La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 12 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

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Tema 12 de 12: La Iglesia, comunidad de frontera

* Debemos particularmente al dominico Felicísimo Martínez la convicción de que la evangelización, y en realidad, la Iglesia entera está llamada a estar presente sobre todo en las fronteras. por ejemplo: la frontera entre la vida y la muerte; entre la creencia y la increencia; entre una vida miserable y una vida digna; en la pertenencia o no a la fe católica.

* En la misma línea, algunos filósofos y teólogos de la liberación acertaron sin duda al subrayar el riesgo de complicidad con el mundo en que incurre la Iglesia cuando se aficiona al “centro,” al poder, a tenerlo todo a punto, a mano y a placer. Una Iglesia “instalada” es a menudo una Iglesia traidora de su propia vocación e incapaz de realizar con verdad y eficacia su misión.

* Los dominicos sabemos algo de esto por un evento que está grabado en nuestros orígenes: aquellos monjes que con aparatosa caravana querían argumentar con los herejes lograron poco y nada. La “agilidad” del obispo Diego, y de Domingo; su “flexibilidad” para aprender de sus propios adversarios; su “libertad” para apegarse a lo esencial y desprenderse de lo demás, los hicieron instrumentos idóneos para el Evangelio, y para la implantación misma de la Iglesia en regiones que ya estaban prácticamente perdidas.

* Si volvemos a los textos mismos del Evangelio, ¿qué encontramos? A Cristo rodeado de lo más despreciado del mundo. Cristo es el “Dios-con-nosotros” pero los primeros que pueden decir eso, y que lo dicen con el alma colmada de gozo, son los pobres. El mismo Señor lo dijo: “los pobres son evangelizados,” citando a Isaías 61.

* Una anotación parecida hace Pablo a la comunidad de Corinto: “Pues considerad, hermanos, vuestro llamamiento; no hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte; y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es; para que nadie se jacte delante de Dios. Mas por obra suya estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, y santificación, y redención, para que, tal como está escrito: EL QUE SE GLORIA, QUE SE GLORIE EN EL SEÑOR.” (1 Corintios 1,26-31). Y también Santiago, especialmente en 1,9-11; 2,1-7.

* Queda claro entonces el camino de la Iglesia, a partir de la sobriedad, el servicio, la generosidad, el usar las cosas sin dejarnos poseer por ellas, y el buscar en todo cómo se da gloria a Dios y cómo se expresa mejor su amor inconmensurable en favor de los pequeños.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 11 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

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Tema 11 de 12: El anonadamiento de Cristo en la Cruz

* El gran himno al anonadamiento de Cristo está en Filipenses 2,5-11.

* Esta vez queremos reflexionar brevemente sobre la expresión que usa San Pablo en el versículo 6: Cristo “no hizo alarde de su categoría de Dios,” dice una traducción; “no retuvo ávidamente el ser igual a Dios,” dice otra. La expresión griega es: “ux harpagmón hegésato” que literalmente significa: “no consideró botín de robo” el ser igual a Dios.

* Dos ideas hay en esa expresión: el que se aferra a lo que tiene y el que exhibe lo que ha conseguido. Es la presunción unida al egoísmo. Es la ostentación unida al cinismo. Es la dureza para con el prójimo unida a la soberbia y el disfrute ilícito. Y todo eso es lo que caracteriza al hombre pecador.

* El “rico,” es decir, el que no entiende ni quiere entender la espiritualidad de los pobres y del Pequeño Resto, es aquel que se apoya en lo que tiene con un corazón repleto de ostentación y egoísmo.

* Pero el que se apoya sobre sí mismo, el que golpea su pecho, como un gorila, para hacer valer su ser, se pierde en realidad de descubrir cuánto vale su ser ante Dios. El que pasa la vida justificándose se pierde de la justificación que Dios le concede.

