casto… y no estudias… -No me digas que eres bueno: eres solamente bondadoso.

Antes, como los conocimientos humanos -la ciencia- eran muy limitados, parecía muy posible que un solo individuo sabio pudiera hacer la defensa y apología de nuestra Santa Fe. Hoy, con la extensión y la intensidad de la ciencia moderna, es preciso que los apologistas se dividan el trabajo para defender en todos los terrenos científicamente a la Iglesia. -Tú… no te puedes desentender de esta obligación.

Más pensamientos de San Josemaría.

La fe de Jesus

Siempre escucho su predicación por Internet. En mis reflexiones sobre la fe, he caído en cuenta que las predicaciones o escritos nos hablan de la fe en muchas personas de la Biblia, (en una cartilla que sacó la conferencia episcopal de Colombia); la fe de Nuestra Señora, la fe de los apóstoles… pero nunca he oído ni leído de la fe de Nuestro Señor Jesucristo. Mi pregunta: ¿Jesús tuvo fe al estilo nuestro? Muchas gracias, Fray Nelson. Bendiciones en su predicación itinerante. –Berta G. Acero Gutiérrez op.

* * *

La respuesta breve es: no.

La fe sucede en nosotros por la acción iluminativa y persuasiva del Espíritu Santo a partir del testimonio exterior que dan la creación, la palabra de predicación y las vidas de los santos. Ahora bien, el modo de unión del Espíritu a nuestra mente y corazón es sublime pero de ningún modo comparable con la unión perfectísima que se da en la Persona de Cristo, que por eso es llamada unión hipostática, es decir, en un solo sujeto. El modo de nuestro conocimiento en la fe no puede entonces compararse de ninguna forma con el modo de conocimiento que Cristo tenía de Dios y lo divino. Por eso en Cristo no hubo propiamente fe. Esto no implica ningún detrimento a su naturaleza humana de Cristo porque lo único que se afirma es que esa naturaleza, por su unión hipostática con la naturaleza divina, conoce y quiere de un modo humano a una escala divina.

Por otro lado, debe recordarse que en la fe hay una dimensión existencial que suele expresarse con la palabra “confianza.” Creer no es solamente saber sino también entregarse, confiar. Y esa confianza, precisamente como perfecto abandono en Dios Padre, está plenamente presente en Cristo. Esta dimensión existencial hace que Cristo sea verdaderamente modelo, referencia y líder en nuestra manera de creer, no por lo que conoce ni como lo conoce, sino por la donación de sí mismo en absoluta confianza de amor y obediencia al Padre.

Padre, dame la fe de Maria!

[Predicación en el Segundo Encuentro de los Siervos de María, Diciembre de 2012.]

(1) La fe es un don, existencial y doctrinal, que llega a tu vida cuando tu “castillo” se agrieta por el asedio de amor de Dios, que te envío múltiples testigos y testimonios, y a la vez despierta la voz de tu conciencia.

(2) La fe de María le permite reconocer que sólo Dios es Dios, y le permite ofrecerse con absoluta confianza a los designios tantas veces inescrutables de su amor.

(3) Vivir en la fe de María es darle a Dios su puesto; es “autorizarlo” para que disponga con soberana sabiduría y amor de cuanto queremos, tenemos y somos.

Diagnostico y Pronostico de la Fe, 2 de 2

[Predicación en el Congreso de los Custodios de los Dos Corazones, versión 2012.]

Tema 2 de 2: Pronóstico de la fe

* El futuro de nuestra fe lo podemos intuir a partir del diagnóstico de la fe. Pero ese pronóstico cambiará si seguimos adecuado tratamiento.

* Ante todo, no confundamos la fe con otras cosas:

(1) No es simplemente “pensamiento positivo.” El pensar positivamente sirve para educar el cerebro en buscar más soluciones que problemas, pero tiene limitaciones: fácilmente nos hace ciegos a los propios pecados, y duros para juzgar a los que son débiles o están agotados.

