[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]
Tema 15 de 16: Sobre los caminos de Moisés y de Pedro
* El principio intencional de la escucha profunda se puede ver realizado en lo concreto sólo cuando nos acercamos a historias específicas. Tomamos aquí como ejemplo a dos grandes líderes llamados por Dios, uno en el Antiguo Testamento y otro del Nuevo.
* En ambos casos, y es lo natural, encontramos al principio resistencias y dificultades. De hecho, sin muerte no hay resurrección. Un lugar perfecto que no pide nada de mí tampoco puede darme nada.
* En el camino de su vocación Moisés sobresale en tres aspectos:
(1) Humildad: fruto del amor, que lleva a no querer, por nada del mundo, oscurecer o frenar la gloria divina.
(2) Sufrimiento: brota de la necesidad de soportar el ritmo tantas veces lento del crecimiento del prójimo, y el de uno mismo. De fondo, la fuente de ese sufrir es la necesidad de ser fecundo, y si miramos mejor, es la radical insatisfacción ante el mundo tal como es. Viene a corresponder prácticamente al “hambre y sed de justicia” de las bienaventuranzas.
(3) Contemplación: Moisés habla con Dios como un hombre habla con su amigo. El criterio de una vida contemplativa es la desaparición del tiempo en el trato con el Amado.
* Tres pasajes de los evangelios aluden a la vocación de Pedro.
(1) En Juan 1 encontramos que Cristo le cambia el nombre a Pedro. Mi vocación es el camino de búsqueda de mi verdadero nombre.
(2) En Lucas 5 vemos a Cristo que “vence” a Pedro en su propio terreno, es decir, en su barca. Es el episodio de la pesca milagrosa. Subir a Cristo a la propia barca es verle responder a nuestros anhelos más hondos porque cuando somos vencidos somos vencedores.
(3) En Marcos 1 Cristo va de paso por la orilla del mar de Galilea. Su prisa es señal de la agilidad necesaria para no dejar pasar y perder la gracia actual.