En el primer misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que es bautizado por Juan en el Jordán y recibe la unción del Espíritu Santo.
En el segundo misterio de la vida pública contemplamos que el diablo tienta a Jesús en el desierto pero al final tiene que retirarse derrotado.
En el tercer misterio de la vida pública contemplamos las bodas en Caná de Galilea, donde Cristo dio su primera señal como Mesías.
En el cuarto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que predica la Buena Nueva a los pobres.
En el quinto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que llama a algunos discípulos para que estén con él y sean sus apóstoles.
En el sexto misterio de la vida pública contemplamos la transfiguración del Señor, verdadero anuncio de su pasión y de su pascua.
En el séptimo misterio de la vida pública contemplamos la institución de la Eucaristía y el mandamiento de amar como Jesús nos ha amado.
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Aprendamos de la humildad de Nuestro Señor que nunca salió a defender su gloria ni su honor porque Él sabe que llegará el momento en que la gloria inmensa de su Resurrección y de su retorno al final de los tiempos mostrará Quién era el humilde carpintero de Nazaret.
En el primer misterio de la infancia contemplamos la Anunciación a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios.
En el segundo misterio de la infancia contemplamos la visita de la Virgen Madre a su pariente Isabel.
En el tercer misterio de la infancia contemplamos el sufrimiento que pasó San José, y la fe amorosa que tuvo.
En el cuarto misterio de la infancia contemplamos el Nacimiento del Hijo de Dios en el humilde portal de Belén.
En el quinto misterio de la infancia contemplamos la Epifanía: Jesús es luz para las naciones, y así es adorado por unos magos venidos de Oriente.
En el sexto misterio de la infancia contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén.
En el séptimo misterio de la infancia contemplamos a Jesús Niño en el templo, ocupado de las cosas de su Padre del Cielo.
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MEMORIA DE SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA
Las claves que nos ayudan a comprender el conjunto de la obra de San Alfonso son reflexiones sobre la muerte, que nos obliga a mirar nuestra miseria, y el lugar de la Virgen María que nos devuelve la esperanza.
En el primer misterio de la Antigua Alianza contemplamos la paciencia de Dios, que no detuvo su amor ante el pecado de los hombres.
En el segundo misterio de la Antigua Alianza contemplamos el camino de fe de Abraham.
En el tercer misterio de la Antigua Alianza contemplamos el éxodo de la tierra de Egipto.
En el cuarto misterio de la Antigua Alianza contemplamos el don de la Ley hecho a Moisés y a su pueblo junto al Monte Sinaí.
En el quinto misterio de la Antigua Alianza contemplamos la gran promesa de Dios al rey David: que el cetro real no se apartaría de su descendencia.
En el sexto misterio de la Antigua Alianza contemplamos la valiente vocación de los profetas, por quienes el Espíritu Santo nos habló de muchas maneras.
En el séptimo misterio de la Antigua Alianza contemplamos a el pequeño resto de Israel, que permaneció fiel y fue semilla de la Nueva y Eterna Alianza.
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San Ignacio nos enseña la militancia para pelear por la gloria de Dios, la excelencia porque el Señor no merece que seamos mediocres ni mezquinos y la virtud para hacer concreto el bien.
En el primer misterio de la creación contemplamos la sabiduría y la hermosura con que Dios ha dispuesto todas las cosas, en su tiempo y en su lugar.
En el segundo misterio de la creación contemplamos el poder de la Palabra creadora de Dios, pues todo ha venido a ser porque él lo dijo y existió.
En el tercer misterio de la creación contemplamos que Dios hizo los cielos y los Santos Ejércitos celestiales.
En el cuarto misterio de la creación contemplamos que Dios hizo el universo visible, y suyo es cuanto hay en esta tierra.
En el quinto misterio de la creación contemplamos que Dios formó al hombre y a la mujer.
En el sexto misterio de la creación contemplamos la vocación del hombre para que se multiplique y domine la tierra en nombre de Dios y obediencia a él.
En el séptimo misterio de la creación contemplamos el paraíso, primera imagen de la felicidad que Dios quiso para sus hijos.
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Seamos prudentes y vigilemos nuestro corazón ante los sentimientos de revancha porque no son gratos a Dios; démosle espacio al amor de Nuestro Señor para que haga su obra perfecta.
En el primer misterio glorioso contemplamos la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
En el segundo misterio glorioso contemplamos la Ascensión de Cristo a los Cielos.
En el tercer misterio glorioso contemplamos el día de Pentecostés: la efusión del Espíritu Santo da nacimiento a la Iglesia.
En el cuarto misterio glorioso contemplamos la santidad de la Iglesia, especialmente visible en sus mártires, ya desde los primeros tiempos.
En el quinto misterio glorioso contemplamos la Asunción de la Virgen María y el poder singular de su intercesión por la Iglesia que peregrina.
En el sexto misterio glorioso contemplamos la segunda venida de Cristo, y que de su Reinado han de participar para siempre la Virgen María y todos los santos.
En el séptimo misterio glorioso contemplamos que la muerte misma morirá, y que Dios será todo en todos.
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