(2) La fe tampoco es aquella propuesta pragmática de seguir lo que cada quien piensa o aplicar lo que a uno le sirva. de hecho, esa forma de mentalidad lleva pronto a la brujería, la Nueva Era y otros males.

(3) La fe tampoco equivale a la acumulación de información religiosa, o incluso bíblica. Hay “teólogos” sin fe; y hay muchos que no se acercan al Dios vivo porque se sienten confortables y arrogantes en sus conocimientos o erudición. Puede haber mucho conocimiento y mucha fe, o a veces no.

(4) La fe tampoco es la certeza apacible de quien se siente cobijado por prácticas piadosas o devociones propias de su entorno y cultura. Puede haber mucha religiosidad y muchas fe, o a veces no.

* Nuestra fe viene del testimonio. Es un saludable contagio que empezó el día de Pentecostés, y que tiene por consiguiente su hogar en la comunidad creyente. Cada uno de los que ha experimentado el eco de la resurrección recibe también la certeza interior, que viene del Espíritu, para transmitir esa voz y testimonio a otros.

Diagnostico y Pronostico de la Fe, 1 de 2

[Predicación en el Congreso de los Custodios de los Dos Corazones, versión 2012.]

Tema 1 de 2: Diagnóstico de la fe

* Siguiendo una analogía con la labor que hacen los médicos, conviene hacer un diagnóstico de nuestra fe, pues tal ha de ser uno de los propósitos del Año de la Fe.

* El reflejo de la pupila. Si ante la luz de la Palabra Divina la persona siente deseo de acercarse y crecer, es un buen síntoma. Si por el contrario, se aparta, como un vampiro, es algo grave. Pero aún más grave es la indiferencia, que a menudo es el fruto del cinismo.

* La respiración. El acto de inspirar es instintivo y señala ganas de vivir. Si hay anhelo de silencio, oración, sacramentos, formación, es buen síntoma. Si por el contrario la persona no extraña ni buscan las fuentes de la fe hay que preocuparse. El acto de espirar equivale al dar de nosotros. Debemos preguntarnos qué rastro estamos dejando, y cuánto nos interesa atraer a otros hacia Dios.

* El pulso. El ritmo cardíaco hace posible el recorrido de la sangre, que ha de llegar a cada célula viva de nuestro cuerpo. ¿Está llegando la Sangre de Cristo a todo lo que yo soy? ¿He permitido a Dios que renueve mis costumbres, amistades, finanzas, según su evangelio de salvación?

Fe y Comunidad, 6 de 6, Somos Iglesia Catolica

[Predicación en la Parroquia de Blessed Trinity, Waukegan, Illinois, EEUU, con ocasión del Año de la fe. Noviembre de 2012]

Tema 6: Somos Iglesia Católica

* El pecado lleva división; la redención debe definirse, entre otras cosas, como camino hacia la unidad.

* En su Carta a los Efesios el apóstol Pablo destaca esa nueva unidad, que es cohesión en Cristo Sólo en él puede cumplirse que hay “Un solo Señor, una sola fe; un solo bautismo.”

* Unirse a Cristo porque uno ha acogido su llamado es algo que tiene nombre: IGLESIA. Nuestra fe es desde el principio, e indisolublemente, fe de Iglesia, fe en la Iglesia, fe con la Iglesia. No existe una fe individual pues esta sería fantasía.

* Ser Iglesia es una buena noticia: es ser de la Casa de Dios; es acercarse a la morada eterna y la ciudad de sólidos cimientos.

Fe y Comunidad, 5 de 6, Nuestras comunidades de fe

[Predicación en la Parroquia de Blessed Trinity, Waukegan, Illinois, EEUU, con ocasión del Año de la fe. Noviembre de 2012]

Tema 6: Nuestras comunidades de fe

* Tal vez era una época en que era suficiente, ara una vida cristiana, decir: “Mi familia es católica, y vamos a la parroquia. Eso basta.” Entre la familia y la parroquia hay un nivel intermedio: las Pequeñas Comunidades de Fe.

