Pregúntate muchas veces al día: ¿hago en este momento lo que debo hacer?
Jesús, lo que tú “quieras”… yo lo amo.
Escalones: Resignarse con la Voluntad de Dios: Conformarse con la Voluntad de Dios: Querer la Voluntad de Dios: Amar la Voluntad de Dios.
Señor, si es tu Voluntad, haz de mi pobre carne un Crucifijo.
No caigas en un círculo vicioso: tú piensas: cuando se arregle esto así o del otro modo seré muy generoso con mi Dios. ¿Acaso Jesús no estará esperando que seas generoso sin reservas para arreglar El las cosas mejor de lo que imaginas? Propósito firme, lógica consecuencia: en cada instante de cada día trataré de cumplir con generosidad la Voluntad de Dios.
Es cuestión de segundos… Piensa antes de comenzar cualquier negocio: ¿Qué quiere Dios de mí en este asunto? Y, con la gracia divina, ¡hazlo!