ALIMENTO 2021/10/03

Alimento del Alma
Domingo 03 de octubre de 2021

Convento de Santo Domingo, Bogotá, COLOMBIA.
Tel. +57 (1) 249-3385

No. 10822
Cada día tiene su gracia…

 

 

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* Para el DOMINGO: Biblioteca Tomista 233 *

¿Están los abogados obligados a defender particularmente a los pobres?

 

Ya que pertenece a las obras de misericordia ejercer la defensa en la causa de los pobres, debe repetirse igualmente aquí lo que también se ha dicho antes (q.32 a.5.9) acerca de las demás obras de misericordia. Nadie, en efecto, es lo suficientemente capaz de satisfacer con sus obras de misericordia las necesidades de todos los indigentes; y por eso, según escribe Agustín en I De doctr. christ., como no puedes ser útil a todos, debes socorrer principalmente a aquellos que por las circunstancias del lugar, tiempo o cualquier otra cosa te estén, por cierta razón del destino, más estrechamente ligados. Dice: circunstancias de lugar, porque el hombre no tiene obligación de buscar por el mundo indigentes a quienes socorrer, sino que le es suficiente si a aquellos que se le presentan les hace obras de misericordia. Por esto se prescribe en Ex 23,4: Si encontrares el buey o el asno de tu enemigo perdido, recondúcelo a él. Y añade: circunstancias de tiempo, por cuanto el hombre no está obligado a proveer a las futuras necesidades de otro, sino que es suficiente si socorre la necesidad presente; por lo cual se dice 1 Jn 3,17: Si alguien viere a su hermano sufrir necesidad y le cerrare sus entrañas, ¿cómo residirá la caridad de Dios en él? Y, finalmente, dice: o cualquier otra cosa, porque el hombre debe prestar atención preferentemente a los que por cualquier vínculo le están unidos, según la frase de 1 Tim 5,8: Si alguien no tiene cuidado de los suyos, y principalmente de los de su familia, ha renegado de la fe.

Sin embargo, aun concurriendo estas circunstancias, queda por considerar si el indigente sufre tan gran necesidad, que no se vislumbre de inmediato cómo se le puede socorrer de otro modo; y en tal caso se está obligado a hacer con él una obra de misericordia. Pero, si está a la vista cómo se le puede socorrer de distinto modo, ya el pobre por sí mismo, ya por una persona más allegada a él o que tenga más recursos, no se está necesariamente obligado a socorrer al indigente de modo que se cometa un pecado al no hacerlo; a pesar de que, si se le socorriera sin hallarse en tal necesidad, se obraría laudablemente.

Por consiguiente, el abogado no siempre tiene el deber de ejercitar su defensa en la causa de un pobre, sino solamente cuando concurran las predichas condiciones. De lo contrario, tendría que abandonar todos los demás asuntos y consagrarse exclusivamente a proteger las causas de los pobres. Lo mismo hay que decir del médico respecto de la curación de los enfermos pobres. (S. Th., II-II, q.70, a.4 resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

Fr. Nelson M.
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La Foto de Hoy


¡Si tan sólo las torres bajaran un poco el cielo, en vez de subir la tierra!

 

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Santo del Día

 

San Francisco de Borja.-

La familia Borja era una de las más célebres del reino de Aragón, España. Alcanzó fama mundial, en el momento en que Alfonso Borja fue elegido Papa con el nombre de Calixto III. A fines del mismo siglo, hubo otro Papa Borja, Alejandro VI, quien tenía cuatro hijos cuando fue elevado al Pontificado.

Para dotar a su hijo Pedro, compró el ducado de Gandía, en Valencia, España. Pedro, a su vez, lo legó a su hijo Juan, quien fue asesinado poco después de su matrimonio. El hijo de este último, el tercer duque de Gandía, se casó con la hija natural de un hijo de Fernando V de Aragón.

De este matrimonio nació el 28 de octubre de1510 Francisco de Borja y Aragón, nuestro Santo, quien era nieto de un Papa, Alejandro VI, y de un rey, Fernando, además de ser primo del emperador Carlos V.

Una vez terminados sus estudios a los dieciocho años, Francisco ingresó en la corte de Carlos V. Por entonces ocurrió un incidente, cuya importancia no había de verse sino más tarde.

