La caridad todo lo alcanza. Sin caridad, nada puede hacerse. ¡Amor!, pues: es el secreto de tu vida… ¡Ama! Sufre con alegría. Enrecia tu alma. Viriliza tu voluntad. Asegura tu entrega al querer de Dios y, con esto, vendrá la eficacia.
Sé sencillo y piadoso como un niño, y recio y fuerte como un caudillo.
La paz, que lleva consigo la alegría, el mundo no puede darla. -Siempre están los hombres haciendo paces, y siempre andan enzarzados con guerras, porque han olvidado el consejo de luchar por dentro, de acudir al auxilio de Dios, para que El venza, y conseguir así la paz en el propio yo, en el propio hogar, en la sociedad y en el mundo.