* El anonadamiento de Cristo es entonces el sello de su unión perpetua con la causa de los Pobres de Yahveh. Él es su expresión más pura, su súplica más perfecta; y a la vez es la respuesta de amor de Dios a su clamor.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 10 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

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Tema 10 de 12: La Virgen de Nazareth

* Los llamados “evangelios de la infancia” (Mateo, capítulos 1 y 2; Lucas capítulos 1 y 2) presentan la transición que va del “Pequeño Resto” al “Pueblo de las Bienaventuranzas.” Los personajes que allí aparecen, como Zacarías, Isabel, Simeón, Ana, y por supuesto: José y María, hacen todos parte de esa espiritualidad que es propia de los que son germen santo, pequeño resto, pobres de Yahveh, supervivientes de Israel. Es necesario leer la vida de la Virgen a partir de ese contexto que fue en el que ella vivió.

* En ese sentido resulta contradictorio rodear de pompa, lujo y circunstancia la devoción a María porque no debe presumirse que las riquezas de esta tierra son la mejor manera de representar la abundancia de dones del Espíritu.

* De hecho, observando con atención uno pronto descubre una hermosa “complicidad” y cercanía entre la Santa Señora y los pobres y sencillos de esta tierra. Hablan un mismo lenguaje. Un lugar, entre muchos, donde ello se percibe muy vivamente es el Santuario de Nuestra Señora del Rosario en Chiquinquirá.

* El modo como maría se ve a sí misma, es decir, como “esclava” del Señor, es en realidad un grito de libertad. En la línea de los Pobres de Yahveh, ella sabe a quién pertenece y a qué voz hace caso. Su palabra habla del escepticismo y distancia frente a los poderes y poderosos de esta tierra.

* Y precisamente por tener esa mirada hacia lo alto, ella muestra la magnanimidad propia del Dios Santo. Junto a la Cruz descubre toda la incapacidad y la traición de los discípulos; pero pronto está junto a ellos implorando el auxilio del Espíritu Santo para todos. De tal modo está su alma elevada a los intereses del Evangelio que sin aspaviento ni resignación forzada perdona y sigue adelante. testimonio sublime para nuestra vida consagrada que a menudo se resfría en su amor por cosas sin importancia.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 09 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

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Tema 9 de 12: Cómo leer las bienaventuranzas

* Es fácil leer mal las bienaventuranzas. Por ejemplo, tomar la palabra “pobre” de Mateo 5,3 e interpretarla como un dato económico que anuncia un cambio social cercano (Marx). O ver al pobre como un apocado que en su debilidad se siente cobarde para ir por lo suyo (Nietzsche). O verlo como uno que nada debe pretender en esta tierra porque su única recompensa vendrá en el más allá (religión alienante).

* Creemos que la mejor manera de leer la Escritura es acercarnos, en cuanto a es posible, al sentido que los autores sagrados quisieron darle a sus palabras, y para esto la clave es buscar qué podían entender ellos por esos términos. Por ejemplo: “Reino de Dios” tenía que aludir a lo que vivieron en tiempos del rey David, cuando hubo seguridad, prosperidad y fecundidad de la mano de Dios y en amistad con Él.

* En esa misma línea, entendemos que los “pobres” a los que se refiere Cristo en el Evangelio no son distintos de los anawim, es decir, es básicamente el mismo grupo de personas, hombres y mujeres, a los que llamamos el Pequeño Resto. Esta lectura nos permite comprender mejor por qué son llamados “bienaventurados.”

* Son bienaventurados, en efecto, porque son supervivientes; porque han sido elegidos para dar comienzo a algo nuevo y definitivo; porque han aprendido a no creer a los prepotentes de esta tierra; porque se han adherido de corazón a Dios y Dios no les ha de fallar.

* Son los mismos que tienen hambre y sed de justicia, porque primero han llorado al ver que la historia humana, si Dios no se hace presente, se limita a reciclar crueldades y arrogancias sin límite.

* Y son bienaventurados también porque no creen en la fuerza de la violencia, que es el arma preferida para la perpetuación de los ciclos de venganza y codicia. Lo de ellos es la paz, la confianza en Dios, la distancia crítica también de todas las presunciones humanas y mundanas. De ellos es el Reino de los Cielos.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 08 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

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Tema 8 de 12: El Pequeño Resto

* Jeremías lo vio con bastante claridad: el juego irresponsable de creer que puede pecar y luego contentar a Dios con sacrificios no podía continuar indefinidamente.