En Alcalá de Henares, Francisco quedó muy impresionado a la vista de un hombre, a quien se le conducía a la prisión de la Inquisición: ese hombre era Ignacio de Loyola.

Se casó a los 19 años con Leonor de Castro y tuvo ocho hijos. Al año siguiente, recibió del emperador el título de marqués de Lombay. A los 29 años, Carlos V le nombró virrey de Cataluña (1539-1543), cuya capital es Barcelona.

Mucho tiempo después, Francisco solía decir: “Dios me preparó en ese cargo para ser General de la Compañía de Jesús. Ahí aprendí a tomar decisiones importantes, a mediar en las disputas, a considerar las cuestiones desde los dos puntos de vista. Si no hubiese sido virrey, nunca lo hubiese aprendido”.

En el ejercicio de su cargo, consagraba a la oración todo el tiempo que le dejaban libres los negocios públicos y los asuntos de su familia.

Los personajes de la corte comentaban desfavorablemente la frecuencia con que comulgaba, ya que prevalecía entonces la idea, -muy diferente de la de los primeros cristianos-, de que un laico, envuelto en los negocios del mundo, cometía un pecado de presunción si recibía con demasiada frecuencia el sacramento del Cuerpo de Cristo.

En una palabra, el virrey de Cataluña “veía con otros ojos y oía con otras orejas que antes. Hablaba con otra lengua, porque su corazón había cambiado.”

En Barcelona se encontró con San Pedro de Alcántara y con el Beato jesuita Pedro Favre. Este último encuentro, -veremos después-, fue decisivo para Francisco .

En 1543, a la muerte de su padre, heredó el ducado de Gandía. Como el rey Juan de Portugal se negó a aceptarle como principal personaje de la corte de Felipe II, quien iba a contraer matrimonio con su hija, Francisco renunció al virreinato y se retiró con su familia a Gandía.

Ello constituyó un duro golpe para su carrera pública, y desde entonces, el duque empezó a preocuparse más por sus asuntos personales.

En efecto, fortificó la ciudad de Gandía para protegerla contra los piratas berberiscos, construyó un Convento de dominicos en Lombay y reparó un hospital.

Por ese tiempo, el Obispo de Cartagena escribió a un amigo suyo: “Durante mi reciente estancia en Gandía, pude darme cuenta de que Don Francisco es un modelo de duque y un espejo de caballeros cristianos. Es un hombre humilde y verdaderamente bueno, un hombre de Dios en todo el sentido de la palabra… . Educa a sus hijos con un esmero extraordinario y se preocupa mucho por su servidumbre. Nada le agrada tanto como la compañía de los sacerdotes y religiosos… .”

El mismo año que fue nombrado Virrey de Cataluña, Francisco recibió la misión de conducir a la sepultura real de Granada los restos mortales de la emperatriz Isabel. Él la había visto muchas veces rodeada de aduladores y de todas las riquezas de la corte.

Al abrir el ataúd para reconocer el cuerpo, la cara de la difunta estaba ya en proceso de descomposición. Francisco tomó entonces su famosa resolución: « ¡no servir nunca más a un señor que pudiese morir!”» Comprendió profundamente la caducidad de la vida terrena.

Algunos años más tarde, estando enferma su esposa, pidió a Dios la curación de ella y una voz celestial le dijo: «Tú puedes escoger para tu esposa la vida o la muerte. Pero si tú prefieres la vida, ésta no será ni para tu beneficio ni para el suyo.» Derramando lágrimas, respondió: «Que se haga vuestra voluntad y no la mía.»

La muerte de Doña Leonor, su esposa, ocurrida en 1546, fue un gran dolor para Francisco. El más joven de sus ocho hijos tenía apenas ocho años cuando murió Doña Leonor.

El mismo año, el Beato Pedro Favre se detuvo unos días en Gandía y Francisco realizó los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola. El 2 de Junio hizo los votos de castidad, de obediencia y de entrar en la Compañía de Jesús.

El Beato Favre partió de ahí a Roma, llevando un mensaje del duque a San Ignacio, comunicándole al Fundador de la Compañía de Jesús que había hecho voto de ingresar en la Orden.

