IX-D. Palabras de aliento y exhortacion

328. Mirad, yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva; de lo pasado no haya recuerdo ni venga pensamiento; más bien, gozad y alegraos siempre de lo que voy a crear; mirad, voy a transformar a Jerusalén en alegría, y a su población en gozo. (Is 65,17-18)

329. No abandones tu corazón a la tristeza; recházala, piensa en el futuro. (Sir 38,20)

330. El que se aferra a la vida la pierde, el que desprecia la vida en este mundo la conserva para una vida eterna. (Jn 12,25)

331. El mundo pasa con sus codicias; pero quien cumple la voluntad de Dios, permanece por siempre. (1 Jn 2,17)

IX-C. Razones para la esperanza

322. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de la muerte habita en vosotros, el que resucitó a Jesucristo de la muerte dará vida a vuestros cuerpos mortales, por el Espíritu suyo que habita en vosotros. (Rm 8,11)

323. Ved qué grande amor nos ha mostrado el Padre: que nos llamamos hijos de Dios y lo somos. Por eso el mundo no nos reconoce, porque no lo reconoce a él. Queridos, ya somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que seremos. Nos consta que, cuando aparezca, seremos semejantes a él y lo veremos como él es. (1 Jn 3,1-2)

324. El hombre tiene los días contados, mas los días de Israel no tienen número. (Sir 37,25)

325. El amor nunca acabará. Las profecías serán eliminadas, las lenguas cesarán, el conocimiento será eliminado. (1 Cor 13,8)

326. No temas. Yo soy el primero y el último, el que vive; estuve muerto y ahora ves que estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y el abismo. (Ap 1,17-18)

327. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos. (Hb 13,8)

La Biblia y nuestro mundo emocional

La Biblia y nuestras emociones

1. Dios no nos quiere insensibles.
2. Dios conoce nuestras dolencias y se compadece de ellas
3. Dios no nos quiere guardando resentimientos.
4. Ningún duelo debe ser eterno.
5. La paz no llega; hay que buscarla, construirla, cultivarla.
6. Nadie debe sufrir solo. Hay que aprender a sufrir delante de Dios.
7. Si reina el amor de Dios, los demás amores encuentran su lugar. Papel de la memoria.

La antología de las citas bíblicas completas se encuentra aquí.

IX-B. La fuerza de la esperanza

318. De acuerdo con su promesa, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en los que habitará la justicia. (2 P 3,13)

319. El Espíritu y la Novia dicen: Ven. El que escucha diga: Ven. (Ap 22,17)

320. Será el Señor tu luz perpetua, y tu Dios será tu esplendor; tu sol ya no se pondrá ni menguará tu luna, porque el Señor será tu luz perpetua y se habrán cumplido los días de tu luto. (Is 60,19-20)

321. Este Jesús, que os ha sido arrebatado al cielo, vendrá como lo habéis visto marchar al cielo. (Hch 1,11)

IX-A. Visiones del Cielo

312. Cuando resuciten de la muerte, no se casarán los hombres y las mujeres, sino que serán en el cielo como ángeles. (Mc 12,25)

313. Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, bajando del cielo, de Dios, preparada como una novia que se arregla para el novio. Oí una voz potente que salía del trono: Mira la morada de Dios entre los hombres: morará con ellos; ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos. Les enjugará las lágrimas de los ojos. Ya no habrá muerte, ni pena, ni llanto, ni dolor. Todo lo antiguo ha pasado. (Ap 21,2-4)

314. No vi en ella templo alguno, porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero son su templo. (Ap 21,22)

315. El que estaba sentado en el trono dijo: Mira, renuevo el universo. Y añadió: escribe, que estas palabras mías son verdaderas y fidedignas. Y me dijo: Se acabó. Yo soy el alga y la omega, el principio y el fin. Al sediento le daré a beber del balde del manantial de la vida. El vencedor heredará todo esto. Yo seré su Dios y el será mi hijo. (Ap 21,5-7)

316. Allí no habrá noche. No les hará falta luz de lámpara ni luz de sol, porque los ilumina el Señor Dios, y reinarán por los siglos de los siglos. (Ap 22,5)

317. Ha llegado la victoria, el poder y el reinado de nuestro Dios y la autoridad de su Mesías; porque ha sido expulsado el que acusaba a nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche ante nuestro Dios. Ellos lo derrotaron con la sangre del Cordero y con su testimonio. (Ap 12,10-11)

Aprender a interpretar la Sagrada Biblia

“Preguntémonos: ¿Es posible que durante más de 1.500 años (hasta la aparición del protestantismo) toda la cristiandad estuviera equivocada al leer el contenido del libro sagrado? ¿Es cierto que todas las denominaciones nacidas de la Reforma protestante y más modernamente de tantos “iluminados” se basan “únicamente” en la Biblia? ¿Por qué, entonces, hay tanta diferencia de interpretación de determinados pasajes de la Sagrada Escritura entre las distintas denominaciones que se dicen apoyar en ella?”

