¿Tú, qué habrías hecho?

Dios Omnipotente, Todopoderoso, Sapientísimo, tenía que escoger a su Madre. ¿Tú, qué habrías hecho, si hubieras tenido que escogerla? Pienso que tú y yo habríamos escogido la que tenemos, llenándola de todas las gracias. Eso hizo Dios. Por tanto, después de la Santísima Trinidad, está María. -Los teólogos establecen un razonamiento lógico de ese cúmulo de gracias, de ese no poder estar sujeta a satanás: convenía, Dios lo podía hacer, luego lo hizo. Es la gran prueba. La prueba más clara de que Dios rodeó a su Madre de todos los privilegios, desde el primer instante. Y así es: ¡hermosa, y pura, y limpia en alma y cuerpo!

Más pensamientos de San Josemaría.

Por qué los buenos y los grandes libros son hoy tan necesarios

“No sé si ustedes se habrán apercibido, pero últimamente se ha hecho muy común un grave vicio del intelecto: muchas personas, incluido en ocasiones yo mismo, hacemos poco uso de la reflexión, y además, en las cada vez más escasas ocasiones en que nos ponemos a pensar, esta operación con frecuencia no responde a un proceso racional. Gran cantidad de gente se lanza hoy a actuar movida por impulsos y sentimientos, bajo el dominio de sus apetitos, que son quienes se han adueñado de su voluntad. Así vemos, día sí día también, socavarse impunemente los más básicos principios de la lógica…”

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ROSARIO de las Semanas 20210712

#RosarioFrayNelson para el Lunes:
Contemplamos los Misterios de la Creación

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la creación contemplamos la sabiduría y la hermosura con que Dios ha dispuesto todas las cosas, en su tiempo y en su lugar.
  2. En el segundo misterio de la creación contemplamos el poder de la Palabra creadora de Dios, pues todo ha venido a ser porque él lo dijo y existió.
  3. En el tercer misterio de la creación contemplamos que Dios hizo los cielos y los Santos Ejércitos celestiales.
  4. En el cuarto misterio de la creación contemplamos que Dios hizo el universo visible, y suyo es cuanto hay en esta tierra.
  5. En el quinto misterio de la creación contemplamos que Dios formó al hombre y a la mujer.
  6. En el sexto misterio de la creación contemplamos la vocación del hombre para que se multiplique y domine la tierra en nombre de Dios y obediencia a él.
  7. En el séptimo misterio de la creación contemplamos el paraíso, primera imagen de la felicidad que Dios quiso para sus hijos.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

La razón detrás de la incredulidad en muchas predicaciones

¿Por qué algunos teólogos o predicadores niegan o disminuyen los milagros de Cristo? ¿Por qué vuelven siempre objeciones contra su divinidad, o se hace persistente la pregunta de si tuvo fe como la tenemos nosotros?

El supuesto propósito de estos predicadores o teólogos es “acercarlo” a nuestra condición, y presentarlo más “humano”. Pero, ¿es que piensan que hay que humanizar al Dios hecho hombre? ¡Es Él quien tiene que enseñarnos qué es ser humano, no nosotros decirle cómo y cuánto ser Dios!

Ante todo, nuestras disculpas

Por dificultades técnicas de orden temporal, nuestro boletín “Alimento del Alma” no se ha podido enviar durante varios días, específicamente: 7, 8, 9 y 10 de Julio. Disculpas por ello. Parece que los obstáculos se han superado y esperamos continuar con los envíos regulares por correo electrónico. Gracias por su paciencia y bendiciones para todos.

Las preocupaciones de una abadesa en Alemania

“Detrás de casi todos los problemas de la Iglesia me parece que hay una cristología truncada en el sentido de las famosas palabras de R. Niebuhr: «Un Dios sin ira llevó a los hombres sin pecado a un reino sin juicio por medio de los cuidados de un Cristo sin cruz». En una traducción muy libre: «Un Dios que lo comprende todo y no se resiente de nada, hace entrar en el reino de los cielos a hombres que no son conscientes de ninguna culpa. Llegan a este lugar de los bienaventurados sin tener que enfrentarse al juicio de antemano, por la mediación de Cristo que los ama. La cruz es bastante innecesaria para esto»…”

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