* Vio también este profeta que es puro engaño creer que la razón por la que el Reino del Norte (Israel) se extinguió es solamente porque no tenían un verdadero templo ni verdadero culto. El problema no es el culto. El problema ya viene denunciado desde la época de Isaías: Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí (Isaías 29,13).

* Como Dios ha empeñado su palabra, es claro que el pueblo elegido no desaparecerá; pero como el pueblo se ha obstinado en sus caminos torcidos, es claro que no podrá seguir como va. Surge así la convicción de que vendrá una gran purificación. El pueblo tiene que ser purificado, limpiado, diezmado. Y de lo que quede surgirá algo nuevo.

* Esta es la idea del “germen santo” que aparece en Isaías 4,2-3. Es el “pequeño resto” de que habla Sofonías 3,12-13. Esos sobrevivientes, llamados santos, pequeños en número pero colmados del verdadero conocimiento de Dios, son la esperanza de una alianza vivida de corazón, en fidelidad y amor.

* También nuestra época parece necesitar de ese tipo de purificación. El cristiano del presente y a+un más el del próximo futuro sólo podrá sobrevivir en coherencia con su fe bajo estas cuatro consignas:

(1) Una experiencia fuerte y transformante del Dios vivo.

(2) Pertenencia a una “pequeña comunidad” donde se le conozca por el nombre y donde pueda ser guiado y corregido.

(3) Una convicción profunda y práctica real de la oración personal.

(4) Urgencia interior y ejercicio exterior del testimonio y la evangelización a otros.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 07 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

Rey David

Tema 7 de 12: David, despreciado de los hombres y elegido de Dios

* Uno de los aspectos menos reconocidos de la historia del rey David es la manera traumática como se se dan sus relaciones con su propia familia de origen. Lo que resalta desde el principio es que ha sido descartado por su familia: le han dejado para el servil oficio de cuidar ovejas, de modo que Jesé, el papá, ya de avanzada edad, ni siquiera piensa en David como un hijo más.

* Los hermanos de David, en especial los tres mayores, buscan gloria en la vida militar. Desprecian a David, aun ya ungido por el profeta Samuel, de modo que cuando David, cumpliendo un encargo del papá, va a visitarlos al frente de batalla, es tratado con sorna, como si fuera apenas un espectador incapaz de pelear.

* Pero es David el que vence al gigante filisteo Goliat, para humillación no sólo de sus hermanos de sangre sino para sus hermanos de raza, incluyendo al líder natural, o sea, el mismo rey Saúl.

* La razón de la fortaleza de David no hay que buscarla en un entrenamiento especial o en dones que él hubiera cultivado en secreto. Precisamente por despreciado y asilado, David ha aprendido que en los peligros más duros sólo vale apoyarse en el Señor. Su despojo lo ha hecho fuerte en la fe.

* Y en la soledad ha encontrado su primer amor, que es Dios mismo. Enamorado de Dios, se ve a sí mismo en primer lugar como un amado y protegido del Señor (véase Salmo 18).

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 06 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

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Tema 6 de 12: El desierto, lugar de la verdad

* El pueblo que salió de Israel no entró inmediatamente en la tierra prometida. Su largo peregrinar por el desierto fue una verdadera purificación; una escuela de fe; una renovación profunda de su ser entero ante Dios.

* Lo que ellos descubren en un primer momento son las necesidades básicas: hambre, sed, refugio, vestido. Se descubren a sí mismos como creaturas; perciben su radical indigencia y dependencia: todo es recibido.

* Se muestran después con toda su fuerza los apetitos del YO. No sólo quieren alimento sino alimento “a su gusto.” Son rebeldes; un pueblo “de dura cerviz.” Cada uno busca su provecho y la codcia y la desobediencia se extienden como plaga en el campamento.

* Surgen después las dificultades comunitarias: envidias, conflictos de poder, intolerancia, suspicacia de unos con otros. En todo esto el desierto es como el gran lugar de diagnóstico del corazón humano.