* ¿Por qué se necesitan las Pequeñas Comunidades? Para vencer ella tentación del egoísmo de familia, es decir, el peligro de encerrarse sobre sí mismos. Además, ese encierro no sólo es egoísta sino asfixiante: necesitamos ver nuestras historias en otros.

* Las fortalezas de las comunidades son: formación, corrección fraterna, proyectos comunes.

* Debilidades y riesgos de las comunidades: asoman por el manejo del dinero, desorden en los afectos, ansias de poder, murmuración.

* Sobre el futuro de las Pequeñas Comunidades: claramente están en el centro de la nueva evangelización. Hermoso ideal: que la parroquia sea “comunidad de comunidades.”

Fe y Comunidad, 4 de 6, La fe en la familia

[Predicación en la Parroquia de Blessed Trinity, Waukegan, Illinois, EEUU, con ocasión del Año de la fe. Noviembre de 2012]

Tema 4: La fe en la familia

* Esta predicación empieza con un amplio resumen de las tres conferencias anteriores.

* La familia es el primer lugar donde se recibe la fe, donde se construyen las bases para el futuro.

* Descubran los papás las múltiples oportunidades que tienen para “escribir” muy profundamente en el corazón y la mente de sus hijos. El aprendizaje empieza desde el vientre materno.

* El amor de familia transforma en primer lugar a los papás si son sensibles a esta verdad: Cada niño es una manifestación de la confianza que Dios deposita en la mujer, que por ello debe ser llamada “ministra de la vida.”

* Los papás pueden y deben educar sobre todo en la escucha de la Palabra de Dios, y en la práctica del amor solidario y compasivo. Los papás, como jefes de hogar, tienen esa hermosa responsabilidad. Ni la parroquia ni la escuela católica reemplazan la tarea única que Dios ha encomendado a los papás.

Fe y Comunidad, 3 de 6, La fe y el amor de pareja

[Predicación en la Parroquia de Blessed Trinity, Waukegan, Illinois, EEUU, con ocasión del Año de la fe. Noviembre de 2012]

Tema 3: La fe y el amor de pareja

* Es muy distinto decir que se ama solamente porque se desea, que decir que se ama porque se comparte el amor que viene de Dios. Las parejas de creyentes son una referencia necesaria para la sociedad entera porque en ellas se hace visible de manera especial el amor divino.

* La fe se vive en la pareja especialmente a través de la oración. Es muy grave error dejar de orar porque es como bajarle el volumen a la voz de Dios. Y ese es el peor error porque es someterse al poder de las muchas otras voces que quieren llevarnos a idolatría, destrucción y muerte.

Fe y Comunidad, 2 de 6, Nacer y crecer en la fe

[Predicación en la Parroquia de Blessed Trinity, Waukegan, Illinois, EEUU, con ocasión del Año de la fe. Noviembre de 2012]

Tema 2: Nacer y crecer en la fe

* La fe crece de la misma forma que nace. Ante todo: no consiste en sugestionarse, “hacer fuerza;” no es pensar con el deseo; no es una fábula.

* La fe brota del testimonio, es decir: a partir de hechos reales sucedidos a gente real.

* La fe sigue típicamente este itinerario en cinco pasos: Encuentro, Confianza, Experiencia, Proclamación y Misión.

Fe y Comunidad, 1 de 6, la Puerta de la Fe

[Predicación en la Parroquia de Blessed Trinity, Waukegan, Illinois, EEUU, con ocasión del Año de la fe. Noviembre de 2012]

Tema 1: La Puerta de la Fe

* No queremos ser cristianos que se quedan “en la puerta” ni cristianos que escogen lo que quieren creer, como quien va a un supermercado.

* Cruzar la Puerta de la Fe es dar el paso a una vida que aprovecha los sacramentos, que los vive a fondo.

* El Año de la Fe es entonces un año de renovación, de escucha más profunda de la Palabra de Dios, y de afianzamiento en nuestras bases de vida cristiana.