San Ignacio se alegró mucho de la noticia. Sin embargo, aconsejó al duque que difiriese la ejecución de sus proyectos hasta que terminase la educación de sus hijos, y que mientras tanto, tratase de obtener el grado de doctor en teología en la Universidad de Gandía, que acababa de fundar. También le aconsejaba que no divulgase su propósito, pues “el mundo no tiene orejas para oír tal estruendo.”

Francisco obedeció puntualmente. Pero al año siguiente fue convocado a asistir a las cortes de Aragón, lo cual estorbaba el cumplimiento de sus propósitos.

En vista de ello, San Ignacio le dio permiso para que hiciese en privado la profesión. Tres años después, el 31 de agosto de 1550, cuando todos los hijos del duque estaban ya colocados, partió éste para Roma, se encontró con San Ignacio, y después de renunciar al ducado de Gandía, ingresó en la Compañía de Jesús a la edad de cuarenta y cuatro años.

Cuatro meses más tarde, volvió a España y se retiró a una ermita de Oñate en las cercanías de Loyola. Desde ahí obtuvo el permiso del emperador para traspasar sus títulos y posesiones a su hijo Carlos.

En seguida se rasuró la cabeza y la barba, tomó el hábito clerical y recibió la Ordenación sacerdotal en la semana de Pentecostés, el 26 de mayo de 1551.

El duque que se había hecho jesuita, se convirtió en la sensación de la época. El Papa concedió indulgencia plenaria a cuantos asistiesen a su primera Misa en Vergara, y la multitud que congregó fue tan grande, que hubo que poner el altar al aire libre.

Su propósito de renunciar a los honores se vio también probado en la vida religiosa. Carlos V lo propuso como Cardenal, pero Francisco no aceptó.

Los superiores de la casa de Oñate le nombraron ayudante del cocinero. Su oficio consistía en acarrear agua y leña, en encender la estufa y limpiar la cocina. Cuando atendía a la mesa y cometía algún error, el santo duque tenía que pedir perdón de rodillas a la comunidad por servirla con torpeza.

Inmediatamente después de su Ordenación, empezó a predicar en la provincia de Guipúzcoa y recorría los pueblos haciendo sonar una campanilla para llamar a los niños al catecismo y a los adultos a la instrucción.

Por su parte, el Superior de Francisco le trataba con la severidad que le parecía exigir la nobleza del duque. Indudablemente que el Santo sufrió mucho en aquella época, pero jamás dio la menor muestra de impaciencia.

En cierta ocasión en que se había abierto una herida en la cabeza, el médico le dijo al vendársela: “Temo, señor, que voy a hacer algún daño a vuestra gracia”. Francisco respondió: “Nada puede herirme más que ese tratamiento de dignidad que me dais”.

Después de su conversión, el duque empezó a practicar penitencias extraordinarias. Era un hombre muy gordo, pero su talle empezó a estrecharse rápidamente.

Aunque sus Superiores pusieron coto a estos excesos, San Francisco se las ingeniaba para inventar nuevas penitencias. Más tarde admitía que sobre todo, antes de ingresar en la Compañía de Jesús, había mortificado su cuerpo con demasiada severidad.

Durante algunos meses predicó fuera de Oñate. El éxito de su predicación fue inmenso. Numerosas personas le tomaron por director espiritual.

Él fue de los primeros en reconocer el valor grandísimo de Santa Teresa de Jesús. Después de obrar maravillas en Castilla y Andalucía, se sobrepasó a sí mismo en Portugal. San Ignacio le nombró provincial de la Compañía de Jesús en España.

San Francisco de Borja dio muestras de su celo y en toda ocasión expresaba su esperanza de que la Compañía de Jesús se distinguiese en el servicio de Dios por tres normas: la oración y los sacramentos, la oposición a la mentalidad del mundo y la perfecta obediencia. Esas eran las características del alma del Santo.

Dios utilizó a San Francisco de Borja para establecer la nueva Orden en España. Fundó una multitud de casas y colegios durante sus años de General.

Ello no le impedía, sin embargo, preocuparse por su familia y por los asuntos de España. Por ejemplo, dulcificó los últimos momentos de Juana la Loca, quien perdió la razón cincuenta años antes a raíz de la muerte de su esposo, y desde entonces, había experimentado una extraña aversión por el clero.

