LA GRACIA del Martes 26 de Marzo de 2019

La raíz de nuestra dificultad para perdonar está en que llevamos “cuentas” y el único modo de superar ese mal hábito sucede cuando somos inundados por el amor y el poder de Dios.

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¿Es lógico decir que hay que amar a Dios más que a sí mismo?

De Dios podemos recibir dos tipos de bienes: de naturaleza y de gracia. El amor natural se funda en la comunicación de los bienes naturales concedidos por Dios, y en virtud de ese amor, el hombre, en su naturaleza íntegra, ama no sólo a Dios sobre todas las cosas y más que a sí mismo, y lo mismo hace cualquier otra criatura con el amor que le es propio, sea intelectual o racional, sea animal o, al menos, el natural en las cosas que carecen de conocimiento, como las piedras y demás cosas. La razón de ello está en el hecho de que, en un todo, cada parte ama naturalmente el bien común del todo más que el bien propio y particular. Esto se pone de manifiesto en la actividad de los seres: cada parte tiene, en efecto, una inclinación primordial a la acción común que redunda en beneficio del todo. Esto se echa de ver igualmente en las virtudes políticas, que hacen que los ciudadanos sufran perjuicios en menoscabo de sus propios bienes y a veces en sus personas. Con mucha mayor razón, pues, se da esto en la amistad de caridad, fundada en la comunicación de los dones de gracia. Por eso debe amar el hombre a Dios, bien común de todos, más que a sí mismo, porque la bienaventuranza eterna está en Dios como en principio común y fontal de cuantos pueden participarla. (S. Th., II-II, q.26, a.3, resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

¿Podemos hablar de humildad en Dios?

“El Verbo Encarnado ¿no refleja, de alguna manera, en los gestos y en el lenguaje humanos, el ser invisible y el actuar inalcanzable de Dios? La misma Encarnación del Verbo ¿no es ya un acto de synkatábasis, de condescensión, de abajamiento, de «humildad» de la Trinidad Beatísima? Muchos textos evangélicos me venían a la cabeza…”

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LA GRACIA del Domingo 4 de Noviembre de 2018

DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO B

Aprendamos de la Sagrada Escritura que nos enseña que el verdadero amor significa preferir a Dios sobre todo, obrar y preservar el bien en toda persona.

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¿El temor de Dios disminuye al aumentar el amor hacia Dios?

Como ya hemos expuesto (a.2), el temor de Dios es doble: el filial, con que se teme su ofensa o su separación, y el servil, con que se teme la pena. Ahora bien, el temor filial debe crecer al aumentar la caridad, como aumenta el efecto al aumentar la causa. En realidad, cuanto más se ama a otro, tanto más se teme ofenderle y apartarse de él. El temor servil, por su parte, pierde del todo su servilismo cuando llega la caridad, pero permanece sustancialmente el temor de la pena, como ya hemos expuesto (a.6). Y este temor disminuye al crecer la caridad, sobre todo en cuanto a su acto, pues cuanto más se ama a Dios, menos se teme la pena. En primer lugar, porque se presta menos atención al propio bien, al cual se opone la pena. En segundo lugar, porque cuanto más firme es la unión, tanto mayor es la confianza en el premio, y por lo tanto, menos se teme la pena. (S. Th., II-II, q.19, a.10, resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

¿Todos somos hijos de Dios?

Buenas tardes Fray Nelson, tengo una inquietud y quisiera que usted me ayudara a entender. Yo siempre he creído que todos somos hijos de Dios independientemente de uestras creencias, sin embargo en diálogos con amistades protestantes les escuché decir que solo son hijos de Dios los que lo aceptan en su corazón, cosa que debatí con solo fé y pocos argumento de peso. Hoy en la homilía el padre hablándole a los catecúmenos dijo que se era hijo de Dios al recibir el sacramento del bautismo, y que aquellos no bautizados no eran aún hijos de Dios. Yo quedé más confundida de lo que estaba, pues aunque creo y viví firmemente los sacramentos, no entiendo como no se puede ser hijo de Dios si Él es nuestro padre ceeador, qué pasa entonces con los que son de religiones diferentes, los que nunca se bautizan, etc. Gracias de antemano por su ayuda. Dios y la Virgen lo guarden. –SC

Las palabras tienen un sentido estricto, que es formal y preciso, y un sentido laxo o amplio, que es el propio de las metáforas. Así por ejemplo, la palabra “pan,” en sentido estricto, se refiere a un cierto tipo de alimento pero de manera amplia puede significar todo lo que es requerido para la vida humana.

Apliquemos esa distinción al caso de la palabra “hijo.” En sentido ESTRICTO, como nos enseña Santo Tomás, un hijo es aquel ser que recibe y participa de la naturaleza de quien es su padre. Por eso, el hijo de un león es león, y el descendiente de un caracol es un caracol. La idea clave es: participar de la misma naturaleza.

En sentido AMPLIO, puede llamarse “hijo” a aquello que tiene su origen o tiene un parecido con otro ser. Así por ejemplo un escritor puede decir que ha dado a luz una nueva obra, o que quiere a tal libro como a un hijo. Pero tal “hijo” no tiene la misma naturaleza de su “padre.”

Si pensamos en sentido “amplio” puede decirse que todo ser humano es hijo de Dios, porque viene de Dios como Creador, y porque todos somos imagen y semejanza de Dios, y porque todos potecialmente estamos llamados a participar de su vida propia. Pero en sentido “propio” no hay una participación de naturaleza que venga simplemente del hecho de ser creación. Entonces en sentido estricto no todos somos hijos de Dios.

En sentido estricto entonces sólo llegamos a ser hijos de Dios por la participación del Espíritu Santo que se da como don propio de la fe. Esa es la fe propia de los sacramentos, empezando por el bautismo. Entonces propiamente han de llamarse hijos de Dios los bautizados en plena comunión con la Iglesia.

LA GRACIA del Jueves 1 de Marzo de 2018

Dios quiere darnos su vida y la comunión de su amor, no lo echemos a perder por el disfrute presente y por cerrarnos ante el dolor de los hermanos en necesidad.

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LA GRACIA del Domingo 25 de Febrero de 2018

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA, CICLO B

Esta debe ser la Cuaresma en la cual descubro de un modo renovado a Dios como mi Padre, teniendo una profunda relación de amor con Él.

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LA GRACIA del Sábado 27 de Enero de 2018

No importa en la situación que te encuentres nunca pienses que no le importas a Dios porque eres demasiado valioso para Él.

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LA GRACIA del Viernes 19 de Enero de 2018

Por la experiencia de sabernos amados por Dios sale de nosotros el amor a Él, y por ese amor a Dios podemos llegar a amar al prójimo, incluso hasta el heroismo.

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