Pero ¡niño!, ¿por qué te empeñas en andar con zancos?
No quieras ser mayor. -Niño, niño siempre, aunque te mueras de viejo. -Cuando un niño tropieza y cae, a nadie choca…: su padre se apresura a levantarle. Cuando el que tropieza y cae es mayor, el primer movimiento es de risa. -A veces, pasado ese primer ímpetu, lo ridículo da lugar a la piedad. -Pero los mayores se han de levantar solos. Tu triste experiencia cotidiana está llena de tropiezos y caídas. ¿Qué sería de ti si no fueras cada vez más niño? No quieras ser mayor. -Niño, y que, cuando tropieces, te levante la mano tu Padre-Dios.
Niño, el abandono exige docilidad.
No olvides que el Señor tiene predilección por los niños y por los que se hacen como niños.
Paradojas de un alma pequeña. -Cuando Jesús te envíe sucesos que el mundo llama buenos, llora en tu corazón, considerando la bondad de El y la malicia tuya: cuando Jesús te envíe sucesos que la gente califica de malos, alégrate en tu corazón, porque El te da siempre lo que conviene y entonces es la hermosa hora de querer la Cruz.