Al año siguiente, poco después de la muerte de San Ignacio, Carlos V abdicó, se enclaustró en el Monasterio de Yuste y mandó llamar a San Francisco.

El emperador nunca había sentido predilección por la Compañía de Jesús, y declaró al Santo que no estaba contento de que hubiese escogido esa Orden.

Éste confesó los motivos por los que se había hecho jesuita, y afirmó que Dios le había llamado a un estado en el que se uniese la acción a la contemplación y se viese libre de dignidades que le habían acosado en el mundo.

Aclaró que por cierto, la Compañía de Jesús era una Orden nueva. Pero el fervor de sus miembros valía más que la antigüedad, ya que “la antigüedad no es una garantía de fervor”. Con eso quedaron disipados los prejuicios de Carlos V.

San Francisco no era partidario de la Inquisición, y este tribunal no le veía con buenos ojos, por lo que Felipe II tuvo que escuchar más de una vez las calumnias que los envidiosos levantaban contra el santo duque.

Éste permaneció en Portugal hasta 1561, cuando el Papa Pío IV le llamó a Roma a instancias del Padre Laínez, general de los jesuitas.

En Roma se le acogió con cordialidad. Entre los que asistían regularmente a sus sermones, se contaban el Cardenal Carlos Borromeo y el Cardenal Ghislieri, quien más tarde fue Papa con el nombre de Pío V.

Ahí se interiorizó más de los asuntos de la Compañía, y empezó a desempeñar cargos de importancia. En 1566, al morir el Padre Laínez, fue elegido General, cargo que ejerció hasta su muerte.

Durante los siete años que desempeñó ese oficio, dio tal ímpetu a su Orden en todas partes, que puede llamársele el segundo Fundador. El celo con que propagó las misiones y la evangelización del mundo pagano, inmortalizó su nombre.

Y no se mostró menos diligente en la distribución de sus súbditos en Europa para colaborar a la reforma de las costumbres. Su primer cuidado fue establecer un noviciado regular en Roma y ordenar que se hiciese otro tanto en las diferentes provincias.

Durante su primera visita a la Ciudad Eterna, quince años antes, se había interesado mucho en el proyecto de fundación del Colegio Romano y había regalado una generosa suma para ponerlo en práctica.

Como General de la Compañía, se ocupó personalmente en dirigir el Colegio y precisar el programa de estudios. Prácticamente, fue él quien fundó el Colegio Romano, aunque siempre rehusó el título de fundador, dado ordinariamente a Gregorio XIII, que lo restableció con el nombre de Universidad Gregoriana.

San Francisco construyó la Iglesia de San Andrés del Quirinal y fundó el noviciado en la residencia contigua. Además, empezó a construir el Gesu y amplió el Colegio Germánico, en el que se preparaban los misioneros destinados a predicar en aquellas regiones del norte de Europa, en las que el protestantismo había hecho estragos.

San Pío V tenía mucha confianza en la Compañía de Jesús y gran admiración por su general, de suerte que San Francisco de Borja podía moverse con gran libertad.

A él se debe la extensión de la Compañía de Jesús más allá de los Alpes, así como el establecimiento de la provincia de Polonia. Valiéndose de su influencia en la corte de Francia, consiguió que los jesuitas fuesen bien recibidos en ese país y fundasen varios colegios.

Por otra parte, reformó las misiones de la India, las del Extremo Oriente y dio comienzo a las misiones de América.

Entre su obra legislativa, hay que contar una nueva edición de las reglas de la Compañía y una serie de directivas para los jesuitas dedicados a trabajos particulares.

A pesar del extraordinario trabajo que desempeñó durante sus siete años de Generalato, jamás se desvió un ápice de la meta que se había fijado, ni descuidó su vida interior.

Un siglo más tarde, escribió el Padre Verjus: “Se puede decir con verdad, que la Compañía debe a San Francisco de Borja su forma característica y su perfección. San Ignacio de Loyola proyectó el edificio y echó los cimientos. El Padre Laínez construyó los muros, San Francisco de Borja techó el edificio, arregló el interior, y de esta suerte, concluyó la gran obra que Dios había revelado a San Ignacio”.

No obstante sus muchas ocupaciones, San Francisco encontraba tiempo todavía para encargarse de otros asuntos. Por ejemplo, cuando la peste causó estragos en Roma en 1566, el Santo reunió limosnas para asistir a los pobres y envió a sus súbditos por parejas a cuidar los enfermos de la ciudad.