* Pero al final se ve que hay también un apetito o necesidad muy profunda en el corazón humano, que queda expresada en la voz de Moisés: “Déjame ver tu rostro,” le dice él al Señor. La verdad última del corazón humano no es la capacidad de pecar sino la necesidad de conocer y amar a su Creador.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 05 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

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Tema 5 de 12: De camino por el desierto, entre Egipto y Canaán

* ¿En qué consistía el “clamor” de los israelitas en Egipto? Dadas las condiciones de la época, ¿era particularmente mala su situación? Hay señales de que no era así. Evidencia arqueológica muestra que los constructores de las pirámides no llevaban una vida que pudiera considerarse miserable. Además, en la Biblia misma se deja ver que los egipcios proporcionaban a los israelitas la materia prima para la elaboración de los adobes, con lo cual queda claro que éstos no eran el último peldaño en la escala social. Su situación no era de abyecta esclavitud y por consiguiente no debe leerse la epopeya del Éxodo simplemente como una historia de recuperación de la dignidad humana. El problema era otro.

* Por un lado, el faraón era presentado ante todos como un ser de estirpe divina, al punto de no poder engendrar descendencia de alguien que no fuera de su familia (incesto obligatorio). Por otra parte, esa mitología de divinización llegaba al punto de pretender disponer de vidas humanas. En concreto, el faraón intenta suprimir toda una generación de bebés varones para forzar, en un futuro cercano, el mestizaje. A esas pretensiones vienen a contestar las “plagas” con las que Dios le está diciendo finalmente: “Tú no eres dios, faraón.”

* La condición de los israelitas no era entonces propiamente miserable. Más que sus cuerpos era la fe de Abraham, de Isaac y de Jacob la que estaba en riesgo. De hecho, faraón, con gran inteligencia práctica, mantenía a los israelitas relativamente contentos, y esto lo sabemos por la nostalgia que tendrán muchas veces en el desierto, recordando cómo en Egipto tenían comida sabrosa y abundante. Puede decirse que faraón los había degradado a la categoría de “esclavos felices” que gustan de besar sus cadenas.

* Así siguen haciendo los faraones de nuestro tiempo. Es cosa muy importante para nuestros gobiernos que todos, y especialmente los más jóvenes, estén aturdidos en un torrente de placeres e intereses bajos y egoístas, de modo que su mente intoxicada no sepa ni pueda descubrir lo que se trama con ellos ni cómo se les usa miserablemente. Su mirada está muerta, su alegría está ausente pero no tolerarían que les quitaran los placeres inmediatos a que los ha acostumbrado el sistema. Y sin embargo, vacíos interiormente, llevan un gemido profundo, un lamento de frustración e impotencia. Algo así fue el “clamor” al que aludió Dios cuando le habló a Moisés desde la zarza.

* Todo eso significa que el pueblo sale de Egipto sin celebrar por cuenta propia su liberación, que es liberación ante todo de la esclavitud a los varios ídolos y a la figura misma del faraón. El corazón israelita sigue secuestrado en la vida predecible y cómoda junto a las grandes olla de carne y cebolla.

* Canaán, por su parte, les ofrece la perspectiva de satisfacer grandes anhelos humanos: seguridad, prosperidad y fecundidad, pero a través de un culto idolátrico. En concreto, a través de ceremonias que tratan al sexo y a la muerte como realidades mágicas, al modo de pactos que aseguran ese futuro anhelado.

* El camino del desierto será por consiguiente como una gigantesca catarsis que por una parte quiere dejar atrás, en el olvido, las oscuras estrategias del faraón, y y que por otra parte quiere presentar ante esos anhelos del corazón humano la certeza única de una respuesta en el Dios de la alianza. No es tarea fácil, y en buena parte tendrá que estrellarse con la “dura cerviz” del pueblo elegido.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 04 de 12

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Tema 4 de 12: Peregrinos

* Hay una serie de temas bíblicos que se ubican muy bien en la intersección entre la fe y la espiritualidad de la pobreza evangélica, siguiendo la línea marcada por el papa Benedicto y el Papa Francisco. Esta vez nos detenemos en la imagen del PEREGRINO, empezando con la figura de Abraham.

