El amor va más allá de la simpatía

Es un hecho que cada Papa suele despertar afectos o desafectos intensos en distintos grupos de creyentes, y también en los no-creyentes. Así por ejemplo, hubo júbilo en unos y desánimo en otros cuando Benedicto XVI fue elegido Sucesor de Pedro. En parte es algo natural, propio de las personas públicas: gustan a algunos y disgustan a otros.

Para nosotros, los creyentes, el amor va mucho más allá de las simpatías o las antipatías. Es pésimo, por ejemplo, el testimonio que han dado algunos medios católicos que sólo tenían palabras de crítica contra Benedicto y ahora se deshacen en elogios y dulzura con el Papa Francisco. O lo contrario: sólo hablaban del anterior Papa como de un Doctor de la Iglesia y ahora llegan a decir barbaridades sobre el actual pontífice.

Nuestro amor al Papa no es canonización del Papa, ni papolatría, ni ceguera frente a sus errores, que todos los han tenido. Nuestro amor es tres cosas:

(1) Gratitud porque en él Cristo nos está dando un signo de unidad y de su presencia misma entre nosotros.

(2) Conciencia de su misión única y de nuestro deber de defenderlo con nuestras oraciones.

(3) Disponibilidad para acoger las señales de Evangelio que cada Papa nos da, seguramente con énfasis distintos.

LA GRACIA del Lunes 9 de Noviembre 2015

FIESTA DE LA DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN

La fiesta de la dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán es señal amor y unidad con la cátedra de Pedro, y nos recuerda que la enseñanza de Jesús es vigente, alimentándonos y confirmándonos en la fe.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Ayúdanos a divulgar este archivo de audio en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios.]

Qué es ser cristiano, 05 de 16, El Conocimiento de sí en el encuentro con Cristo

[Serie de catequesis para las Monjas Dominicas del Monasterio de la Madre de Dios, en Baeron, Jenchen, Corea del Sur. Cada predicación fue traducida del español al coreano frase por frase, lo cual da un ritmo diferente a esta serie.]

Tema 5 de 16: El Conocimiento de sí en el encuentro con Cristo

* La Biblia nos habla de personas concretas. En aquello que vivieron leemos el actuar de Dios.

* La lectura de la propia vida es el mejor camino del conocimiento de sí. Tomemos como ejemplo al apóstol Pedro.

* En la pesca milagrosa, Pedro se da cuenta que toda su capacidad de experto tiene un límite, y aprende que Cristo es Señor de lo conocido y de lo desconocido. Al encuentro con el Señor, más allá de sí mismo, Pedro se ve a sí mismo.

* En la multiplicación de los panes, no sólo Pedro, sino también los demás apóstoles llegan a verse en su realidad de egoísmo: si despedían a la gente, parece que no era por compasión sino por propia conveniencia, para consumir lo que tenían para sí. El milagro de Cristo revela bondad divina, pero deja también a la luz la mezquindad humana, la de aquellos apóstoles, por lo menos.

* En la transfiguración, Pedro se descubre como capaz de salir de sí mismo. por un instante, su centro no es él, ni lo que le pase a él, sino Cristo, y la sublime belleza de su gloria.

* En la hora de la Cruz, Pedro se descubre incapaz de alcanzar el nivel de sus propias palabras, por más coherentes y generosas que estas sean.

* Es así que el encuentro con Cristo siempre nos remite a una verdad profunda sobre nuestra propia indigencia, con lo cual una puerta se abre, para que el regalo de la gracia divina se haga realidad en nosotros.

La Vocación, 15 de 16, Sobre los caminos de Moisés y de Pedro

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 15 de 16: Sobre los caminos de Moisés y de Pedro

* El principio intencional de la escucha profunda se puede ver realizado en lo concreto sólo cuando nos acercamos a historias específicas. Tomamos aquí como ejemplo a dos grandes líderes llamados por Dios, uno en el Antiguo Testamento y otro del Nuevo.

* En ambos casos, y es lo natural, encontramos al principio resistencias y dificultades. De hecho, sin muerte no hay resurrección. Un lugar perfecto que no pide nada de mí tampoco puede darme nada.

* En el camino de su vocación Moisés sobresale en tres aspectos:

(1) Humildad: fruto del amor, que lleva a no querer, por nada del mundo, oscurecer o frenar la gloria divina.

(2) Sufrimiento: brota de la necesidad de soportar el ritmo tantas veces lento del crecimiento del prójimo, y el de uno mismo. De fondo, la fuente de ese sufrir es la necesidad de ser fecundo, y si miramos mejor, es la radical insatisfacción ante el mundo tal como es. Viene a corresponder prácticamente al “hambre y sed de justicia” de las bienaventuranzas.

(3) Contemplación: Moisés habla con Dios como un hombre habla con su amigo. El criterio de una vida contemplativa es la desaparición del tiempo en el trato con el Amado.

* Tres pasajes de los evangelios aluden a la vocación de Pedro.

(1) En Juan 1 encontramos que Cristo le cambia el nombre a Pedro. Mi vocación es el camino de búsqueda de mi verdadero nombre.

(2) En Lucas 5 vemos a Cristo que “vence” a Pedro en su propio terreno, es decir, en su barca. Es el episodio de la pesca milagrosa. Subir a Cristo a la propia barca es verle responder a nuestros anhelos más hondos porque cuando somos vencidos somos vencedores.

(3) En Marcos 1 Cristo va de paso por la orilla del mar de Galilea. Su prisa es señal de la agilidad necesaria para no dejar pasar y perder la gracia actual.