Se le ofreció el cargo de Cardenal y tenía posibilidades de llegar a ser Papa, pero no lo aceptó.

En 1571, el Papa envió al Cardenal Bonelli con una embajada a España, Portugal y Francia, y San Francisco de Borja le acompañó. Aunque la embajada fue un fracaso desde el punto de vista político, constituyó un triunfo personal de Francisco.

En todas partes se reunían multitudes, para “ver al santo duque” y oírle predicar. Felipe II, olvidando las antiguas animosidades, le recibió tan cordialmente como sus súbditos.

Mas la fatiga del viaje apresuró el fin de San Francisco. Su primo, el duque Alfonso, alarmado por el estado de su salud, le envió desde Ferrara a Roma en una litera.

Sólo le quedaban ya dos días de vida. Por intermedio de su hermano Tomás, San Francisco envió sus bendiciones a cada uno de sus hijos y nietos, y a medida que su hermano le repetía los nombres de cada uno, oraba por ellos.

Tenía una profunda devoción a la Eucaristía y a la Virgen Santísima. Gravemente enfermo, quedándole solamente dos días de vida, quiso visitar el Santuario Mariano de Loreto.

Cuando el Santo perdió el habla, un pintor entró a retratarle. Al ver al pintor, San Francisco manifestó su desaprobación con la mirada y el gesto, y no se dejó pintar.

Murió a la media noche del 30 de septiembre de 1572. Según la expresión del Padre Brodrick, fue “uno de los hombres más buenos, amables y nobles que había pisado nuestro pobre mundo.”

Desde el momento de su “conversión”, San Francisco de Borja, canonizado en 1671, cayó en la cuenta de la importancia y de la dificultad de alcanzar la verdadera humildad. Se impuso toda clase de humillaciones a los ojos de Dios y de los hombres.

Cierto día en Valladolid, donde el pueblo recibió al Santo en triunfo, el Padre Bustamante observó que Francisco se mostraba todavía más humilde que de ordinario, y le preguntó la razón de su actitud.

Él replicó: “Esta mañana durante la meditación, caí en la cuenta de que mi verdadero sitio está en el infierno, y tengo la impresión de que todos los hombres, aún los más tontos, deberían gritarme: ?¡Ve a ocupar tu sitio en el infierno!?”.

Un día confesó a los novicios, que durante los seis años que llevaba meditando la vida de Cristo, se había puesto siempre en espíritu a los pies de Judas. Pero que recientemente, notando que Jesús había lavado los pies del traidor, por ese motivo, ya no se sentía digno de acercarse ni siquiera a Judas.

Francisco no se dejó engañar por el mundo. Sabiéndose nada, confió todo en Jesucristo y logró la santidad.

En mayo de 1931, su cuerpo, venerado en la Casa religiosa de Madrid, fue quemado en el incendio que causaron los revolucionarios.

 

 

 

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Cumpleaños

 

 

Oscar Ismael Dueñas Espinoza Sacerdote.- Aguascalientes, Mèxico

Marcos Amadeo Guinle .- Buenos Aires, Argentina (1982)

Humberto Zea Avila.- Bogotá, Colombia

Marianella Sierra Jiménez.- Bogotá, Colombia – Dios la bendiga y le conceda la movilidad de sus miembros inferiores. Mil gracias

Fausto Lalangui.- Catacocha, Ecuador (1967) – La vida es un don de Dios y una oportunidad del hombre para amar, compartir y ser feliz..por ello siempre será mejor tener mejores años

Fabiola Cadena Chavarro.- Santiago de Cali, Colombia – Muchas bendiciones en tu día. Luz Marina

Wilton Ferney.- Bogotá, Colombia – Felicidades en tu día y que Dios te siga bendiciendo. muchos años de vida llena de paz te deseo. P.Wilker

[Añade otro cumpleaños]

 

 

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Bautismos
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Aniversario de Ordenación Sacerdotal
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Aniversario de Matrimonio
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Grupos, Comunidades, Congregaciones…

 

Santa Teresita del Niño Jesús.- Bogotá, Colombia – Dios nos siga bendiciendo en nuestra evangelización