* Primero Abraham sale de Ur de los caldeos, con su familia de origen, bajo guía de su padre Téraj, hacia Arán (o Jarán). Muerto Téraj, Dios le habla a Abraham, como tomando el lugar de su padre, y lo llama a ponerse en camino. Su fe no es un conjunto de ideas y una serie larga de frases: es un dinamismo que lo pone en marcha.

* Y lo importante no es tanto el lugar adonde lleguen sino la transformación interior que tienen. Más que llegar distante se trata de llegar distinto. No importa menos el camino, sino más.

* El camino es imagen misma de la vida. Y caminar nos recuerda nuestra radical contingencia: no tenemos el pasado, pues somos impotentes para cambiarlo; no tenemos el futuro pues somos ignorantes de lo que traerá; apenas tenemos la fugacidad del presente, que con sólo nombrarlo ya se nos escapa.

* Por eso una santa como Catalina de Siena llega a estas conclusiones saludables: “Soy nada con pecado encima.” Y también, como ella le decía a Jesús: “Tú eres el que es; yo soy la que no soy.”

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* Estos descubrimientos muestran el aspecto positivo de nuestra radical pobreza, nuestra indigencia existencial: puesto que no tenemos que ser, nuestro ser sólo puede ser gratuidad, milagro sostenido, señal de amor que permanece.

* El pasado no es sólo impotencia: es el registro de una historia de amor. El futuro no es sólo incertidumbre: es promesa de una bondad que nos rebasará ciertamente; el presente no es sólo contingencia: es oportunidad, hora de gracia, “kairós.”

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 03 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

Tema 3 de 12: Fundamento primero de la relación entre fe y pobreza

* Se necesitan mutuamente la fe y la pobreza evangélica:

(1) Faltando el espíritu de pobreza se impone la avidez. Llegan pronto la codicia, el afán de placeres, la comodidad, el egoísmo, la necesidad continua de exaltar y mimar el yo. Es ambiente que hace improbable e inoperante la fe.

(2) Faltando la fe, la pobreza se ve como simple carencia y sólo queda la ley del socialismo (sembrar odio para nivelar por la fuerza a la sociedad bajo el mando despótico de unos auto-denominados representantes del pueblo), o la ley del capitalismo salvaje (todo tiene precio, empezando por la vida humana misma).

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* Puentes de principal interés entre fe y pobreza:

(1) La confianza. Es propia de la pobreza evangélica porque “pobre” de verdad es aquel que ha puesto su esperanza en Dios y no en las fuerzas o recursos de este mundo. Es además tan propia de la fe que prácticamente la define, en cuanto actitud existencial.

(2) La verdad. En cuanto a la pobreza el despojo de lo que nos sobra nos conduce a la autenticidad y nos educa en dirección a lo esencial. La acumulación, en cambio, nos hace vanos, caprichosos, esclavos del momento y la apariencia. En cuanto a la fe, sólo la aspiración consecuente a la verdad nos abre al misterio fundante de toda realidad, que no es otro sino Dios mismo.

(3) El seguimiento de Cristo. Pedro se define a sí mismo y a los demás llamados por el Señor como aquellos que “lo han dejado todo” (pobreza evangélica). A la vez, el “sígueme” de Cristo es un acto supremo de confianza total en él, y por tanto, una verdadera obra de fe.

* La dinámica, pues, de nuestro retiro queda así configurada: desprenderse (pobreza) para prenderse de Cristo (fe).

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 02 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

Tema 2 de 12: El itinerario espiritual y de fe de Jorge Mario Bergoglio

* Contexto latinoamericano:

(1) A la luz del Concilio Vaticano II, los obispos de Latinoamérica, reunidos en Medellín (1968) leen con particular atención la relación entre Iglesia y mundo. Salta a la vista una realidad escandalosa: la injusticia social.

(2) En 1971 Gustavo Gutiérrez, entonces sacerdote diocesano del Perú, publica su obra “Teología de la Liberación” privilegiando de modo casi unilateral la categoría “Pueblo de Dios” y la descripción de la obra de Dios como un “éxodo.”

