Métete en las llagas de Cristo Crucificado. -Allí aprenderás a guardar tus sentidos, tendrás vida interior, y ofrecerás al Padre de continuo los dolores del Señor y los de María, para pagar por tus deudas y por todas las deudas de los hombres.
Tu impaciencia santa, por servirle, no desagrada a Dios. -Pero será estéril si no va acompañada de un efectivo mejoramiento en tu conducta diaria.
Rectificar. -Cada día un poco. -Esta es tu labor constante si de veras quieres hacerte santo.
Tienes obligación de santificarte. -Tú también. -¿Quién piensa que ésta es labor exclusiva de sacerdotes y religiosos? A todos, sin excepción, dijo el Señor: “Sed perfectos, como mi Padre Celestial es perfecto”.