 

[Añade otro aniversario de un grupo]

 

 

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Evangelización Viva para hoy y los próximos días

 

 

[Añade otro evento de evangelización: Son bienvenidas fechas futuras, por ejemplo si deseas dar a conocer algún congreso, concierto, retiro, o similares]

 

 

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Otras fechas importantes para ti
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Fallecieron en un día como hoy…

 

Pedro Tapias.- Bogotá, Colombia (2006)

 

[Añade el nombre de personas fallecidas por las que quieres que oremos]

 

 

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Enlace recomendado para este día

Revalorar el sacerdocio

“Revalorar el sacerdocio implica no desanimarse por los que se han salido, sino encontrar en todo ello un motivo para seguir trabajando por alcanzar una mayor vivencia del sacerdocio. Que cada uno seamos puente, medios, para que las personas, al entrar en contacto con nuestra vida, apoyada por el acompañamiento que vale la pena que llevemos, puedan descubrir a Dios en sus vidas, en lo cotidiano, en lo normal del camino…” Haz click AQUÍ.

 

 

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Un poco de Humor…

Matrimonio vegetal

 

– ¿Sabes cómo se llama la esposa del aguacate?
– Pepa de Aguacate.

 

 

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Palabra de Dios
para alimentar tu día


Ciclo B, Tiempo Ordinario,
Domingo de la Semana No. 27


Lecturas de la S. Biblia

 

Temas de las lecturas: Y serán los dos una sola carne * Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida. * El santificador y los santificados proceden todos del mismo. * Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

Textos para este día:

Génesis 2, 18-24:

 

El Señor Dios se dijo: “No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude.” Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera. Así, el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase. Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la presento al hombre. El hombre dijo: “¡Ésta es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.”

 

Salmo 127 :

 

Dichoso el que teme al Señor / y sigue sus caminos. / Comerás del fruto de tu trabajo, / serás dichoso, te irá bien. R.

Tu mujer, como parra fecunda, / en medio de tu casa; / tus hijos, como renuevos de olivo, / alrededor de tu mesa. R.

Ésta es la bendición del hombre, / que teme al Señor. / Que el Señor te bendiga desde Sión, / que veas la prosperidad de Jerusalén / todos los días de tu vida. R.

Que veas a los hijos de tus hijos. / ¡Paz a Israel! R.

 

Hebreos 2, 9-11:

 

Hermanos: Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Así, por la gracia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos. Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la gloria, perfeccionar y consagrar con sufrimientos al guía de su salvación. El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos.

 

Marcos 10, 2-16:

 

En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: “¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?” Él les replicó: “¿Qué os ha mandado Moisés?” Contestaron: “Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.” Jesús les dijo: “Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios “los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.” En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: “Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.” Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: “Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.” Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

 

 

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Homilías para escuchar

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Más…

1

1997/10/05 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
El divorcio, tema que los protestantes no tocan.

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2

2000/10/08 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
No es bueno que el hombre esté solo.

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3

2006/10/08 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Recuperemos la alegría, la hermosura de esa idea que Dios tuvo al crearnos hombre y mujer.

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4

2009/10/04 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3

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5

2012/10/07 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
El plan de Cristo no es unir dos paganos con un matrimonio cristiano…

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6

2012/10/07 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Desde la riqueza de la palabra de Cristo comprendemos que su hablar no sólo es mandato sino evocación, promesa, declaración, acción.

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7

2015/10/04 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
El divorcio trae daños irreparables a la sociedad, oremos para que el matrimonio no se degrade y por el contrario se cumpla a través de este hermoso sacramento el Plan de Dios.

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8

2015/10/04 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
La firmeza de la institución matrimonial no riñe sino que protege el verdadero sentido de la misericordia, y de la felicidad que Dios ha querido para los seres humanos.

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9

2018/10/07 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Al atacar el matrimonio como Dios lo pensó estamos en guerra contra la naturaleza y contra Él mismo. Descubre en la belleza qué hay en el hombre y la mujer la bondad y la hermosura divina.

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10

2021/10/03 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
El matrimonio es la semilla de la cual surge la sociedad, es por esto que Cristo por amor a la humanidad y a nuestro futuro quiere protegerlo.