(3) En la década de los 70s muchos quieren leer el Concilio en clave de una serie de contraposiciones que harán mucho daño: sacramentalizar vs. evangelizar; religiosidad popular vs. comunidad formada; clero vs. pueblo de Dios; y sobre todo ortodoxia vs. ortopraxis.

(4) Al final los ánimos se van exacerbando y se planteará descaradamente la incompatibilidad entre una Iglesia llamada “verticalista” (la cual se quiere hacer coincidir con todo lo anterior al Vaticano II) y una Iglesia “horizontal” o “de comunión” (que sería la propia del Vaticano II). Surge de aquí una mirada de desconfianza, desprecio o confrontación hacia el magisterio de la Iglesia.

(5) La escogencia de unos mismos textos bíblicos, usados hasta el hastío, toma las características de un “canon dentro del canon” : parece importar sólo lo que apoye una determinada línea de pensamiento y acción, a la espera de que el resto de la Biblia sea “releído” como simple apéndice o preparación para los textos considerados centrales, que son,por supuesto, los que van en la línea de un cambio en las condiciones de vida de los pobres.

(6) Y como se quiere definir a la Iglesia por un único aspecto, a saber, la elevación de la dignidad humana, entonces se buscan los medios más eficaces para generar cambios en al sociedad. Es aquí donde se comete el peor error: adoptar el análisis marxista de la realidad social, aun en contra de tantas evidencias de la Sagrada Escritura.

(7) La caída del comunismo soviético y las vigorosas intervenciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida en ese momento por el cardenal Joseph Ratzinger, producen un cambio de interés y de dirección, que llevará poco a poco a la teología de la liberación hacia un declive cada vez más profundo.

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* Jorge Mario Bergoglio, S.J., testigo de excepción de este itinerario, define su perfil de cara a la realidad que ha conocido, amado y servido desde su juventud. Surgen así cuatro claves de su pensamiento y acción:

(1) La injusticia en la comunidad humana es una herida en el corazón de Dios.

(2) Ninguna ideología, y en ningún caso el marxismo, da verdadera respuesta a los pobres, a quienes sencillamente usa para sus propósitos.

(3) Debe entonces uno empezar por sí mismo: por la sobriedad, la sencillez y sobre todo el servicio.

(4) No se trata sólo de ver a Cristo en los pobres sino de aprender de los pobres cómo ver a Cristo.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 01 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

Tema 1: El itinerario que llevó al Papa Benedicto a declarar un Año de la Fe

* El Espíritu Santo nos ha concedido, para la cátedra de Pedro, hombres grandes en su unión con Dios y su docilidad al Espíritu, cada uno con su don particular. En Benedicto vemos a un maestro de la fe; en Francisco a un profeta de la pobreza evangélica.

* ¿De dónde nace en Benedicto XVI la idea de un “Año de la Fe”? Guiándonos por sus propias palabras encontramos motivaciones “ad extra” y “ad intra” de la Iglesia.

* Ad extra:

(1) La tiranía del relativismo, que mira con escepticismo y descalifica de entrada todo empeño serio de llegar a la verdad;

(2) Las erupciones de fundamentalismo: reacciones obnubiladas al relativismo, que tampoco se ponen en marcha hacia la verdad porque se consideran en completa posesión suya;

(3) La ideología del secularismo, que no se plantea la verdad religiosa sino que por principio quiere excluirla del debate público.

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* Ad intra:

(1) La primacía, entre los teólogos, de una mentalidad de gremio, con lo cual no se consideran en primer lugar a servir a la verdad del Evangelio sino a protegerse mutuamente;

(2) La mentalidad de funcionario que penetra amplios sectores del sacerdocio ministerial, con graves consecuencias: doble vida, consideración externalista de las funciones del ministerio, etc.

(3) Empuje de una hermenéutica de la ruptura con respecto al Concilio Vaticano II, con lo cual se ve a Dios como presente únicamente hasta, o únicamente desde el mismo Concilio.