Con la gracia de Dios, tú has de acometer y realizar lo imposible…, porque lo posible lo hace cualquiera. Rechaza tu pesimismo y no consientas pesimistas a tu lado. -Es preciso servir a Dios con alegría y con abandono. Aparta de ti esa prudencia humana que te hace tan precavido, ¡perdóname!, tan cobarde. -¡No seamos personas de vía estrecha, hombres o mujeres menores de edad, cortos de vista, sin horizonte sobrenatural…! ¿Acaso trabajamos para nosotros? ¡No! Pues, entonces, digamos sin miedo: Jesús de mi alma, trabajamos para Ti.