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Más información sobre este día aquí

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Homilía para leer

 

Temas de las lecturas: Y serán los dos una sola carne * Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida. * El santificador y los santificados proceden todos del mismo. * Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

1. Ojos de hombre; ojos de mujer

1.1 La primera lectura de hoy nos presenta la creación de la mujer como un acto de amor con el que Dios completa la existencia de Adán.

1.2 Tiene una ternura infinita descubrir este Dios que se ocupa de la soledad del hombre, aun después de hacer que desfilen ante sus ojos “todos los animales del campo y todos los pájaros del cielo”. Dios que “mira”, que “cavila” en su interior y que busca el camino de la felicidad para el hombre.

1.3 Como fruto de esa “mirada” entrañable, en la que no falta la compasión, llega la mujer. Por eso en los ojos de la mujer hay algo de esa mirada divina que, cuando mira, acaricia, protege, se preocupa, se implica.

1.4 Notemos la diferencia entre los ojos del hombre y los de la mujer. Dios había presentado al hombre “todos los animales del campo y todos los pájaros del cielo” y el hombre los había visto; los había visto y los había nombrado. El acto de nombrar tiene una nobleza propia, que se acerca al acto de crear, pues está escrito: “Dios… da vida a los muertos y llama a las cosas que no son, como si fueran” (Rom 4,17). Mas esa nobleza también marca una distancia. Los ojos del hombre son aptos para eso, especialmente, para definir una distancia, que es la que permite considerar de modo más abstracto y objetivo, pero también más “frío” e “impersonal” todas las cosas.

1.5 Por contraste, la mirada de la mujer, que emerge de cerca del corazón del hombre pero primero de cerca del corazón de Dios, es diferente. Ella no da un nombre sino que establece un vínculo. No hace del hombre una cosa ni quiere ser una cosa para el hombre. No una cosa sino una casa. En ella, el hombre encuentra la alegría que no sintió cuando nacía. En ella el hombre percibe la alegría de la gratuidad de su propio ser.

2. El Plan de Dios

2.1 Por eso el relato bíblico es preciso: el encuentro entre el hombre y la mujer no se da en una especie de “terreno intermedio”, como si cada uno saliera de “lo suyo” al encuentro del otro. Es el varón quien se pone en movimiento. Lo dice la Biblia y lo confirma la experiencia. En aquellos lugares y ambientes en que la mujer se siente más amada y donde el hombre se siente más feliz de ser hombre, siempre el movimiento se da en la dirección de la búsqueda de él hacia ella, y en eso encuentran ambos felicidad: él por la casa de amor que halla; ella por sentirse valorada y preciosa ante él.

2.2 En el encuentro de esas dos miradas cada uno se descubre como un “incompleto completable”. A él le falta sentir el prístino murmullo de la vida, que se esconde en las entrañas blandas de ella; a ella le falta descubrirse a sí misma como posibilidad de vida en su sentido pleno… que comprende gozarse de la contagiosa alegría de Adán. El gozo de él es encontrarla; el gozo de ella es haber sido encontrada.

2.3 Pero ese encuentro no puede limitarse a un instante. De suyo, el encuentro de la vida que se trasvasa en ese abrazo de miradas clama eternidad. Y quien dice eternidad dice fidelidad. Por eso Cristo apela con toda naturalidad y firmeza al plan original de Dios cuando le preguntan sobre el divorcio. De poco vale y muy poco significa sentir que la vida llena de su energía un beso de miradas o un abrazo de palabras dulces, si ello va a durar sólo una noche o sólo unos meses. Un amor así, un amor que se rompe, que se deja doblegar y reventar, no es “imagen de Dios”.

2.4 Cristo, pues, está abogando por los intereses de Dios, ¡y también por los del ser humano! Lejos de la playa de la fidelidad sólo existen las tormentas de las pasiones. Y en esa vorágine tumultuosa naufraga el sentido mismo del amor, y con él, toda posibilidad de dicha, de gratitud y de lucidez. Por eso Cristo sale en defensa de la gloria divina, que es salvación del hombre, y en defensa de la felicidad humana, que es alabanza a su Creador.

2.5 Bello espectáculo nos presenta aquí el Señor Jesús, tan dispuesto a sufrir incluso la desaprobación de nosotros para no tener luego que reprobar nuestra vida y nuestra eternidad.

 

 

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