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El Sermon del Monte, la cuarta mirada

Las bienaventuranzas han sido vistas de varios modos: (1) Como expresiones de aquel “imposible” que lleva a que el hombre reconozca el señorío de Dios; (2) Como posibles referencias en el camino, inalcanzables pero útiles, a la manera de las estrellas para el navegante; (3) Como palabras inspiradoras del poeta Jesús de Nazareth. Pero hay una cuarta mirada: son la lectura del drama humano, y de aquellas experiencias límite que nos abren a la sorpresa del amor transformante de Dios.

VIII-E. Ante la enfermedad fisica

311. Hijo, en tu enfermedad no pierdas la paciencia, reza al Señor y él te curará. Abandona tus malos pasos, conserva limpias tus manos, y de todo pecado purifica tu corazón. Ofrece a Dios sacrificios agradables y ofrendas generosas según tus recursos. Después acude al médico, porque también a él lo creó el Señor. (Sir 38,9-12)

VIII-D. La fidelidad se muestra en la prueba

302. Este dicho merece fe: Si morimos con él, viviremos con él: si aguantamos, reinaremos con él; si renegamos de él, renegará de nosotros; si le somos infieles, él se mantiene fiel, pues no puede negarse a sí mismo. (2 Tm 2,11-13)

303. ¡Ay del corazón caído, que no tiene confianza! Por eso no será protegido. (Sir 2,13)

304. El Señor no se retrasa en cumplir su promesa, como algunos piensan, sino que tiene paciencia con vosotros, pues no quiere que se pierda nadie, sino que todos se arrepientan. (2 P 3,9)

305. Hijo mío, cuando te acerques a servir al Señor, prepárate para la prueba, mantén el corazón firme, sé valiente, no te asustes cuando te sobrevenga una desgracia. (Sir 2,1-2)

306. Esforzaos por afianzar vuestra vocación y elección. Si obráis así, no tropezaréis; antes bien, os darán generosamente entrada en el reino perpetuo del Señor nuestro y salvador Jesucristo. (2 P 1,10-11)

307. Todavía no habéis resistido hasta la sangre en vuestra lucha contra el pecado. (Hb 12,4)

308. Someteos, pues, a Dios. Resistid al diablo y huirá de vosotros. (St 4,7-8)

309. Quien no ha pasado pruebas, poco sabe. (Sir 34,10)

310. Uno que hecha mano al arado y mira atrás, no es apto para el Reino de Dios. (Lc 9,62)

VIII-C. El consuelo de Dios

297. Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre compasivo y Dios de todo consuelo, que nos consuela en cualquier tribulación, para que nosotros, en virtud del consuelo que recibimos de Dios, podamos consolar a los que pasan cualquier tribulación. (2 Cor 1,3-4)

298. El da fuerza al cansado, acrecienta el vigor del inválido; aun los muchachos se cansan, se fatigan; los jóvenes tropiezan y vacilan; pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, echan alas como las águilas, corren sin cansarse, marchan sin fatigarse. (Is 40,29-31)

299. Todo lo puedo con el que me da fuerzas. (Flp 4, 13)

300. Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad. (2 Cor 12,9)

301. La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios se infunde en nuestro corazón por el don del Espíritu Santo. (Rm 5,5)

VIII-B. Conserva la confianza en tu Dios

287. Si Dios está de nuestra parte, ¿quién estará en contra? El que no reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros ¿cómo no nos va a regalar todo lo demás con el? (Rm 8,31-32)

288. Por consiguiente, quien crea estar firme, tenga cuidado, no caiga. Ninguna prueba os ha alcanzado que sea sobrehumana. Fiel es Dios y no permitirá que seáis probados por encima de vuestras fuerzas, con la prueba os abrirá una salida para que podáis soportarla. (1 Cor 10,12-13)

289. Tú eres mi siervo, te he elegido y no te he rechazado. No temas, que yo estoy contigo; no te angusties, que yo soy tu Dios: te fortalezco y te auxilio y te sostengo con mi diestra victoriosa. (Is 41,9-10)

290. No temas, que te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío. Porque te aprecio y eres valioso y yo te quiero. No temas, que contigo estoy yo. (Is 43,1.4)

291. No temáis la afrenta de los hombres, no desmayéis por sus oprobios: pues la polilla los roerá como a la ropa, como los gusanos roen la lana; pero mi victoria dura por siempre, mi salvación de edad en edad. (Is 51,7-8)

292. Así dice el Señor: ¡Maldito quien confía en el hombre y busca apoyo en la carne, apartando su corazón del Señor! Será cardo estepario que no llega a ver la lluvia. ¡Bendito quien confía en el Señor y busca en él su apoyo! Será un árbol plantado junto al agua, arraigado junto a la corriente; cuando llegue el bochorno no temerá, no deja de dar fruto. (Jer 17,7-8)

293. En el mundo pasaréis aflicción; pero tened ánimo, yo he vencido al mundo. (Jn 16,33)

294. El Señor es mi lote, me digo, y espero en el. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor. (Lm 3,24-26)

295. Aquel día dirán a Jerusalén: No temas, Sión, no te acobardes; el Señor, tu Dios, es dentro de ti un soldado victorioso que goza y se alegra contigo renovando su amor. (Sof 3, 16-17)

296. Da su recompensa, Señor, a los que te aguardan, y que tus profetas queden acreditados. (Sir 36,15)

VIII-A. Dios vuelve pronto

279. Así vosotros ahora estáis tristes; pero os volveré a visitar y os llenaréis de alegría, y nadie os quitará vuestra alegría. (Jn 16,22)

280. No os dejo huérfanos, volveré a visitaros. Dentro de poco el mundo ya no me verá; vosotros, en cambio, me veréis, porque yo vivo y vosotros viviréis. (Jn 14,18-19)

281. Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis mientras el mundo se divierte; estaréis tristes pero vuestra alegría se convertirá en gozo. (Jn 16,20)

282. Decía Sión: Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado. ¿Puede una madre olvidarse de su criatura, dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré. Mira, en mis palmas te llevo tatuada, tus muros están siempre ante mí. (Is 49,14-16)

283. Yo conozco mis designios sobre vosotros: designios de prosperidad, no de desgracia, de daros un porvenir y una esperanza. Me invocaréis, vendréis a rezarme y os escuchare; me buscaréis y me encontraréis, si me buscáis de todo corazón; me dejaré encontrar y cambiaré vuestra suerte. (Jr 29,11-14)

284. Hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión; antes bien, se renuevan cada mañana: ¡qué grande es tu fidelidad! (Lm 3,21-23)

285. La misericordia de Dios en tiempo de aflicción llega como nubes de lluvia en tiempo de sequía. (Sir 35,24)

286. No envidie tu corazón a los pecadores, más bien en el temor del Señor permanezca todo el día, porque hay un mañana, y tu esperanza no será aniquilada. (Pr 23,17-18)

VII-F. Ejemplos biblicos de oracion

275. Vosotros rezad así: ¡Padre nuestro del cielo! sea respetada la santidad de tu nombre, venga tu reinado, cúmplase tu designio en la tierra como en el cielo; danos hoy el pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes sucumbir en la prueba y líbranos del maligno. (Mt 6,9-13)

276. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. (Lc 1,42)

277. María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, mi espíritu festeja a Dios mi salvador, porque se ha fijado en la humildad de su esclava y en adelante me felicitarán todas las generaciones. Porque el Poderoso ha hecho proezas, su nombre es sagrado. (Lc 1,46-49)

278. Muy de madrugada se levantó, salió y se dirigió a un lugar despoblado donde estuvo orando. Simón y sus compañeros salieron tras él y cuando lo alcanzaron, le dijeron: Te están buscando todos. (Mc 1,35-37)

VII-E. Con humildad y misericordia

272. La oración del humilde atraviesa las nubes. (Sir 35,17)

273. La oración del pobre va de su boca a los oídos de Dios. (Sir 21,5)

274. Cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, y el Padre del Cielo os perdonará vuestras culpas. (Mc 11,25-26)

VII-D. Con confianza de hijos

268. Y yo os digo: Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y os abrirán. Pues quien pide recibe, quien busca encuentra, a quien llama le abren. (Lc 11,9-10)

269. Si vosotros, con lo malos que sois, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, cuánto más vuestro Padre del cielo dará Espíritu Santo a quienes lo pidan. (Lc 11,13)

270. Si a alguien de vosotros le falta sensatez, pídala a Dios, que da a todos generosamente, sin reproches, y se la dará. (St 1,5)

271. El sabio escriba de mañana, con todo el corazón, se dirige al Señor, su Creador, y suplica al Altísimo; abre su boca en la oración y pide perdón por sus pecados. Si así quiere el Altísimo, lo llenará de espíritu de inteligencia, le hará pronunciar sabias palabras, y en la oración dará gracias al Señor. (Sir 39,5-6)